Cuando los pa¨ªses piden perd¨®n por su pasado
Las disculpas por episodios tr¨¢gicos de la historia no son algo excepcional
La llamada del presidente mexicano,?Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador (AMLO), a que Espa?a y el Vaticano pidan perd¨®n por los cr¨ªmenes de la conquista de M¨¦xico sorprende por ser una exigencia. Pero la presentaci¨®n de disculpas forma parte de la diplomacia. Lo que es menos frecuente es que esas peticiones se refieran a episodios ocurridos hace siglos.?
La Iglesia Cat¨®lica se ha venido disculpando en las ¨²ltimas d¨¦cadas por varios cap¨ªtulos oscuros de su milenaria historia. Juan Pablo II pidi¨® perd¨®n por la implicaci¨®n de la Iglesia en la trata de esclavos africanos, por los ataques de los cruzados a Constantinopla, nada menos que en 1204, por la ejecuci¨®n de Jan Hus en 1415, por la pasividad ante el Holocausto o por la quema de protestantes en las guerras de religi¨®n. Entre otras, el papa Francisco se ha disculpado ante las v¨ªctimas de los casos de pederastia cometidos en el seno de la Iglesia. Y tambi¨¦n por los hechos por los que AMLO le pide una muestra de arrepentimiento: los cr¨ªmenes durante la conquista. Lo hizo en Bolivia, en una visita pastoral, en 2015.
AMLO no ha sido el primero en pedirle al papa que se disculpe. El primer ministro, Justin Trudeau, le inst¨® a pedir perd¨®n por el internamiento durante d¨¦cadas de menores de minor¨ªas ¨¦tnicas en internados (descargo que el l¨ªder de una de ellas rechaz¨®), algo por lo que el propio Trudeau rog¨® que disculparan al Estado canadiense. No fue el ¨²nico motivo: tambi¨¦n lo hizo por negar su pa¨ªs la entrada a un millar de refugiados jud¨ªos que hu¨ªan del nazismo en 1939.
Pero, en la historia reciente, si hay que pensar en un pa¨ªs que haya hecho de la petici¨®n de perd¨®n por su pasado buena parte de su acci¨®n diplom¨¢tica, probablemente el primero que venga la mente sea Alemania. El holocausto y el exterminio no solo de jud¨ªos, sino de otras minor¨ªas, deriv¨® tras la Segunda Guerra Mundial en una lista interminable de actos de contrici¨®n con los pa¨ªses invadidos y los que acogieron a los exiliados o a los familiares de las v¨ªctimas del horror nazi.
M¨¢s raras han sido las disculpas de otro de los perdedores de la Segunda Guerra Mundial: Jap¨®n. La primera vez que los japoneses oyeron la voz del endiosado emperador Hirohito fue para escuchar no una disculpa, ni siquiera una rendici¨®n (aunque lo fuera), sino los fr¨ªos t¨¦rminos de la declaraci¨®n de Postdam. Pero, con la boca peque?a o no, desde la d¨¦cada de los cincuenta, el pa¨ªs ha pedido perd¨®n, en boca de sus primeros ministros o de otros altos mandatarios, a Birmania, Australia, Corea del Sur o China.
Pedir disculpas es ¨²til hacia fuera
Japoneses y alemanes representan dos modelos distintos en la manera (y la intensidad) de pedir disculpas por el da?o que ambas naciones infligieron en la Segunda Guerra Mundial. Los primeros han hecho del arrepentimiento manifiesto parte de su diplomacia. Los segundos, han sido mucho m¨¢s renuentes. La profesora de Harvard Jennifer Lind analiz¨® ambos casos en su obra Sorry states: apologies in international politics. Seg¨²n Lind, el recuerdo sin arrepentimiento que atribuye a Jap¨®n es "pernicioso" para las relaciones bilaterales. "Aumenta la desconfianza y aumenta una percepci¨®n de amenaza entre pa¨ªses". Pero la investigadora tambi¨¦n se?ala en su obra otra consecuencia: pedir disculpas "hacia fuera" puede alterar cierto consenso dentro del pa¨ªs que se excusa. As¨ª ocurri¨® en Jap¨®n con las disculpas oficiales por la esclavizaci¨®n sexual masiva de mujeres durante la Segunda Guerra Mundial: no tardaron en aparecer intelectuales que reduc¨ªan las cifras de v¨ªctimas ofrecidas oficialmente.
Uno de los motivos m¨¢s claros para pedir perd¨®n rezag¨® a los japoneses en sus disculpas. Hubo que esperar hasta 1993 para que Jap¨®n lo hiciera por las 200.000 mujeres (una cifra que sembr¨® alguna controversia en el pa¨ªs) chinas, coreanas, filipinas y de otras nacionalidades, que us¨® como esclavas sexuales en la Segunda Guerra Mundial como ¡°mujeres de consuelo¡±, seg¨²n el eufemismo del ej¨¦rcito nip¨®n. La tradicional reticencia a pedir disculpas de los Gobiernos japoneses llev¨® a Shinzo Abe a reabrir el caso para reconsiderarlo, Corea del Sur protest¨® y al final se refrendaron las disculpas.
