Los peores auspicios del cambio clim¨¢tico ya transforman los territorios de M¨¦xico
Cat¨¢strofes como el hurac¨¢n ¡®Otis¡¯, el sargazo en las playas caribe?as o sequ¨ªas sin precedentes son algunas de las consecuencias de la crisis ambiental que est¨¢ alterando los ecosistemas del pa¨ªs
El cambio clim¨¢tico est¨¢ transformando los paisajes de M¨¦xico. Los suelos de las tierras ¨¢ridas del norte del pa¨ªs se agrietan, lagunas milenarias se secan, cuencas como el sistema Cutzamala alcanzaron en los ¨²ltimos d¨ªas m¨ªnimos hist¨®ricos de almacenamiento mientras inundaciones sumergen comunidades enteras bajo el agua en el sureste del pa¨ªs. Las playas caribe?as, colapsadas en los ¨²ltimos veranos por una marea parda de algas, pierden su esencia cristalina.
M¨¦xico se ha convertido en uno de los principales escenarios del mundo donde los efectos del clima empiezan a colapsar su diversa red de ecosistemas, alterando sus relieves naturales y afectando a las poblaciones que los habitan. El ¨²ltimo pulso de la naturaleza contra el hombre se ha ensa?ado con la costa guerrerense, donde las desoladoras im¨¢genes que deja la cat¨¢strofe de Acapulco son interpretadas por muchos como una venganza de los tantos da?os infringidos al medio ambiente, algunos ya irreversibles.
La intensificaci¨®n que adquiri¨® en pocas horas el hurac¨¢n Otis, batiendo todos los r¨¦cords en la velocidad y ferocidad responde a un evento ins¨®lito. Lo m¨¢s habitual es que los ciclones se debiliten antes de llegar al continente, calmando su temperamento como si perdieran combustible, hasta colapsar cuando tocan las costas. Contra las predicciones de los modelos de simulaci¨®n, Otis desafi¨® a los c¨¢lculos matem¨¢ticos. La naturaleza result¨® m¨¢s poderosa que el ingenio humano, sorprendiendo a todos.
La fuerza insospechada del cicl¨®n tambi¨¦n caus¨® perplejidad en la propia comunidad cient¨ªfica. Pero, estudios observacionales llevan tiempo advirtiendo de estos posibles efectos. El potencial destructor del ¨²ltimo hurac¨¢n que golpe¨® a M¨¦xico ¡°es una lecci¨®n tard¨ªa de muchas advertencias tempranas, de las fatales consecuencias del calentamiento global derivada de la actividad antropog¨¦nica¡±, asegura Gian Carlo Delgado, experto en Ciudades, Gesti¨®n, Territorio y Ambiente de la UNAM y miembro de la la Red Mexicana de Cient¨ªficos por el Clima (REDCiC). ¡°Hay trabajos que se?alan c¨®mo en la ¨²ltima d¨¦cada se han dado casi una decena de casos de aceleramiento explosivo de huracanes. Un fen¨®meno extra?o que, por desgracia, es cada vez m¨¢s patente¡±, asegura el investigador.
Las causas exactas de la drasticidad que est¨¢n adquiriendo algunos eventos meteorol¨®gicos en los ¨²ltimos a?os generan opiniones encontradas en el mundo acad¨¦mico, todav¨ªa queda mucho que investigar y aprender de la ciencia clim¨¢tica y los tantos factores entrelazados que la atraviesan. Pero, gran parte del consenso cient¨ªfico apunta a que la aceleraci¨®n de las tormentas tiene su origen en la subida de los ambientes c¨¢lidos.
Son cada vez m¨¢s los expertos que vinculan el aumento de los da?os de las marejadas cicl¨®nicas al calentamiento global, espec¨ªficamente al fen¨®meno Ni?o, un evento asociado a cambios en la atm¨®sfera y la fluctuaci¨®n de la temperatura del Pac¨ªfico oriental y ecuatorial. Un cambio en la din¨¢mica de las lluvias y las corrientes mar¨ªtimas que tambi¨¦n estar¨ªa detr¨¢s de los centenares de aves sin vida que aparecieron el pasado junio a lo largo de toda la costa pac¨ªfica de M¨¦xico. Las altas temperaturas habr¨ªan provocado que los bancos de peces migraran hacia aguas m¨¢s fr¨ªas para su propia supervivencia, dejando a las aves sin alimento hasta matarlas de inhalaci¨®n. Como advierte Delgado, ¡°el pasado septiembre fue el sexto mes consecutivo con temperaturas superficiales de los oc¨¦anos por encima del promedio¡±. Y este a?o se registraron los d¨ªas m¨¢s calurosos en la Tierra, con sequ¨ªas extremas e incendios a lo largo de todo el territorio.
