Un zoo en un mar de cemento
El Parque del Pueblo da aire a Ciudad Nezahualc¨®yotl, uno de los municipios m¨¢s densamente poblados de M¨¦xico
Al este de Ciudad de M¨¦xico hay un municipio que es un mar de cemento. Desde el aire, Nezahualc¨®yotl (tambi¨¦n conocido como Neza) y sus 63 kil¨®metros cuadrados de avenidas rectas y manzanas rectangulares forman una s¨¢bana gris, que apenas rompe una diminuta mancha verde. Es el Parque del Pueblo, un zoo cuya historia est¨¢ ¨ªntimamente ligada a esta ciudad, una de las poblaciones con mayor densidad demogr¨¢fica de M¨¦xico. All¨ª vive m¨¢s de un mill¨®n de personas que tiene estas ocho hect¨¢reas de lago, guacamayos y eucalipto como ¨²nico pulm¨®n verde.
Se ha corrido la voz. Vicente y F¨¢tima, los dos nuevos leones, ya han llegado al zoo. "Trajeron unos leones preciosos", dice a sus hijos una se?ora vestida en falso leopardo. Es s¨¢bado y varias familias compran boletos en la taquilla del Parque del Pueblo. La entrada est¨¢ presidida por una pintura mural del rey-poeta prehisp¨¢nico Nezahualc¨®yotl (1402-1472), que da nombre al municipio, y por un verso suyo que dice:
Por fin lo comprende mi coraz¨®n:
Escucho un canto,
Contemplo una flor:
?Ojal¨¢ no se marchiten!
Pero en Neza y en el zoo que una flor se marchite no deber¨ªa sorprender. La ciudad yace sobre la cuenca del antiguo lago salado de Texcoco, ya desaparecido, y su suelo mantiene altos ¨ªndices de salinidad. ¡°Toda ¨¢rea verde aqu¨ª es una invenci¨®n¡±, explica Uzz¨ªas Mart¨ªnez, promotor cultural y vecino de la ciudad. ¡°Y el Parque del Pueblo es una haza?a¡±. Una haza?a doble, adem¨¢s. En primer lugar, la extrema aridez del suelo oblig¨® a traer tierra f¨¦rtil de otras partes del pa¨ªs, y se plantaron ¨¢rboles como el eucalipto o el pirul, bien adaptados a los climas secos. Tambi¨¦n se construy¨® un lago, alimentado en parte por agua de lluvia, que a¨²n hoy cubre las necesidades de riego del parque. En segundo lugar, fueron los mismos habitantes, en su mayor¨ªa gente muy pobre, quienes en los a?os 70 pagaron de su propio bolsillo la construcci¨®n del zoo.
Antes, el espacio que ocupa el parque hab¨ªa sido un terreno bald¨ªo lleno de basura y con estanques de agua hedionda, donde Mart¨ªnez y sus amigos iban, de vez en cuando, a darse un chapuz¨®n. Y a quitarse el polvo de encima porque a Nezahualc¨®yotl tambi¨¦n se la conoc¨ªa con iron¨ªa como Nezahualpolvo?y, menos fr¨ªvolamente, como ciudad perdida, debido a las duras condiciones en las que viv¨ªan sus primeros habitantes, generalmente emigrados del campo en busca de mejor vida. Calles sin pavimentar, falta de servicios b¨¢sicos y alumbrado y una larga lista de carencias marcaron a la ciudad de las primeras d¨¦cadas.
A partir de los a?os 90, lo que empez¨® siendo una barriada extremadamente pobre, dio signos de mejora. Los servicios p¨²blicos, antes inexistentes, se extendieron por la ciudad y el ingreso medio de sus habitantes subi¨®. Hoy Neza es una ciudad que ejerce de polo comercial del oriente de la capital y que, pese a arrastrar todav¨ªa problemas de criminalidad, sale bien parada si se la compara con su vecina Ecatepec, una de las m¨¢s peligrosas del pa¨ªs.
