La espiral de violencia que acompa?a a las migrantes en ?frica
Los testimonios de 152 africanas entrevistadas, en diferentes situaciones de movilidad y procedentes de distintos conflictos y crisis, desvelan la exposici¨®n constante a agresiones que sufren durante su tr¨¢nsito
Una espiral de violencia acompa?a a las mujeres migrantes en ?frica, tan envolvente que el riesgo de sufrir agresiones en sus vidas se reproduce, incluso con m¨¢s fuerza, cuando deciden abandonar sus hogares precisamente para librarse de ellas.
As¨ª lo ha documentado durante los ¨²ltimos dos a?os la ONG Alboan entrevistando a m¨¢s de 152 mujeres migrantes en diferentes situaciones de movilidad y provenientes de conflictos con crisis de distinto origen y duraci¨®n. El diagn¨®stico se present¨® recientemente. La prioridad, dicen, es la atenci¨®n m¨¦dica y psicosocial as¨ª como aportarles formaci¨®n profesional y acceso educativo para sus hijos. ¡°Quer¨ªamos conocer sus demandas y sue?os antes de ponernos a trabajar con ellas¡±, explica la directora de la organizaci¨®n, Mar¨ªa del Mar Magall¨®n.
¡°Todas piden vivir en contextos seguros junto a sus hijas e hijos, y recuperar as¨ª la vida que llevaban antes de sufrir la violencia¡±, concreta. Desde el principio, la ONG quiso detectar los riesgos a los que se exponen las mujeres migrantes del continente tanto por el hecho de ser mujeres como por el motivo de su desplazamiento. Y as¨ª amoldar al m¨¢ximo su manera de trabajar con cada una de ellas. Por eso, una de sus primeras conclusiones del trabajo ha sido incorporar tambi¨¦n nuevas maneras de acompa?ar, a la vez que mantienen exigencias hist¨®ricas como reclamar la protecci¨®n internacional con el estatus de refugiadas para todas ellas por el hecho de sufrir violencia de sexual y de g¨¦nero.
Nuevos marcos normativos de protecci¨®n
El estatus de refugiada, la obtenci¨®n de permisos de residencia y la reagrupaci¨®n familiar facilitar¨ªa la prevenci¨®n de nuevas violencias a estas mujeres que se ven obligadas a desplazarse por las agresiones sufridas en origen y se exponen a nuevas violencias durante todo el camino, como explican en el diagn¨®stico.
Los pa¨ªses en los que han realizado el trabajo de escucha activa han sido Marruecos, como pa¨ªs de tr¨¢nsito de muchas mujeres de camino a Europa; los campos de personas refugiadas de Gado en Camer¨²n; L¨®vua, en Angola; Mab¨¢n, en Sudan del Sur; Melkadida, en Etiop¨ªa y Kukuma, en Kenia. Tambi¨¦n hay participantes del entorno urbano de Luanda, en Angola y Johannesburgo y Pretoria, en Sud¨¢frica. Tambi¨¦n mujeres desplazadas de la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo.
Para el posterior desarrollo de los programas cuentan con el apoyo de la red del Servicio Jesuita a Refugiados en el continente africano y diferentes organizaciones locales lideradas por mujeres. La organizaci¨®n congole?a Sinergia de mujeres por las v¨ªctimas de violencia sexual es una de ellas. Su coordinadora, Justine Masika, acudi¨® recientemente a Bilbao a apoyar la presentaci¨®n de este diagn¨®stico a finales del mes de febrero.
Victimas de violencias solapadas
¡°Ser mujer en un pa¨ªs en guerra convierte nuestro cuerpo en campo de batalla. Tan s¨®lo nos queda apoyarnos entre nosotras para levantarnos todas las veces que nos violen¡±, explica ante una sala llena de un p¨²blico que se ha acercado hasta la sede de Alboan para conocer los detalles del informe.
