Inundaciones en Durban: el cambio clim¨¢tico como barrera al desarrollo
Unas 448 personas han fallecido y 40.000 han perdido su hogar por las fuertes inundaciones en el sur de una de las provincias de Sud¨¢frica. Los acontecimientos han puesto el foco sobre las consecuencias del calentamiento global en entornos urbanos
La precipitaci¨®n media anual en Durban, Sud¨¢frica, es de 1.010 mil¨ªmetros. A principios de abril, el Servicio Sudafricano de Meteorolog¨ªa (SAWS) alert¨® de condiciones extremas con riesgo de intensas lluvias e inundaciones en el sur de la provincia de KwaZulu-Natal. El pasado 11 de abril, se recogieron alrededor de 400 mil¨ªmetros en menos de 24 horas como consecuencia de la formaci¨®n de un cicl¨®n subtropical ¨Cdenominado Issa por M¨¦t¨¦o France¨C a un centenar de metros de la costa, con un impacto catastr¨®fico en la ciudad de Durban (eThekwini) y su entorno. El recuento de fallecidos suma un total de 448, con 43 desaparecidos hasta la fecha, y se estima que unas 40.000 personas han perdido su hogar. Como consecuencia, el presidente del pa¨ªs, Cyril Ramaphosa, declar¨® el estado de alarma en la provincia.
Las lluvias han afectado enormemente tanto a infraestructuras como a zonas comerciales y residenciales. Casi 4.000 viviendas han sido completamente destruidas y m¨¢s 8.300 han recibido da?os. La red viaria ha sufrido un tremendo impacto. Se han identificado alrededor de 1.300 intervenciones: firmes arrastrados por la corriente de agua han dado lugar al cierre de carreteras, incluidas las v¨ªas nacionales N2 y N3, y decenas de puentes han colapsado, dificultando la accesibilidad de las zonas afectadas. Algunas de estas han quedado aisladas, solo accesibles en helic¨®ptero.
Igualmente, la actividad del Puerto de Durban, el mayor en el ?frica subsahariana y la cuarta terminal de contenedores en el hemisferio sur, ha sido enormemente alterada.
Diversas infraestructuras b¨¢sicas de suministro de agua, electricidad, saneamiento y telecomunicaciones tambi¨¦n han experimentado importantes desperfectos, afectando a decenas de miles de personas. 66 centros m¨¦dicos y 600 centros educativos han sufrido da?os, lo que supone una interrupci¨®n temporal del curso para m¨¢s 270.000 escolares. Adem¨¢s, una marea ins¨®lita de pl¨¢stico ha alcanzado las playas de Durban, arrastrada corriente abajo por el r¨ªo Umgeni, entre los m¨¢s contaminados de Sud¨¢frica, adem¨¢s de uno de los mayores contribuyentes de pl¨¢stico del oc¨¦ano ?ndico.
Varios ministerios han activado un plan de coordinaci¨®n en tres fases: atenci¨®n humanitaria inmediata; estabilizaci¨®n, recuperaci¨®n y realojo de quienes han perdido su hogar, y, por ¨²ltimo, reconstrucci¨®n. Asimismo, un amplio sector de la sociedad civil se ha movilizado con destacada diligencia para asistir a los m¨¢s afectados.
La rapidez con la que se est¨¢ urbanizando el continente africano en general, y el ?frica subsahariana en particular, ejerce una enorme presi¨®n sobre la demanda de viviendas y servicios, particularmente sobre el suministro de agua, ya comprometido para aquellas ciudades dependientes de acu¨ªferos, afectando h¨¢bitats naturales adyacentes a zonas urbanas. A pesar del consenso sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la Agenda 2063 de la Uni¨®n Africana, donde se reconoce la necesidad de un desarrollo inclusivo y sostenible, el dilema ¡°medioambiente versus desarrollo¡± se percibe como una polarizaci¨®n en las prioridades de gobierno. Generalmente, se da preferencia al desarrollo econ¨®mico y social en detrimento de consideraciones medioambientales.
