Historia de la familia de pescadores que no sab¨ªa mirar hacia otro lado
Los Dur¨¢ han rescatado casi un centenar de inmigrantes en 12 a?os y los han acogido en el territorio m¨¢s peque?o: su barco
¡°Se tiraron al agua, desesperados, huyendo de una patrullera libia. No pod¨ªamos dejarlos all¨ª, era nuestra obligaci¨®n rescatarlos. Yo no dejo a nadie ahogarse delante de m¨ª¡±, explica a EL PA?S Pascual Dur¨¢, patr¨®n del Nuestra Madre Loreto, a trav¨¦s del tel¨¦fono sat¨¦lite del barco. Eran las ocho de la tarde del 22 de noviembre cuando el marinero, de 29 a?os, se encontr¨® ante la dram¨¢tica escena y llam¨® a su jefe, Jos¨¦, que tambi¨¦n es su padre, y hace 12 a?os afront¨® la misma situaci¨®n a bordo de otro pesquero llamado Francisco y Catalina. Pascual y Jos¨¦ decidieron que lo mejor era no mover el pesquero hasta rescatar a los n¨¢ufragos ¡°porque la h¨¦lice pod¨ªa devorarlos¡±. Dur¨¢ hijo subi¨® a 12 inmigrantes a bordo, tantos como miembros tiene su tripulaci¨®n. En 2006, fueron 51. Y en 2007 hicieron otro rescate, con 26 m¨¢s. Casi un centenar de inmigrantes tuvieron la suerte de tropezar en alta mar con esta familia de Santa Pola (Alicante). Todas las veces habr¨ªa sido m¨¢s f¨¢cil mirar hacia otro lado, pero todas las veces los Dur¨¢ decidieron acogerlos en el territorio m¨¢s peque?o: su barco.
Los inmigrantes que Jos¨¦, el padre de Pascual, rescat¨® en 2006, entre ellos una embarazada y una ni?a de dos a?os, relataron a la tripulaci¨®n que al menos dos barcos hab¨ªan pasado de largo por delante de su patera a la deriva. Jos¨¦ guarda a¨²n las cartas que le escribieron a bordo. ¡°Gracias a los espa?oles que me han salvado de la muerte. Llevamos Espa?a en nuestra sangre para siempre¡±, les dice un eritreo en un enrevesado ingl¨¦s. ¡°Han demostrado gran humanidad¡±, se lee en otra nota, en franc¨¦s. El Francisco y Catalina tuvo que esperar una semana para faenar mientras cinco pa¨ªses negociaban el reparto de los n¨¢ufragos. Nuestra Madre Loreto esper¨® durante nueve d¨ªas. El s¨¢bado decidi¨® poner rumbo a Espa?a con los inmigrantes a bordo despu¨¦s de que el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, sugiriera que los entregara a Libia. Finalmente, cuando ya llevaban varias horas de camino de vuelta, recibieron una comunicaci¨®n de Salvamento Mar¨ªtimo inform¨¢ndoles de que ten¨ªan autorizaci¨®n para llevarlos a Malta.
Pascual no quiere entregar a Libia a los 12 inmigrantes que recogi¨® el pasado 22 de noviembre y la agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, lo desaconseja. ¡°Est¨¢n huyendo de esas barbaridades. Se echaron al agua huyendo precisamente de los libios. Y adem¨¢s ser¨ªa peligroso para nosotros porque si los acercamos y se dan cuenta pueden montar un mot¨ªn¡±, lamenta el patr¨®n. ¡°Si tan seguro les parece Libia, que vayan all¨ª de vacaciones¡±, apunta su padre desde Santa Pola.
Pascual es militante del PP y fue en las listas del partido por la localidad alicantina. Desde el barco, a muchas millas de distancia, no se ha enterado de que la inmigraci¨®n ha sido protagonista en el debate de la campa?a andaluza. Pero no comparte la teor¨ªa del ¡°efecto llamada¡± que los populares atribuyen a rescates como el del Aquarius. ¡°Los gobiernos de cualquier naci¨®n deben preocuparse de sus propios habitantes, pero tambi¨¦n de los derechos humanos. Aqu¨ª ni se ha mirado una cosa, ni la otra¡±, explica Pascual.
