Espa?a, ?campeona de la salud global?
A lo largo de los ¨²ltimos a?os, Espa?a ha ido desarrollando iniciativas que la sit¨²an entre los pa¨ªses l¨ªderes de la salud global. La crisis de mpox demuestra la necesidad de consolidar este camino con capital econ¨®mico y pol¨ªtico
La reciente epidemia de mpox ¡ªconocida como viruela del mono¡ª contiene los elementos esenciales de las grandes crisis infecciosas de nuestro tiempo: v¨ªctimas concentradas en los estratos y pa¨ªses de menores ingresos; recursos de respuesta ¡ªvacunas, tratamientos y diagn¨®sticos¡ª en manos de un pu?ado de regiones ricas o emergentes; y una pavorosa incapacidad de la comunidad internacional para poner los segundos al servicio de las primeras. Cuando los casos notificados oficialmente desde principios de a?o se acercan ya a los 20.000 y las muertes desde 2022 ¡ªni?as y ni?os, en su mayor¨ªa¡ª superan las 1.400, la crisis de mpox sugiere un monumental d¨¦j¨¤ vu.
Un lustro despu¨¦s de las primeras noticias sobre la pandemia que marcar¨¢ a nuestra generaci¨®n, sus lecciones fundamentales siguen sin ser asumidas. Como explicaba un reciente an¨¢lisis publicado por ISGlobal, un conjunto de variables demogr¨¢ficas, clim¨¢ticas, econ¨®micas y socioculturales han elevado hasta un punto sin precedentes el riesgo de sufrir una nueva crisis infecciosa global. Nada menos que el 60% de las enfermedades emergentes declaradas desde 1940 tienen origen zoon¨®tico y son susceptibles de evolucionar de manera similar al SARS-CoV2. Esta escalada del riesgo, sin embargo, no ha sido respondida con una adaptaci¨®n equivalente de nuestras capacidades de preparaci¨®n y respuesta. Ni siquiera despu¨¦s de 29 millones de muertos y una cat¨¢strofe financiera sin precedentes.
Pocos asuntos ilustran mejor este fracaso que el llamado Acuerdo de Pandemias. Tres a?os de conversaciones y una presi¨®n internacional aparentemente imbatible han dado lugar por ahora a un texto ret¨®rico, no vinculante y letalmente lastrado por los intereses de la industria farmac¨¦utica. La decisi¨®n de extender las negociaciones un a?o m¨¢s ofrece la posibilidad de revertir este desaguisado, pero nadie piensa seriamente que eso vaya a ocurrir. En ausencia de mecanismos multilaterales obligatorios de respuesta, dependemos de la santa voluntad de cada uno de los actores.
Espa?a ha dado un meritorio paso adelante con la donaci¨®n del 20% de sus existencias de vacunas: 100.000 viales, equivalentes a 500.000 dosis
Y esta crisis no es una excepci¨®n. La declaraci¨®n de mpox como emergencia sanitaria internacional ha estado acompa?ada del tradicional rosario de peticiones de recursos financieros y materiales, con el objetivo prioritario de prevenir nuevas infecciones a trav¨¦s de la inmunizaci¨®n de las poblaciones en mayor riesgo. En este proceso, Espa?a ha dado un meritorio paso adelante con la donaci¨®n del 20% de sus existencias: 100.000 viales, equivalentes a 500.000 dosis. Una respuesta similar por parte del resto de los pa¨ªses de la OCDE supondr¨ªa una eficaz medida de choque contra la expansi¨®n de mpox. Al menos, por ahora. En el plazo medio y largo, los expertos insisten en la transferencia de tecnolog¨ªa y la capacidad de producci¨®n en las regiones afectadas, lo que permitir¨ªa reducir precios y tiempos de respuesta.
La buena noticia es que esta decisi¨®n del Estado espa?ol no supone un hecho aislado. Desde el comienzo de la pandemia, nuestras autoridades han desplegado un refrescante compromiso en el campo de la salud global. Liderados por el buen trabajo de los ministerios de Exteriores y Sanidad, Espa?a ha sido capaz de aportar un valor distintivo, m¨¢s all¨¢ del financiero. Porque las contribuciones ¡ªmodestas, pero crecientes¡ª a iniciativas internacionales como Covax, GAVI, el Fondo Mundial o el propio Fondo de Pandemias han estado acompa?adas por la construcci¨®n de un andamiaje pol¨ªtico que sustenta esta participaci¨®n y la vincula con la experiencia y las capacidades nacionales.
