El Tribunal Supremo de Estados Unidos proh¨ªbe la discriminaci¨®n en el trabajo por raz¨®n de orientaci¨®n sexual
Desde este lunes, la ley de derechos civiles de 1964 cubre tambi¨¦n la orientaci¨®n sexual o de g¨¦nero
Escrito el alegato por uno de los jueces m¨¢s conservadores del Tribunal Supremo, el m¨¢ximo ¨®rgano de Justicia de Estados Unidos ha dado este lunes un espaldarazo a los derechos de los gays en este pa¨ªs al dictaminar que la ley federal que proh¨ªbe los despidos considerados discriminatorios, por ejemplo por razones de sexo, cubre tambi¨¦n a la orientaci¨®n sexual o la identidad de g¨¦nero. Es una gran ¨Ce inesperada¨C victoria para el activismo LGBTQ.
Los jueces conservadores Neil Gorsuch y el presidente de la Corte, John Roberts, se sumaron a la facci¨®n progresista del Tribunal para llegar a una votaci¨®n 6-3. Los magistrados consideran que el T¨ªtulo VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964, que proh¨ªbe la discriminaci¨®n ¡°bas¨¢ndose en el sexo¡±, incluye a los trabajadores LGBTQ.
Lo cierto es que nadie deb¨ªa de tener en mente a homosexuales y personas transg¨¦nero cuando en 1964, bajo la Administraci¨®n Johnson, se aprob¨® la norma que prohib¨ªa a las empresas discriminar por motivos de sexo, raza, color, nacionalidad y religi¨®n. Pero el a?o pasado, la Comisi¨®n para la Igualdad de Oportunidades en el Trabajo, que forma parte del Gobierno y que Barack Obama impuls¨®, consider¨® que el T¨ªtulo VII deb¨ªa de tener una lectura m¨¢s amplia, una que se correspondiera con la sociedad actual. El Ejecutivo de Trump no estaba de acuerdo con esta visi¨®n y el tema acab¨® por llegar al Supremo.
¡°Hoy debemos decidir si una empresa puede despedir a alguien simplemente por ser homosexual o transg¨¦nero. La respuesta est¨¢ clara¡±, ha escrito Gorsuch. ¡°Un empleador que despide a alguien por ser homosexual o transg¨¦nero lo hace por razones que no hubiera aplicado ni se hubiera cuestionado en miembros de un sexo diferente. El sexo juega un papel necesario en la decisi¨®n, exactamente lo que proh¨ªbe el T¨ªtulo VII¡±.
Ha sido una larga lucha debido a la mayor¨ªa conservadora del Supremo tras los nombramientos de Trump. Sin embargo, la batalla dada en tribunales inferiores ha interpretado que de acuerdo con el T¨ªtulo VII, un trabajador no puede ser despido por su orientaci¨®n sexual, algo que ya contemplan expresamente 21 estados.
A pesar de que el Supremo nunca hab¨ªa fallado sobre si los empleadores pod¨ªan discriminar bas¨¢ndose en la orientaci¨®n sexual, en el caso de 1989 de Price Waterhouse contra Hopkins, la m¨¢xima corte judicial del pa¨ªs cre¨® un precedente al dictaminar que no era admisible discriminar bas¨¢ndose en ¡°estereotipos de g¨¦nero¡±.
El voto de Gorsuch, el primer juez propuesto por Trump para el Supremo, ha sido especialmente llamativo. Gorsuch considera en su escrito que ¡°un empresario que despidiese a alguien por ser homosexual o transg¨¦nero est¨¢ despidiendo a esa persona por un rasgo o una acci¨®n que no habr¨ªa cuestionado en miembros de otro sexo¡±.
La sentencia de la m¨¢xima corte trat¨® tres casos. El primero, el de Donald Zarda, instructor de paracaidismo, quien demand¨® en su momento a la empresa Altitude Express alegando que hab¨ªa sido despedido por ser homosexual. Zarda muri¨® en octubre de 2014 en un accidente de ca¨ªda libre en Europa, pero su familia sigui¨® adelante con el proceso.
En el segundo caso, Gerald Lynn Bostock, coordinador de servicios sociales infantiles, demand¨® a un condado de Georgia por despedirle en 2013 tras descubrir que era gay y pertenec¨ªa a una liga LGTBQ de softball (una variedad del b¨¦isbol).
El tercer proceso que ha visto el Supremo en el curso 2019-2020 ha sido el de Aimee Stephens. Desgraciadamente, Stephens no celebrar¨¢ su victoria, ya que muri¨® a mediados de mayo por complicaciones de la enfermedad del ri?¨®n que padec¨ªa. Stephens, mujer transg¨¦nero, fue despedida de su trabajo en una funeraria dos semanas despu¨¦s de que le dijera a su jefe que a partir de entonces vivir¨ªa como una mujer. Aimee trabaj¨® durante seis a?os en la funeraria como Anthony Stephens. ¡°Al final de mis vacaciones en agosto de 2013, regresar¨¦ al trabajo como mi verdadero yo, Aimee Australia Stephens, con la ropa que me corresponde¡±, escribi¨® Stephens a sus compa?eros. Dos semanas despu¨¦s de acudir cada d¨ªa a trabajar vestida como una mujer, Stephens fue despedida. Su caso ha escrito un cap¨ªtulo de la historia de los derechos LGBTQ.
Los casos eran los primeros que estudiaba la Corte tras la jubilaci¨®n del juez Anthony Kennedy, quien escribi¨® las sentencias aprobadas por la mayor¨ªa en todos los casos importantes de la naci¨®n que han supuesto un avance para el derecho de los gays, incluida la decisi¨®n de 2015 que establec¨ªa que las parejas del mismo sexo ten¨ªan el derecho constitucional a casarse.
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