El marketing del CBD es el Caballo de Troya de la marihuana
Dos de cada diez estudiantes de 14 a 18 a?os han consumido cannabis en el ¨²ltimo a?o
Un estudio realizado en California hace siete a?os ya revelaba que los adolescentes que hab¨ªan visto anuncios de marihuana medicinal en vallas publicitarias, revistas u otros medios durante los ¨²ltimos tres meses, ten¨ªan una mayor probabilidad de consumir cannabis. ?Se han fijado en la cantidad de anuncios sobre el famoso cannabidiol (CBD) que utilizan la hoja de marihuana en sus promociones? ?Estamos ante un fen¨®meno capaz de reducir la percepci¨®n del riesgo entre la chavalada de nuestro pa¨ªs?
Dos de cada diez estudiantes de 14 a 18 a?os han consumido cannabis en el ¨²ltimo a?o. Y los que reconocen haberlo hecho en el ¨²ltimo mes, dicen que fuman una media de tres porros al d¨ªa (uno menos las chicas). En este contexto, hablamos de percepci¨®n del riesgo para entender en qu¨¦ medida los j¨®venes piensan que el consumo de drogas puede provocarles alg¨²n problema. Midiendo este par¨¢metro sabemos si est¨¢n m¨¢s o menos custodiados, puesto que el miedo a hacerlo supondr¨ªa, por supuesto, un factor de protecci¨®n. Si nos vamos, por ejemplo, a los datos del 2006, vemos que la percepci¨®n del riesgo ha bajado considerablemente. Antes, el 70,6% de los j¨®venes cre¨ªa que fumarse un porro era peligroso, hoy lo cree el 52,2%.
?Y qu¨¦ tiene que ver el CBD con todo esto? Aunque esta mol¨¦cula fue aislada en la d¨¦cada de 1940 por Roger Adams, el desaforado inter¨¦s de los consumidores por sus propiedades es relativamente reciente, especialmente si se compara con la larga historia del cannabis. Y es que el CBD procede de la misma planta que el popular THC, pero no coloca ni crea adicci¨®n. Hace tan solo ocho a?os la industria del CBD se valor¨® en 170 millones de d¨®lares; hoy est¨¢ valorada en varios miles de millones.
El cannabidiol sirve para todo y para todos, o eso promete. Ni?os, adultos, ancianos y mascotas son el objetivo de la publicidad de cremas, lociones, l¨ªquidos para cigarrillos electr¨®nicos, infusiones, pastas de dientes, aceites afrodisiacos, refrescos, galletas o gominolas. Toda una incre¨ªble oferta sin un marco regulatorio capaz de ofrecernos garant¨ªas suficientes sobre la eficacia que dicen tener. Algunos estudios sugieren incluso que este tipo de productos se pueden ver contaminados a partir de la purificaci¨®n cuando no se realiza de forma adecuada o a causa de pesticidas, metales pesados o microorganismos.
Adem¨¢s ¡ªaunque de forma puntual¡ª se han documentado casos de contaminaci¨®n con cannabinoides sint¨¦ticos. Es decir, compuestos similares al THC muy potentes producidos en laboratorios ilegales. No en vano, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria?(EFSA), ha catapultado este tipo de productos a?su lista de riesgos emergentes.
Sin embargo, cualquiera de nosotros podemos encontrar productos que contienen esta mol¨¦cula, aparentemente milagrosa, en multitud de tiendas donde vemos hojas de marihuana rotuladas en sus escaparates. Seguro que la mayor¨ªa de ustedes ha visto c¨®mo estos establecimientos crecen como champi?ones en sus barrios, y me atrever¨ªa a afirmar que, en alguna ocasi¨®n, se habr¨¢n preguntado si venden la marihuana de toda la vida y si son legales o no. Yo me pregunto qu¨¦ pensar¨¢n mis sobrinos de 12 y 15 a?os al verlas. Imagino que ser¨¢ algo parecido a lo que pensaba yo cuando ve¨ªa los anuncios de tabaco: nada, simplemente integrar¨¢n el producto como algo normal de lo que no tienen por qu¨¦ sospechar.
