Carrera de obst¨¢culos en el campus para encontrar alojamiento
Los altos precios de las residencias, el incremento del alquiler en las grandes ciudades y la falta de becas limitan las alternativas de los estudiantes
Que las residencias de estudiantes se han convertido en un fruct¨ªfero negocio inmobiliario lo saben los fondos de inversi¨®n y las propias universidades. Ahogadas durante la crisis con unos recortes que todav¨ªa no se han revertido, algunas universidades p¨²blicas vieron en las residencias una v¨ªa para evitar que los problemas de financiaci¨®n fueran a m¨¢s. Cediendo los terrenos, la construcci¨®n y la explotaci¨®n de las instalaciones a grandes empresas concesionarias, y sin limitar, en algunos casos, el precio de las habitaciones, los centros p¨²blicos han recibido un flujo de financiaci¨®n extra. Las habitaciones, con pensi¨®n completa, pueden superar los 1.200 euros al mes. Los estudiantes lamentan que la falta de becas y el alto precio de la vivienda en las grandes ciudades les limita las opciones de alojamiento.
Una persona que se desplaza para estudiar tiene b¨¢sicamente tres opciones de alojamiento: alquilar un piso o una habitaci¨®n; conseguir una plaza en una residencia universitaria; o entrar en un colegio mayor. El primer caso, el m¨¢s habitual entre los estudiantes, est¨¢ ahora condicionado por el incremento de los precios del alquiler de vivienda: durante 2018 subi¨® en el conjunto de Espa?a un 9,3%, un aumento m¨¢s acusado en los n¨²cleos urbanos (desde 2014, el alquiler ha subido un 41,9% y un 38,5% en Madrid y Barcelona), seg¨²n los datos del estudio Informe Residencias de Estudiantes en Espa?a, de la consultora inmobiliaria JLL.
Pero algunos optan por el alojamiento residencial. El perfil de estos estudiantes es de un poder adquisitivo m¨¢s alto, aunque pocos cursan toda la carrera viviendo en una residencia. ¡°Yo estuve dos a?os en la residencia de la Salle Bonanova [Barcelona]. El primer a?o pagu¨¦ 650 euros al mes, y el segundo 750, con pensi¨®n completa, unos horarios marcados¡ me fue muy bien para empezar a conocer gente¡±, explica N¨²ria Ros, estudiante de tercer a?o de periodismo. ¡°Fue un esfuerzo muy importante para mi familia, porque adem¨¢s las condiciones no siempre son las mejores. Ahora estoy en un piso y pago la mitad de lo que pagaba¡±, se?ala.
La oferta de las residencias todav¨ªa est¨¢ m¨¢s ajustada que la de los pisos. En Espa?a hay 844 residencias universitarias (con 68.479 plazas) y 181 colegios mayores (con 22.587 plazas). En total, con datos de 2018 recogidos en el informe de JLL, hay 91.066 plazas para 491.116 estudiantes desplazados (del total de 1,3 millones de personas que estudiaron un grado, un m¨¢ster o un curso de doctorado). La alta demanda y la escasa oferta impulsan un negocio en el que ya se han fijado las universidades.
Las residencias necesitan un convenio de colaboraci¨®n con universidades. La mayor¨ªa son propiedad de grandes empresas inmobiliarias, que gestionan el negocio y solo ofrecen algunas bonificaciones a los alumnos de los centros con los que tienen un convenio. Una minor¨ªa de estas residencias son propiedad de las universidades, que ceden la concesi¨®n a una empresa especializada.?Los colegios mayores, en cambio, son patrimonio de las universidades, ofrecen alojamiento, pensi¨®n completa y actividades formativas especiales, y tienen los precios limitados. Los beneficios que tengan estos centros tienen que invertirse en las mismas instalaciones, a menudo edificios antiguos.
Mientras que en los colegios mayores el precio tiene que estar limitado por las universidades, en las residencias lo marca el contrato, que tiene que estipular si se limita el precio o si se deja que se regule seg¨²n el mercado. Es el caso de una de las ¨²ltimas en abrir,?una residencia propiedad de la Universidad de Barcelona que est¨¢ gestionada por Nexo. En plena crisis y recortes de financiaci¨®n, la universidad catalana (que arrastra un d¨¦ficit acumulado que ha pasado de 82,7 millones a 44,6 millones) opt¨® por ceder unos terrenos a Nexo y encargarle la construcci¨®n y la explotaci¨®n de una residencia durante 50 a?os. A cambio, recibir¨ªa un pago de 9,3 millones de euros y el 1,1% de los ingresos brutos de la gesti¨®n cada a?o. El contrato no fij¨® un l¨ªmite ni unas bonificaciones en los precios, que se rigen seg¨²n el mercado inmobiliario. As¨ª, la habitaci¨®n m¨¢s barata, de 14 metros cuadrados, ba?o y cocina compartidos, con pensi¨®n completa y una limpieza a la semana, cuesta 1.100 euros al mes.?¡°En un momento dado nos ayud¨® a superar un poco la crisis, pero la universidad no hace negocio con eso, ni mucho menos¡±, defiende Merc¨¨ Puig, vicerrectora de Estudiantes de la UB, una universidad que tiene un presupuesto de 370 millones de euros.?
