El ataque con ¨¢cido a Saida y esas otras agresiones de g¨¦nero que se alimentan de la pandemia
Human Rights Watch, BRAC y grupos de derechos humanos alertan de la gravedad de la situaci¨®n en Banglad¨¦s y demandan m¨¢s protecci¨®n para mujeres y ni?as y el fin de la corrupci¨®n judicial
Una tarde de 2016, cuando Saida estaba terminando sus oraciones de la tarde, escuch¨® la voz de su marido pidi¨¦ndole que bajara a la calle. Para su sorpresa, ¨¦l no estaba solo. La esperaba junto a otros dos hombres que, tras recibir la orden de su esposo, la rociaron con ¨¢cido, destrozando su ropa y derritiendo la piel de su cuerpo. De nada sirvi¨® que la mujer permaneciera durante casi cuatro meses en un hospital recibiendo cirug¨ªas y tratamientos. Tras el ataque, perdi¨® tanto la oreja como el ojo izquierdo, dejando atr¨¢s su vida, tal y como la conoc¨ªa, para siempre. Saida, de 28 a?os, es una de las 29 mujeres que aparecen en un informe publicado el 28 de octubre por la organizaci¨®n Human Rights Watch (HRW) acusando al Gobierno del pa¨ªs de no ofrecer apoyo ni recursos suficientes para frenar la creciente violencia contra las mujeres.
Los ataques con ¨¢cido son una forma de violencia particularmente extrema en un patr¨®n de violencia de g¨¦nero generalizada dirigida a mujeres y ni?as en Banglad¨¦s. El texto publicado demuestra que muchas est¨¢n sufriendo agresiones machistas, incluidas palizas y otros ataques f¨ªsicos, abuso verbal y emocional y control econ¨®mico, durante meses o incluso a?os antes de un ataque con ¨¢cido, sin apenas recibir ayuda.
En el caso de Saida, durante los 12 a?os que estuvo casada antes del ataque, su esposo la golpeaba regularmente y le verti¨® qu¨ªmicos en los ojos en tres ocasiones, dej¨¢ndola temporalmente sin visi¨®n cada vez. En una de las entrevistas, ella mencion¨® que su c¨®nyuge ¡°intentaba matarla¡±.
Como ha sucedido en otras partes del mundo, la violencia contra las mujeres y ni?as ha aumentado todav¨ªa m¨¢s con la llegada de la pandemia del coronavirus. El programa de derechos humanos y servicios legales de BRAC, una importante organizaci¨®n no gubernamental en Banglad¨¦s, ha documentado un aumento de casi el 70% de los incidentes denunciados en marzo y abril de 2020, en comparaci¨®n con el mismo per¨ªodo del a?o pasado.
Los incidentes denunciados en marzo y abril de 2020 han aumentado casi un 70% en comparaci¨®n con el mismo per¨ªodo del a?o pasado
HRW denuncia que al mismo tiempo que crec¨ªa esta violencia, se interrumpi¨® el acceso a los recursos legales y las medidas de protecci¨®n urgentes, lo que puso de relieve las faltas de un sistema que ya estaba fallando.
Como explica a Planeta Futuro Meenakshi Ganguly, directora del sur de Asia de HRW, una destacada activista de los derechos de las mujeres coment¨® durante una de las entrevistas que muchos banglades¨ªes ¡°todav¨ªa creen que la violencia dom¨¦stica es una violencia tonta¡±. Ganguly dice que el maltrato cotidiano ¡°est¨¢ tan normalizado que muchas mujeres y ni?as en Banglad¨¦s no esperan que las tomen en serio si se quejan, o ni siquiera saben que tienen derecho a presentar una denuncia, a buscar reparaci¨®n. Entonces, por supuesto, deben superar obst¨¢culos inmensos solo para denunciar la violencia y buscar seguridad¡±.
El confinamiento en Banglad¨¦s dur¨® del 26 de marzo al 31 de mayo. Durante este tiempo, Ganguly se?ala que, en lugar de extender los servicios adicionales a las mujeres y ni?as que se enfrentaban a un aumento de la violencia dom¨¦stica, lo que hizo el Gobierno fue restringir los servicios cr¨ªticos. Los servicios de los tribunales para las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero se cerraron temporalmente. Algunos refugios gubernamentales dejaron de acoger a supervivientes. Las ONG informaron de un aumento de las llamadas de mujeres que dec¨ªan que se enfrentaban a la violencia en el hogar, pero que literalmente no ten¨ªan ad¨®nde ir. ¡°Estas fisuras en el sistema, exacerbadas por la respuesta del Gobierno con la llegada de la pandemia de la covid-19, deber¨ªan servir como una se?al de alerta de que se necesita una reforma sist¨¦mica urgente¡±, argumenta.
