Cuando el trabajo se convierte en una adicci¨®n
La imposibilidad de desconectar, f¨ªsica y psicol¨®gicamente, del trabajo puede degenerar en un trastorno con importantes consecuencias en la salud y la vida personal de las personas
En 2019, la vida de Juan Carlos (nombre ficticio) dio un giro radical. Hasta entonces, ten¨ªa un cargo de responsabilidad en una multinacional del ¨¢mbito del marketing, y su d¨ªa a d¨ªa y hasta su propia identidad quedaban literalmente limitadas, identificadas y absorbidas por su trabajo. Con un equipo internacional de unas 300 personas haci¨¦ndole cada d¨ªa consultas desde Europa a Oriente Medio y Am¨¦rica, su jornada arrancaba cuando empezaban a trabajar en Dubai (sobre las cinco de la ma?ana en Espa?a) y acababa cuando terminaban en Nueva York, Chicago o la costa oeste de Estados Unidos, a las nueve o diez de la noche. Hasta que un fort¨ªsimo ataque de ansiedad sobrevenido en un coche le llev¨® al m¨¦dico y a una baja prolongada de nueve meses. No lo vio venir, y su realidad, la de un adicto al trabajo, a punto estuvo de costarle pareja, familia y amigos. Pero, al borde del precipicio, busc¨® ayuda y se salv¨®.
Un estudio de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia, la Jaume I de Castell¨®n y la Universidad del Pa¨ªs Vasco calcul¨® en 2012 que la cantidad de profesionales que, como Juan Carlos, eran adictos al trabajo en Espa?a se situaba en un 4,6 %, y aventuraba que en solo tres a?os pod¨ªa superar el 11 %. Aunque no existen datos precisos sobre la prevalencia actual, esta podr¨ªa estar situada en torno al 10 %, seg¨²n diversas organizaciones. ¡°Yo no era consciente de que ten¨ªa un problema, y lo ve¨ªa como algo natural. Uno de nuestros jefes nos dec¨ªa que ten¨ªamos que desayunar, comer, cenar y so?ar con nuestro objetivo, y yo pensaba que era divertido y adem¨¢s algo que en verdad hab¨ªa que hacer¡±, explica Juan Carlos en conversaci¨®n telef¨®nica.
Hablamos, t¨¦ngase presente, de la ¨¦poca previa a la pandemia. A?os en los que Juan Carlos (que hoy sigue vinculado al sector, pero a un ritmo muy diferente) viv¨ªa por y para su empresa, que adem¨¢s fomentaba esa cultura de empezar cuando empezara el primero y terminar cuando terminara el ¨²ltimo... estuvieran donde estuvieran. La palabra favorita en el seno de la compa?¨ªa era, c¨®mo no, commitment (compromiso). ¡°Nosotros ¨¦ramos como una raza especial de humanos con una luz que nos iluminaba y nos mostraba que pod¨ªamos trabajar mucho. Porque, adem¨¢s, pod¨ªamos sacar mucho rendimiento econ¨®mico e iluminar, en cierta forma, al resto de la gente que estaba a nuestro alrededor, para que viera esa luz de dedicaci¨®n y de compromiso¡±, recuerda.
Aunque la adicci¨®n al trabajo no es un trastorno reconocido oficialmente, constituye una realidad dif¨ªcil de ver y reconocer en la que influyen factores laborales, sociales y personales que es necesario abordar con ayuda psicol¨®gica profesional. Y es que la patolog¨ªa mental es, a d¨ªa de hoy, la segunda causa de d¨ªas de baja en el ¨¢mbito laboral, por detr¨¢s de la musculoesquel¨¦tica, y se ha incrementado casi un 40 % en los ¨²ltimos a?os. Ahora bien, ?cu¨¢ndo se puede hablar realmente de la existencia de una adicci¨®n? ?C¨®mo reconocer que existe un problema, y qu¨¦ hacer entonces?
Adicci¨®n al trabajo: s¨ªntomas y causas
La adicci¨®n al trabajo tiene lugar en el momento que existe ¡°una necesidad excesiva e incontrolable de trabajar incesantemente, que afecta a la salud, a la felicidad y a las relaciones personales¡±, ilustra Lourdes Luce?o, profesora titular de la Facultad de Psicolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid. Es decir, cuando todo gira en torno al trabajo, y los tiempos de desconexi¨®n, disfrute y descanso son b¨¢sicamente inexistentes. Se trata de un trastorno con numerosos s¨ªntomas que, sin embargo, son dif¨ªciles de identificar con la existencia de una adicci¨®n, entre otras cosas por los condicionantes existentes: ¡°Desde un punto de vista social, la persona muy ocupada es una persona de ¨¦xito que, con el desarrollo de la tecnolog¨ªa, puede adem¨¢s trabajar desde cualquier sitio y estar siempre conectado. Todo ello promueve la adicci¨®n al trabajo¡±, advierte Luce?o.
