Cuatro se?ales de que est¨¢s en una relaci¨®n t¨®xica y 95 minutos de psic¨®logo (gratis)
El teatro, mundo dentro del mundo, se convierte a veces en terapia de choque. 'Placeres ¨ªntimos' es una obra que retrata la violencia del amor rom¨¢ntico y el apego venenoso
A los diez minutos de llegar al piso, Charlotte se quita las bragas y se deja todo lo dem¨¢s puesto: vestido, medias y tacones. Y las bragas se quedan arrugadas en el centro de la habitaci¨®n. Ese peque?o trozo de tela no es solo un peque?o trozo de tela, simboliza el ¨²ltimo basti¨®n, el l¨ªmite, la frontera. Tambi¨¦n la seguridad o la vulnerabilidad, la protecci¨®n o la exposici¨®n, el deseo o la zozobra. Sin bragas, una puede sentirse totalmente libre o absolutamente aterrorizada.
Violencia, pasi¨®n, un poco de sexo oral, reproches, gritos, l¨¢grimas, carcajadas y una madre que acaba de morir; metidas en una urna, sus cenizas, como ancla en el pasado, sobrevuelan las conversaciones y los recuerdos hasta convertirse en la quinta y omnisciente protagonista de una historia que completan Charlotte, John, Allan y M¨®nica. Dos hermanos y sus respectivas parejas que pasaran una madrugada juntos despu¨¦s de la ceremonia de incineraci¨®n de la madre de ellos.
Una hora y 35 minutos es lo que dura Placeres ¨ªntimos, la versi¨®n de Jos¨¦ Martret (Palma de Mallorca, 1971) de Nattvarden, la pieza del dramaturgo sueco Lars Nor¨¦n (Estocolmo, 1944), una suerte de concentrado grotesco de todas las actitudes y respuestas que no deben darse en una relaci¨®n, de cualquier tipo. La obra de teatro, que est¨¢ hasta este domingo 17 de junio en el Teatro Fern¨¢n G¨®mez de Madrid, es el ejemplo fiel de c¨®mo se producen y se desarrollan esos nexos t¨®xicos cuando est¨¢n unidos al sexo o a la idea empolvada del amor rom¨¢ntico.
De la interacci¨®n entre los cuatro se va desprendiendo el odio contenido, la amargura latente, la desesperaci¨®n escondida, los perdones no dados, las exigencias no cumplidas... Cuenta Martret que la obra no es una obra sobre parejas sino sobre desgastes, sobre ese momento en el que la m¨¢scara se cae y ya es imposible no ver lo que hay delante, a menudo, todo lo contrario a lo que se cre¨ªa o se quer¨ªa ver: "Enfrenta al espectador a la crueldad con la que durante muchos a?os el hombre ha tratado a la mujer. Pone un espejo frente al p¨²blico con la esperanza, por mi parte, de que produzca un rechazo infinito sobre esa forma de actuar. Es una invitaci¨®n a la reflexi¨®n, de las que despu¨¦s te llevas a la cena para seguir comentando". A?ade que no da respuestas, y no lo hace de forma expl¨ªcita, sin embargo, de esos 95 minutos la mayor¨ªa saldr¨¢ habi¨¦ndose reconocido en al menos uno de esos comportamientos, y probablemente habi¨¦ndose avergonzado por haberlo hecho.
"Es una funci¨®n incomoda, s¨ª, pero creo que necesaria. Y es tambi¨¦n una funci¨®n perversa porque por momentos el p¨²blico se descubre riendo de situaciones o comentarios atroces". Esos que convierten una din¨¢mica t¨®xica en una forma habitual de relacionarse y que, incluso, dotan de cierta bohemia y belleza a la destrucci¨®n que suponen este tipo de v¨ªnculos. Allan llama puta a Monica porque ha dejado de quererlo, John juega con Charlotte d¨¢ndole y quit¨¢ndole la atenci¨®n que pide, Charlotte usa el sexo como ¨²ltimo recurso para mantener atado a John, Monica se somete a las humillaciones de Allan por el sentimiento de culpabilidad que arrastra. Todos tienen miedo a quedarse solos cuando quedarse solo significa, err¨®neamente, quedarse sin el otro. Los insultos no son amor, las reacciones pasivo agresivas no son amor, el sexo no (siempre) va ligado al amor, las humillaciones no son amor, perdonarlo todo no es amor, someterse no es amor, la conformidad no es amor, la pasi¨®n violenta no es amor. El amor es otra cosa y est¨¢ lejos de todo eso.?
