?La amnist¨ªa o ¡®Luna de papel¡¯?
En Espa?a hay tal abundancia del g¨¦nero folcl¨®rico-necrol¨®gico que se muere alguien a destiempo como Ryan O¡¯Neal y se queda sin nadie que le escriba. Actor milagroso, en tres o cuatro pel¨ªculas dej¨® la imagen ic¨®nica del p¨ªcaro al que todo se le perdona
Siempre hay quien se engolfa con los temas candentes y no quiere leer sino un art¨ªculo m¨¢s sobre, sin ir m¨¢s lejos, la amnist¨ªa. Es comprensible ese engolfamiento, porque la polarizaci¨®n tambi¨¦n nos ha arrojado a los que escribimos al discutible formato del monogr¨¢fico, regidos por el cual todas, todos y todes escribimos de lo mismo, vaya a ser que nos pongan falta los nuestros. Tambi¨¦n te reprochan tus entra?ables troles que si no escribes sobre la amnist¨ªa es porque debes de tener miedo a que te caiga la del pulpo si est¨¢s a favor o, a¨²n peor todav¨ªa, a que no le guste al inefable S¨¢nchez y te expulse de esa corte de la que, al parecer, formas parte. Me gustar¨ªa contestarles que servidora ya se siente muy bien representada por lo que han escrito otros. ?Qui¨¦nes? Si doy nombres ya me tienen pillada. Dicho lo cual, aunque me tienta dedicarle un art¨ªculo a este Mayor Oreja al que permiten expandir la teor¨ªa conspiranoica del 11-M a los ni?os en colegios pagados por los contribuyentes, no lo har¨¦ de momento; aunque me gustar¨ªa expresar el miedo que me provoca la falta de humanidad del alcalde de Madrid o de Gonz¨¢lez Pons cuando de la boca les brota la palabra Gaza y son capaces, en nombre de su guerra ciega contra S¨¢nchez, de mostrarse en contra de lo que todas las organizaciones humanitarias est¨¢n clamando, que pare ya la matanza de ni?os, no lo har¨¦: ah¨ª queda para la historia su inusitada crueldad; aunque se me ocurre que mejor papel har¨ªa el verificador de los acuerdos con Junts en las reuniones de mi comunidad de vecinos, lo dejar¨¦ para el ¨²ltimo domingo del a?o, a fin de dar el campanazo.
Pero como no estamos aqu¨ª para dar gusto a nadie, he decidido guardarme mi ¨²ltimo p¨¢rrafo para alguien que acababa de morir dejando una estela de interpretaciones inolvidables. Ocurre que en Espa?a hay tal abundancia del g¨¦nero folcl¨®rico-necrol¨®gico que, de pronto, se muere alguien a destiempo y se queda sin nadie que le escriba. Eso puede ocurrirle a Ryan O¡¯Neal, el actor milagroso. Pruebe usted a mirar fijamente en el rostro hoy ya difunto del actor y observar¨¢ que en sus paletas refulge un brillo fugaz. De O¡¯Neal aseguraron los cr¨ªticos, no una sino mil veces, que era un p¨¦simo actor al que solo el atractivo f¨ªsico asist¨ªa. Les deb¨ªa de sentar fatal que un mal int¨¦rprete estuviera espl¨¦ndido en Luna de papel, en ?Qu¨¦ me pasa, doctor? o en Barry Lyndon, pel¨ªcula que habr¨ªa que ver una vez al a?o para admirar a un O¡¯Neal pleno de belleza y de melancol¨ªa. Mientras recuerdo al gran actor tildado de mediocre, releo unas palabras de George Steiner: ¡°Mis colegas universitarios nunca me perdonaron que apoyara la tesis de que la distancia entre quienes crean la literatura y quienes la comentan es enorme; cierta cr¨ªtica estrictamente acad¨¦mica no acept¨® que me burlara de su presunci¨®n de ser, a veces, m¨¢s importantes que los autores de los que estaban hablando¡¡±. De igual manera podr¨ªa decirse de cualquiera que crey¨¦ndose capacitado para elevar al para¨ªso o condenar al infierno anteponga sus prejuicios a la obra de quien ya por el simple hecho de crear se arriesga. Lo que queda hoy de aquellas tres o cuatro pel¨ªculas que protagoniz¨® el bell¨ªsimo O¡¯Neal ¨Dsu actuaci¨®n es inseparable de ese rostro de eterno adolescente¨D es una imagen ya ic¨®nica que tan bien representa al p¨ªcaro al que todo se le perdona, al que quisi¨¦ramos prevenir de sus imperdonables errores. Como es f¨¢cil encontrar hoy en d¨ªa la encantadora Luna de papel de Bogdanovich, no estar¨ªa mal renunciar de una vez a las t¨ªpicas pel¨ªculas navide?as para sumergirnos en esta historia de los a?os de la Depresi¨®n en la que un golfo que no quiere ser padre y una ni?a hu¨¦rfana que necesita amparo se sientan en una luna de papel de una feria de pueblo y se dejan fotografiar para lo que es ya historia del cine.
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