Washington y Maduro: ?Qu¨¦ puede hacer Estados Unidos?
A la Casa Blanca solo le quedan dos tipos de herramientas: las sanciones econ¨®micas al pa¨ªs y las acciones judiciales contra los protagonistas del fraude, la violencia y los cr¨ªmenes
La evidencia demuestra contundentemente que el candidato de la oposici¨®n Edmundo Gonz¨¢lez obtuvo una victoria aplastante. As¨ª lo ha reconocido en las ¨²ltimas horas el Departamento de Estado. Pero la tit¨¢nica y heroica labor de Mar¨ªa Corina Machado para devolverle la democracia al pueblo venezolano est¨¢ a punto de desmoronarse. La situaci¨®n de ebullici¨®n pol¨ªtica y social en Venezuela se deteriora por minutos.
Despu¨¦s de que Maduro fuese proclamado fraudulentamente ganador de las elecciones -por una autoridad electoral t¨ªtere- han estallado protestas masivas. La reacci¨®n de la autocracia chavista ha sido apelar a la m¨¢s cruda violencia. La vida de los l¨ªderes, de los dirigentes e incluso y de los votantes est¨¢ literalmente en vilo.
Aunque se cerr¨® por un momento la fractura ideol¨®gica en Am¨¦rica Latina para condenar colectivamente a Maduro, pese al fiasco en la OEA, el rechazo regional no llevar¨¢ a que el r¨¦gimen modifique su postura represiva. Ninguno de esos pronunciamientos ha logrado detener la m¨¢quina de usurpaci¨®n y violencia que ha puesto en marcha el chavismo para imponer su falsa victoria.
Ante la situaci¨®n todos los ojos est¨¢n puestos en Washington. Como en las viejas pel¨ªculas del Oeste, todo el mundo cruza los dedos rogando para que aparezca la caballer¨ªa a rescatar a las carretas de colonos sitiadas en medio del desierto. Por eso cabe hacerse la pregunta. ?Est¨¢ Washington en disposici¨®n y en capacidad de forzar a Maduro a un reconocimiento de la victoria o por lo menos a una negociaci¨®n?
En Nueva York, Houston, Los ?ngeles, Chicago o Des Moines, los ciudadanos estadounidenses est¨¢n enfocados casi que exclusivamente en las elecciones presidenciales y congresionales de noviembre. No es para menos con todo lo que ha ocurrido. Un presidente que abandona s¨²bitamente su candidatura para la reelecci¨®n; otro candidato que estuvo a mil¨ªmetros de ser asesinado; una candidata dem¨®crata que surge de las cenizas de su antecesor; un polarizado debate pol¨ªtico que pone en duda la misma viabilidad de la democracia americana.
Ante esa complejidad es poco factible que la opini¨®n p¨²blica o los l¨ªderes pol¨ªticos, incluso aquellos que tienen inter¨¦s en Am¨¦rica Latina, le otorguen a Venezuela la atenci¨®n pol¨ªtica que demanda la gravedad de la situaci¨®n. Maduro sabe esto y de all¨ª que se d¨¦ el lujo de ignorar los pronunciamientos la Casa Blanca o del Departamento de Estado.
Las herramientas a disposici¨®n del gobierno Biden para cambiar el curso de los acontecimientos son m¨¢s bien escasas. Dado que el uso de la fuerza directa est¨¢ claramente descartado, a la Casa Blanca solo le quedan dos tipos de herramientas disponibles: las sanciones econ¨®micas al pa¨ªs y las acciones judiciales contra los protagonistas del fraude, la violencia y los cr¨ªmenes que est¨¢n ocurriendo frente a nuestros ojos.
El camino preferido de la pol¨ªtica exterior de los Estados Unidos en la ¨²ltima d¨¦cada ha sido el garrote econ¨®mico. Dado el tama?o e importancia de su econom¨ªa el gobierno sabe perfectamente que bloquear el comercio, la inversi¨®n, las transacciones financieras y la actividad empresarial tiene un impacto doloroso en otros pa¨ªses. Sin embargo, hay muchos estudios que demuestran la baja eficacia del uso de las sanciones para lograr cambios reales y duraderos en el comportamiento de los reg¨ªmenes autoritarios.
Quedan a disposici¨®n del gobierno Biden y del Departamento de Estado las herramientas de car¨¢cter jur¨ªdico. La ¨²nica justicia que muchos de los dictadores corruptos y sus secuaces temen es la de los Estados Unidos. Saben que verse ante los tribunales de ese pa¨ªs casi que inexorablemente terminar¨ªa en una condena severa o de por vida y la perdida de sus bienes.
De all¨ª que los Estados Unidos haya usado no pocas veces la justicia penal como una herramienta ¨²til de pol¨ªtica exterior. Dado el car¨¢cter transaccional de la justicia penal de ese pa¨ªs, los arreglos y acomodos no son inusuales. Esa facultad puede ser utilizada eficazmente en la situaci¨®n actual.
Ya demostr¨® el gobierno Biden que est¨¢ dispuesto a acomodar las aspiraciones personales de los s¨¢trapas chavistas para evadir o aminorar los cargos por los que hoy son responsables. De hecho, la Casa Blanca lleg¨® a un acuerdo con el Palacio de Miraflores para intercambiar prisioneros y exonerar a uno de los m¨¢s cercanos colaboradores de Maduro, el colombiano Alex Saab acusado de lavar las fortunas robadas por los altos jerarcas del r¨¦gimen.
El gobierno de los Estados Unidos puede ofrecer una salida judicial, ben¨¦vola y decorosa, a los altos mandos militares, a los comandantes de fuerzas y a los dem¨¢s funcionarios que tienen los recursos institucionales para frenar la usurpaci¨®n de Maduro. Se trata de deshuesar por dentro la ya fr¨¢gil cofrad¨ªa en el poder. No es precisamente una soluci¨®n ¡°kosher¡± pero s¨ª una opci¨®n eficaz. Adem¨¢s, a Washington por el momento no le quedan muchas m¨¢s alternativas.
Gabriel Silva Luj¨¢n es exministro de Defensa y Exembajador de Colombia en Estados Unidos. @gabrielsilvaluj
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