La isla en la que todos graban

Bartolom¨¦ Tolo Cursach, due?o de la noche de Palma, ha sido desplazado del caso que lleva su nombre. Una guerra de guerrillas que salpica a jueces, fiscales y polic¨ªas con grabaciones como arma ha enmara?ado la investigaci¨®n por corrupci¨®n contra el empresario y ha instaurado un clima de paranoia entre sus protagonistas. Bajo la tur¨ªstica Mallorca subyace el universo enrarecido de una isla en la que todos guardan algo de alguien.

Seis a?os despu¨¦s de que se comenzara a investigar al due?o de un holding que manejaba las mejores discotecas de la isla, Pach¨¢ y BCM, por sospechas de que ten¨ªa a sueldo a polic¨ªas locales, por usar t¨¦cnicas mafiosas para eliminar a la competencia o sobornar a pol¨ªticos con fiestas de prostitutas, entre otros delitos, la lupa judicial se ha situado sobre el trabajo de quienes abordaron el grueso del caso, ahora apartados de la causa: el juez Manuel Penalva, el Fiscal anticorrupci¨®n Miguel ?ngel Subir¨¢n y cuatro polic¨ªas de blanqueo de capitales.

La ¨²ltima reacci¨®n de juez y fiscal, avisando de que durante el ¨²ltimo a?o han realizado grabaciones a su entorno para defenderse, ha generado un gran desconcierto en la capital balear, de 400.000 habitantes, en la que el mundo judicial es muy reducido.

El jefe del grupo de blanqueo que investig¨® a Cursach durante a?os reconoci¨® la semana pasada a la juez Mar¨ªa del Carmen Abrines que no se fiaba de nadie y que lleg¨® a usar cuatro grabadoras, algunas colocadas por la comisar¨ªa, y que dejaba una de ellas grabando por las noches, seg¨²n coinciden fuentes jur¨ªdicas. Este mando y otros tres polic¨ªas declararon como imputados en una causa que empez¨® investigando la filtraci¨®n a la prensa de un informe policial sobre las finanzas del empresario mallorqu¨ªn, y en la que, durante el volcado de los m¨®viles de los polic¨ªas, se descubri¨® el grupo de Whatsapp Sancus ¡ªuno de los nombres que recibi¨® en su inicio la investigaci¨®n¡ª en el que los polic¨ªas comentaban su d¨ªa a d¨ªa con el juez y el fiscal.

El chat, cuyo contenido ¨ªntegro todav¨ªa no ha sido incorporado a la causa, acapara la atenci¨®n y despierta las expectativas del centenar de implicados del caso Cursach, entre ellos decenas de polic¨ªas, empresarios o pol¨ªticos del PP. Seg¨²n los informes policiales, en algunas conversaciones hablaban de los investigados con descalificaciones como ¡°son unos hijos de puta, hay que machacarlos¡± o, ¡°hay que detenerlo con esposas, sin miramientos¡±. Las primeras investigaciones del chat apuntan a pr¨¢cticas procesales irregulares para lograr imputaciones ¡°a toda costa¡±, ¡°presiones a investigados para conseguir delaciones¡± o ¡°utilizaci¨®n del tiempo que permanec¨ªan en los calabozos o prisi¨®n preventiva para ablandar a los investigados¡±.

Ni el juez ni el fiscal est¨¢n imputados porque son aforados y la causa todav¨ªa est¨¢ en un juzgado de instrucci¨®n. La juez Abrines ha permitido que se personen y tengan acceso a las diligencias para que no queden en situaci¨®n de desigualdad en el caso de que el Tribunal Superior de Justicia de Baleares acuerde imputarles cuando le remita la causa.La Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n de Madrid, a cargo de la causa, apoy¨® que ese tribunal investigue al juez y al fiscal por revelaci¨®n de secretos, obstrucci¨®n a la justicia y prevaricaci¨®n.

Varios abogados creen que estos whatsapps pueden terminar conduciendo a la nulidad de parte del caso Cursach. El juez Penalva, de baja, no tiene la misma impresi¨®n. ¡°Creo que no va a influir tanto, hay mucha prueba, 250 testigos, informes de Guardia Civil, de la Polic¨ªa Local (¡­) Es muy f¨¢cil coger un mensaje y descontextualizarlo, pero hay que comprobar lo que pas¨®¡±, explica en su vivienda. Penalva se lamenta porque su nombre y el del fiscal han sido ¡°arrastrados por el fango¡± desde hace a?o y medio. En marzo de 2018 fue recusado y apartado de la investigaci¨®n despu¨¦s de que Vicente Coco Campa?er, abogado de la ¨®rbita de Cursach, hiciera p¨²blicos otros mensajes de Whatsapp enviados por Penalva a una testigo conocida como ¡°la madame¡±. En esas conversaciones Penalva llamaba ¡°hijos de puta¡± a los investigados cuando, seg¨²n el juez, ella le est¨¢ contando que ha sufrido una paliza. ¡°Hemos visto de cerca el sufrimiento de muchas v¨ªctimas y el clima de terror que han instaurado. Me puedo haber equivocado con los mensajes, pero estaba en mi obligaci¨®n de amparar a una testigo, lo hice en la manera que entend¨ª mejor¡±, argumenta el juez.

Tanto Penalva como Subir¨¢n han denunciado maniobras en la c¨²pula policial y en la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n de Palma para apartarles del caso. Despu¨¦s de aportar dos grabaciones en diferentes causas, se muestran dispuestos a entregar m¨¢s. ¡°Se ha grabado, desde arriba hasta abajo, lo que se ten¨ªa que grabar. Ya veremos lo que sale¡±, avisa Penalva.

El exfiscal Pedro Horrach, conocido por su participaci¨®n en el caso No¨®s ¡ªla causa de corrupci¨®n por la que fue condenado I?aki Urdangarin, cu?ado del Rey¡ª compara esta dosificaci¨®n de grabaciones con la estrategia que us¨® Diego Torres, socio de Urdangarin, de ir facilitando al juez de forma dosificada los correos electr¨®nicos de la empresa que compart¨ªan. ¡°Fue censurado por la Audiencia¡±, recuerda. Horrach, que ahora ejerce de abogado, representa a un subinspector imputado que se ha desmarcado de la l¨ªnea de defensa de los dem¨¢s polic¨ªas y al que se investiga por haber manipulado dos expedientes.

Sonia Vidal, magistrada decana de los jueces de Palma, reclama transparencia. ¡°Quiero saber qu¨¦ ha pasado y que se responda en consecuencia, tanto para bien como para mal¡±. Vidal hizo encaje de bollillos el pasado verano para repartir las investigaciones de caso Cursach, tras la salida del sucesor de Penalva. El juez Miquel Florit, tercero de la causa, tambi¨¦n est¨¢ de baja y ha solicitado la jubilaci¨®n despu¨¦s de que le hayan enviado a juicio por acordar la intervenci¨®n de los m¨®viles de dos periodistas para investigar la filtraci¨®n del informe policial.

Ning¨²n juez quiere el caso

Al menos tres jueces se inhibieron, dos por amistad con el juez Penalva, y otro porque una secretaria judicial de su juzgado era la esposa de uno de los polic¨ªas locales imputados. Ahora la causa est¨¢ repartida, pero el juez Enrique Morell, que lleva el grueso del caso Cursach, ha sido recusado y, una vez m¨¢s, no podr¨¢ tocar un papel hasta que la Audiencia Provincial resuelva.

Como buen jugador de cartas, fr¨ªo y con mente calculadora, Cursach ha sabido dejar hacer y aprovechar los acontecimientos, resume un veterano periodista de la isla.