Los puntos negros de la pandemia en M¨¦xico
El virus no ha detenido en ning¨²n momento su avance en el pa¨ªs, pero este ha sido sin duda desigual y, en algunas ocasiones, podr¨ªa estar pasando desapercibido a las cifras de casos confirmados
Hasta ahora, M¨¦xico, como la mayor¨ªa de Latinoam¨¦rica, no se ha visto completa e irremediablemente desbordado por la primera ola de covid-19. Pero decir eso en un pa¨ªs con m¨¢s de 120 millones de almas repartidas en dos millones de kil¨®metros cuadrados, todo ello unido en una realidad fractal que se divide en condiciones muy distintas (de vida, de cotidianidad, de acceso a salud y, por tanto, tambi¨¦n de posible incidencia de una pandemia como esta) no es decir demasiado. ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de la curva agregada de casos confirmados (es fundamental mantener esta palabra en mente: confirmados) en el pa¨ªs?
Es necesario, para empezar, distinguir entre su capital y el resto, por la enormidad de la primera. Quitando la Ciudad de M¨¦xico, los cuatro municipios con m¨¢s infecciones detectadas se reparten entre las cuatro esquinas del pa¨ªs.
Vale la pena detenerse un momento en ese aparente aplanamiento de las curvas de contagios en los ¨²ltimos d¨ªas. ?Significa que la epidemia est¨¢ cediendo? De ning¨²n modo: significa que faltan casos por confirmar en los ¨²ltimos d¨ªas. La base de datos de la Secretar¨ªa de Salud tiene la virtud de incluir casos con pruebas positivas, negativas y en estudio. Pero tambi¨¦n el defecto de que la fecha asignada a cada uno de ellos es aquella en la que se incluye en la base de datos, independientemente de si se confirma o no la calidad de infectado del individuo. As¨ª, para los ¨²ltimos d¨ªas siempre hay un volumen mayor de casos en estudio, y la curva siempre parece plana por eso: no es tal. La forma es la de los d¨ªas anteriores. La que no aparece punteada en el gr¨¢fico: en ascenso.
Centrando el foco en la Ciudad de M¨¦xico (donde hace unos d¨ªas Pablo Ferri encontraba algunos hospitales alcanzando puntos de saturaci¨®n en sus unidades de Cuidados Intensivos), la suroriental Itzapalapa destaca sobre las dem¨¢s, alcanzando de hecho ritmos de contagios confirmados similares a los de Tijuana, localidad con el r¨¦cord del pa¨ªs.
Le sigue a la zaga Gustavo A. Madero, que comprende colonias norte?as de la capital. En ambos casos, y descontando el dato incierto por la falta de conformaci¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas, la curva se mantiene indudablemente acelerada.
Estos son los primeros puntos negros que uno puede localizar en el territorio mexicano con solo trazar los ritmos de casos confirmados municipio por municipio. No se trata de casos menores, ni tampoco perfectamente explicables dentro de la din¨¢mica tradicional de una epidemia. Si es que tal cosa existe, uno de sus rieles principales ser¨ªa, sin duda, la densidad poblacional. Los virus (sobre todo los respiratorios) se contagian en las interacciones cercanas, las cuales son m¨¢s probables en la medida en que la distribuci¨®n de espacio per c¨¢pita obligue a ello.
Cuando uno traza la relaci¨®n entre densidad y ritmo de los contagios (aproximado observando c¨®mo de inclinada es la pendiente de cada curva en los gr¨¢ficos anteriores), resulta una relaci¨®n bastante obvia, que se vuelve m¨¢s intensa cuanto mayor es la densidad: un efecto umbral tiene sentido, pues el contagio de una epidemia no es lineal. Eso lo hemos aprendido a la fuerza estos meses: cuando cada afectado puede contagiar a m¨¢s de una persona, el efecto multiplicador es exponencial. Tiene sentido que se note con m¨¢s ah¨ªnco a medida que aumente (igualmente de forma exponencial) la probabilidad de contacto entre personas por la densidad.
Pero lo interesante del siguiente gr¨¢fico no es lo obvio, sino lo que se escapa a lo que cabr¨ªa esperar. Resulta que los municipios con los ritmos m¨¢s acelerados de contagio en el gr¨¢fico anterior son tambi¨¦n los que escapan m¨¢s claramente a la l¨®gica predictiva de la densidad sobre la epidemia.
Los factores que influyen sobre la gravedad de un brote epid¨¦mico de un virus respiratorio son tan infinitos como los que afectan a nuestra vida cotidiana, y ninguna variable los va a explicar por completo. Sin embargo, un grupo tan definido y destacado de casos amerita una atenci¨®n especial: en esos lugares (y en otros que, si bien no se desv¨ªan tanto, tambi¨¦n lo hacen con cierta significaci¨®n), la epidemia estar¨ªa, de alguna manera, descarrilando.
