¡°?Soy grande! ?Soy africano! ?Tengo melanina!¡±, gritan en la primera escuela afroc¨¦ntrica del continente
Un colegio de Kenia ense?a a los alumnos a disfrutar y apreciar su cultura y a sentirse orgullosos de su origen africano
¡°?Soy grande! ?Soy africano! ?Tengo melanina!¡±. Los gritos de los 300 ni?os reunidos en una extensi¨®n de c¨¦sped delante del colegio Ni?os en Libertad son tan fuertes que gran parte del somnoliento suburbio de la ciudad keniana de Nakuru puede o¨ªrlos. ¡°?Quieres que el le¨®n que llevas dentro se duerma?¡±, exclama Oku Kanayo, uno de los dos directores del centro, a trav¨¦s de un micr¨®fono. ¡°?Whoa!, el poder del le¨®n est¨¢ en todos los ni?os. Quiz¨¢ no sea la criatura m¨¢s grande del reino animal, pero es la m¨¢s fuerte¡±. ¡°?Whoa!¡±, repiten los ni?os al un¨ªsono.
Despu¨¦s de unas cuantas arengas similares, Utheri Kanayo se acerca a los altavoces jadeando y pone la m¨²sica que gu¨ªa a los ni?os a las aulas. Junto con su marido Oku dirige la escuela. ¡°Empezamos casi todos los d¨ªas con un baile¡±, explica, ¡°porque eso da espacio a la libertad y la alegr¨ªa de los ni?os. Ahora que a¨²n son peque?os, no les da tanta verg¨¹enza su manera de bailar, as¨ª que intentamos conservar esa actitud el mayor tiempo posible¡±, dije Kanayo.
Mientras que la mayor¨ªa de los colegios kenianos empiezan la jornada con una tenue oraci¨®n ceremonial, en este el afrobeat retumba por los altavoces. Otros centros de primaria exigen que sus alumnos lleven uniforme con corbata para los chicos y calcetines hasta la rodilla y faldas largas para las ni?as. Aqu¨ª los estudiantes van vestidos con coloridas camisas hechas de tela de kitenge. Las diferencias entre el colegio Ni?os en Libertad y la mayor¨ªa de las escuelas de primaria de Kenia, o incluso del este de ?frica, son notables.
¡°Es la primera escuela afroc¨¦ntrica del continente¡±, explica su codirectora con orgullo mientras conduce a un alumno perdido a su clase y sigue se?alando las cosas que ella y su marido Oku hacen de otra manera en el centro. ¡°Es un lugar en el que los ni?os sienten que son importantes por ser africanos¡±, contin¨²a. ¡°Les ayudamos a desarrollar su identidad africana para que disfruten de su cultura y la aprecien¡±.
El afrocentrismo en torno al cual Kanayo y su marido han levantado su escuela est¨¢ en auge. Cada vez se publican m¨¢s c¨®mics afroc¨¦ntricos en Estados Unidos, pero tambi¨¦n en distintos lugares de ?frica. Est¨¢ aumentando tambi¨¦n el estreno de pel¨ªculas en las que una nueva conciencia africana desempe?a un papel protagonista. Buen ejemplo de ello es el ¨¦xito de taquilla Black Panther, pero tambi¨¦n la m¨¢s reciente La mujer rey. El t¨¦rmino ¡°afrocentrismo¡± procede de Estados Unidos, donde tuvo su origen en las d¨¦cadas de 1960 y 1970 como contrapunto al eurocentrismo generalizado. Las escuelas afroc¨¦ntricas, creadas por afroamericanos, existen all¨ª hace tiempo.
Educar contra la falta de confianza
Utheri Kanayo no siempre fue directora de una escuela de primaria. En 2018, tras cursar diversos estudios de educaci¨®n y despu¨¦s de una larga carrera de investigaci¨®n en pedagog¨ªa, entre otras en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, decidi¨® volver a su pa¨ªs natal con su marido con la idea de organizar ferias educativas. ¡°Pero cuando hablamos con los ni?os, vimos que ten¨ªan muy poca confianza en s¨ª mismos y que no estaban orgullosos de su origen¡±, recuerda Kanayo. ¡°Pensaban que, como africanos, estaban en desventaja o no podr¨ªan cumplir sus sue?os¡±.
Las conversaciones con los ni?os dieron como fruto el nuevo m¨¦todo pedag¨®gico que establece los principios de la escuela Ni?os en Libertad. ¡°Con este m¨¦todo aprendemos que, como ni?o africano y negro, puedes estar orgulloso de tu color y de tu origen¡±, explica la directora. ¡°Quer¨ªamos ofrecer ejemplos a los alumnos, mostrarles que hay much¨ªsimas personas que son como ellos y que han pasado por las mismas circunstancias, y han triunfado¡±.