La dificultad de desconectar o el trabajar demasiadas horas no son, ni mucho menos, los ¨²nicos s¨ªntomas detectables. Tambi¨¦n est¨¢n la incapacidad para delegar tareas; un malestar intenso cuando no se rinde lo esperado; el sentimiento de culpa cuando no se trabaja; el deterioro de las relaciones familiares y personales; un perfeccionismo excesivo; una mayor irascibilidad; una autoestima centrada en el trabajo o la aparici¨®n de problemas de salud por trabajar sin descansar lo suficiente, entre otros.
¡°Puede haber muchas causas, pero suele responder tambi¨¦n a un patr¨®n de vac¨ªo en otros ¨¢mbitos de tu vida, que es f¨¢cil de llenar con el tiempo del trabajo para no atender a las demandas emocionales, a c¨®mo me encuentro, a responsabilidades familiares... Es como una estrategia para evitar situaciones a las que no me quiero enfrentar, de manera que no quede espacio para reflexionar si, en tu vida, eres y tienes lo que de verdad quer¨ªas¡±, sostiene Olga Merino, directora de Salud Mental de Avanta Salud. Sin dejar de lado, por supuesto, los factores relacionados con la cultura empresarial: hay organizaciones cuyas condiciones especialmente t¨®xicas o mal gestionadas ¡°facilitan el que la gente llegue a tener una dependencia extrema del trabajo, porque es lo que buscan e incluso penalizan lo contrario¡±, se?ala. En Jap¨®n, esta adicci¨®n extrema tiene un nombre: s¨ªndrome de Karoshi, de quienes mueren a causa de una carga de trabajo y un estr¨¦s excesivos.
En su descenso por los caminos de su adicci¨®n, Juan Carlos empez¨® a dormir cada vez menos, y con frecuencia enlazaba varios viajes seguidos con cambios bruscos de horario: en la empresa los llamaban viajes Red Eyes, de ¡°ojos rojos¡±. Apenas dorm¨ªa dos o tres horas en las que, efectivamente, so?aba con el trabajo. ¡°Me quedaba dormido por agotamiento, porque mi cuerpo y mi cerebro no daban para m¨¢s; pero el poco tiempo que dorm¨ªa me reactivaba y, como ten¨ªa la posibilidad de poder trabajar, porque ya hab¨ªa gente trabajando [en alg¨²n lugar] que me ped¨ªa mi opini¨®n, pues lo hac¨ªa¡±, explica. Ello hizo que poco a poco fuera tambi¨¦n aisl¨¢ndome de cosas: familia, compa?eros, amigos... Y su estado de ¨¢nimo cambi¨®, haci¨¦ndose m¨¢s irascible tanto en casa como en el trabajo.
?Qu¨¦ consecuencias tiene la adicci¨®n al trabajo?
Las consecuencias de este tipo de trastorno son, como ya se ha visto, numerosas, tanto a nivel psicol¨®gico como f¨ªsico y emocional. En primer lugar, porque acaba acarreando ¡°el abandono de personas que pueden ser referentes en tu vida, porque t¨² mismo te vas retirando de tus amigos y familiares; te puede producir un vac¨ªo y una soledad muy extrema, y el nivel de autocuidado es menor, porque ni comemos ni dormimos bien¡±, cuenta Elisa Moreno, coordinadora de salud laboral del Colegio de Psic¨®logos de Madrid. ¡°Y, al final, ese vac¨ªo es existencial, porque te quitan el trabajo y ya no eres nadie. De alguna manera, se cosifica al ser humano como algo de lo que obtenemos un rendimiento¡±.
Pero las consecuencias son tambi¨¦n f¨ªsicas, como esgrime Luce?o: ¡°Son personas que tienen altos niveles de estr¨¦s mantenidos en el tiempo, lo que puede desembocar en un mont¨®n de enfermedades relacionadas: problemas en el sistema inmune, trastornos cardiovasculares, problemas de la piel, diabetes, trastornos del sue?o, depresi¨®n o ansiedad¡±.
El problema es que, la mayor¨ªa de las veces (y como le sucedi¨® a Juan Carlos), las personas no son conscientes de que tienen un problema, y de hecho son los que est¨¢n alrededor quienes lo suelen notar antes. Hasta que algo se descuadra a nivel f¨ªsico, acuden al m¨¦dico y solo ah¨ª es cuando empiezan a ser conscientes de que hay algo que no han gestionado bien. ¡°De repente tienen una patolog¨ªa, y el m¨¦dico les recomienda al menos tres o cuatro meses de baja. Entonces, cuando trabajo con ellos, les pregunto por el tiempo que le han dedicado a su familia, sus amigos o sus aficiones en los ¨²ltimos seis meses. Y hay gente que se pone a llorar, porque se dan cuenta de que han abandonado muchas cosas que eran una parte importante de sus vidas¡±, se?ala Moreno.