En 1995, en el 50 aniversario del final de la Guerra, el primer ministro Tomiichi Murayama fue mucho m¨¢s claro, y afirm¨® que bajo el yugo colonial su pa¨ªs caus¨® un da?o y un sufrimiento tremendos. En 2005, 10 a?os despu¨¦s, Junichiro Koizumi mantuvo esas palabras. ?Qu¨¦ pas¨® en 2015, con Shinzo Abe ya en el poder, y ante ciertas expectativas de que el mandatario rebajase el nivel de disculpas? El primer ministro se refiri¨® a que las muestras de arrepentimiento y de disculpas de los mandatarios que le hab¨ªan precedido se mantendr¨ªan inalterables en el futuro.
En una encuesta de 2015 del diario japon¨¦s Asahi Shimbun referida por The Washington Post, el 57% de los japoneses pensaba que las disculpas de su pa¨ªs por el da?o de la guerra hab¨ªan sido ¡°suficientes¡±. El porcentaje de los alemanes que pensaban as¨ª se disparaba hasta el 73%. Entre los pa¨ªses con v¨ªctimas, otra encuesta, del Pew Research Center, mostraba que el 48% de los japoneses pensaban que sus disculpas eran suficientes, frente a solo un 1% de los coreanos y un 4% de los chinos. Las heridas siguen abiertas.
En el otro lado, el gran vencedor junto a la URSS, Estados Unidos, tampoco ha sido generoso en sus disculpas, pero han ido en aumento en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Las heridas de la guerra mundial llevaron a Estados Unidos a disculparse por el internamiento de 120.000 residentes japoneses y estadounidenses de origen japon¨¦s en campos. EE UU tem¨ªa que traicionaran a su pa¨ªs de acogida. La medida, del presidente Franklin Roosevelt, se tom¨® 10 semanas antes de que el Imperio japon¨¦s bombardeara Pearl Harbor, en Haw¨¢i. Hasta 1998 no hubo disculpa oficial. La hizo el presidente Ronald Reagan y la acompa?¨® de una indemnizaci¨®n a las v¨ªctimas. Precisamente por Haw¨¢i y su implicaci¨®n en el golpe de Estado contra la reina de las islas, en 1893, se excusaron los estadounidenses en una declaraci¨®n del Congreso en 1993. Sin embargo, Obama no se disculp¨® en su visita a Hiroshima en 2016 por los bombardeos con bombas at¨®micas de esa ciudad y de Nagashaki en 1945.
Otra derivada de la Segunda Guerra Mundial llev¨® a EE UU a presentar su arrepentimiento. Dio protecci¨®n al criminal nazi Klaus Barbie, El carnicero de Lyon, que hab¨ªa mandado a la tortura y al asesinato a jud¨ªos franceses y miembros de la resistencia. Una investigaci¨®n ya en los a?os ochenta desvel¨® que el Ej¨¦rcito americano hab¨ªa usado a Barbie como confidente en los ¨²ltimos a?os de la guerra y que le ayud¨® a escapar a Bolivia. En 1983 fue extraditado, al fin, a Francia.?
La esclavitud de los estados sure?os durante casi dos siglos y medio fue objeto de una disculpa del Congreso en 2008. Por el mismo motivo, en Portugal, el primer Estado moderno que comerci¨® con personas esclavas, la construcci¨®n de un memorial enzarz¨® en discusiones a descendientes de africanos, autoridades e historiadores.
Los motivos por los que pedir perd¨®n son tan variados como los vericuetos de la historia. EE UU ha pedido disculpas por utilizar a hombres negros en un experimento, llamado Tuskegee, sin su conocimiento y conocer as¨ª las secuelas a largo plazo de la s¨ªfilis (Bill Clinton se excus¨® por esta raz¨®n en 1997). En un caso similar, m¨¦dicos del servicio de salud p¨²blica estadounidense infectaron con s¨ªfilis y gonorrea a casi 700 guatemaltecos para estudiar los efectos en los a?os cuarenta. Hillary Clinton, secretaria de Estado, pidi¨® perd¨®n en 2010.
En un episodio m¨¢s reciente en la historia, la Guerra de Independencia de Argelia en los a?os sesenta, llev¨® a Emmanuel Macron a pedir perd¨®n?el pasado mes de septiembre a la viuda del matem¨¢tico comunista Maurice Audin, arrestado sin orden judicial en plena batalla de Argel por los militares franceses. El Estado abus¨® de un decreto que permit¨ªa al Ej¨¦rcito asumir tareas policiales. Macron reconoci¨® que Audin fue torturado y dio por cierta su muerte. Su disculpa se acompa?¨® del anuncio de que Francia abrir¨ªa los archivos de la guerra de Argelia, uno de los tab¨²es en la historia del pa¨ªs vecino.?
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