Qu¨¦ pasa con los hombres de ¡®La sociedad de la nieve¡¯
La masculinidad de la pel¨ªcula sobre los supervivientes de los Andes es el nuevo gato de Schr?dinger en X: puede ser la mejor o la peor al mismo tiempo
La masculinidad de La sociedad de la nieve es el nuevo gato de Schr?dinger en X. En un golpe de scroll puede ser la mejor o la peor al mismo tiempo. Debatir qu¨¦ emociones sienten y comparten los hombres de la pel¨ªcula de J. A. Bayona es la conversaci¨®n que nadie vio venir a prop¨®sito de la ficci¨®n que recrea el accidente a¨¦reo de los Andes de 1972 en el que 16 hombres sobrevivieron practicando el canibalismo. No han sido las posiciones frente a la antropofagia ¡ªm¨¢s debatidas en la prensa que en las redes¡ª lo que ha dividido a los espectadores, sino los afectos que los supervivientes comparten y expresan entre s¨ª.
Anoche vi "La sociedad de la nieve" de Bayona. Se podr¨ªan decir mil cosas pero destaco una: la masculinidad de la pel¨ªcula.
— Jose Ignacio Garc¨ªa ? ?? (@joseigs_) January 9, 2024
Aparece una masculinidad basada en los cuidados, la cooperaci¨®n, en mostrar emociones,la vulnerabilidad, el error o el contacto f¨ªsico. Mucho que aprender. pic.twitter.com/Zaxo8flL3o
Un abismo separa a los tuits que alaban el ejemplo en ¡°los cuidados, la cooperaci¨®n, en mostrar emociones, la vulnerabilidad, el error o el contacto f¨ªsico¡±, como escribe el portavoz de Adelante Andaluc¨ªa en el Parlamento auton¨®mico, Jos¨¦ Ignacio Garc¨ªa, de quienes le responden que han ¡°tenido la sensaci¨®n opuesta: no hablan una sola vez de sus sentimientos (...) hay una ¨²nica escena en que recuerdan a sus familias y comida en Uruguay y la ¨²nica mujer que sobrevive tan solo habla una vez en toda la pel¨ªcula¡±, como contesta el autor Christo Casas. Algo pasa cuando nos encontramos con tuits virales como los que rescatan emocionados la frase ic¨®nica de la cinta (¡°No hay amor m¨¢s grande que el que da la vida por sus amigos¡±) con la lectura de la periodista Ana Requena Aguilar, para quien los personajes son ¡°hombres preocupados por sobrevivir y ya. No sabes qu¨¦ sienten, si echan de menos, si piensan en quienes quieren, si eso les angustia¡ Poca emoci¨®n veo, solo hombres que resisten¡±.
La pol¨¦mica debe de haber pillado desprevenido a Bayona. En las entrevistas siempre ha destacado que su filme buscaba derribar la masculinidad preconcebida en unos jugadores de rugby cristianos en los a?os setenta. ¡°El h¨¦roe no se puede asimilar a la persona que lleg¨®, sino que no se puede entender sin aquel que hizo posible que ¨¦l llegara; los h¨¦roes an¨®nimos, una idea desde luego m¨¢s europea que hollywoodiense¡±, dijo a este peri¨®dico. ¡°En la monta?a tienen que aprender a ser h¨¦roes, pero desde otro lugar. No es el h¨¦roe guerrillero, sino es el h¨¦roe que acoge y el h¨¦roe que recoge. Es el h¨¦roe que tiene que aprender a llorar, y eso es una idea de la masculinidad muy diferente a la que ellos traen de casa¡±, cont¨® a elDiario.es. ¡°La pel¨ªcula habla de una masculinidad diferente: hay que aprender a llorar, hay que aprender a saber morirse en paz, aprender a decirse las cosas y no call¨¢rselas¡±, declar¨® a La Voz de Galicia.
"No hay amor m¨¢s grande que el que da la vida por sus amigos"
— David (@Angeldavbandres) January 10, 2024
La sociedad de la nieve me volvi¨® mierda con esta escena pic.twitter.com/fn9FTvdLDF
Que a la conversaci¨®n de las redes le desquicia el revisionismo hist¨®rico no sorprender¨¢ a nadie. Es en esta esfera donde los ojos del presente menos miedo tienen en juzgar al pasado, como si los ciudadanos de hoy, los adultos del mundo, fu¨¦semos mejores personas y di¨¦ramos para mucho m¨¢s que lo que los otros hicieron en el ayer. Pero lo curioso de este debate tan particular no es que est¨¦ caracterizado por una superioridad moral del presente, sino por la esperanza en la mirada de quienes buscan derribar por completo las barreras de g¨¦nero con las que nos han socializado. Ya lo dec¨ªa bell hooks: ¡°Resulta particularmente inquietante que el amor deba tener un significado distinto para hombres y mujeres; que los sexos deben respetar la incapacidad del otro para comunicarse y aceptarla desde el comienzo, porque no hablan el mismo lenguaje¡±. Lo escribi¨® hace 25 a?os. Igual seguimos sin dar para tanto.
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