?Y d¨®nde m¨¢s? Hac¨ªamos referencia al principio a la importancia de la palabra ¡°confirmados¡± junto a ¡°casos¡±. Ning¨²n pa¨ªs del mundo est¨¢ detectando la totalidad de infecciones en su territorio, es cierto, pero tambi¨¦n lo es que unos se acercan m¨¢s que otros. M¨¦xico, uno de los que m¨¢s est¨¢n sufriendo para ampliar su capacidad de pruebas diagn¨®sticas al nivel que merece su tama?o, se encuentra posiblemente entre los que peor cuentan de la regi¨®n. Ahora bien: por desgracia, siempre es m¨¢s factible sumar fallecidos que infectados. Resulta mucho menos probable pasar por alto una muerte con enfermedad respiratoria, que un portador del virus sin s¨ªntomas significativos. Como es razonable tambi¨¦n esperar una relaci¨®n m¨¢s o menos lineal entre n¨²mero de muertes en una zona determinada, y la cantidad de casos que existan. Lo llamativo, como en el gr¨¢fico anterior, es cuando una de estas zonas se sale de la l¨ªnea.
En la fronteriza Ciudad Ju¨¢rez hay una cantidad aparentemente desproporcionada de muertos acumulados por covid-19 en relaci¨®n con los casos confirmados en el lugar. En la capitalina delegaci¨®n de Tlalpan sucede lo contrario: el n¨²mero aparece demasiado peque?o. El segundo caso puede deberse a que la epidemia est¨¢ explotando ahora (y los muertos llegar¨¢n, equilibrando la ratio y regresando el punto a la media) o a que est¨¢n haciendo m¨¢s test que el resto del pa¨ªs (y por tanto detectan mejor la cantidad de casos). En Ciudad Ju¨¢rez, sin embargo, la descomunal diferencia solo puede explicarse razonablemente por una infradetecci¨®n at¨ªpica de los casos.
Pens¨¦moslo as¨ª: no sabemos exactamente cu¨¢l es la proporci¨®n media, normal o esperable de infectados por SARS-CoV-2 que desarrollan una enfermedad mortal. No lo sabemos precisamente porque en casi todos los lugares estamos contando menos casos de los que existen. Pero s¨ª tenemos una idea relativamente aproximada gracias a estudios que se han producido sobre poblaciones determinadas donde se ha testado a toda la poblaci¨®n: por ejemplo, cruceros. Estos estudios indican una letalidad sobre casos sintom¨¢ticos (CFR) del entorno del 1%. La varianza es grande, indicando una incertidumbre considerable. Pero en cualquier caso sabemos que no es de un 30%. Bien: ese es el valor observable ahora mismo en Ciudad Ju¨¢rez si uno simplemente divide los fallecidos encontrados entre los casos detectados. Un 24% para el conjunto del Estado de Chihuahua.
En Tlalpan, sin embargo, el valor na?ve se cierra en el 4%. En ambos lugares, y en el conjunto de municipios y delegaciones con m¨¢s de 10 casos y 10 muertes acumuladas, esta ratio ha descendido durante abril. Esto indica, posiblemente, que los casos se detectan mejor hoy que hace tres semanas en todas partes. Ahora bien: la diferencia entre Ciudad Ju¨¢rez y el resto, as¨ª como entre Ciudad Ju¨¢rez y la estimaci¨®n aproximada, provisional, pero razonable para hacernos una ligera idea, de letalidad, no puede explicarse l¨®gicamente porque el virus sea cinco, diez, treinta veces m¨¢s letal en este particular rinc¨®n del mundo. Sino, m¨¢s bien, por la clase de din¨¢micas que retrataban Carmen Mor¨¢n y H¨¦ctor Guerrero en su reportaje a fondo sobre el terreno.
Los datos indican, en definitiva, que M¨¦xico contiene en su interior varios puntos negros, de alerta incluso, que definen y matizan de manera crucial la corriente general de la epidemia. Cualquier interpretaci¨®n que los ignore, fij¨¢ndose solamente en el resultado agregado y tom¨¢ndolo como definitorio del conjunto del territorio, estar¨¢ cayendo en lo que un l¨®gico llamar¨ªa una falacia de composici¨®n: tomar el todo por el equivalente a cada una de sus partes. Un riesgo que un pa¨ªs de esta envergadura (literal, en este caso, m¨¢s que figurado: de semejante tama?o) no se puede permitir.
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