El S.O.S. de los j¨®venes colombianos
Con im¨¢genes de impacto y la denuncia por bandera, un grupo de j¨®venes colombianos residentes en Madrid recorrieron las calles de la ciudad para manifestar su dolor por los asesinatos, las masacres y la grave violaci¨®n de los derechos humanos por parte de la fuerza p¨²blica de su pa¨ªs
Normalizar la muerte es una de las grandes tragedias que le puede pasar a una sociedad. Convivir con ella y hacerla tan cotidiana que su presencia no nos haga volver la cabeza para saber qu¨¦ pas¨® es, adem¨¢s de una tragedia, un retroceso de la humanidad. Cuando una parte de la sociedad y la gran mayor¨ªa de los gobernantes colombianos guardan silencio frente a las masacres y cuando las protestas por los cr¨ªmenes en los que se ve involucrado el Estado colombiano, los grupos paramilitares y el narcotr¨¢fico se reprimen con m¨¢s muertos por parte de una fuerza p¨²blica desmedida en su agresi¨®n, obliga a los colombianos all¨ª y en cualquier rinc¨®n del mundo en el que se encuentren, a buscar distintas formas para manifestar su desesperanza.
Para denunciar la tragedia de ese pa¨ªs ya no bastan las pancartas ni las consignas al uso, hay que recurrir a la creatividad y echar mano de todos los medios posibles que logren la atenci¨®n de la comunidad internacional, sobre la desbordante violaci¨®n a los derechos humanos que el Gobierno del presidente Iv¨¢n Duque M¨¢rquez maquilla con eufemismos, esto, cuando no los niega.
En d¨ªas pasados, un grupo de j¨®venes colombianos residentes en Madrid, en su mayor¨ªa artistas que se niegan a guardar silencio ante la muerte, irrumpieron en las calles de la ciudad para tomarse la palabra con una acci¨®n cultural que propone nuevas y contundentes formas de contar al mundo lo que pasa en Colombia.
Los transe¨²ntes del centro de Madrid presenciaron con asombro c¨®mo un amplio grupo de personas recorr¨ªa la calle Alcal¨¢ en una actuaci¨®n que, mediante el riguroso luto y sin mediar palabra, ca¨ªan al suelo como si fuesen v¨ªctimas que, baleadas, terminaban en el asfalto. Una acci¨®n art¨ªstica de una potencia ic¨®nica bastante fuerte que inclu¨ªa dos enormes l¨¢pidas con el mapa de Colombia y unos cuantos ata¨²des cubiertos con flores, que no dej¨® indiferente a ning¨²n transe¨²nte.
Los responsables y protagonistas de esta original, a la vez que contundente denuncia, son j¨®venes colombianos que en su mayor¨ªa llegaron a Espa?a por estudios, por alguna actividad laboral y, alguno que otro, por amor. Son j¨®venes que han hecho de Madrid su lugar de residencia y el sitio en el que desarrollar su actividad, en la mayor¨ªa de los casos, cultural y art¨ªstica. No traen a cuesta la dolorosa carga del exilio y, aparentemente, no son v¨ªctimas directas del largo conflicto colombiano, pero todos, de una u otra forma, se han visto tocados por la guerra y la crisis social que ha permeado todas las capas de la poblaci¨®n a lo largo y ancho del territorio colombiano.
¡°Busc¨¢bamos im¨¢genes de impacto, cuestionamientos, que la gente que las viera se acercara a preguntar qui¨¦nes somos y qu¨¦ pasa. Y as¨ª fue. La gente se deten¨ªa para hacer fotos, se paraba a observar lo que iba sucediendo en el recorrido, tanto as¨ª, que hasta los mismos polic¨ªas que acompa?aban la marcha mostraron su inter¨¦s en saber de qu¨¦ se trataba aquella puesta en escena y qu¨¦ es lo que sucede en Colombia¡±, afirma Leonardo Robayo, el core¨®grafo bogotano encargado de dar forma a esta l¨²dica denuncia.
Robayo estaba en M¨¦xico estudiando danza contempor¨¢nea, pero una beca de dos a?os lo hizo aterrizar en el Conservatorio Superior de Danza Mar¨ªa de ?vila, de Madrid, y se qued¨®. De esto hace ya ocho a?os y actualmente, investiga y ense?a danza cl¨¢sica, adem¨¢s de crear piezas para distintas compa?¨ªas art¨ªsticas.
¡°Es la primera vez que participo en un acto as¨ª, jam¨¢s me hab¨ªa manifestado por nada, pero la situaci¨®n actual es tan desbordante que hay que pasar a la acci¨®n y a la denuncia. Creo que trabajando desde la imagen de una propuesta art¨ªstica podemos impactar, crear m¨¢s conciencia en la comunidad internacional para que ponga los ojos en nuestro pa¨ªs y nos ayude a poner freno al autoritarismo de este Gobierno que se niega a que sus ciudadanos tengan paz¡±, apremia.
El core¨®grafo cree que la realidad en Colombia es que les est¨¢n matando. ¡°No hay justicia ni procesos legales: seas o no delincuente, igual te matan. La muerte est¨¢ permitida, generalizada y, sobre todo normalizada. Soy artista y me encanta lo po¨¦tico y contar cosas de esa forma, aun cuando esta situaci¨®n sea tan dura, contarlo en una performance tiene algo de po¨¦tico. Pienso que el arte debe cumplir, adem¨¢s, con otra funci¨®n aparte de la que es que el p¨²blico pague por presenciar un espect¨¢culo, pues debe ser funcional, servir para la denuncia¡±.
