Una segunda oportunidad para las nigerianas obligadas a prostituirse
Aunque se les promete un trabajo legal, muchas de estas mujeres son v¨ªctimas de trata, reducidas a la esclavitud y obligadas a venderse cuando llegan a Italia. Una organizaci¨®n fundada por una de ellas lucha por sacarlas de esas redes y ofrecerles un futuro diferente
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Cada a?o llegan a Italia muchas mujeres nigerianas. Aunque se les hab¨ªa prometido un trabajo legal, en realidad son reducidas a la esclavitud y obligadas a prostituirse. Seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM), entre 2014 y 2016 el n¨²mero de mujeres expuestas a ser v¨ªctimas del tr¨¢fico ilegal para su explotaci¨®n sexual en Italia ha aumentado un 600%. El fen¨®meno afecta cada vez a m¨¢s chicas j¨®venes ?a menudo, menores de edad? que sufren violencia y malos tratos ya durante el viaje. Cuando llegan a su destino, hay docenas de clientes esperando para satisfacer sus deseos sexuales a cambio de unos pocos euros a pesar de que, con toda probabilidad, son conscientes de que las chicas son explotadas por alguien, generalmente por las llamadas madames, antiguas prostitutas que se encargan del control de las j¨®venes apenas estas llegan al pa¨ªs.
En Italia, la prostituci¨®n tiene lugar a dos niveles. En el primer nivel est¨¢ la prostituci¨®n de calle, ejercida normalmente por chicas obligadas a pagar sus deudas a una madame. No es dif¨ªcil encontrar incluso mujeres que, aunque ya han pagado lo que deb¨ªan, siguen vendiendo su cuerpo por su cuenta debido a que no consiguen encontrar un trabajo legal. Por tener relaciones sexuales con una de ellas, los clientes pueden pagar entre cinco y 15 euros.
En el segundo nivel est¨¢ la prostituci¨®n ejercida en las ¡°casas de contacto¡±. Se trata de pisos privados que funcionan como restaurantes, lugares de encuentro o incluso prost¨ªbulos. Hombres africanos (m¨¢s rara vez italianos) atienden a quienes acuden a ellas a tomar una copa, fumar marihuana o, si quieren, tener una relaci¨®n sexual por unos cuantos euros.
Las v¨ªctimas de la trata son obligadas as¨ª a pagar una deuda ficticia que a veces puede llegar a los 50.000 euros. Los traficantes ejercen un control psicol¨®gico sobre las chicas a trav¨¦s del ritual del yuyu (vud¨²) que se practica antes de que salgan de Nigeria. Durante el ritual, un cham¨¢n llamado ¡°doctor nativo¡± mezcla trozos de u?as, pelo, vello p¨²bico y unas gotas de sangre de la joven. Luego, esta tiene que beberse la mezcla para completar la ceremonia. El yuyu somete a las chicas hasta el punto de que creen que no pagar la deuda podr¨ªa acarrear su propia muerte o la de sus seres queridos.
El 9 de marzo de 2018, durante una ceremonia en el palacio real de Ciudad de Ben¨ªn, el oba Eware II, rey de Ben¨ªn (actual estado de Edo, en Nigeria) y la autoridad religiosa suprema de la zona celebraron un ritual contra cualquiera que promoviese la emigraci¨®n ilegal en su territorio. Con ¨¦l, Eware II anul¨® los rituales vud¨² que vinculaban a las mujeres v¨ªctimas del tr¨¢fico ilegal al extranjero con la explotaci¨®n sexual. ¡°A partir de este momento ?declar¨® el oba?, todos los que han vivido aterrorizados y obligados a devolver una deuda inmensa para cumplir su juramento, pueden sentirse libres de sus temores, ya que el juramento, fuese el que fuese, ha quedado cancelado¡±.
A pesar de este acontecimiento hist¨®rico, el tr¨¢fico de seres humanos y la explotaci¨®n para la prostituci¨®n no cesaron. Actualmente, esta representa la tercera mayor fuente de ingresos de las organizaciones criminales despu¨¦s de las armas y el tr¨¢fico de drogas. La prostituci¨®n de mujeres nigerianas es un fen¨®meno que proporciona cientos de miles de euros de beneficios al a?o a las organizaciones que la controlan.
Piamonte es una de las regiones italianas con mayor presencia de chicas obligadas a prostituirse en la v¨ªa p¨²blica. En este sentido, la ciudad de Asti no es una excepci¨®n. En los ¨²ltimos a?os, ha registrado un aumento del 25% del n¨²mero de prostitutas en sus calles, muchas de ellas menores de edad. La mayor¨ªa son nigerianas. Cada una supone unos ingresos de entre 35.000 y 50.000 euros para las redes criminales de sus explotadores.
En los ¨²ltimos a?os, la ciudad de Asti ha registrado un aumento del 25% del n¨²mero de prostitutas en sus calles, muchas de ellas menores de edad. La mayor¨ªa son nigerianas
Las ganancias son inmensas, y tienen car¨¢cter internacional, como demostr¨® el a?o pasado una operaci¨®n de la Polic¨ªa italiana, en el curso de la cual fueron detenidas 32 personas en Italia, Malta, Francia, Alemania y Holanda que trabajaban para Supreme Eiye Confraternity, Supreme Vikings Confraternity y Black Axe, los principales clanes mafiosos nigerianos de Italia que, seg¨²n fuentes policiales, obten¨ªan sus beneficios principalmente de la trata de mujeres.
