La agitada conciencia en defensa de la Tierra en la contracumbre
¡°Es importante el futuro¡±, dice ?frica, pastora, ¡°tanto como entender que nuestro futuro tambi¨¦n consiste en entender nuestros or¨ªgenes¡±.
¡°?Los mares se calientan!, ?los oc¨¦anos se ahogan por la falta de ox¨ªgeno!¡±. Un joven bajo la lluvia a las tres de la tarde en el cruce de Fuencarral con Gran V¨ªa, Madrid, habla al meg¨¢fono junto a una chica que traduce frase a frase al ingl¨¦s. Hay gente cal¨¢ndose hasta los huesos ¡ªllueve con insistencia¡ª y la Gran V¨ªa se ha cortado porque la va a cruzar una manifestaci¨®n convocada por Extinction Rebellion. El agua le da verosimilitud a la performance: unas pocas decenas de personas van vestidas con t¨²nicas azules, cintas azules y la cara pintada de azul mientras se arrodillan e imploran al paso de un esqueleto de ballena construido con papel de peri¨®dico que portan unos activistas con l¨¢grimas negras pintadas en la cara. Se trata de una procesi¨®n por la muerte de los oc¨¦anos, de ah¨ª que suenen los tambores en marcha f¨²nebre.
A unos pocos kil¨®metros, varias ovejas pastan tranquilamente en un pinar cercano a las facultades de la Universidad Complutense de Madrid; lo hacen mientras los pastores trashumantes participan en una jornada de Reba?o por el clima. Las han tra¨ªdo desde la sierra norte hasta la ciudad universitaria. Aqu¨ª se celebra la cumbre social sobre el cambio clim¨¢tico; aqu¨ª, una tarde de domingo de invierno, fr¨ªo y lluvia, much¨ªsimas personas venidas de diferentes pa¨ªses asisten a encuentros y conferencias simult¨¢neas. En una de ellas est¨¢ Greta Thunberg, que ha llegado como un rayo, casi inadvertida, con capucha a la cabeza: Thunberg, para evitar el caos a su paso, ha decidido actuar de espaldas a su agenda; la fabrica ella misma seg¨²n su p¨¢lpito.
En el edificio multiusos destacan puestos de informaci¨®n y venta de libros por parte de Traficantes de Sue?os, y una exposici¨®n de ilustraciones de Miguel Brieva: ¡°Se busca¡±, dice una voz a un o¨ªdo en una de sus obras. Sigue: ¡°Voces que susurren amorosamente en todos los o¨ªdos algunas verdades esenciales. Es decir, justo lo contrario que un bot o una fake new. Calquiera provisto de labios u o¨ªdos que invitado a poner en pr¨¢ctica la propuesta¡±. De esto precisamente va la gigantesca reuni¨®n que se ha puesto en marcha hasta la clausura de la cumbre en la Complutense: de buscar y proclamar algunas verdades esenciales.
A las cuatro de la tarde en la carpa gigante colocada all¨ª, junto a puestos de comida vegana, ?frica cuenta su historia, que empieza cuando en la ciudad, estudiando, empez¨® a pensar cu¨¢l era la profesi¨®n que quer¨ªa para su futuro: pastora. Su hermano, bot¨¢nico, estudiaba pastos y ella, con 14 a?os, lo acompa?aba al Pirineo aragon¨¦s. All¨ª hablaba con pastores y aprend¨ªa su cultura. ¡°Cuando dicen que la ciudad no es para las ovejas, pienso: ese es el problema, que no lo es¡±. La vida urbana no le quit¨® la ilusi¨®n, sino que se la hizo crecer: ¡°La ciudad da la espalda al campo, y hace todo lo posible por d¨¢rsela¡±. Cuando termin¨® los estudios todo empez¨® a tomar forma. Se inscribi¨® en una escuela de pastores, tom¨® conciencia del pastoreo extensivo, y realiz¨® un proyecto de pastoreo que present¨® en Sierra de Gredos, donde fue rechazado. Hubo m¨¢s suerte en un pueblo del Pirineo aragon¨¦s, donde es pastora de cabras y donde se asent¨® y profundiz¨® en una relaci¨®n importante, la que forman muchas mujeres como ella en la plataforma Ganaderas en red, pastoras y ganaderas puestas en contacto para intercambiar experiencias y avanzar en su trabajo. ¡°Es importante el futuro¡±, dice ?frica, ¡°tanto como entender que nuestro futuro tambi¨¦n consiste en entender nuestros or¨ªgenes¡±. Toma la palabra Nerea, que al contrario que ?frica ¡ªcuya familia no era ganadera¡ª, s¨ª ten¨ªa relaci¨®n desde ni?a con el campo. ¡°Pero nadie pensaba que me quedar¨ªa, y de hecho estudi¨¦ y viv¨ª en la ciudad, pero volv¨ª a Tierra de Campos¡±.
El domingo, que no hay cumbre del clima, la cumbre social presenta una agenda intensa y prol¨ªfica. Todas las charlas del edificio est¨¢n repletas de gente. M¨¢s de 70 actividades generadas por unos 400 colectivos que han colocado en cada aula, rebautiz¨¢ndolas, el nombre de activistas asesinados (¡°defensores de la tierra¡±, como le cuenta a Europa Press?Samuel Mart¨ªn-Sosa, un portavoz de la contracumbre). As¨ª, con letras alegres y el recuerdo vivo, las charlas se desarrollan con los nombres de Guy Bradley, Dorothy Stang, Juana Raymundo, Wilson Pinheiro de Souza, Golfrid Siregar o Josefina Reyes en la memoria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.