En Tierra Menkragnoti resistimos las invasiones y resistiremos las pandemias
El autor, ind¨ªgena de Brasil, pide que cesen las incursiones y las actividades ilegales que da?an los bosques de su territorio y llevan enfermedades a los pobladores de la Amazon¨ªa; la ¨²ltima, la covid-19. Tercera entrega de la serie documental ¡®Destellos del Amazonas¡¯
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El 2020 ser¨¢ recordado entre nosotros como el a?o en que la pandemia del nuevo coronavirus se extendi¨® por todo el mundo, lleg¨® a Brasil y golpe¨® nuestra tierra sagrada, causando una enorme crisis. Durante muchos a?os, he visto la llegada de varios tipos de invasores for¨¢neos. Pero hoy me entristece todav¨ªa m¨¢s ver con mis propios ojos a personas que se aprovechan de la situaci¨®n cr¨ªtica provocada por la covid-19 para realizar actividades ilegales dentro de nuestro territorio ind¨ªgena, como la pesca depredadora, por ejemplo, que va en aumento debido a que, por la crisis sanitaria, ya no se aplica la ley.
Y esto ocurre especialmente en el r¨ªo Pixaxa, que delimita los l¨ªmites de la Tierra Ind¨ªgena Menkragnoti, as¨ª como en el r¨ªo Xingu. Nuestra zona fue reconocida por el Estado brasile?o y est¨¢ demarcada desde el 20 de agosto de 1993. Menkragnoti tiene aproximadamente seis millones de hect¨¢reas de bosque tropical preservado en el suroeste de Par¨¢, cerca de la frontera con el estado de Mato Grosso, en el municipio de Altamira, una de las ¨¢reas m¨¢s deforestadas de Brasil en los ¨²ltimos a?os.
Muchos conocen, o al menos han o¨ªdo hablar, del gran cacique Raon¨ª, figura emblem¨¢tica de la lucha por la preservaci¨®n de la selva amaz¨®nica y de la cultura ind¨ªgena. Otros tambi¨¦n conocen la existencia del pueblo kayap¨®, pero la mayor¨ªa desconoce nuestra historia y realidad. En verdad, nos llamamos meb¨ºng?kre y no kayap¨®, como el hombre blanco se refiere a nosotros.
Somos un pueblo de guerreros, preferimos la borduna (un arma artesanal de madera con forma cil¨ªndrica) al arco y flecha, y preservamos nuestra cultura y rituales. Hablamos nuestra propia lengua, el kayap¨®, y estamos divididos entre metyktire, gorotire, kuben-kr?n-kr¨ºn, k?kraim?r?, karara?, mekr?gnoti, xikrin y mekr?gnoti, ocupando cuatro tierras ind¨ªgenas que se extienden del norte del estado de Mato Grosso al sur y al oeste del estado de Par¨¢.
Las incursiones continuas
Las invasiones de la Tierra Ind¨ªgena Menkragnoti no son un problema que haya comenzado en la pandemia. Durante siglos hemos tratado de vivir en paz en nuestro h¨¢bitat natural, sin amenazas de la sociedad no ind¨ªgena. No queremos que haya madereros, ni mineros, ni otros invasores en nuestros territorios. Para nosotros, nuestra tierra es un lugar sagrado, por donde caminaron nuestros ancianos, donde crecen nuestras medicinas tradicionales, donde est¨¢ nuestro verdadero mercado libre.
Me imagino que muchas de estas personas no saben lo que el territorio significa para nosotros. El cacique Raon¨ª y otros l¨ªderes lucharon duro por la demarcaci¨®n y nos toca a nosotros honrar esta lucha y continuar protegiendo estas tierras.
El cacique Raon¨ª y otros l¨ªderes lucharon duro por la demarcaci¨®n, y nos toca a nosotros honrar esta lucha y continuar protegiendo estas tierras
No es ¡°demasiada tierra para muy poco indio¡±, como dicen algunos. No pensamos en hacernos ricos o en tener una vida mejor usando la tierra como lo hacen los agricultores, que contaminan con veneno y acaban con la verdadera riqueza que es el bosque.
Nosotros ya somos ricos porque tenemos todo lo que necesitamos para sobrevivir ¨Dagua, caza, pesca, frutas, verduras y medicinas¨D de forma libre y gratuita, sin tener que cambiarlo por dinero. Lo que llaman ¡°demasiada tierra¡± ¨Dque ya no es mucha¨D es, en realidad, muy poca comparada con la cantidad de tierra que ten¨ªamos antes de la llegada de los portugueses en 1500. Y la defendemos no solo pensando en nosotros, sino en el futuro. Uno que es nuestro, de la juventud y de las pr¨®ximas generaciones.