En 1999, cuando la nigeriana Princess Inyang Okokon, antigua v¨ªctima del tr¨¢fico ilegal, y Alberto Mossino se conocieron, naci¨® PIAM (Proyecto de Integraci¨®n y Acogida de Migrantes), una organizaci¨®n con sede en Asti cuyo objetivo es dar una respuesta concreta a la grave emergencia de la explotaci¨®n de la prostituci¨®n en las calles de la ciudad.
Princess lleg¨® a Italia en 1999 atra¨ªda por la promesa de trabajar como cocinera. Tras su llegada, los traficantes le pidieron los 45.000 euros que les deb¨ªa por haberle organizado el viaje, y la obligaron a prostituirse. Tras ocho meses en las calles de Tur¨ªn, consigui¨® pagar la deuda con la ayuda de un cura y de Alberto Mossino, el italiano que m¨¢s tarde se convertir¨ªa en su marido. Tras denunciar a su madame, Okokon logr¨® obtener un permiso de residencia en Italia. Desde entonces, ella y Alberto ayudan a las chicas v¨ªctimas de trata a liberarse de sus explotadores.
Gracias al programa Sistema para la Protecci¨®n de los Solicitantes de Asilo y los Refugiados (SPRAR), creado por el Gobierno italiano en 2002, PIAM puede asistir a las j¨®venes proporcion¨¢ndoles alimento y un alojamiento digno, ayud¨¢ndolas a encontrar trabajo, d¨¢ndoles la formaci¨®n adecuada y contribuyendo a su integraci¨®n en la sociedad italiana.
PIAM es una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que lucha por ofrecer a estas chicas un futuro diferente, libre de estigmatizaci¨®n y discriminaci¨®n. En primer lugar, a trav¨¦s de una unidad de calle, ofrece atenci¨®n sanitaria gratuita dirigida a evitar que contraigan el sida y otras enfermedades de transmisi¨®n sexual. Esto garantiza que, cuando una mujer quiera cambiar su vida, no cargue con el peso de enfermedades maltratadas que puedan afectar de alguna manera a su futuro. De hecho, en muchos casos la intervenci¨®n terap¨¦utica es m¨¢s decisiva y eficaz cuanto m¨¢s a tiempo se realice, mientras que las secuelas de una dolencia soportada durante largo tiempo pueden ser gravemente discapacitantes para la mujer que las padece.
El Proyecto de Integraci¨®n y Acogida de Migrantes (PIAM) tambi¨¦n ofrece un espacio de escucha y acogida, y colabora activamente con la Polic¨ªa y los jueces para combatir la delincuencia asociada a la explotaci¨®n.
Gracias al trabajo de un equipo multi¨¦tnico y multidisciplinar, PIAM acompa?a a las v¨ªctimas de trata de personas que deciden denunciar a sus explotadores a lo largo de un recorrido que parte de la activaci¨®n del programa en virtud del Art¨ªculo 18 (que les permite regularizar su situaci¨®n legal en Italia), para luego dividirse en un proyecto personalizado que tiene en cuenta la cultura de origen, la historia personal y las capacidades individuales de cada chica con vistas a fomentar su integraci¨®n y su inserci¨®n laboral, pero tambi¨¦n a garantizar su alfabetizaci¨®n y la sanaci¨®n psicol¨®gica de su experiencia personal de sufrimiento, todo ello con una misi¨®n espec¨ªfica: permitir que todas las mujeres que han pasado por el oscuro negocio de la prostituci¨®n recuperen su vida sin verse obligadas a vender su cuerpo.
Desde 2000, el programa PIAM ha logrado rescatar del mundo de la prostituci¨®n a unas 200 j¨®venes. Okokon y sus colaboradores llevan 20 a?os saliendo a las calles de Asti para intentar dar una segunda oportunidad a las chicas que han ca¨ªdo en las redes de la prostituci¨®n. El primer contacto es decisivo. Hay que tener tacto y procurar ganarse poco a poco la confianza de unas j¨®venes recelosas y, a menudo, asustadas. ¡°Empezamos distribuyendo preservativos y material informativo¡±, explica Okokon.
¡°Luego, cuando las chicas ven que no tienen nada que temer, intentamos explicarles que siempre es posible un futuro diferente, y que pueden contar con nosotros. No es una tarea f¨¢cil, pero si algunas deciden cambiar su vida, las acogemos en nuestras instalaciones, les ayudamos a conseguir un permiso de residencia, les proporcionamos asistencia psicol¨®gica y les damos apoyo para que se integren en la sociedad italiana¡±.
Uno de los principales obst¨¢culos para Okoko y su equipo son los rituales vud¨² citados a los que se somete a las v¨ªctimas antes de que abandonen Nigeria, y a veces incluso en Italia. Porque en ellos se les hace creer que, si no pagan su deuda, morir¨¢n o su familia sufrir¨¢ alg¨²n da?o. Seg¨²n Alberto Mossino, presidente de PIAM, la batalla se libra fundamentalmente a nivel psicol¨®gico: ¡°A diferencia de las prostitutas que llegan de los pa¨ªses del Este, a las que sus explotadores tienen estrechamente vigiladas cuando est¨¢n en la calle, las que vienen de Nigeria no est¨¢n sometidas a ning¨²n control, porque el miedo y la angustia que les infunden los rituales yuyu son tales que es dif¨ªcil que decidan escapar¡±.
No obstante, siempre hay excepciones, y basta con visitar uno de los centros de acogida de PIAM para comprobarlo. La mirada de Joy, Miriam, Tina, Ireti, Blessing y docenas de otras chicas, antes apagada y temerosa, ahora transmite confianza en el futuro gracias a personas como Princess y Alberto, que han decidido dedicar su vida a ayudarles.
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