Espa?a sabe, por ejemplo, que la inversi¨®n en sistemas s¨®lidos de salud primaria y preventiva constituye una pieza imprescindible de un buen modelo de preparaci¨®n y respuesta ante pandemias. La defensa de esta prioridad no se ha hecho patente solo en foros globales como el de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), sino tambi¨¦n en programas de asistencia t¨¦cnica descentralizada como el que desarroll¨® el Gobierno vasco en Per¨² durante la pandemia.
Este compromiso constituye un activo indiscutible para nuestro poder blando, en un momento en el que las prioridades de las grandes potencias est¨¢n en otro lado
Espa?a tiene la oportunidad de convertirse en esta legislatura en uno de los l¨ªderes mundiales en salud. Para ello puede aprovechar varios frentes que ahora est¨¢n abiertos y que deben ser cerrados. El primero de ellos es la llamada Estrategia de Salud Global. Se trata de un documento pol¨ªtico que debe establecer las prioridades tem¨¢ticas, las herramientas y la hoja de ruta de Espa?a en este campo. Otros pa¨ªses ¡ªcomo Alemania y Francia, as¨ª como la propia Comisi¨®n Europea¡ª han hecho ejercicios similares, que reflejan la relevancia pol¨ªtica de la salud global tras la pandemia. La estrategia espa?ola deber¨ªa haber sido publicada hace ya tiempo y su ausencia debilita la posici¨®n de nuestro pa¨ªs en algunas conversaciones importantes ¡ªcomo la referente al futuro de la arquitectura de la salud global¡ª, por lo que es deseable que se remate cuanto antes.
El segundo es la puesta en marcha de la Agencia Estatal de Salud P¨²blica. Esta herramienta institucional ha sido concebida con el prop¨®sito de prevenir y afrontar los riesgos de salud y garantizar respuestas eficaces y equitativas a las crisis sanitarias. Por eso es urgente que sea rescatada del limbo de la Comisi¨®n de Sanidad del Congreso, donde dormita desde hace seis meses. Los cinco ¨¢mbitos prioritarios de la nueva agencia se enfocan de manera particular al territorio nacional, pero es f¨¢cil entender que apuntalar¨¢n tambi¨¦n la participaci¨®n de Espa?a en los debates internacionales. Solo hace falta imaginar el papel de coordinaci¨®n y acci¨®n que un recurso de este tipo podr¨ªa haber cumplido durante las alarmas de mpox, gripe aviar o la propia pandemia.
En tercer lugar, el Gobierno est¨¢ trabajando en la pr¨®xima aprobaci¨®n de un real decreto que desarrolla el Plan Estatal de Preparaci¨®n y Respuesta frente a Amenazas para la Salud P¨²blica. Este texto legal no solo define los mecanismos de coordinaci¨®n y actuaci¨®n en caso de amenaza, o las capacidades de preparaci¨®n y respuesta ante riesgos, sino que establece protocolos para la detecci¨®n y evaluaci¨®n de estos riesgos y la posible declaraci¨®n de emergencia. De nuevo, un recurso tan relevante como urgente.
Sumen a estos procesos el compromiso renovado de Espa?a con la Alianza para las Vacunas, GAVI (la promesa de un incremento del 25% con respecto a las contribuciones de 2021-2025), el protagonismo en los debates sobre la posici¨®n europea en este terreno o la m¨¢s que posible incorporaci¨®n de la ministra de Sanidad al Consejo Ejecutivo de la OMS. Dise?ada o no, esta acumulaci¨®n de iniciativas pol¨ªticas, financieras e institucionales podr¨ªan situar a Espa?a entre los pa¨ªses m¨¢s activos y propositivos en el debate de la salud global. Es una responsabilidad del conjunto del pa¨ªs, lo que obliga al Gobierno a escuchar e incorporar a la oposici¨®n y a las comunidades aut¨®nomas. Pero constituye un activo indiscutible para nuestro poder blando, en un momento en el que las prioridades de las grandes potencias est¨¢n en otro lado. Precisamente porque escasean las naciones que proponen un fortalecimiento de las v¨ªas multilaterales y la agenda del desarrollo sostenible, el papel de Espa?a es m¨¢s importante que nunca.
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