M¨¢s all¨¢ de la necesaria ayuda profesional, para superar la adicci¨®n al trabajo es necesario recuperar unos h¨¢bitos de salud fundamentales y equilibrar esos ¨¢mbitos relacionales antes mencionados, porque la vida no puede estar exclusivamente basada en el trabajo. Se trata, a fin de cuentas, de ponerlo todo en la balanza del autocuidado, ¡°y cada cierto tiempo, sopesar qu¨¦ grado de satisfacci¨®n y de obligaci¨®n tengo en cada uno de los ¨¢mbitos de mi vida. Si la balanza est¨¢ equilibrada no hay problema, pero normalmente, cuando entramos en una fase de enfermedad es cuando la obligaci¨®n ya me pesa tanto que la satisfacci¨®n se va minimizando cada vez m¨¢s¡±, aduce Moreno.
La importancia de la cultura corporativa
Todos los expertos consultados se?alan la importancia de la cultura corporativa en el bienestar emocional de los trabajadores y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, la aparici¨®n de problemas de salud mental. Por eso, un manejo estrat¨¦gico de la cultura corporativa ¡°debe fomentar el equilibrio entre la vida laboral y la familiar, y tener en consideraci¨®n aspectos como la conciliaci¨®n y el derecho al descanso. La desconexi¨®n no solo es necesaria, est¨¢ impuesta por la ley¡±, defiende Luis Miguel Romero, profesor titular de Gesti¨®n y Direcci¨®n de la Comunicaci¨®n Estrat¨¦gica en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. ¡°Hay muchas organizaciones en las que se promueve, e incluso premia, la sobreexplotaci¨®n... En ¨¢mbitos sumamente competitivos, los empleados trabajan en exceso para demostrar su val¨ªa, aunque ello signifique una p¨¦rdida significativa de su calidad de vida¡±.
Desde la perspectiva de estrategia organizacional, el bienestar emocional y la adecuada gesti¨®n de las emociones son cada vez m¨¢s importantes. No solo por motivos de salud, sino por el propio beneficio de la empresa, ya que este tipo de problemas, bajas laborales y trastornos tienen un impacto claramente negativo en el rendimiento y en la aparici¨®n de errores y accidentes laborales. El mensaje, poco a poco, va calando: ¡°Cada vez hay m¨¢s empresas que, a trav¨¦s de los profesionales de la psicolog¨ªa, facilitan cursos de psicoeducaci¨®n, proporcion¨¢ndoles herramientas y habilidades de cuidado y gesti¨®n emocional¡±, admite Merino.
Garantizar una cultura sana en el seno de las empresas pasa, seg¨²n Romero, por ¡°fomentar una comunicaci¨®n abierta y transparente entre pares y entre miembros y l¨ªderes (horizontal y vertical), promover la conciliaci¨®n y ofrecer oportunidades de desarrollo profesional y de crecimiento, reconociendo y recompensando el trabajo bien hecho¡±. Pero tambi¨¦n brindando su apoyo a los empleados con dificultades emocionales; detectando y controlando los liderazgos t¨®xicos; y dotando a los trabajadores con herramientas de comunicaci¨®n y resoluci¨®n de conflictos; de gesti¨®n emocional y h¨¢bitos saludables e incluso de organizaci¨®n.
Formaciones relevantes para abordar la salud laboral
Ya sea desde el ¨¢mbito de la psicolog¨ªa o de los Recursos Humanos, existen formaciones de todo tipo enfocadas en la gesti¨®n del talento, las pol¨ªticas de cuidado al empleado, el concepto de Salud 360, el mindfulness, el liderazgo emocional e incluso las terapias cognitivo-conductuales, muy ¨²tiles en el caso de un trastorno como el que nos ocupa. Cursos, m¨¢steres y especializaciones impartidas por universidades, escuelas de negocios y centros formativos que, adem¨¢s, pueden encontrarse en plataformas como Emagister.
Si se quiere una formaci¨®n m¨¢s amplia, Luce?o recomienda realizar un m¨¢ster en prevenci¨®n de riesgos laborales, ya que una de las ¨¢reas que trabaja es la psicosociolog¨ªa del trabajo, ¡°donde se incluir¨ªa la evaluaci¨®n de riesgos psicosociales (las condiciones del entorno laboral relacionadas con la organizaci¨®n, el contenido del trabajo y la realizaci¨®n de tareas que tienen capacidad de afectar tanto al bienestar como a la salud de los trabajadores)¡±. Sin embargo, Merino acaba reivindicando una carencia: la de una formaci¨®n espec¨ªfica en salud mental laboral, ¡°que no hay y deber¨ªa existir¡±.
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