En los ¨²ltimos a?os, los procesos urbanos se han considerado causantes de desaf¨ªos a nivel global, incluyendo la degradaci¨®n de ecosistemas, el cambio clim¨¢tico, la desigualdad sistematizada, la pobreza end¨¦mica, la inseguridad alimentaria y la escasez energ¨¦tica, por citar los m¨¢s importantes. Las ciudades consumen entre el 60% y el 80% de la energ¨ªa y producen el 75% de gases de efecto invernadero. Afrontar estos retos con escasez t¨¦cnica y econ¨®mica, d¨¦bil liderazgo pol¨ªtico, falta de previsi¨®n y bajos niveles de participaci¨®n ciudadana y de priorizaci¨®n del desarrollo posiciona a las ciudades subsaharianas en una situaci¨®n muy comprometida.
Los acontecimientos han puesto el foco sobre las consecuencias del cambio clim¨¢tico en entornos urbanos. En 2018, Ciudad del Cabo sufri¨® la sequ¨ªa m¨¢s severa que recuerdan sus habitantes. Sus autoridades estimaron como Day Zero el 12 de abril, d¨ªa en que las reservas del agua para suministro de la ciudad se acabar¨ªan tras una sequ¨ªa de tres a?os.
La falta de previsi¨®n y mantenimiento de las infraestructuras fueron denunciadas profusamente: embalses insuficientes y numerosas fugas en la red de distribuci¨®n. Por el contrario, las previsiones para las zonas costeras incluyen un incremento en la frecuencia y fuerza de las tormentas, as¨ª como el aumento del nivel del mar. La provincia de KwaZulu-Natal es aquella con mayor riesgo de inundaciones, catalogada como de riesgo extremadamente alto, siendo Durban la ciudad con mayor n¨²mero de inundaciones registradas en la Emergency Events Database entre 1959 y 2019.
En el Informe sobre el Estado de las Ciudades Africanas de 2014, Naciones Unidas ya alerta del incremento de las desigualdades por efectos del cambio clim¨¢tico, como as¨ª ha ocurrido en esta ocasi¨®n. Las comunidades m¨¢s desfavorecidas han sido las m¨¢s vulnerables, sufriendo el impacto con mayor severidad.
La escasez en el suministro de viviendas tiene como resultado la aparici¨®n de informal settlements, o como se denominar¨ªan en espa?ol, ¡°asentamientos chabolistas¡±, que lejos del car¨¢cter excepcional con el que se les percibe en el primer mundo, son una realidad proliferante en el paisaje urbano africano, donde vive casi el 62% de la poblaci¨®n continental. Con una poblaci¨®n estimada de cuatro millones de habitantes, Durban alberga 580 asentamientos chabolistas, d¨®nde reside casi el 30% de la poblaci¨®n del ¨¢rea metropolitana. Imaginemos un tercio de la poblaci¨®n de Madrid viviendo en La Ca?ada Real. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas mortales pertenece a estas comunidades. Estos asentamientos se construyen generalmente al margen de la zonificaci¨®n urban¨ªstica o con permisos temporales que se perpet¨²an, localizados en numerosos casos en laderas o cerca de cauces fluviales con alto riesgo de avalancha e inundaci¨®n, respectivamente.
Es de destacar el uso de tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, que se ha hecho presente en esta crisis con esperanzadora rapidez. Tanto la asistencia de im¨¢genes satelitales como el mapeado participativo de zonas da?adas o en riesgo, sin duda son de gran ayuda. Las im¨¢genes de MAXAR Open Data Program incluidas en este art¨ªculo ilustran los efectos de la devastaci¨®n de las zonas m¨¢s vulnerables. Asimismo, iniciativas descentralizadas que se pueden considerar smart city como las llevadas a cabo por Black Box en Durban, o Placemarks Africa remotamente desde Italia, son ejemplos de ello.
Resulta evidente que las acciones contra el cambio clim¨¢tico no solo no pueden esperar a que se alcancen ciertos niveles de desarrollo y prosperidad, sino que estos estar¨¢n enormemente condicionados por los efectos devastadores del calentamiento global. Los desastres naturales, cada vez m¨¢s frecuentes, as¨ª como sus consecuencias, deben ocupar una posici¨®n predominante en la planificaci¨®n de regiones vulnerables en desarrollo.
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