La complejidad del texto original, de lo que encerraba y destilaba, estuvo a punto de echar para atr¨¢s a Martret. Nattvarden forma parte de una trilog¨ªa que se inicia con Demonios?¡ªque se estren¨® el pasado a?o en Espa?a versionada por Francisco J. Uriz¡ª sigue con La hamaca y culmina con La comuni¨®n. Las tres obras comparten el mismo punto de partida: la muerte de la madre, y en las tres Nor¨¦n se acerca al l¨ªmite de lo soportable en las relaciones humanas. Placeres ¨ªntimos es La comuni¨®n, 400 p¨¢ginas de original que, en su estreno en 1985, dur¨® cinco horas. "Cuando Cristina Alc¨¢zar y Francisco Boira me pidieron elegir un texto y ponernos con ¨¦l me cost¨® poco elegir a Noren, es un autor con el que estoy fascinado y uno de los dramaturgos vivos m¨¢s importantes de Europa". En Suecia, el apellido Nor¨¦n se ha convertido en un concepto, como en Espa?a usamos lorquiano o almodovariano para referirnos a algo concreto de nuestra cotidianeidad con determinados rasgos; los suecos lo usan para definir algo oscuro y problem¨¢tico pero liberador. Una catarsis.
Cuando Jos¨¦ Martret acab¨® de leer la obra, decidi¨® que aquello era imposible y as¨ª se lo dije a Cristina (Alc¨¢zar). "Pero algo se qued¨® ah¨ª pululando, de manera maligna. y al mes y medio volv¨ª a llamarla y le dije 'd¨¦jame jugar". A Martret, plantarse frente a un reto siempre le ha parecido algo divertido, l¨²dico. Empez¨® a sintetizar. "Nor¨¦n en aquel momento tuvo la necesidad de enfrentar al p¨²blico a esas cinco horas del original, pero creo que ahora mismo con un texto as¨ª es imposible mantener el inter¨¦s del p¨²blico". Lo actualiz¨®, lo truf¨® con el presente ¡ªestos d¨ªas en el Fern¨¢n G¨®mez hay una alusi¨®n al Mundial de f¨²tbol¡ª y el pasado a?o qued¨® listo para estrenar.
De esta versi¨®n de una obra nunca estrenada en Espa?a, Martret se queda con lo dif¨ªcil que es la renuncia: "Nos aferramos a ciertas cosas en la vida, es complicad¨ªsimo separarse de lo que hemos tenido. Los apegos, los malos apegos, te condicionan la vida y hace perversas las relaciones hasta el punto de hacer parecer imposible la separaci¨®n". Sin embargo, reflexiona, llegados al punto en el que esa relaci¨®n hiere, desprenderse de ella es una liberaci¨®n. "Aunque no lo creamos". Y no solo est¨¢ hablando del amor, se refiere tambi¨¦n a la muerte: "Nor¨¦n perdi¨® a su madre con 19 a?os, y aquello caus¨® tal trastorno que acab¨® en un psiqui¨¢trico, le diagnosticaron esquizofrenia y lo sometieron a sesiones de electroshock, lo aislaron del mundo. Cuando sali¨® escribi¨® 12 obras de teatro, todas con el n¨²cleo familiar como argumento".
En Placeres ¨ªntimos el sufrimiento y la querencia hacia ¨¦l desvelan la mierda [como Charlotte declama en un momento de la funci¨®n] en la que los humanos se revuelcan a veces por ser incapaces de seguir hacia delante. "Aqu¨ª hay dos mujeres que sufren mucho, pero al final son las que toman la decisi¨®n de marcharse". Dos mujeres que en alg¨²n momento reconocen en la otra sus propias vejaciones y que sin darse cuenta se sirven de trampol¨ªn. Se empoderan y se reconstruyen cuando huyen: huyen de los gritos, las amenazas, la manipulaci¨®n y el dolor. Huir no implica cobard¨ªa, no siempre. Huir, a veces, tambi¨¦n supone la valent¨ªa de decir basta.?
'Placeres ¨ªntimos'
Puedes ver Placeres ¨ªntimos esta noche de domingo, 17 de junio, a las 19.00 en el Teatro Fern¨¢n G¨®mez de Madrid [puedes comprar las entradas haciendo click en este enlace]. A partir de octubre, estar¨¢ de gira y pasar¨¢ por A Coru?a, Tenerife, Ourense, C¨¢diz... "Y en 2019 volver¨¢ a Madrid", adelanta Jos¨¦ Martret, el director, el padre de aquella Pensi¨®n de las Pulgas y aquella Casa de la Portera, dos salas alternativas en la ciudad de las que nos despedimos hace ya un par de a?os.
Produce: MALDITA T? ERES
Autor: Lars Nor¨¦n
Versi¨®n y direcci¨®n: Jos¨¦ Martret
Int¨¦rpretes: Toni Acosta (Monica), Cristina Alc¨¢zar (Charlotte), Francisco Boira (John) y Javi Coll (Allan).
Espacio Sonoro: Luis Ivars
Espacio Esc¨¦nico: Isis de Coura
Iluminaci¨®n: Pedro Vera
Vestuario: Berta Graset
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