Una operaci¨®n similar a la de Barcelona fue la protagonizada por la empresa especializada Knightsbridge Student Housing en Madrid, donde construy¨® en 2015 la residencia El Faro, en unos terrenos antes propiedad de la Universidad Complutense de Madrid. Operada por la empresa Nexo, las habitaciones, con pensi¨®n completa, van desde 1.200 euros a 1.500.?El potencial del negocio inmobiliario --con una rentabilidad del 5,5%, aunque seg¨²n expertos del sector puede alcanzar el 10%-- se extiende en toda Espa?a, en especial en las grandes ciudades.?Y ha hecho que en los ¨²ltimos a?os haya crecido la inversi¨®n extranjera en este sector. Las dos principales empresas que operan en Espa?a, Resa y Nexo, han sido compradas en los ¨²ltimos a?os por las compa?¨ªas Greystar y GSA, procedentes de Estados Unidos y Dubai respectivamente, con apoyo de fondos de inversi¨®n extranjeros. En 2016 hab¨ªa 88.000 plazas disponibles en Espa?a, mientras que en 2020 est¨¢ previsto que el mercado se ampl¨ªe hasta las 98.500 camas, con un crecimiento m¨¢s significativo en las comunidades de Madrid, Catalu?a, Castilla y Le¨®n y Andaluc¨ªa.
¡°La realidad es que estudiar fuera tiene unos costes muy elevados, y se puede llegar a ver afectado el derecho al estudio. No se tendr¨ªa que hacer negocio con esto¡±, afirma Carles L¨®pez, portavoz de la asociaci¨®n de estudiantes Canae. El sistema de becas apenas cubre la necesidad de alojamiento en una provincia que no es la de origen. Seg¨²n consta en el Ministerio de Educaci¨®n, solo existe una cuant¨ªa de 1.500 euros al a?o asociada a la necesidad de residencia.
Carlos Cano, director comercial y de operaciones de Resa, defiende que el problema no tiene tanto que ver con las residencias como con la presi¨®n inmobiliaria que hay en las grandes ciudades, donde el precio del alquiler de viviendas ha sufrido importantes incrementos en los ¨²ltimos a?os. ¡°En nuestro caso, adem¨¢s, nuestras residencias tienen limitado el precio de las habitaciones por las universidades¡±, explica. Una de las que gestiona Resa (que tiene el 11% del total de plazas en Espa?a) es la residencia universitaria del campus de la Universitat Pompeu Fabra, en Barcelona, donde se pueden encontrar habitaciones por 500 euros al mes sin contar las comidas. Esta misma residencia se puede encontrar en portales para alojamiento tur¨ªstico por algo m¨¢s de 100 euros la noche. ¡°Tenemos licencia de albergue durante el periodo de vacaciones¡±, defiende Cano.
En el caso de los colegios mayores, en el curso 2016/2017 el precio medio de las habitaciones estaba en 1.090 euros al mes. ¡°Los ingresos que obtienen los colegios mayores tienen que revertir en inversiones en las propias instalaciones, aunque la universidad puede decidir usarlo en otro sentido, forma parte del presupuesto¡±, explica Montserrat Lavado, directora de los colegios mayores de la UB. En 2019, los ingresos previstos en estas instalaciones son de 6,7 millones de euros.
Pisos lejos de la facultad y dinero por adelantado
Anxo Benavides, gallego de 19 a?os, decidi¨® estudiar en Madrid. "En principio me iba a ir a Pontevedra a hacer la carrera y all¨ª vi una residencia que costaba 500 euros. Pero finalmente decid¨ª ir a Madrid. Empec¨¦ a mirar residencias pero el precio de las habitaciones no bajaba de los 1.000 euros", explica. Benavides opt¨® entonces por compartir piso. Su presupuesto: 350 euros. "Muchos pisos eran peque?os, estaban mal ubicados para ir a la universidad...y ,adem¨¢s, hay quien intenta timarte con estafas, pidi¨¦ndote dinero antes de ense?arte una casa", afirma. Tras muchas llamadas y visitas a pisos, encontr¨® algo que se adaptaba a sus necesidades. Pero entonces llega el momento de abrir la cartera. "Tienes que pagar la fianza y a veces te piden hasta dos meses por adelantado. Al final son muchos gasto", dice resignado.
El canario Gonzalo Naranjo, de 19 a?os, tambi¨¦n se plante¨® buscar una residencia para pasar su primer a?o de universidad. ¡°Es una buena opci¨®n cuando llegas a una ciudad que no conoces¡±. Pero lo descart¨® cuando vio que las m¨¢s baratas costaban 600 euros. Decidi¨® buscar un piso para compartir. ¡°Empec¨¦ a mirar habitaciones para compartir pero costaban 500 o 600 euros y adem¨¢s en lugares que se encontraban bastante lejos de la universidad¡±. Se junt¨® con otros tres compa?eros y juntos buscaron un piso para los tres. ¡°Algunas casas se anunciaban como de tres habitaciones, pero en realidad ten¨ªan solo una estancia y una despensa o vestidor reconvertido a habitaci¨®n, pero sin ventanas. Y pueden llegar a costar 1.000 o 1.100 euros¡±, afirma. Naranjo tambi¨¦n relata que a veces les sal¨ªan en los buscadores de Internet como un piso con tres habitaciones una casa que ten¨ªa una habitaci¨®n, ba?o y cocina. ¡°Y tienes que tener mucho cuidado con las estafas¡±, afirma. Tras muchas b¨²squedas, Naranjo y sus compa?eros han conseguido encontrar algo que les encaja por la zona de Arg¨¹elles. ¡°Ahora pago 320 euros y creo que he tenido mucha suerte¡±, concluye Naranjo.
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