Una idea contra el porno sin control
La propuesta del Gobierno para impedir el acceso de los menores a contenido sexual tiene lagunas que se deber¨¢n corregir en la pr¨¢ctica
En poco tiempo se ha alcanzado un gran consenso sobre la necesidad de establecer mecanismos que impidan el acceso de los menores a los contenidos pornogr¨¢ficos. Para muchos ni?os, su primer conocimiento de la sexualidad es a trav¨¦s de la pornograf¨ªa, y el hecho de que el contacto inicial sea cada vez a edades m¨¢s tempranas y que contenidos sean cada vez m¨¢s violentos condiciona negativamente su desarrollo afectivo y sexual. La necesidad de protegerles contra este consumo, del que ellos van a ser las primeras v¨ªctimas, ha llevado a diferentes pa¨ªses a plantearse c¨®mo impedir el acceso. Las propuestas evidencian que todo lo que sea poner puertas al campo de internet no solo plantea problemas de libertad individual, sino que tambi¨¦n resulta t¨¦cnicamente muy complejo.
El problema es c¨®mo hacerlo atendiendo a la vez a dos bienes jur¨ªdicos igualmente importantes: la protecci¨®n de los menores y el derecho a la intimidad de los consumidores de pornograf¨ªa. En enero, el Gobierno de Espa?a aprob¨® un plan que, entre otras medidas, contemplaba el dise?o de un dispositivo digital que certifique la edad de los usuarios que acceden a contenidos pornogr¨¢ficos, de manera que se pueda excluir a los menores. El Ministerio de Transformaci¨®n Digital acaba de presentar el primer esbozo de la aplicaci¨®n, desarrollada entre varias instituciones estatales. Es una primera aproximaci¨®n en la que debe valorarse sobre todo el intento de adelantarse con una propuesta t¨¦cnica pionera para un problema que deber¨¢ resolverse antes de octubre de 2027, cuando entre en vigor la normativa de la UE que obligar¨¢ a que todos los europeos tengan una identificaci¨®n digital.
La aplicaci¨®n espa?ola forma parte de un sistema de identificaci¨®n m¨¢s amplio, la Cartera Digital Beta, encargada de generar y gestionar diversos certificados digitales y documentos identificativos. Entre las certificaciones que emitir¨¢ figuran unas tarjetas de edad que son las que se exigir¨¢n para acceder a las plataformas y webs de contenido pornogr¨¢fico. El adulto se identifica con el DNI electr¨®nico y el sistema le proporciona unas credenciales asociadas a la tarjeta que podr¨¢ ir consumiendo y renovando. Los proveedores de pornograf¨ªa ser¨¢n los que deber¨¢n desactivar las credenciales conforme se vayan consumiendo.
El gran reto es cerrar el acceso a los menores sin generar riesgos adicionales para la privacidad de los adultos. Es decir, asegurar que el proveedor de pornograf¨ªa pueda conocer la edad del usuario, nunca su identidad, y que una vez obtenida la tarjeta, el emisor tampoco pueda saber qu¨¦ uso se hace de ella. El sistema es complejo y adem¨¢s tiene importantes lagunas por resolver. En primer lugar, su aplicaci¨®n depender¨¢ de la disposici¨®n a colaborar de las plataformas. En principio, solo estar¨¢n obligadas a efectuar la verificaci¨®n de la edad las establecidas en Espa?a. Pero como muchos internautas saben, no es dif¨ªcil eludir las restricciones conect¨¢ndose a proveedores extranjeros.
Si se logra que las plataformas radicadas en Espa?a colaboren, es evidente que tendr¨¢ un impacto positivo en el acceso y tambi¨¦n en la reducci¨®n del tr¨¢fico de v¨ªdeos entre menores. Pero hay que contar con la capacidad y habilidad de los usuarios y tambi¨¦n del negocio de la pornograf¨ªa para eludir los controles. Siempre existe el riesgo de que surja un mercado negro de certificados, adem¨¢s de problemas de privacidad, libertad de expresi¨®n y el tipo de plataformas a las que se recurre buscando porno. Habr¨¢ que esperar a probar con garant¨ªas su aplicaci¨®n para observar las carencias del sistema y ver c¨®mo corregirlas.
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