Competici¨®n desigual en Venezuela

La inscripci¨®n de las candidaturas presidenciales en Venezuela anticip¨® el lunes el clima opaco de un proceso electoral que corre el riesgo de repetir el patr¨®n de los anteriores y acabar en una competici¨®n desigual el pr¨®ximo 28 de julio. El chavismo demostr¨® que mantiene el control absoluto de las instituciones y sus reglas de juego. Tras la inhabilitaci¨®n de Mar¨ªa Corina Machado, la rival mejor posicionada, la oposici¨®n ni siquiera pudo registrar a la candidata nombrada como sustituta, la acad¨¦mica Corina Yoris. La raz¨®n fue un aparente fallo inform¨¢tico del formulario del Consejo Nacional Electoral (CNE), que rechaz¨® sus credenciales sin m¨¢s explicaciones. Sin embargo, una extensi¨®n del plazo permiti¨® la postulaci¨®n de un candidato de bajo perfil aceptado por la Plataforma Unitaria, la alianza que cerr¨® filas con Machado.

Las cr¨ªticas al procedimiento de inscripci¨®n han sido pr¨¢cticamente un¨¢nimes. La Casa Blanca, la Uni¨®n Europea, pero tambi¨¦n gobiernos latinoamericanos progresistas, como el colombiano de Gustavo Petro o el brasile?o de Luiz In¨¢cio Lula da Silva, mostraron preocupaci¨®n por la falta de garant¨ªas. Nicol¨¢s Maduro rechaz¨® los se?alamientos y los tach¨® de ¡°injerencias¡±, aunque al final las autoridades chavistas admitieron la papeleta de la Mesa de la Unidad Democr¨¢tica (MUD), predecesora de la Plataforma Unitaria. Su candidato es el diplom¨¢tico Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia, una figura provisional que tendr¨¢ el cometido de guardar la plaza a un aspirante de mayor peso. La ley permite reemplazar a un candidato hasta 10 d¨ªas antes de la votaci¨®n.

A Gonz¨¢lez Urrutia se suman, entre los candidatos que lograron inscribirse, otros dos veteranos pol¨ªticos antichavistas: Enrique M¨¢rquez, un dirigente socialdem¨®crata que concita cierto consenso en la coalici¨®n liderada por Machado, y el gobernador del Estado de Zulia, Manuel Rosales, que en la actualidad es el principal cargo p¨²blico opositor. Tambi¨¦n presentaron sus credenciales otros nueve postulantes, entre los que se encuentran figuras afines al Gobierno y opositores de partidos minoritarios.

Maduro, a quien todos los sondeos sit¨²an por detr¨¢s de Machado, est¨¢ intentando eliminar de la carrera a los rivales con posibilidad de empa?ar su victoria. En esta ocasi¨®n, frente a la cita de 2018, las premisas de las elecciones parec¨ªan distintas. El sucesor de Hugo Ch¨¢vez lleg¨® a negociar a dos bandas con Estados Unidos y con la oposici¨®n. En 2023, Washington relaj¨® algunas sanciones al petr¨®leo e incluso accedi¨® a devolver a Caracas a Alex Saab, procesado en Florida como presunto testaferro de Maduro. Su n¨²mero dos, el presidente de la Asamblea Nacional Jorge Rodr¨ªguez, escenific¨® en Barbados un acuerdo con las fuerzas antichavistas. Todo qued¨® en agua de borrajas.

En enero se produjo un giro de guion. El Gobierno denunci¨® cinco supuestos planes para asesinar al mandatario y hubo decenas de detenciones. Maduro tiene precedentes que avalan la teor¨ªa del magnicidio, como el disparatado desembarco de mercenarios y exmilitares en dos playas pr¨®ximas a Caracas en plena pandemia de la covid-19. Pero ese temor se ha impuesto y ha llevado al chavismo a atrincherarse de nuevo.

Quedan casi cuatro meses para las elecciones y faltan por definir aspectos b¨¢sicos como la presencia de observadores independientes. Lo que ha prefigurado la inscripci¨®n de candidaturas es una ardua batalla por los derechos electorales b¨¢sicos. Un preocupante precedente que har¨ªa perder legitimidad a los comicios de julio.