Cuando Kanayo empieza su recorrido por las aulas, queda claro que casi todo en el colegio se aparta de lo habitual en Kenia. La pedagoga se?ala los mapas de ?frica que cuelgan en las paredes por todas partes, los p¨®steres que muestran c¨®mo las lenguas bant¨²es se han expandido por el continente, los coloridos adornos que bordean las pizarras y las figuras colgadas junto a la entrada de las clases.
El afrocentrismo est¨¢ en auge. Cada vez se publican m¨¢s c¨®mics afroc¨¦ntricos en Estados Unidos, pero tambi¨¦n en distintos lugares de ?frica
¡°Cada aula lleva el nombre de un emblema africano¡±, explica mientras se para junto a la foto de un esqueleto. ¡°Aqu¨ª tenemos una fotograf¨ªa de Dinkinesh, el esqueleto humanoide m¨¢s completo que se conoce. La hemos puesto aqu¨ª para mostrar que toda la vida empez¨® con una mujer negra. Independientemente del color o la raza, la vida empez¨® en ?frica¡±. A la pregunta de si se trata del esqueleto de 3,2 millones de a?os conocido como Lucy, Kanayo responde con una sonrisa: ¡°Los blancos la llaman Lucy, pero en ?frica la llamamos Dinkinesh¡±.
En el aula clase, el profesor Maina Gikuchi se encuentra frente al segundo grupo m¨¢s antiguo del colegio. En este momento la clase no trata de historia o cultura africana; tambi¨¦n hay que seguir el plan de estudios oficial de Kenia. Cuando Gichuki nombra a los alumnos para que respondan a sus preguntas, llama la atenci¨®n que ninguno tenga un nombre ingl¨¦s como Peter, Schola o David. En Kenia es costumbre poner dos nombres a los ni?os: uno ¡°africano¡± y uno ingl¨¦s. ¡°Aqu¨ª solo usamos los nombres africanos¡±, explica Otieno, de 11 a?os. ¡°Mi nombre ingl¨¦s es David Toby. Pero, si somos africanos, ?por qu¨¦ tenemos que adaptarnos y usar nombres ingleses?¡±.
Esto tambi¨¦n forma parte de los principios afroc¨¦ntricos del colegio Ni?os en Libertad. ¡°Muchos kenianos se averg¨¹enzan de su nombre africano¡±, explica Kanayo, ¡°y por eso utilizan el ingl¨¦s. Eso significa que una parte importante de tu identidad se pierde: toda la informaci¨®n sobre tu origen o tu procedencia ¨¦tnica ha desaparecido. Queremos que los ni?os entiendan que es un privilegio y un absoluto honor ser africanos. Los africanos llevan mucho tiempo oyendo que son inferiores, que necesitan que les ayuden o les ense?en. Con nuestro afrocentrismo queremos mostrar a los ni?os que ?frica tambi¨¦n es una fuente de ciencia, creatividad e inteligencia, y que siempre lo ha sido¡±.
El objetivo de las clases sobre modelos africanos es dar a los ni?os m¨¢s confianza en s¨ª mismos. ¡°Nuestros alumnos necesitan historias positivas de personas como ellos¡±, reflexiona Kanayo. ¡°Nosotros les hacemos ver que ha habido otros africanos que han logrado grandes cosas¡±. As¨ª, a los ni?os se les ense?a ejemplos africanos del pasado. ¡°Por ejemplo, ense?amos a nuestros ni?os el imperio de Man Musa, el hombre m¨¢s rico que ha existido¡±, explica la codirectora. ¡°Los alumnos aprenden que hubo una ¨¦poca en la que ?frica no necesitaba ayuda externa para extraer materias primas y minerales y venderlos. Eso demuestra que el continente podr¨ªa haber sido muy rico¡±.
Esta imagen de una ?frica alternativa y floreciente vuelve a repetirse a menudo. Poco despu¨¦s, Kanayo se?ala un p¨®ster en el que se ve a un soldado africano con una boina roja: Thomas Sankara, el primer presidente de Burkina Faso. ¡°Igual que el congole?o Patrice Lumumba, es un h¨¦roe de la resistencia asesinado¡±, explica nuestra gu¨ªa. ¡°Se opusieron a la injerencia colonial, gobernaron grandes econom¨ªas y pagaron por ello con su vida. ?frica habr¨ªa sido muy diferente si no los hubieran matado¡±.
Hay quien dice que el afrocentrismo nos separa, pero la verdad es que nos conecta. En realidad, nuestras diferencias nos hacen m¨¢s fuertes¡±.