En las distintas encuestas que se le hace a la poblaci¨®n m¨¢s joven, ante la pregunta: ¡°Si fuese legal el consumo de hach¨ªs o marihuana, ?lo probar¨ªas?¡±, dos de cada 10 dicen que s¨ª, lo que supondr¨ªa una subida de 2,8 puntos porcentuales respecto a 2019. Los argumentos de aquellos que est¨¢n en contra de la legalizaci¨®n afirman que la regularizaci¨®n del cannabis recreativo provocar¨ªa un aumento en su consumo y, si nos fijamos en los datos de los pa¨ªses donde se ha legalizado, observamos que as¨ª es, su uso se ha incrementado.
Sin embargo, cuando echamos mano de nuestro pensamiento cr¨ªtico y profundizamos un poco m¨¢s en las causas, descubrimos que ese aumento comenz¨® mucho antes de la legalizaci¨®n. ?A qu¨¦ respond¨ªa? Parece ser que antes de la expansi¨®n del mercado, se abrieron muchos puntos de venta al por menor para ofrecer productos y hierba de cannabis con fines terap¨¦uticos. La cuesti¨®n es que estaban poco regulados y se promocionaban a base de publicidad, logrando cambiar as¨ª la percepci¨®n del riesgo entre gran parte de la poblaci¨®n. Es decir, el consumo no aument¨® a ra¨ªz de la legalizaci¨®n de la droga, sino a ra¨ªz de la falta de regulaci¨®n de la publicidad durante los a?os previos.
?Hay alg¨²n pa¨ªs donde se haya legalizado el cannabis y la percepci¨®n del riesgo haya aumentado? As¨ª es, en Canad¨¢. Un modelo que, por cierto, deber¨ªamos observar muy de cerca durante los pr¨®ximos a?os para aprender c¨®mo transitar el proceso de regularizaci¨®n al que estamos abocados. En este pa¨ªs, nueve de cada 10 j¨®venes son conscientes de que el cannabis puede generar adicci¨®n.
Canad¨¢ ha puesto el foco de la prevenci¨®n en la regulaci¨®n de la publicidad. El a?o pasado, por ejemplo, el spot que gan¨® el galard¨®n de plata de los premios CLIO de publicidad, utilizaba las famosas gominolas con forma de osito haciendo canalladas para expresar la idea de que ¡°los comestibles de cannabis no son tan inocentes como parecen¡±. Lo maravilloso de esta campa?a es que se emiti¨® sin coste en el espacio One minute of Responsibility del programa Euronews.
De la misma forma, Canad¨¢ tambi¨¦n ha dedicado grandes esfuerzos a realizar encuestas y crear programas de recogida de datos en previsi¨®n de los cambios legales que se produzcan en torno al cannabis. No estar¨ªa de m¨¢s que empez¨¢ramos a pensar en nuestros propios sistemas de recogida y an¨¢lisis, puesto que la mera comparaci¨®n de las tasas de prevalencia entre los meses previos a la legalizaci¨®n y los posteriores, como hemos visto, no nos van a dar la fotograf¨ªa completa. Parece indispensable reconocer que las personas ¡ªy los gobiernos¡ª tenemos diferentes preferencias por el riesgo cuando se trata de proyectar pol¨ªticas concretas. Si no, no me explico por qu¨¦ estamos obviando de forma tan descarada la normalizaci¨®n de la constante publicidad de la industria del cannabis.
Oihan Iturbide es bi¨®logo cl¨ªnico, m¨¢ster en Bio¨¦tica y en Comunicaci¨®n Cient¨ªfica, M¨¦dica y Ambiental. Es editor en Next Door Publishers y Yonki Books.
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