Tanya Ibar: ¡°Amo a ese hombre y s¨¦ que es una buena persona¡±
La esposa del espa?ol hallado culpable de un triple asesinato en Florida testifica junto a su familia la v¨ªspera de que el jurado se retire a decidir si lo condena a muerte o a cadena perpetua
La de este martes ha sido una jornada de l¨¢grimas en la sala 6900 de los juzgados del condado de Broward, en Fort Lauderdale (Florida). Las de Tanya, esposa del espa?ol Pablo Ibar, que se ha dirigido por primera vez a los miembros del jurado que el pasado 19 de enero hallaron a su marido culpable de un triple asesinato. Las de Pablo, habitualmente inmutable en su silla pero que hoy tampoco ha podido contener la emoci¨®n mientras ve¨ªa c¨®mo la mujer que ha dedicado 25 a?os a luchar por ¨¦l trataba de convencer al jurado de que su marido era ¡°un hombre bueno¡±. Las de las hermanas de Tanya, su madre, su cu?ado, esa familia como una pi?a que lleva todo este tiempo arropando a la pareja, y que este martes han desfilado uno detr¨¢s de otra para afirmar lo importante que es para cada uno de ellos que Pablo Ibar siga vivo. Y las l¨¢grimas, tambi¨¦n, de alg¨²n miembro del jurado, en el que la defensa busca desesperadamente abrir una fisura de ¨²ltima hora para evitar que este mi¨¦rcoles, cuando se re¨²nan a deliberar sobre la condena, no decidan por la preceptiva unanimidad que Pablo Ibar debe volver al corredor de la muerte donde ya pas¨® 16 a?os.
¡°No es mi cu?ado, es mi hermano¡±, ha defendido Mime Qui?ones, hermana de Tanya, que se ha mostrado ¡°honrada¡± por haber podido acompa?ar a Pablo Ibar cada d¨ªa en este segundo juicio, celebrado despu¨¦s de que el Tribunal Superior de Florida declarara nulo el que llev¨® a Ibar al corredor de la muerte en 2000. Todos estos a?os, ha explicado, ha mantenido una ¡°correspondencia constante¡± con ¨¦l, que le ha ayudado a salir adelante en sus momentos m¨¢s dif¨ªciles. Su apoyo, ha asegurado entre l¨¢grimas, fue vital para ella cuando tuvo problemas de salud y cuando le dijeron que no podr¨ªa tener hijos. ¡°Es el hermano que nunca tuve¡±, ha concluido la mayor de las cinco hermanas Qui?ones, de origen puertorrique?o. Tampoco su marido, Jorge Antonio Ruiz, un hombre fuerte que subi¨® al estrado tras ella, ha podido contener la emoci¨®n, al recordar todo lo que ha aprendido de Pablo en sus visitas a la c¨¢rcel. ¡°El mundo ser¨ªa mucho peor sin ¨¦l¡±, ha resumido.
Roberta Qui?ones, la segunda de las cinco, veinte a?os empleada en el departamento de bomberos de Davie (Florida), ha recordado c¨®mo Pablo la ¡°anim¨® siempre¡± cuando tuvo un problema de discriminaci¨®n en el trabajo. ¡°Hace tanto por m¨ª y por mi familia que no imagino la vida sin ¨¦l¡±, ha dicho.
Otra hermana de Tanya, Heather Friedman, ha contado que hizo un pacto con su ¡°hermano¡± Pablo cuando le diagnosticaron a ella con lupus. ¡°Hicimos un pacto de que no nos rendir¨ªamos¡±, ha explicado. En cada sesi¨®n de quimioterapia, asegura, recordaba su pacto con Pablo. ¡°Estamos aqu¨ª para estar juntos y no nos rendiremos¡±, ha dicho al jurado. Para sus dos hijos, explic¨® Heather, es ¡°el t¨ªo Pablo¡±, y todos los d¨ªas saludan a la foto suya que tienen en la nevera. ¡°Mi coraz¨®n est¨¢ con las familias que perdieron a los suyos y no los volver¨¢n a ver¡±, ha dicho, en referencia a los allegados de Casimir Sucharski, Marie Rogers y Sharon Anderson, las tres v¨ªctimas mortales del crimen de Miramar del 27 de junio de 1994 del que Ibar ha sido hallado culpable. ¡°Por eso miro lo que podr¨ªa pasarle a mi familia y es devastador¡±, ha dicho.
Despu¨¦s ha hablado la matriarca, Alvin Qui?ones, excusando a su marido, que no ha podido acudir porque est¨¢ en tratamiento con radioterapia. ¡°Es un buen hombre¡±, ha dicho de su ¡°hijo¡± Pablo. ¡°Es generoso, inspira a sus compa?eros de la c¨¢rcel. ?l me ha ense?ado a ser paciente¡±, ha asegurado.
Y al fin ha llegado el turno de Tanya. Antes de testificar, el juez la ha llamado junto a la defensa y a la fiscal¨ªa y, en una conversaci¨®n tapada por el ruido banco que ponen para evitar que lo escuche el jurado, le ha advertido de que no pod¨ªa mencionar la coartada. Su marido ya ha sido declarado culpable, ahora solo se trata de decidir la pena. La coartada de Pablo es que asegura que, la noche del triple asesinato, ¨¦l estaba durmiendo con Tanya. Por eso, defiende ella, ha estado todos estos a?os junto a su marido. Pero Tanya no ha tenido oportunidad de cont¨¢rselo al jurado. La defensa, que centr¨® su estrategia en tratar de desmontar las pruebas de la fiscal¨ªa, decidi¨® que Tanya no testificara en la primera fase del juicio por temor a que, en el turno de preguntas de la fiscal¨ªa, la pudieran llevar a una contradicci¨®n en el relato minucioso de unos hechos ocurridos hace 25 a?os.
¡°Hay una raz¨®n de la que no puedo hablar¡±, ha dicho Tanya entre sollozos a los miembros del jurado, ¡°pero amo a ese hombre y s¨¦ que es una buena persona¡±. ¡°He sido juzgada por esto y lo entiendo. Pero he tomado una decisi¨®n y acepto las consecuencias porque s¨¦ la verdad¡±, ha a?adido la esposa.
¡°?l me ha hecho la persona que soy. Me da la fuerza para levantarme por la ma?ana y luchar¡±, ha dicho Tanya, que se ha referido a Pablo como un padre "ejemplar" para sus hijos de 7 y 12 a?os de edad, al que los peque?os "admiran".
Ha concluido su testimonio leyendo en alto, entre lloros, una tarjeta que su marido le envi¨® en su reciente 21? aniversario de boda. ¡°Tenemos algo que no tiene la gente¡±, escribi¨® Pablo, ¡°y es el amor verdadero¡±.
La sesi¨®n ha terminado hacia las cinco de la tarde. Este mi¨¦rcoles por la ma?ana ser¨¢n las conclusiones finales de las partes y el jurado se retirar¨¢ a deliberar. Se espera que la decisi¨®n no se demore. Para condenarlo a muerte debe haber unanimidad entre los 12 miembros del jurado. Con que uno pida cadena perpetua, ser¨ªa cadena perpetua.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.