Ayuda humanitaria en crisis
La solidaridad no llega a buena parte de quienes padecen guerras o desastres naturales por el cambio clim¨¢tico
La acumulaci¨®n de conflictos armados y de cat¨¢strofes naturales derivadas del cambio clim¨¢tico est¨¢ provocando un aumento de diferentes crisis en las que la vida de millones de personas depende de poder recibir a tiempo ayuda internacional. Las demandas canalizadas a trav¨¦s de Naciones Unidas se elevaron en 2022 a 48.000 millones de euros, un 37% m¨¢s que el a?o anterior, seg¨²n un informe de M¨¦dicos sin Fronteras y el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria. Aunque las donaciones tambi¨¦n fueron las mayores de la historia, los 27.000 millones recaudados solo permitieron atender algo m¨¢s de la mitad de las necesidades. El 42% de la ayuda solicitada se qued¨® sin cubrir. El informe estimaba que en 2023 las demandas de ayuda humanitaria superar¨¢n, cuando se haga el balance definitivo, los 50.000 millones, y la brecha entre las necesidades y los recursos disponibles ser¨¢ la mayor de la historia.
Las necesidades de ayuda alcanzan una magnitud que desborda la capacidad de respuesta del sistema humanitario internacional. Han crecido, adem¨¢s, las crisis puntuales provocadas por terremotos y diferentes efectos del cambio clim¨¢tico. Como consecuencia de esos desastres, m¨¢s de 265 millones de personas viven en una situaci¨®n de inseguridad alimentaria. Pero la respuesta internacional a las demandas de ayuda es desigual. Los conflictos que reciben la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n generan mayor solidaridad. En 2022, los mayores contingentes fueron para Ucrania, Afganist¨¢n, Yemen, Siria y Etiop¨ªa, a los que este a?o se ha a?adido Gaza. Pero hay muchos otros conflictos que permanecen pr¨¢cticamente en el olvido, como los de Sud¨¢n, Burkina Faso, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo o Myanmar, donde apenas se llega a cubrir el 25% de las necesidades de ayuda humanitaria.
Este incremento de las necesidades de solidaridad se produce en un contexto de creciente utilizaci¨®n de este tipo de ayuda como instrumento de presi¨®n por parte de diversas fuerzas contendientes, y de una campa?a destinada a erosionar la legitimidad y la capacidad de las organizaciones humanitarias, cada vez con m¨¢s dificultades para operar sobre el terreno. El preocupante aumento de v¨ªctimas entre los colaboradores de estas organizaciones revela su creciente inseguridad. Gaza es el ¨²ltimo y m¨¢s sangrante ejemplo de los intentos de control de la ayuda humanitaria como un instrumento m¨¢s al servicio de intereses pol¨ªticos o b¨¦licos. Esta estrategia, junto al intento de desprestigio de Naciones Unidas, est¨¢ provocando un preocupante debilitamiento de los escudos protectores con los que hasta ahora contaba la poblaci¨®n civil amenazada. Es una deriva que debe combatirse con determinaci¨®n desde los gobiernos y los organismos internacionales. De no corregirse, corremos el riesgo de que el derecho internacional humanitario acabe sucumbiendo a la ley del m¨¢s fuerte.
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