Un algoritmo tenebroso
Tres de cada cuatro estadounidenses cree que la democracia est¨¢ efectivamente en peligro, y uno de cada cuatro que la violencia es leg¨ªtima si se trata de salvar al pa¨ªs
El lenguaje del odio lleva a la violencia y la violencia, a la destrucci¨®n del derecho, la libertad y la democracia. Quiz¨¢s haya consenso en Estados Unidos sobre este algoritmo tenebroso, pero a la hora de se?alar a qui¨¦n atribuir la responsabilidad de activarlo es radical la divisi¨®n entre republicanos y dem¨®cratas, ahora atizada por los dos intentos consecutivos de asesinato contra el candidato que se ha caracterizado precisamente por su lenguaje del odio, sus incitaciones a la violencia y sus actitudes destructivas respecto a la Constituci¨®n de Estados Unidos.
Tres de cada cuatro ciudadanos cree que la democracia est¨¢ efectivamente en peligro, y uno de cada cuatro que la violencia es leg¨ªtima si se trata de salvar al pa¨ªs. Es una proporci¨®n que se ha duplicado desde el 6 enero de 2021, fecha del asalto al Capitolio para impedir la certificaci¨®n de la victoria electoral de Joe Biden. Nada culmin¨® en aquella fecha, antes al contrario, marc¨® el principio de una nueva etapa de mayor radicalizaci¨®n y polarizaci¨®n, en la que Donald Trump se ha hecho con el control del partido republicano y se ha intensificado el lenguaje del odio, el clima de violencia y el temor por el futuro de la democracia.
Son conocidos los antecedentes. En Estados Unidos los ciudadanos est¨¢n armados hasta los dientes bajo una protecci¨®n constitucional reconocida por los tribunales. A pesar de su historia jalonada de magnicidios, nunca hasta 2020 se hab¨ªa roto la regla de la alternancia que conduce al perdedor a aceptar la derrota y a felicitar al adversario por su victoria. No lo hizo Trump entonces ni lo har¨¢ nunca. Solo acepta las victorias propias y atribuye las ajenas al fraude. El que entonces denunci¨® no lo vieron por ning¨²n lado los organismos electorales y los tribunales, pero es un dogma para dos tercios de sus votantes, que siguen creyendo en su inexistente victoria de 2020.
In¨¦dito fue el violento asalto al Capitolio por los manifestantes convocados y alentados desde la Casa Blanca para evitar el relevo presidencial, episodio final de sus numerosas interferencias en las elecciones. Pronto se cumplir¨¢n cuatro a?os de aquel intento de golpe de Estado del que todav¨ªa no ha rendido cuentas, ni al Congreso ni a la justicia, gracias a la protecci¨®n de la minor¨ªa de bloqueo republicana en el Senado y de los jueces nombrados por ¨¦l mismo. Los del Supremo a?adieron a la impunidad efectiva el reconocimiento de su inmunidad por los delitos cometidos como presidente, con la solitaria excepci¨®n de una condena por 34 cargos de falsificaci¨®n de registros contables que ya le ha otorgado el t¨ªtulo infame del primer presidente delincuente, pendiente de una pena no se conocer¨¢ hasta pasadas las elecciones.
Trump ha invertido el algoritmo: son incitadores de la violencia y un peligro para la democracia quienes advierten del peligro cierto que representa su victoria el pr¨®ximo 5 de noviembre. As¨ª mantiene la simetr¨ªa con Kamala Harris y aspira a capturar votantes equidistantes.
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