Conocimiento ancestral
Defendemos lo colectivo, los animales, nuestra comida, las viejas aldeas de los que vinieron antes que nosotros, nuestra medicina ancestral. Tambi¨¦n las ense?anzas de los ancianos, que nos transmiten un conocimiento que va m¨¢s all¨¢ de lo que cualquier kuben [hombre blanco] podr¨ªa traer a los pueblos ind¨ªgenas.
Solo unos pocos pueden iniciarse como paj¨¦s [chamanes] en procesos largos y profundos, de muchos a?os. Y la pr¨¢ctica apenas comienza despu¨¦s de ser abuelo. No es como cursar un grado universitario. Todo se aprende en la oralidad y en la pr¨¢ctica.
El aprendiz debe ser humilde con el cham¨¢n durante todo el proceso, hasta que llegue el momento de demostrar los conocimientos adquiridos. O demuestra que est¨¢ preparado, o no tendr¨¢ otra oportunidad. Cuando alguien necesita una cura, la familia de la persona busca al cham¨¢n para que encuentre un tratamiento. ?ste examina a la persona, pregunta sobre los s¨ªntomas y as¨ª sabe lo que est¨¢ pasando. En el bosque es donde busca la medicina y se la lleva a su casa para prepararla.
Los vigilantes del territorio y la llegada de la covid-19
Para tratar de controlar las invasiones de las madereras, la pesca depredadora y otras amenazas a las que estamos sujetos, hemos creado una base de vigilancia en el l¨ªmite del Tierra Ind¨ªgena Menkragnoti, donde se encuentra la aldea Pykatoti, que la controla.
Cada semana, seis guerreros de seis aldeas se turnan para inspeccionar el territorio y detectar posibles incursiones. Pero eso no significa que hayamos logrado reducir las invasiones y la pesca depredadora. Con frecuencia nos hemos encontrado con personas no autorizadas pescando en el r¨ªo Pixaxa. Nos acercamos a ellas y les explicamos nuestro papel: inspeccionar el per¨ªmetro cada semana para expulsar a los extra?os no ind¨ªgenas e informarles de que realizar este tipo de actividades en nuestro territorio es un delito.
Con frecuencia nos hemos encontrado con personas no autorizadas pescando en el r¨ªo Pixaxa. Nos acercamos a ellas y les explicamos nuestro papel
Este a?o, debido a la covid-19, celebramos una reuni¨®n en la aldea Kubenk¨¤kre (KBK) ¨Ddonde nac¨ª, crec¨ª y donde vivo hasta hoy¨D en la que hubo un consenso para suspender la realizaci¨®n de las actividades de la base de vigilancia durante este a?o, como forma de prevenir que el nuevo coronavirus llegara a la gente a trav¨¦s de este operativo. Pero, desafortunadamente, la enfermedad irrumpi¨® en la aldea. La pregunta que a¨²n nos hacemos es qui¨¦n nos trajo este virus. No tenemos respuesta.
Los ¨²nicos que ten¨ªan acceso eran los profesionales de salud (Departamento Sanitario Especial Ind¨ªgena, DSEI R¨ªo Tapaj¨®s) que ven¨ªan en avionetas desde Itaituba para trasladar a los pacientes a los hospitales de las ciudades. Ya con casos de covid-19 en la mayor¨ªa de los n¨²cleos de poblaci¨®n, dos ind¨ªgenas de Pykatoti, donde se encuentra la base de vigilancia, decidieron abrirla de nuevo. Hubo muchos informes de invasi¨®n y el r¨ªo Pixaxa estaba cada vez m¨¢s sucio, algo que no pasaba antes.
Con la base funcionando normalmente, la aldea Pykany fue la primera en poner a disposici¨®n un grupo de seis personas durante una semana para llevar a cabo actividades de vigilancia. Yo form¨¦ parte de ¨¦l. En una semana subimos el r¨ªo Pixaxa en busca de buchas [peque?os puentes improvisados] que los invasores construyen sobre las aguas para tener acceso, a trav¨¦s de tractores y camiones madereros, a los l¨ªmites de las tierras protegidas. Pero no encontramos, solo vimos a pescadores invasores a los que pedimos que se fueran sin ninguna agresividad. Explicamos la importancia de la ley que no permite la pesca en nuestros r¨ªos. Y se fueron.
Regresamos a nuestra aldea Pykany y, despu¨¦s de cinco d¨ªas, yo y otros dos colegas que estaban conmigo empezamos a sentir s¨ªntomas de covid-19. La primera prueba fue negativa, pero despu¨¦s de 10 d¨ªas nos hicimos una segunda y descubrimos que realmente ten¨ªamos la enfermedad. Nos infectamos cuando estuvimos en la base por una semana, como responsables de la vigilancia del territorio y entramos en contacto con gente de fuera.