Las mujeres entrevistadas por HRW viven en seis de las ocho divisiones de Banglad¨¦s. Todas ellas son supervivientes de violencia de g¨¦nero, incluidos los ataques con ¨¢cido. El informe se?ala que el Gobierno ha dado prioridad a abordar este tipo de agresi¨®n, pero incluso las personas supervivientes de estos casos encuentran problemas para recibir protecci¨®n y recursos legales.
Los investigadores, adem¨¢s, revisaron expedientes de casos y entrevistaron a activistas de derechos humanos, abogados y acad¨¦micos que trabajan sobre temas de violencia de g¨¦nero. Seg¨²n una encuesta de la Oficina de Estad¨ªsticas de Banglad¨¦s de 2015, m¨¢s del 70% de las mujeres o ni?as casadas se hab¨ªan enfrentado a alguna forma de abuso por parte de su pareja. La mitad de las mujeres entrevistadas respondieron que hab¨ªan sido agredidas f¨ªsicamente, pero no se lo hab¨ªan contado a nadie. Menos del 3% de ellas hab¨ªa tomado acciones legales.
Los datos del grupo de derechos humanos de Banglad¨¦s Ain o Salish Kendra (ASK) tambi¨¦n son bien preocupantes: muestran que al menos 235 mujeres fueron asesinadas por su esposo o su familia solo en los primeros nueve meses de 2020.
Seg¨²n otro destacado grupo de derechos humanos del pa¨ªs, Odhikar, m¨¢s de 3.300 mujeres y ni?as fueron asesinadas por disputas por la dote entre enero de 2001 y diciembre de 2019. Estas cifras posiblemente solo sean una fracci¨®n de los casos reales que suceden y que no son recogidos en los medios de comunicaci¨®n.
Este 2020 se celebra el aniversario de dos leyes hist¨®ricas sobre la violencia de g¨¦nero en Banglad¨¦s: la Ley de prevenci¨®n de la represi¨®n de mujeres y ni?os, del 2000, y la Ley de violencia dom¨¦stica, de 2010. Las conclusiones desprendidas por la investigaci¨®n de HRW reflejan que, a pesar de su existencia, las mujeres y las ni?as a menudo no pueden buscar un remedio legal significativo y los autores de la violencia rara vez rinden cuentas ante la justicia.
Sin ninguna ley de protecci¨®n de testigos o programa en funcionamiento, testigos y v¨ªctimas abandonan los casos debido a las amenazas y el temor por sus vidas
Saida comparti¨® con los investigadores que nunca se sinti¨® segura denunciando a su marido por miedo a que la polic¨ªa no la ayudara. Cuando su esposo la atac¨® con ¨¢cido, dice que las autoridades actuaron con incredulidad. Incluso despu¨¦s de perder el ojo y la oreja, el oficial al cargo de su caso, le dijo: ¡°No creo que ¨¦l lo haya hecho, as¨ª que lo vamos a dejar ir¡±.
Ganguly se?ala que la polic¨ªa que est¨¢ destinada a ofrecer la primera l¨ªnea de protecci¨®n, algunas veces incluso ¡°humilla a la v¨ªctima, requiere sobornos para presentar un caso o se niega a presentarlo por completo¡±.
Con acceso limitado a un refugio seguro, muchas mujeres determinan que es demasiado peligroso arriesgarse a presentar una denuncia a la polic¨ªa, que podr¨ªa ignorarla, dej¨¢ndola expuesta a posibles represalias por parte de su esposo u otro miembro de la familia que la est¨¢ haciendo da?o. ¡°Si se presenta un caso, a menudo se prolonga durante a?os y la persona superviviente debe enfrentarse a repetidas amenazas, demandas de sobornos y abuso continuo. Los fiscales a menudo no est¨¢n capacitados en derecho penal y no se aseguran de que se presenten testigos y de que haya pruebas adecuadas para llevar un caso adelante¡±, critica Ganguly.
Al mismo tiempo, sin ninguna ley de protecci¨®n de testigos o programa en funcionamiento, muchos de ellos, y las propias v¨ªctimas, abandonan los casos debido a las amenazas y el temor por sus vidas. Al final, incluso despu¨¦s de todo esto, la probabilidad de obtener un recurso legal con ¨¦xito es de alrededor del 1%, seg¨²n el Programa Multisectorial sobre la Violencia contra la Mujer.
A principios de octubre estallaron protestas en Banglad¨¦s despu¨¦s de que un v¨ªdeo de un grupo de hombres atacando, desnudando y agrediendo sexualmente a una mujer se volviera viral en la red. Los manifestantes entonces pidieron la dimisi¨®n del ministro del Interior, Asaduzzaman Khan Kamal, porque en su opini¨®n, el Gobierno no est¨¢ abordado el alarmante aumento de la violencia sexual en el pa¨ªs.
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