Seg¨²n el matrimonio Kanayo, las escuelas kenianas todav¨ªa se parecen a las del sistema escolar brit¨¢nico que los ingleses introdujeron en Kenia en ¨¦poca colonial. El n¨²mero creciente de escuelas internacionales que preparan a ni?os kenianos para que estudien en el extranjero utiliza incluso el plan de estudios brit¨¢nico. ¡°Lo que es normal en Europa o en Gran Breta?a se ha exportado a Kenia¡±, lamenta Kanayo con el ce?o fruncido. ¡°Hemos adoptado algo que no es nuestro. La manera brit¨¢nica de educar y aprender nos ha sido impuesta, no es africana. Por eso nosotros lo hacemos de otra manera¡±.
El afrocentrismo que une
Sin embargo, ?frica no es un pa¨ªs, sino un continente gigantesco lleno de diversidad. Solo en Kenia hay 44 grupos de poblaci¨®n reconocidos oficialmente, muchos de los cuales hablan su propia lengua y tienen sus propias costumbres. ?No es precisamente una actitud colonial educar a los ni?os como ¡°africanos¡±? Kanayo se r¨ªe. ¡°Hay quien dice que el afrocentrismo nos separa¡±, responde, ¡°pero si quiere saber mi opini¨®n, la verdad es que nos conecta. Los colonizadores salieron ganando al dividirnos para poder gobernarnos. La cultura de nuestro colonizador todav¨ªa est¨¢ presente. Incluso el ingl¨¦s que yo hablo no es m¨ªo. No podemos cambiar ni deshacer nada, pero podemos aprender de ello. En realidad, nuestras diferencias nos hacen m¨¢s fuertes¡±.
Una de las madres que ha enviado a sus hijos a la escuela de los Kanayo es Clare Nyaboke. ¡°Me sorprendi¨® descubrir que mis hijos de repente hablaban la lengua de mis padres¡±, dice. Sus hijos Kerama, de diez a?os, y Kingoina, de ocho, ahora pueden comunicarse con sus abuelos, mientras que la propia Nyaboke ya no habla esa lengua. ¡°Cuando era ni?a nunca aprend¨ª a ser ambiciosa¡±, contin¨²a. ¡°Nunca se nos ense?¨® nada de nuestra cultura, no se nos permit¨ªa hablar nuestras lenguas tradicionales¡±. Piensa que, ahora, sus hijos tienen m¨¢s confianza en s¨ª mismos. ¡°Saben que son fuertes y que pueden llegar a ser lo que quieran¡±.
Pero la escuela afroc¨¦ntrica no est¨¢ al alcance de todos los kenianos. La matr¨ªcula anual es de unos 900 euros, una cantidad que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n de Kenia no se puede permitir. ¡°En un mundo ideal, cualquier ni?o podr¨ªa venir a este colegio¡±, explica Kanayo, ¡°por eso estamos intentando recaudar dinero con una fundaci¨®n para acoger tambi¨¦n a ni?os de familias menos favorecidas¡±. Seg¨²n la cofundadora del colegio, las matr¨ªculas del 15% de los alumnos se pagan con esas becas. El centro cuenta actualmente con 300 alumnos, una cifra que aumenta en 100 estudiantes cada a?o.
En las instalaciones de la escuela tambi¨¦n se ve que la expansi¨®n es posible. En la parte superior del edificio, la estructura de acero que sobresale del hormig¨®n indica que se est¨¢ proyectando una cuarta planta. Y en una esquina, cerca de una peque?a granja y de unos aguacates se est¨¢ excavando una piscina para poder dar tambi¨¦n clases de nataci¨®n. En enero, la escuela tendr¨¢ adem¨¢s un grupo de secundaria, que en un principio se alojar¨¢ en el mismo edificio que la escuela primaria.
Los Kanayo no ocultan sus ambiciones. Por ejemplo, la pareja espera que su m¨¦todo pedag¨®gico se convierta en ¡°el patr¨®n de referencia para los ni?os negros¡±, y que se adopte en todo el mundo. ¡°En el pasado, ?frica fue l¨ªder en innovaci¨®n, educaci¨®n y comercio¡±, afirma Kanayo. ¡°Grandes reinos llegaron y se fueron. Es verdad que despu¨¦s vinieron la esclavitud y la colonizaci¨®n, pero esos d¨ªas ya han pasado. Est¨¢bamos en una fase de depresi¨®n, pero ?frica est¨¢ resurgiendo. Nos encontramos en v¨ªsperas de una nueva era, y los africanos se levantan¡±.
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