Una batalla por la supervivencia
Cada vez que permitimos un rebrote, le damos oportunidades al virus de adaptarse y cambiar
No es una buena noticia. La aparici¨®n en Reino Unido de una cepa m¨¢s infectiva del coronavirus puede cambiar en poco tiempo el curso de la pandemia. A peor. Y eso ser¨ªa un mazazo para una sociedad con s¨ªntomas graves de fatiga pand¨¦mica. Nos cuesta reconocer que esto es una lucha de supervivencias y que pese a toda nuestra t¨¦cnica y nuestra potencia como especie, seguimos siendo biol¨®gicamente vulnerables. Los virus y las bacterias son nuestros depredadores, y tambi¨¦n ellos luchan por sobrevivir. Cuando ya ve¨ªamos el final del t¨²nel con la aprobaci¨®n de las primeras vacunas, un nuevo giro de gui¨®n propiciado por el azar nos recuerda que hemos de ser m¨¢s humildes.
Y tambi¨¦n m¨¢s disciplinados, porque cada vez que permitimos un rebrote, le damos oportunidades al virus de adaptarse y cambiar. Las mutaciones se producen por azar dentro de unas reglas de la biolog¨ªa bien conocidas. Siempre hemos ido por detr¨¢s del virus en el conocimiento, pero dentro de lo adversa que era la situaci¨®n, lo que nos aliviaba era algo en lo que todos los cient¨ªficos coincid¨ªan: el SARS-Cov-2 es un virus muy estable. A diferencia de los dem¨¢s virus la familia ARN a la que pertenece, que mutan mucho, este tiene una caracter¨ªstica especial, una herramienta de control de errores en el proceso de reproducci¨®n en el interior de la c¨¦lula. Por eso, desde que se aisl¨® en humanos apenas se han producido mutaciones y siempre han sido menores: no afectaban ni a su capacidad de transmisi¨®n ni a su virulencia.
La que se ha detectado ahora en el condado de Kent es una mutaci¨®n que puede suponer un cambio cualitativo si se confirma que le otorga un 70% m¨¢s de infectividad. Significa que se est¨¢ adaptando para sobrevivir mejor. La estrategia de los virus es simple: entrar en una c¨¦lula, utilizarla para hacer miles de copias de s¨ª mismo y saltar a otro hu¨¦sped antes de que el sistema inmune del organismo infectado pueda vencerlo o el hu¨¦sped muera por la infecci¨®n. Como recuerda Albert Bosch, presidente de la Sociedad Espa?ola de Virolog¨ªa, mutar y cambiar forma parte de la estrategia de supervivencia de los virus. Si fuera un ser inteligente, podr¨ªamos decir que este virus, como el VIH, ha sabido acertar en los cambios que ha hecho. Para prosperar, los virus necesitan lograr un buen equilibro entre infectividad y virulencia. Si matan mucho, se extinguen pronto. Este mata poco, alrededor del 1%, pero infecta mucho. Esta ha sido su principal ventaja respecto de su antecesor, el SARS de 2003, que ten¨ªa una mortalidad del 13%, pero s¨®lo contagiaba cuando ya daba s¨ªntomas. Esto permiti¨® controlar mejor los contagios y su paso por este mundo se sald¨® con 8.098 infectados y 774 muertos. Este, en cambio, lleg¨® con una mutaci¨®n que le permite infectar en fase asintom¨¢tica, eso le da entre 5 y 15 d¨ªas para saltar a otros hu¨¦spedes.
Si la nueva variante es m¨¢s infectiva, se impondr¨¢ r¨¢pidamente sobre las dem¨¢s. Pura biolog¨ªa: la mutaci¨®n se produce por azar, pero la selecci¨®n natural hace que aquellas que le permiten adaptarse mejor suponen una ventaja evolutiva y acaban desplazando a las dem¨¢s. No se ha demostrado que esta cepa sea m¨¢s letal, pero incluso si el cambio no implica una mayor virulencia, al infectar m¨¢s, con la misma mortalidad causar¨¢ m¨¢s muertes. Eso significa que tendremos que ser mucho m¨¢s estrictos en las medidas de contenci¨®n porque se expandir¨¢ r¨¢pido. Ya se ha encontrado en Holanda, Dinamarca y Australia. Y eso significa tambi¨¦n que este virus tiene capacidad de adaptaci¨®n y en el momento en que se vea acorralado por las vacunas, ante una nueva presi¨®n selectiva, puede volver a mutar. Es una posibilidad muy plausible. Son los ingredientes de una batalla de supervivencia que va a seguir poni¨¦ndonos a prueba.
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