¡°Aqu¨ª el c¨¢ncer mete miedo¡±
Ni con Rajoy ni con S¨¢nchez se ha activado en el gallego Outes un plan de control del gas rad¨®n al que obliga la UE
Un mini h¨®rreo de madera, cuidado hasta el ¨²ltimo detalle, decora la consulta del m¨¦dico de Atenci¨®n Primaria Xos¨¦ Mar¨ªa Dios. Lo construy¨® para ¨¦l con todo el primor, en se?al de agradecimiento, un paciente que ya no est¨¢. El vecino muri¨® de c¨¢ncer, algo que en este despacho del centro de salud de Serra de Outes (A Coru?a, 6.400 habitantes) se est¨¢ viendo con alarmante frecuencia sin que se pueda, de momento, concretar la causa.
El m¨¦dico ha impulsado con los vecinos varios estudios. Han revisado el agua, los aserraderos, los parques e¨®licos que coronan este municipio azotado por el viento del mar, pero han descubierto que lo ¨²nico que aqu¨ª se sale de lo normal es la cantidad de rad¨®n procedente del subsuelo gran¨ªtico que se concentra en las casas. Este gas radiactivo que emana por la desintegraci¨®n del uranio (y que una vez detectado es f¨¢cil de eliminar con sistemas extractores) es la segunda causa de c¨¢ncer de pulm¨®n por detr¨¢s del tabaco y la primera en los enfermos que no fuman. Pero no hay de momento confirmaci¨®n cient¨ªfica de que adem¨¢s desencadene toda esa panoplia de tumores que en esta comarca se diagnostican cada a?o. Un 73% de los inmuebles de Outes, incluido el propio centro de salud, multiplican varias veces los l¨ªmites recomendados por la OMS y hay un lugar concreto, el pueblo de Cruceiro de Roo, donde la prevalencia de los tumores es del 28% frente al 3%-4% de la media espa?ola.
Existe una traves¨ªa en ese lugar donde en todas las casas hay al menos un c¨¢ncer diagnosticado. "Es dram¨¢tico", comenta el doctor, que espera, desde hace a?os, que las autoridades tomen medidas. Aunque la sanidad es una competencia auton¨®mica, la obligaci¨®n impuesta por la UE de detectar y dar la batalla a ese sigiloso rad¨®n que va minando las c¨¦lulas de los pulmones en el propio hogar de cada uno depende del Gobierno central. Despu¨¦s de tres d¨¦cadas de alertas cient¨ªficas sobre este gas que invade casas de media Espa?a, la directiva comunitaria entr¨® en vigor en 2018 pero ni el Ejecutivo de Rajoy ni el de Pedro S¨¢nchez hicieron sus deberes.
"Aqu¨ª el c¨¢ncer mete miedo", lamenta en la sala de espera una vecina que hace menos de un a?o perdi¨® a su marido "en cuatro semanas" por uno de es¨®fago. "No not¨® nada hasta que un d¨ªa sinti¨® que no pod¨ªa respirar ni comer", recuerda con los ojos empa?ados. "Fue tan galopante que cuando lleg¨® al hospital de Santiago ya no pudieron hacer nada por salvarle la vida". La enfermedad se declar¨® tan repentinamente que el hombre no lleg¨® a padecer esa "pesadilla" de las listas de espera en que acaba derivando la charla de las pacientes que aguardan consulta con el m¨¦dico de cabecera esta ma?ana. La viuda explica que su hija lleva "un a?o esperando un esc¨¢ner" porque "tiene un bulto dentro de la nariz", a la altura del tabique "que crece cada vez m¨¢s". Otra se?ora que sufre c¨®licos de ves¨ªcula cuenta que espera "desde primeros de diciembre" a que le "llamen para hacer una ecograf¨ªa" y confirmar "si hay una piedra". El ¨²ltimo paciente que ha salido de la consulta del doctor Dios marcha con una cita para el nefr¨®logo en Santiago: no le han encontrado hueco antes del 20 de octubre de 2020.
Todas las que hoy a¨²n no han pasado a la consulta son mujeres, porque hay algo inescrutable en los usos y costumbres de este centro de salud que hace que los varones suelan preferir las primeras horas del d¨ªa y las hembras se concentren a partir de las 12. En la hilera de asientos atornillados a la pared una decena se?oras de todas las edades esperan su vez con el doctor ?ngel Lado, c¨¦lebre entre los pacientes por el esmero de sus revisiones. "Entras ah¨ª y te lo mira todo. Hace un chequeo completo sin preocuparse por el reloj", describe una mujer: "cuando toca con don ?ngel ya se sabe que hay que dejar la comida hecha porque luego no da tiempo". M¨¢s que una queja, el comentario es un halago a un funcionario que sacrifica su tiempo frente a esas consultas de cuatro o cinco minutos que seg¨²n los sindicatos profesionales han impuesto los recortes de la Xunta en los ambulatorios gallegos.
"Lo que se nos recomienda es que atendamos a no m¨¢s de 30 personas por jornada, pero no hay d¨ªa en que no sobrepasemos ese l¨ªmite, con 40 o 50 pacientes", asegura Xos¨¦ Mar¨ªa Dios, que adem¨¢s de ser m¨¦dico de familia en Outes es portavoz de SOS Sanidade P¨²blica, la plataforma que m¨¢s dolor de cabeza da al Gobierno popular de Alberto N¨²?ez Feij¨®o. El deterioro de la Atenci¨®n Primaria y de la sanidad p¨²blica en general por la merma de medios humanos y materiales, la dependencia cada vez mayor de los centros privados adonde acaban siendo derivados muchos pacientes atrapados en las listas de espera, han motivado continuadas protestas en los ¨²ltimos meses: manifestaciones multitudinarias, paros semanales a las puertas de los centros de salud y la convocatoria de una huelga de tres d¨ªas en Atenci¨®n Primaria que acabar¨ªa justo en la v¨ªspera de la pegada de carteles. La Xunta del PP "tem¨ªa" tanto la repercusi¨®n de esa huelga "a las puertas de las elecciones" que acept¨® todas las reivindicaciones de los seis sindicatos convocantes y un aumento presupuestario que sin embargo, de momento, no se ha concretado.
Tijera en mano, las decisiones pol¨ªticas son las que condicionan ahora el d¨ªa a d¨ªa de Mar¨ªa Jos¨¦ Mart¨ªnez, una trabajadora joven que hoy espera su consulta en Outes para renovar por una semana m¨¢s una baja laboral que ella no desea. Su empleo en un negocio de hosteler¨ªa le ha provocado un "pinzamiento en la columna" que le paraliza un brazo y hasta le impide sostener una bandeja. La chica tiene p¨¢nico a perder su puesto porque ha visto c¨®mo despidieron a "una compa?era con contrato por culpa de una baja de ocho meses". "Visto lo visto, no me arriesgo: en vez de esperar por la sanidad p¨²blica voy a un fisioterapeuta privado. Si en este pa¨ªs estar de baja significa acabar en la calle, pagar de mi bolsillo me sale a cuenta".
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