El lavado de manos, la desinfecci¨®n y las vacunas podr¨ªan evitar 750.000 muertes al a?o asociadas a superbacterias
La mayor¨ªa de estos fallecimientos prevenibles se producen en pa¨ªses de ingresos bajos y medios, advierte una serie de art¨ªculos publicados en ¡®The Lancet¡¯. Los cient¨ªficos llaman a reducir el uso inadecuado de antibi¨®ticos en humanos en un 20%, y en animales en un 30% en el pr¨®ximo lustro
Una universitaria india enferma de tuberculosis, un veterinario de Kenia hospitalizado durante meses por una infecci¨®n tras una cirug¨ªa, una gimnasta estadounidense afectada con un estafilococo, o un beb¨¦ en Indonesia con problemas respiratorios, v¨®mitos y diarrea: todos han sufrido la ¡°pandemia silenciosa¡±, como califica la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) de las bacterias resistentes a los antibi¨®ticos. Estas est¨¢n presentes en casi cinco millones de muertes anuales (es decir, los afectados ten¨ªan una infecci¨®n, aunque se registrase otra causa de fallecimiento), y son la causa directa de 1,27 millones de ellas. ?frica subsahariana y el sur de Asia son las dos regiones con mayor incidencia de muertes atribuidas a la resistencia a antibi¨®ticos, con m¨¢s de 20 por cada 100.000 habitantes, frente a las 13 de media en los pa¨ªses desarrollados.
Unos 750.000 fallecimientos asociados a superbacterias se podr¨ªan evitar cada a?o, sobre todo en pa¨ªses de ingresos bajos y medios, mejorando medidas como el lavado de manos y la desinfecci¨®n en entornos sanitarios, el acceso a agua limpia o la extensi¨®n de las vacunas infantiles. Es una de las conclusiones de una serie de cuatro art¨ªculos publicados en la revista cient¨ªfica The Lancet este jueves (madrugada del viernes en la Espa?a peninsular) sobre el ¡°acceso sostenible a antibi¨®ticos eficaces¡±. Los autores, 38 expertos en resistencia antimicrobiana y salud global de todo el mundo, advierten de que es un problema en aumento que causar¨¢ cada vez m¨¢s muertes si no se ataja ¡ªun estudio de 2016 estimaba que en 2050 provocar¨ªa 10 millones de fallecidos al a?o¡ª, y que afecta en especial a los grupos m¨¢s vulnerables.
¡°El peque?o conjunto de antibi¨®ticos eficaces se ha reducido, especialmente en entornos con pocos recursos, y las personas muy j¨®venes, muy mayores y gravemente enfermas son especialmente susceptibles de contraer infecciones resistentes¡±, afirma el primero de los cuatro textos, que se centra en el ¨¢mbito global del problema y en c¨®mo medirlo. Las bacterias resistentes a los antibi¨®ticos ¡°suponen un obst¨¢culo importante para la consecuci¨®n de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidas las metas de supervivencia neonatal, progreso en el envejecimiento saludable y mitigaci¨®n de la pobreza¡±, contin¨²a.
Si no se act¨²a, m¨¢s personas se infectar¨¢n y morir¨¢n por infecciones resistentes, y los tratamientos ser¨¢n m¨¢s caros y potencialmente inaccesibles para las personas en los entornos con recursos m¨¢s limitadosIruka Okeke, profesora de microbiolog¨ªa farmac¨¦utica de la Universidad de Ibadan (Nigeria)
Una de las coautoras, Iruka Okeke, profesora de Microbiolog¨ªa farmac¨¦utica de la Universidad de Ibadan, en Nigeria, describe por correo electr¨®nico el escenario si no se act¨²a ya: ¡°M¨¢s personas se infectar¨¢n y morir¨¢n por infecciones resistentes. La resistencia a los medicamentos de ¨²ltimo recurso podr¨ªa ser m¨¢s del doble de frecuente en 2035 que en 2005. Los tratamientos ser¨¢n m¨¢s caros y potencialmente inaccesibles para las personas en los entornos con recursos m¨¢s limitados¡±.
Estos entornos, que a su vez tienen mayor incidencia de enfermedades infecciosas y menor capacidad en sus sistemas sanitarios, son precisamente ¡°los que m¨¢s pueden beneficiarse de la contenci¨®n de la resistencia antimicrobiana¡± a trav¨¦s de herramientas ya existentes, explica Okeke. As¨ª, en los pa¨ªses de ingresos bajos y medios (o en v¨ªas de desarrollo), se podr¨ªan evitar 337.000 muertes al a?o asociadas a bacterias resistentes adquiridas en centros sanitarios ¡ªuna de las formas de contagio m¨¢s frecuentes¡ª, frente a los 1,7 millones de muertes al a?o actuales, mejorando la prevenci¨®n y el control de infecciones en los mismos.
Estas intervenciones incluyen una mayor observancia de las normas de higiene, principalmente en cuanto al lavado de manos del personal sanitario, y mejoras en la limpieza ambiental, las t¨¦cnicas antis¨¦pticas y las medidas de desinfecci¨®n y esterilizaci¨®n, para prevenir infecciones a trav¨¦s de v¨ªas centrales o perif¨¦ricas, cat¨¦teres o ventiladores, y de la cirug¨ªa. Para llegar a esa reducci¨®n de muertes, habr¨ªa que alinear los est¨¢ndares de prevenci¨®n y control de estos pa¨ªses a los de ingresos altos, seg¨²n el modelo matem¨¢tico elaborado por los autores, abordado en el segundo art¨ªculo de la serie.
