C¨®mo blindar a Europa ante el retorno de Trump
La UE necesita enfatizar tres ¨¢reas prioritarias: defensa, econom¨ªa y protecci¨®n de la democracia en sus propios Estados miembros
En 2024, casi la mitad de la poblaci¨®n del mundo est¨¢ llamada a las urnas. Los ciudadanos de la UE votaremos en junio en lo que ser¨¢n las d¨¦cimas elecciones al Parlamento Europeo. Nos jugamos mucho y la participaci¨®n ser¨¢ determinante.
El mundo ha cambiado significativamente desde 2019. Entramos en el tercer a?o de guerra rusa en Ucrania. Oriente Pr¨®ximo arde por los cuatro costados, y Corea del Norte amenaza con el arma nuclear. Se multiplica la inestabilidad en las fronteras de la Uni¨®n Europea. Tras la invasi¨®n rusa de Ucrania en 2022, los agoreros vaticinaron que Europa se dividir¨ªa y que ser¨ªa incapaz de impedir la toma de Kiev por Putin. Recordaban la d¨¦bil respuesta europea a la anexi¨®n de Crimea en 2014. Pero Europa ha mantenido un frente com¨²n: ha acogido a millones de refugiados ucranios, adoptado sucesivos paquetes de sanciones, desacoplado su suministro de gas de Rusia y provee hoy el doble de ayuda econ¨®mica y militar a Ucrania que Estados Unidos. La pregunta es si podremos seguir contando con nuestro aliado estadounidense. 2024 es tambi¨¦n a?o de elecciones presidenciales en Estados Unidos, y las encuestas hoy dar¨ªan ganador a Donald Trump.
La presidencia de Donald Trump entre 2017 y 2021 nos hizo ver cu¨¢n importante era ganar autonom¨ªa estrat¨¦gica para defender nuestros intereses y valores aun cuando nuestro aliado no estuviese con nosotros. Lo hicimos en la respuesta a la pandemia de la covid-19. O con la creaci¨®n del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, con el que proveemos de ayuda militar a Ucrania. Otras cuestiones que definieron la presidencia de Trump han sido m¨¢s dif¨ªciles de digerir, como los ataques a la democracia y el Estado de derecho. Muchos populistas en Europa se han inspirado en el discurso trumpista y se sienten fortalecidos a medida que se acercan las elecciones europeas.
El escenario actual hace mucho m¨¢s peligrosa una segunda presidencia de Trump. La mejor defensa europea ser¨¢ una gran ofensiva de integraci¨®n. Cuando nos hemos enfrentado a crisis existenciales en el pasado, una mayor uni¨®n siempre nos ha protegido. Las elecciones europeas de junio van de eso: decidir nuestro futuro o ponerlo en manos de otros. Libres o siervos.
La UE necesita poner ¨¦nfasis en tres ¨¢reas prioritarias.
La primera es la defensa del continente europeo. Trump ya ha indicado que si vence en noviembre cesar¨¢ el apoyo estadounidense a Ucrania. Debemos prepararnos a asumir nuestras responsabilidades. La contribuci¨®n de Estados Unidos a nuestra seguridad no es tanto tropas o tanques sobre el terreno, sino inteligencia, observaci¨®n y comunicaci¨®n espacial, reconocimiento y vigilancia, as¨ª como la protecci¨®n del paraguas nuclear. A corto plazo, hemos de invertir en capacidades de producci¨®n de material de defensa y en municiones. A medio y largo plazo, Europa necesita un plan que establezca prioridades, movilice presupuestos y determine la manera en la que la UE va a acelerar esfuerzos nacionales sin crear duplicidades y buscando un mayor valor a?adido, incluyendo compras conjuntas a trav¨¦s de la Agencia Europea de Defensa. Este plan ha de incluir una mayor europeizaci¨®n de la OTAN en personal y en ¨¢mbitos estrat¨¦gicos como drones y sat¨¦lites, ciberespacio y capacidades de transporte a¨¦reo. Europa necesita movilizar recursos que podr¨ªan incluir al Banco Europeo de Inversiones, as¨ª como relajar las reglas fiscales y de d¨¦ficit para inversiones en defensa. Y si Estados Unidos flaquea en su compromiso de disuasi¨®n nuclear, Francia junto con el Reino Unido deber¨¢n mejorarlo.
La segunda es la econom¨ªa. La apertura econ¨®mica de la UE, esencial para su crecimiento, la hace vulnerable a la hostilidad comercial. Trump ya ha anunciado que si gana las elecciones impondr¨¢ un arancel del 10% a las importaciones. Europa necesita mejorar su agenda de seguridad econ¨®mica, impulsar su transici¨®n energ¨¦tica y su soberan¨ªa tecnol¨®gica, acelerar su agenda comercial y la integraci¨®n de su mercado ¨²nico, en particular en servicios y en mercado de capitales. En definitiva, m¨¢s competitividad para una econ¨®mica m¨¢s segura. Nada de eso es nuevo. Pero s¨ª es nueva la urgencia de ponernos manos a la obra.
La tercera es la democracia. La ret¨®rica trumpista degrada valores como el multilateralismo, la protecci¨®n del medio ambiente, la igualdad, el Estado de derecho y, a trav¨¦s de ello, la democracia misma. Estas mismas presiones existen tambi¨¦n dentro de la UE y habr¨¢ que hacerles frente usando plenamente los Tratados que prev¨¦n la suspensi¨®n del derecho de voto de aquellos Estados miembros que violen estos valores. Protegiendo la democracia en casa es como tendremos legitimidad para apoyar a quienes luchan por ella m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. Sin dobles raseros. As¨ª es como convenceremos al mundo de nuestra fiabilidad.
Estas no van a ser unas elecciones europeas m¨¢s. Si as¨ª lo consideramos corremos el riesgo de poner el futuro de Europa en manos de los electores estadounidenses. Est¨¢ en nuestras manos y en nuestros votos.
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