La pandemia puede ser algo nuevo para los kuben, pero no para nosotros, que tuvimos miles y miles de ind¨ªgenas muertos durante la invasi¨®n del hombre blanco, conocida como ¡°contacto¡±. Antes, nuestros ancianos viv¨ªan aislados en el bosque y no ten¨ªan ciertas enfermedades como la gripe, la tos, la diarrea y tantos otros s¨ªntomas que mis abuelos nunca hab¨ªan experimentado antes. Luego vino el sarampi¨®n. Para nosotros, fue como una pandemia dentro del territorio: mat¨® a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. No hab¨ªa ning¨²n tratamiento de medicina tradicional, ya que nunca hab¨ªamos visto algo as¨ª.
Antes, nuestros ancianos viv¨ªan aislados en el bosque, y no ten¨ªan enfermedades. Con el kuben vino la gripe, la tos, la diarrea y tantos otros s¨ªntomas que mis abuelos nunca hab¨ªan experimentado antes
Muchos tuvieron que ser aislados y aprendimos mucho de esta experiencia para unirnos en la lucha contra el nuevo coronavirus hoy. Pero, en lugar de darse cuenta de que tiene mucho que aprender de nosotros, el kuben sigue obcecado, sin soluciones, creyendo que tiene m¨¢s conocimientos que los ind¨ªgenas.
Me trat¨¦ los s¨ªntomas de la covid-19 con t¨¦s que me prepararon los chamanes a base de hojas, enredaderas y ra¨ªces del bosque. Al comienzo de la pandemia, no hab¨ªa medicamentos para el tratamiento en los puestos de salud de la aldea, por lo que los sanitarios tuvieron que enviar a los pacientes infectados a la ciudad. Pero las historias que nos llegaban de los hospitalizados no eran positivas, por lo que los que se contagiaban despu¨¦s prefer¨ªan no ser trasladados. Al final, la mayor¨ªa de las personas en Tierra Ind¨ªgena Menkragnoti se enfermaron de covid-19. Son 282, seg¨²n el bolet¨ªn del DSEI Rio Tapaj¨®s, actualizado el 18 de septiembre. Todos tomaron lo mismo que yo y puedo asegurar que nadie muri¨®. Nadie.
Seguiremos resistiendo
Para los que no conocen nuestra realidad, nosotros vivimos entre la fauna brasile?a y, desde hace algunos a?os, estamos siendo perseguidos por el Gobierno de Jair Bolsonaro. Hay planes para grandes proyectos en (o alrededor de) nuestras tierras, porque tenemos mucha riqueza dentro del ¨¢rea demarcada como Tierra Ind¨ªgena Menkragnoti.
Quieren explorar el terreno y a la gente que vive all¨ª. A cualquier precio. Piensan que no hay vida en ese lugar, pero la hay. ?Y mucha! Dependemos del bosque y del r¨ªo. Somos parte del bosque y el bosque es parte de nosotros. Seguiremos resistiendo. Para luchar por nuestros derechos, creamos nuestra propia organizaci¨®n no gubernamental, llamada Instituto Kabu, que desempe?a la funci¨®n que deber¨ªa llevar a cabo la Fundaci¨®n Nacional del Indio (FUNAI), como la vigilancia y el control del territorio.
Para nosotros, la FUNAI ya no existe. Hoy en d¨ªa, est¨¢ comandada por los pol¨ªticos favorables al extractivismo y a los intereses del agronegocio. Somos nosotros los que seguiremos siempre defendiendo nuestro territorio, porque somos los mayores guardianes y protectores de la selva, de la Amazon¨ªa, de la biodiversidad brasile?a.
Ya es hora de que los no ind¨ªgenas reconozcan que somos los primeros habitantes de estas tierras. No somos nosotros los que estamos ocupando sus tierras, que podr¨ªan ser productivas. Son ustedes los que nos han invadido y est¨¢n viviendo en nuestra casa. Es necesario que reconozcan y respeten a los pueblos ind¨ªgenas, as¨ª como nuestra historia en este territorio, que ustedes llaman Brasil.
Esta historia forma parte de la serie ¡°Destellos del Amazonas¡±, producida en la Amazon¨ªa por democraciaAbierta. La serie est¨¢ apoyada por el Rainforest Journalism Fund del Pulitzer Center. Agradecemos los testimonios y material gr¨¢fico aportados por miembros de las comunidades retratadas en esta historia, quienes permanecen aislados por causa de la Covid-19.
Pho Yre Mekragnotire es un joven comunicador ind¨ªgena del colectivo M¨ªdia Kayap¨® Mekragnoti, miembro de Engajamundo y trabaja en Rede Xingu.
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