Garantizar el acceso universal a servicios de agua, saneamiento e higiene, que evitar¨ªa 247.800 muertes asociadas a la resistencia antimicrobiana
El estudio tambi¨¦n estima cu¨¢ntas muertes se evitar¨ªan en estos pa¨ªses al prevenir enfermedades infecciosas en las comunidades y reducir el uso de antibi¨®ticos para combatirlos. Uno de los m¨¦todos es garantizar el acceso universal a servicios de agua, saneamiento e higiene, que evitar¨ªa 247.800 muertes asociadas a la resistencia antimicrobiana, aunque el art¨ªculo advierte de que para alcanzar esta cifra, se requieren intervenciones de mayor calidad que las que se plantean actualmente.
La otra herramienta es lograr la cobertura universal de las vacunas pedi¨¢tricas, lo que evitar¨ªa 181.500 muertes, tanto por la prevenci¨®n directa de infecciones resistentes como por la reducci¨®n del consumo de antibi¨®ticos, seg¨²n el an¨¢lisis.
Triple objetivo
Okeke considera que estas intervenciones, que permitir¨ªan reducir la incidencia de muertes asociadas a las bacterias resistentes en los pa¨ªses en desarrollo en un 18%, ¡°son realistas, incluso en entornos con recursos limitados¡±. Los autores de la serie aspiran a un triple objetivo a nivel global en 2030, expuesto en el cuarto de los art¨ªculos: reducir la resistencia antimicrobiana en un 10%, disminuir el uso inadecuado de antibi¨®ticos en humanos en un 20%, y el uso inadecuado en animales en un 30%. Para ello, llaman a que se prioricen las acciones propuestas en la Asamblea General de la ONU que tendr¨¢ lugar en septiembre.
¡°Nuestros hallazgos indican que la reducci¨®n de la incidencia mundial de la resistencia antimicrobiana en un 10% para el a?o 2030 es alcanzable con las intervenciones existentes. Nuestros resultados deber¨ªan orientar las inversiones en intervenciones de salud p¨²blica hacia aquellas con el mayor potencial para reducirla¡±, dice el texto.
Sin embargo, estas acciones no son suficientes para que cualquiera que lo necesite pueda acceder a medicamentos asequibles y eficaces. ¡°El creciente n¨²mero de infecciones bacterianas en todo el mundo que no responden a los antibi¨®ticos disponibles indica la necesidad de invertir en ¡ªy garantizar el acceso a¡ª nuevos antibi¨®ticos, vacunas y medios de diagn¨®stico¡±, sostiene el tercer art¨ªculo de la serie.
Garantizar el acceso
¡°El modelo tradicional de desarrollo de f¨¢rmacos, que depende de ingresos sustanciales para motivar la inversi¨®n, ya no es econ¨®micamente viable sin incentivos¡±, afirma. ¡°Adem¨¢s, es improbable que los medicamentos desarrollados a trav¨¦s de estos mecanismos sean asequibles para todos los pacientes que los necesitan, sobre todo en los pa¨ªses de renta baja y media¡±. El texto defiende los ¡°nuevos modelos de financiaci¨®n p¨²blica basados en asociaciones entre el sector p¨²blico y el privado¡± para respaldar la inversi¨®n en antibi¨®ticos y alternativas novedosas, a la vez que reducir los gastos para los pacientes.
Nour Shamas, libanesa de 36 a?os, es farmac¨¦utica cl¨ªnica especializada en enfermedades infecciosas, y miembro del grupo de trabajo establecido en 2023 por la OMS de supervivientes de resistencias antimicrobianas. Conoce muy bien el problema, no solo por su trabajo, sino porque hace unos a?os, su madre, que ahora tiene 69, contrajo una infecci¨®n de tracto urinario resistente y recurrente tras estar hospitalizada por una operaci¨®n de columna. Shamas valora las medidas propuestas en los art¨ªculos en The Lancet, pero advierte de que aunque parecen muy sencillas, ¡°cada una tiene su dificultad¡±. ¡°Por ejemplo, lavarse las manos: aunque se disponga de agua limpia y jab¨®n, puede que no haya suficientes enfermeras en el hospital, as¨ª que las que hay est¨¢n muy sobrepasadas. A veces no se lavan las manos, a veces se las lavan, pero no se toman 30 segundos para frotarse. O tal vez se olvidan porque van de un paciente a otro. Y a veces la gente se cansa y se quema¡±, explica.
En videollamada desde Riad, donde trabaja, Shamas se reconoce como privilegiada por poder permitirse pagar los caros antibi¨®ticos y las pruebas que a¨²n necesita su madre, en L¨ªbano, cada dos o tres meses. Un pa¨ªs en crisis en el cual, incluso con dinero, es dif¨ªcil encontrar los medicamentos. ¡°Pagamos por pruebas de laboratorio para comprobar qu¨¦ tipo de resistencia ten¨ªa e identificar el mejor antibi¨®tico para tratar el episodio inicial. Y ahora, cada vez que vuelve a tener la infecci¨®n, tiene que hacerse otro test para saber qu¨¦ antibi¨®tico usar. A menudo empieza con uno y a los dos o tres d¨ªas tiene que cambiar a otro¡±, describe.
El grupo de trabajo de la OMS en el que participa, formado por 12 supervivientes o familiares de afectados (algunas de cuyas historias se citaban al inicio), ha escrito un comentario, publicado tambi¨¦n en la revista cient¨ªfica, que pide ¡°a todos los que trabajan en la resistencia antimicrobiana que tengan en cuenta la voz del paciente en su trabajo e incorporen un enfoque centrado en las personas¡±. ¡°La resistencia antimicrobiana trasciende fronteras y requisitos de visado y zonas de conflicto. Puede afectar a cualquiera, independientemente de su riqueza, raza o regi¨®n en todo el mundo¡±, recuerdan.
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