Masika habla con voz tranquila y en franc¨¦s. Cuenta c¨®mo en su pa¨ªs las mujeres sufren varias violaciones a lo largo de sus vidas al no encontrar seguridad para ellas con el desplazamiento interno. Por eso, pone en valor el proyecto al recuperar la voz de las mujeres. ¡°En estos contextos de violencia, los m¨¢s complicado es devolver la autoestima a las mujeres y el mero hecho de escucharlas, ya es un gran paso para empoderarlas¡±, enfatiza.
En otros contextos, como los del norte de Marruecos, en plena ruta migratoria hacia Europa la vulnerabilidad de las mujeres se incrementa al encontrarse en situaci¨®n ilegal. Algo que tambi¨¦n aporta mayor impunidad a los agresores al no poder acudir las mujeres a la justicia ordinaria.
Lo mismo ocurre tambi¨¦n en los campos de refugiados. Lo han comprobado en Camer¨²n, Angola, Sudan del Sur, Etiop¨ªa y Kenia donde ¡°la violencia se traslada a este contexto por mantener costumbres como el matrimonio forzado, la mutilaci¨®n genital femenina o la exclusi¨®n educativa de las ni?as¡±.
Ya tocaba cerrar la boca y abrir los o¨ªdos para que sean las migrantes en movimiento las que expliquen sus propios sufrimientos por el sencillo hecho de ser mujeres
En este contexto, las mujeres tampoco son capaces de denunciar ante el temor a ser expulsadas de la propia comunidad. La propuesta que se extrae de este diagn¨®stico contempla desarrollar campa?as de sensibilizaci¨®n, tambi¨¦n con hombres, en las comunidades. Y exigen mayores dotaciones econ¨®micas a las entidades responsables de los campos para mejorar las condiciones de hacinamiento ¡°que tambi¨¦n incrementa el riesgo de agresiones sexuales¡±.
Aquellas mujeres que se desplazan hacia contextos urbanos, como sucede en capitales como Luanda en Angola o Johannesburgo y Pretoria en Sud¨¢frica, el an¨¢lisis detecta otro incremento de vulnerabilidad ¡°al exponerse al mundo de la trata y el trabajo dom¨¦stico en condiciones serviles¡±.
La profesora de Relaciones Internacionales y coordinadora del Grupo de Estudios Africanos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, Itziar Ruiz-Gim¨¦nez, explica que la metodolog¨ªa de escucha activa del proyecto aporta un valor en s¨ª mismo. ¡°Ya tocaba cerrar la boca y abrir los o¨ªdos para que sean las migrantes en movimiento las que expliquen sus propios sufrimientos por el sencillo hecho de ser mujeres¡±, se?ala.
El proyecto ya est¨¢ en marcha, como lo est¨¢n sus protagonistas. El diagn¨®stico ha sido el primer paso. Ahora arrancan los trabajos para atender sus necesidades psicosociales, m¨¦dicas, de formaci¨®n profesional y asesoramiento jur¨ªdico. En principio, durante los pr¨®ximos cuatro a?os 6.400 participantes de estos ocho pa¨ªses diferentes en contextos de desplazamiento ser¨¢n acompa?adas para romper la espiral de la violencia en las que viven y convertirlas en muros de contenci¨®n que, tal vez, generen espacios seguros.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Desarrollo ?frica
- Agenda 2030
- Igualdad oportunidades
- Trata de mujeres
- Desarrollo humano
- Indicadores econ¨®micos
- Indicadores sociales
- Cooperaci¨®n y desarrollo
- Desigualdad social
- Prostituci¨®n
- Violencia g¨¦nero
- Migrantes
- ?frica
- ONU
- Derechos mujer
- Mujeres
- Migraci¨®n
- Pol¨ªtica social
- Organizaciones internacionales
- Desarrollo sostenible
- Econom¨ªa
- Trabajo
- Conflictos armados
- Pol¨ªtica
- Conflictos
- Planeta Futuro