En Santa Pola, su padre tampoco comparte las advertencias de la derecha. ¡°No es que vengamos todos los d¨ªas cargados de pateras. Tendr¨¢n que ponerse de acuerdo los pa¨ªses en un protocolo, pero de entrada, que imaginen que tienen un accidente de coche, que se est¨¢n desangrando, pasan un mont¨®n de coches por delante, les miran y siguen. Hay que ponerse en la piel de esta gente¡±.
El patr¨®n de Nuestra Madre Loreto agradece, no obstante, las llamadas al barco de varios pol¨ªticos de distintos colores. ¡°La vicepresidenta valenciana, M¨®nica Oltra, ha ofrecido el puerto y se lo agradezco mucho. Tambi¨¦n llam¨® la alcaldesa de Santa Pola, Yolanda Seva, del PSOE, e Isabel Bonig, del PP. Pero del Gobierno, que son los que pueden solucionar esto, nadie. Pens¨¦ que el PSOE era un partido m¨¢s humanitario¡±, explicaba la noche del viernes.
Pascual pertenece a una larga saga de marineros. Su padre, su abuelo, su bisabuelo y tatarabuelo lo fueron. ¡°Lo llevo en la sangre¡±, dice, cargado de raz¨®n. Jos¨¦, de 52 a?os, a¨²n sale al mar, ¡°de tanto en tanto¡±. ¡°Santa Pola es un pueblo de pescadores, aunque se va perdiendo. Recuerdo cuando hab¨ªa m¨¢s de 100 barcos que iban por todas partes. Ahora quedamos cuatro barquitos de nasas¡±.
Todo eso convierte a Pepi Irles en esposa y madre de hombres del mar, con los sustos y ausencias que eso conlleva. ¡°Antes, trabajabas tres meses seguidos y pasabas 15 d¨ªas de vacaciones¡±, recuerda Jos¨¦. ¡°Ahora se organizan un poco mejor, tres meses en el mar y 40 en casa¡±, explica. ¡°Ya hemos vivido esto m¨¢s veces, pero esta estoy sufriendo m¨¢s porque entonces era mi marido y ahora es mi hijo¡±, a?ade Pepi. ¡°Lleva desde los 17 a?os en el mar, le ense?¨® su padre y se le da muy bien, pero me dice que no quiere llevarlos a Libia y yo le entiendo¡±.
Tienen problemas para comunicarse con los n¨¢ufragos por el idioma, pero Pascual cuenta que sabe de sus vidas lo suficiente como para no querer entregarlos a Libia. ¡°Me impact¨® mucho un chico. Lo subimos al barco, levant¨® los brazos, celebrando que hab¨ªa escapado, y cay¨® desplomado al suelo. Ven¨ªan reventados¡±. El hombre fue evacuado el s¨¢bado en helic¨®ptero con convulsiones.
¡°Los n¨¢ufragos vienen de muchos pa¨ªses, pero tienen en com¨²n las ganas de vivir. Como nosotros. En mi tripulaci¨®n tengo a senegaleses, a indonesios y a gente del pueblo. Somos personas, ni blancos, ni negros¡±, explica Jos¨¦, que lamenta que todo esto ¡°invite a otros a mirar para otro lado al ver una patera¡±.
Se dedican a buscar gambas, pero para cogerlas, hay que saber tambi¨¦n de personas. Pasan tres meses fuera de casa, en una superficie muy peque?a, y la selecci¨®n de la tripulaci¨®n es un c¨¢sting exigente que lleva a?os. La mayor¨ªa lleva ya muchos con esta familia, como Antonio Baeza, el mec¨¢nico, que vivi¨® el rescate de 2006 en el Francisco y Catalina y el de ahora en Nuestra Madre Loreto. ¡°Hay que cuidarles y hacerse respetar. En eso, mi padre ha sido un grand¨ªsimo ejemplo¡±, explica Pascual.
¡ª ?Lo volver¨ªas a hacer?
¡ª Pues claro.
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