Pero este desarrollo no se ha traducido en un incremento significativo de espacios verdes. El zoo sigue siendo pr¨¢cticamente el ¨²nico parque de una ciudad saturada, en la que oficialmente viven 17.000 personas por kil¨®metro cuadrado, aunque el Ayuntamiento cita estudios internos que elevan la cifra a m¨¢s de 23.000 ¨CBruselas, con una poblaci¨®n similar a la de Neza, tiene una densidad de poco m¨¢s de 7.000 habitantes por kil¨®metro cuadrado¨C. ¡°Es el lugar de la zona donde los ni?os pueden correr y explorar¡±, dice Marisol, una vecina que ha llevado a sus tres hijos al parque a pasar el s¨¢bado. ¡°No hay m¨¢s¡±. Dentro de este peque?o oasis, Magda Garc¨ªa, que supervisa el ¨¢rea m¨¦dica, da instrucciones a un veterinario: es la hora de dar de comer a los l¨¦mures. Lleva 25 a?os trabajando en el zoo y ha visto c¨®mo ha ido evolucionando. ¡°Es parte de mi vida¡±, dice.
De los 10 exhibidores de animales que hab¨ªa al inicio se ha pasado a 50, que albergan especies mexicanas amenazadas como el ocelote o el lince rojo. Algunos fueron decomisados a due?os privados que no ten¨ªan licencia para tenerlos. ¡°A veces llegan maltratados, desnutridos¡±, explica Garc¨ªa. Pero no es solo un zoo de leones; el Parque del Pueblo tambi¨¦n hace las veces de polo cultural del barrio. Los fines de semana, por ejemplo, se representan obras de teatro?¨C recientemente, fue La Llorona¨C en un auditorio que se inaugur¨® hace un par de a?os, como parte de una rehabilitaci¨®n general.
Aun as¨ª, quedan asuntos pendientes. El nocturnario, un lugar de observaci¨®n de murci¨¦lagos, est¨¢ cerrado por falta de calefacci¨®n y luces especiales. El aviario, una construcci¨®n de forma piramidal, necesitar¨ªa de una restauraci¨®n para volver a su estado original y recrear el microclima c¨¢lido de loros y otras especies selv¨¢ticas. ¡°Era un icono de la ciudad; era como entrar en una peque?a selva¡±, recuerda Garc¨ªa con nostalgia. El parque no tiene un presupuesto fijo, sino que recibe aportaciones mensuales del municipio en funci¨®n de los requerimientos. El director del zoo, Antonio Solano, calcula que gastan alrededor de seis millones de pesos al a?o (300.000 d¨®lares) que considera insuficientes. Por ejemplo, Magda Garc¨ªa y otro veterinario son el ¨²nico personal titulado para tratar con los 260 animales.
El alcalde, Juan Hugo de la Rosa, apunta a la escasez de recursos del Ayuntamiento, aunque reconoce que el d¨¦ficit de parques es ¡°una gran preocupaci¨®n¡±. El Gobierno municipal ha ajardinado los camellones ¨Clas divisiones que separan los dos sentidos de una avenida¨C,?pero estos a menudo no est¨¢n habilitados para uso recreativo. En 2009 se abri¨® el complejo de Ciudad Jard¨ªn, construido por el billonario mexicano Carlos Slim sobre un antiguo basurero. Sus m¨¢s de 100 hect¨¢reas, que incluyen un centro comercial, universidades y m¨²ltiples instalaciones deportivas, son un s¨ªmbolo, para muchos, de la nueva etapa de la ciudad. Pero, pese a su enorme extensi¨®n y a un nombre que hace pensar en vegetaci¨®n, los ¨¢rboles escasean.
¡°En total, habr¨¢ unas 33 hect¨¢reas de parques¡±, arranca el alcalde, pero seguidamente ajusta el c¨¢lculo. ¡°Aunque, recapitulando, seguramente son menos: 20 hect¨¢reas o igual 15¡±. Si se toman las 33 hect¨¢reas iniciales y se dividen por 1.200.000 de habitantes dan un resultado de apenas 0,27 metros cuadrados por persona. En este sentido, la cancelaci¨®n del nuevo aeropuerto de la Ciudad de M¨¦xico abre una oportunidad para revertir la situaci¨®n. Sus terrenos, alrededor de 700 hect¨¢reas de propiedad federal lim¨ªtrofes con el municipio, podr¨ªan ser reforestadas, seg¨²n el alcalde. ¡°Ya no tenemos m¨¢s espacio dentro del municipio¡±, asegura.
Al atardecer, el zoo se llena de una luz amarilla y el lago, ya sin barcas, recupera la tranquilidad. Una garza blanca, una de las pocas especies end¨¦micas de la zona, se posa sobre una de las barcas y no se inmuta cuando el le¨®n de enfrente lanza un rugido. Los ¨²ltimos visitantes salen del parque para volver al cemento de su d¨ªa a d¨ªa. Pero a las 10.00 de la ma?ana el milagro verde de Nezahualc¨®yotl volver¨¢ a abrir sus puertas.
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