Un acuerdo limitado en Bak¨²
Pese a la poca ambici¨®n de la COP29, el multilateralismo lanza un mensaje de resistencia en medio de crecientes amenazas
La conferencia clim¨¢tica de la ONU n¨²mero 29 cerr¨® este domingo con un acuerdo para que los pa¨ªses ricos aporten 300.000 millones de d¨®lares anuales a partir de 2035, el triple de su compromiso actual, para que los pa¨ªses emergentes hagan frente a la transici¨®n energ¨¦tica y acometan pol¨ªticas para mitigar y adaptarse al cambio clim¨¢tico. Es una cuant¨ªa que queda muy lejos de lo que reclamaban las econom¨ªas en desarrollo y que ha sido criticada con dureza por las organizaciones ecologistas, pero que evit¨® cerrar la cumbre de Bak¨², Azerbaiy¨¢n, con un fracaso como sucedi¨® en 2009 en Copenhague. Con ello se muestra la resistencia del multilateralismo, por imperfecto que sea el resultado, y se lanza un mensaje a la pr¨®xima presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, en l¨ªnea con lo que sucedi¨® la semana pasada en la reuni¨®n del G-20 en R¨ªo de Janeiro.
Un pacto entre 200 pa¨ªses no va a contentar a todos, pero es evidente que el acuerdo de financiaci¨®n queda muy por debajo de las necesidades reales de los pa¨ªses emergentes y que la meta de 2035 queda demasiado lejos para muchos de ellos. Las recientes inundaciones de Valencia, las lluvias torrenciales que colapsaron Rio Grande do Sul en Brasil el pasado mes de mayo o la creciente intensidad y frecuencia de los huracanes en el Atl¨¢ntico demuestran que los efectos del cambio clim¨¢tico son una realidad que cada vez impacta a m¨¢s gente y que exige medidas de urgencia y fondos para financiarlas.
Hablar de una ¡°nueva era¡± en la financiaci¨®n clim¨¢tica, como ha hecho Ursula von der Leyen, quiz¨¢ resulte un poco grandilocuente respecto a la realidad de lo acordado. Con todo, el objetivo firmado es que los 300.000 millones de d¨®lares sirvan de base para movilizar recursos p¨²blicos y privados por un total de 1,3 billones en la pr¨®xima d¨¦cada, aunque no se especifica cu¨¢les ser¨¢n las fuentes de financiaci¨®n. En este sentido, y tras a?os de negociaci¨®n, en Bak¨² se ha dado luz verde a los mercados mundiales de carbono que, al menos te¨®ricamente, impulsar¨¢n las inversiones verdes y ayudar¨¢n a reducir las emisiones de gases contaminantes.
Los responsables pol¨ªticos del acuerdo subrayan que se ampl¨ªa la base de contribuyentes a la financiaci¨®n clim¨¢tica, al considerar que pa¨ªses emergentes con gran potencial econ¨®mico, como China o Arabia Saud¨ª, hagan aportaciones de manera voluntaria a estos fondos y que se considere como tales las que realizan a trav¨¦s de sus bancos de desarrollo como contribuciones Sur-Sur. Un peque?o avance, pero que puede tener largo recorrido en el futuro.
No se puede desligar la conferencia de Bak¨² del contexto geopol¨ªtico en el que se ha producido. La elecci¨®n de Trump y su amenaza de volver a sacar a Estados Unidos del Acuerdo de Par¨ªs, como ya hizo en su primer mandato, ha pesado mucho sobre el encuentro. Por otro lado, los pa¨ªses ricos est¨¢n lidiando con una larga lista de restricciones fiscales y pol¨ªticas, incluidas la inflaci¨®n, las limitaciones presupuestarias y un auge del populismo negacionista del cambio clim¨¢tico. Tampoco ha sido menor el ca¨®tico papel de la presidencia de la COP29. Azerbaiy¨¢n, como Dub¨¢i, que organiz¨® la COP28, es un Estado petrolero y eso explica que el acuerdo haya ignorado el compromiso de eliminar los combustibles f¨®siles en la declaraci¨®n final. Brasil tiene una dif¨ªcil tarea por delante para lograr avances reales en la COP30 que se encargar¨¢ de organizar.
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