Los patrones clim¨¢ticos est¨¢n desatados, causando eventos antag¨®nicos extremos en las distintas regiones del pa¨ªs, con tierras que se resquebrajan como consecuencia de la peor crisis h¨ªdrica que enfrenta M¨¦xico al tiempo que algunas comarcas ya no soportan la intensidad de las lluvias. Las variabilidades de eventos tan bruscos no s¨®lo est¨¢n acabando con la biodiversidad mexicana sino dictando una condena para las poblaciones humanas, arrastradas a la inseguridad y p¨¦rdida de su lugar y cultura. Ni una semana despu¨¦s de que las r¨¢fagas del ¨²ltimo cicl¨®n embistieran contra la poblaci¨®n de Acapulco, la comunidad tabasque?a de El Bosque tuvo que ser evacuada de emergencia por lluvias torrenciales. La crecida del mar que se trag¨® un pueblo acab¨® provocando el desplazamiento forzado de todos sus habitantes.
El foco medi¨¢tico sobre estos dram¨¢ticos eventos para la supervivencia humana es reciente, pero la constancia de las migraciones clim¨¢ticas tiene ya medio siglo. Y M¨¦xico, tan susceptible a las cat¨¢strofes naturales como a la falta de planeaci¨®n hist¨®rica, la urbanizaci¨®n desordenada, las condiciones de desigualdad e inseguridad, cuenta con numerosos registros de comunidades que tras sus devastadores efectos tuvieron que huir y dejarlo todo. En julio de 2010, el hurac¨¢n Frank provoc¨® 7.000 desplazados en los estados de Oaxaca y Tabasco, en el 2019 Wilma caus¨® hasta 13.000. Un a?o antes, las inundaciones que colapsaron Sinaloa, Coahuila y Durango dejaron m¨¢s de 3.000.
Las v¨ªctimas clim¨¢ticas que tuvieron que volver a empezar una vida en otras regiones del pa¨ªs se cuentan ya en miles, y a¨²n as¨ª son pocas de acuerdo con las dram¨¢ticas previsiones anunciadas. Seg¨²n estima el Banco Mundial, casi cuatro millones de mexicanos y centroamericanos se ver¨¢n obligados a dejar sus hogares por la subida del nivel del mar y la menor producci¨®n agr¨ªcola de los pr¨®ximos a?os.
Los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos constituyen uno de las tantas fatalidades derivadas de los m¨²ltiples problemas ecol¨®gicos generados por la quema sin tregua de combustibles, la intensificaci¨®n en la forma irresponsable en la que utilizamos los recursos, los sistemas de producci¨®n intensivos, la p¨¦rdida de biodiversidad de la mano de la de la destrucci¨®n de los h¨¢bitats y cambios de suelo¡
Todas estas perturbaciones causadas a la naturaleza tienen un impacto en la salud de la humanidad. El cambio clim¨¢tico constituye ya una de sus m¨¢ximas amenazas. La OMS estima que una de cada cuatro muertes pueden atribuirse a causas ambientales prevenibles: enfermedades cr¨®nicas, respiratorias y cardiovasculares que se est¨¢n viendo cada vez m¨¢s agravadas. En el 2022, un informe del organismo advirti¨® de los graves efectos que el calentamiento tambi¨¦n tiene en la salud mental, aumentando la incidencia de trastornos psicol¨®gicos y originando nuevos s¨ªndromes, como la ecoansiedad o la solastalgia: el padecimiento de extra?ar el entorno que todav¨ªa se habita pero que ya no se reconoce.
Los da?os infringidos al medio ambiente tambi¨¦n est¨¢n derivando en que las infecciones ganen mayor capacidad de propagaci¨®n. El cambio clim¨¢tico favorece el intercambio de microorganismos pat¨®genos entre humanos y animales, con los cuales ya compartimos cerca de 300 enfermedades. El impacto de la actividad humana en las migraciones de fauna pueden resultar fatales al cambiar el patr¨®n de distribuci¨®n de zoonosis y su explosi¨®n. Lo que origin¨® el concepto One Health, t¨¦rmino introducido en el 2020 y cuyo enfoque procura dar respuesta al equilibrio y la optimizaci¨®n de manera sostenible de la salud de las personas, los animales y el medio ambiente. Esta nueva estrategia reconoce que la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y est¨¢n directamente vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten. Las sociedades ya no podemos asumir el abordaje de la primera sin considerar las otras.