Asegura el artista que, la sola premisa de haber nacido en Bogot¨¢ hace que la violencia policial le haya tocado de una u otra forma. Por eso, qued¨® sorprendido, para bien, cuando al inicio del recorrido de la marcha, un miembro de la polic¨ªa local se le acerc¨® para preguntarle sobre el orden de salida. Lo hizo con todo respeto y en buenos t¨¦rminos, aun cuando ¨¦l, por ese solo hecho, se pusiera nervioso. ¡°Una situaci¨®n tan normal como esta no es posible en Colombia. Si en una manifestaci¨®n all¨ª se me acerca un polic¨ªa, adem¨¢s de peligroso, es una muy mala se?al y un s¨ªntoma de que muy seguramente terminar¨¢ en alg¨²n tipo de agresi¨®n por su parte¡±.
Trabajando desde la imagen de una propuesta art¨ªstica podemos impactar, crear m¨¢s conciencia en la comunidad internacional para que ponga los ojos en nuestro pa¨ªsLeonardo Robayo, core¨®grafo y manifestante
La soci¨®loga Nadia Hakim fue la encargada de preparar y leer el manifiesto con el que, a lo largo del recorrido que cubri¨® desde la Puerta de Alcal¨¢ hasta la Puerta del Sol, dej¨® en evidencia la grave situaci¨®n de violaci¨®n a los derechos humanos por la que atraviesa el pa¨ªs sudamericano. La particularidad de esta puesta en escena callejera es, seg¨²n asegura Hakim, que est¨¢ realizada con gente que lleva muchos a?os fuera de su pa¨ªs "y la distancia tiene un efecto sobre c¨®mo se ve la situaci¨®n de all¨ª. Somos otra generaci¨®n, que quiere aportar sus ganas de salir del ciclo infernal de enfrentamiento de nuestro pa¨ªs, que se cambie el lenguaje y la forma de comunicarnos para salir de la guerra. Lo que vemos estando fuera no nos gusta.
Hakim sali¨® de su pa¨ªs siendo muy joven. Lleg¨® a Salamanca a estudiar Sociolog¨ªa y al terminar, ofertas laborales la hicieron tomar la decisi¨®n de quedarse. Hoy en d¨ªa, tiene su propia empresa de asesor¨ªa en escritura acad¨¦mica.
¡°Decid¨ª salir a la calle a participar de manera espont¨¢nea para denunciar que ni aun estando lejos nos libramos de la dif¨ªcil situaci¨®n de violencia¡± afirma la antrop¨®loga, a quien hasta Madrid le lleg¨® el tufo de la muerte que acecha a los j¨®venes en Colombia. El pasado mes de diciembre y mientras se encontraba disfrutando de su luna de miel en el Caribe colombiano, la ambientalista Natalia Jim¨¦nez ¨Dsu mejor amiga¨D y su esposo Rodrigo Monsalve fueron asesinados de un tiro de gracia y encontrados en una zona rural de la ciudad de Santa Marta, un crimen de lesa humanidad que aun as¨ª no moviliz¨® a un pa¨ªs embebido en las celebraciones decembrinas.
El rap como catarsis
¡°Por todos los ca¨ªdos, que su memoria no se pierda. Luchamos por la paz y el Gobierno grita ¡®guerra¡¯, queriendo callar, pero cada vez somos m¨¢s los que queremos un cambio y no la misma mierda¡±, cantaba Alejandro Neva, un rapero de Las Cruces, un barrio muy popular del centro de Bogot¨¢ quien, junto con otros artistas, fue el encargado de cerrar la manifestaci¨®n con un tema de su autor¨ªa que no dej¨® indiferente a nadie.
Para Alejandro el amor es la fuerza que mueve al mundo y fue el amor el que hace un a?o lo trajo a Espa?a de la mano de Cristina Jim¨¦nez, una reconocida rapera y feminista madrile?a. ¡°Mi pa¨ªs vive una realidad horrible que desde los 12 a?os estoy denunciando a trav¨¦s de mi m¨²sica, pero que tambi¨¦n necesita ser contada y escuchada en todos los rincones del mundo y ese es otro de los motivos por los que haya decidido venir a vivir a Espa?a. Aun cuando la pandemia nos tiene frenados temporalmente, no cesaremos en nuestro intento por visibilizar la grave situaci¨®n de nuestro pa¨ªs¡±, asegura el artista.
Por su condici¨®n humilde, por nacer en un barrio pobre, por formar parte de un sector de la sociedad al que hist¨®ricamente se le han negado las oportunidades, ¨¦l cantautor afirma que no conoce un momento de su vida en el que no haya sufrido estigmatizaci¨®n o rechazo por parte de algunos sectores de la sociedad, o en el que la polic¨ªa no le haya acosado y agredido por su forma de vestir y su arte. ¡°Entiendo que son seres humanos como nosotros, pero ser polic¨ªa en Colombia requiere de una alta dosis de agresividad, de maldad y crueldad, luego entonces entiendo que lo que falla es el sistema que les exige actitudes inhumanas¡±, critica.
¡°No importa que ahora pongan precio a mi cabeza. Lo sabe el mundo entero, comisiones internacionales. Centro Democr¨¢tico mano de cobardes. No confundan, no comparen, sus propuestas son un fraude¡±. As¨ª cerraba el rap que Alejandro cant¨® a los pies de una gigantesca pancarta en la que se le¨ªa: S.O.S Colombia nos est¨¢n matando, alrededor de la cual los manifestantes se sentaron a conversar con la gente que curiosa se acercaba a preguntar sobre la estremecedora escena que enmarcaban tres ata¨²des blancos cubiertos con la bandera colombiana.
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