Junto al aumento de temperaturas, la invasi¨®n de h¨¢bitats de animales ex¨®ticos, la inducci¨®n de cambios en su distribuci¨®n espacial, puede desencadenar el aumento de brotes de zoonosis y alterar su comportamiento, cambiar los rumbo geogr¨¢ficos y hacer surgir infecciones nuevas. Es como si al alterar los paisajes estuvi¨¦ramos jugando al domin¨®. Cada pieza que toca el dedo humano, desplaza a la siguiente, hasta hacer tambalear toda la fila de fichas que conforman el equilibrio de nuestro planeta, como evidenci¨® la pandemia por el coronavirus o la viruela s¨ªmica.
En M¨¦xico, los mosquitos transmisores del dengue, uno de los problemas de salud p¨²blica m¨¢s graves que enfrenta no s¨®lo pa¨ªs sino la mayor parte de Am¨¦rica Latina, est¨¢n empezando a proliferar a m¨¢s de 2.000 metros sobre el nivel del mar, una altura que hasta hace muy poco no hab¨ªan alcanzado. El cambio de temperaturas est¨¢ derivando en la adaptaci¨®n de los vectores a regiones jam¨¢s antes conquistadas: augurio del aumento del impacto del virus en la pr¨®xima d¨¦cada. Ser¨¢n las poblaciones m¨¢s vulnerables las m¨¢s afectadas por esta enfermedad; son siempre las mismas poblaciones las que salen damnificadas.
¡°Es importante tener muy presente que los efectos de la crisis ambiental que enfrentamos no afecta igual a todos¡±, manifiesta el investigador de la REDCiC como un recordatorio fundamental: el cambio clim¨¢tico es tambi¨¦n un acelerador de la desigualdad en el mundo. La falta de acceso a la educaci¨®n, a la sanidad y a los recursos, una pobre planificaci¨®n urbana para enfrentar el paso de un voraz cicl¨®n ¡ªcomo la reciente observada en Acapulco¡ª, o la dependencia directa de los recursos naturales para su supervivencia exponen a ciertos grupos como principales v¨ªctimas de desastres y enfermedades, calamidades cada vez m¨¢s interconectadas. Seg¨²n el Banco Mundial, casi el 40% de la pobreza relacionada con el clima se derivar¨¢ de los efectos directos en la salud.
Hace s¨®lo unos d¨ªas, dirigentes de la OMS hac¨ªan un llamado de urgencia para reducir las emisiones como forma de frenar una guerra contra la naturaleza originada desde la industrializaci¨®n. Para lograrlo, el mundo debe descarbonizar sus sistemas energ¨¦ticos y reducir la producci¨®n de gases t¨®xicos como m¨ªnimo un 43% durante los pr¨®ximos siete a?os. Una medida que, seg¨²n Delgado, ni siquiera ser¨ªa suficiente para paliar las consecuencias de las adversidades del sistema clim¨¢tico que los humanos hemos generado. ¡°M¨¢s all¨¢ de reformar el modelo energ¨¦tico, necesitamos un cambio radical de paradigma, transformar la forma en que nos relacionamos con la naturaleza¡±, afirma el investigador.
El pasado agosto, un estudio de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Pol¨ªtica sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) publicado en la revista Nature responsabilizaba a la falta de valores y a la priorizaci¨®n de la visi¨®n mercantil de la naturaleza como origen del cambio clim¨¢tico. El trabajo, en el que participaron investigadores mexicanos de alto renombre, propon¨ªa la necesidad de redefinir los conceptos de desarrollo y bienestar desde una ¨®ptica distinta al crecimiento econ¨®mico con el fin de alcanzar un futuro m¨¢s justo y sostenible.
Para luchar contra las adversidad del cambio clim¨¢tico, Delgado considera como prioritario ¡°encontrar un equilibrio ¨®ptimo que ofrezca la mejor calidad de vida para todos los seres humanos sin transgredir las barreras ecol¨®gicas planetarias¡±. Una f¨®rmula que equilibre el bienestar de las poblaciones y la conservaci¨®n de los paisajes nativos, los que en M¨¦xico d¨ªa a d¨ªa pierden su esplendor. En opini¨®n del investigador, esta propuesta que hoy parece una utop¨ªa, ¡°con voluntad pol¨ªtica y mayor presi¨®n social podr¨ªa dejar de serla¡±.
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