Jineth Bedoya, la voz contra la violencia sexual
La periodista colombiana, secuestrada y violada por paramilitares en 2000, reclama justicia mientras acompa?a a otras v¨ªctimas
A la periodista colombiana Jineth Bedoya la han intentado silenciar desde hace dos d¨¦cadas. Antes de ser secuestrada, ella y su madre sufrieron un atentado del que nunca se conocieron los autores y que no bast¨® para que el Estado le ofreciera protecci¨®n. En el 2000, con Colombia sumida en una guerra de narcotraficantes, guerrilla y grupos paramilitares, fue raptada en la puerta de la c¨¢rcel La Modelo de Bogot¨¢ mientras esperaba a que le autorizaran la entrada para entrevistar a un jefe paramilitar como parte de una investigaci¨®n sobre tr¨¢fico de armas, desapariciones y homicidios en las prisiones colombianas.
La retuvieron 16 horas y despu¨¦s la abandonaron en una carretera a las afueras de la ciudad. Nueve a?os m¨¢s tarde, cuando cont¨® por primera vez p¨²blicamente que fue torturada y violada, su historia se volvi¨® una causa colectiva contra la impunidad en los casos de violencia sexual en Colombia. En los 20 a?os que lleva esperando justicia ha alentado a las mujeres a denunciar a sus agresores con la campa?a No es hora de callar, que lidera en paralelo a su trabajo como subdirectora del diario bogotano El Tiempo.
Como miles de mujeres, Bedoya ha tenido que lidiar con una investigaci¨®n judicial cargada de estereotipos de g¨¦nero. Los primeros a?os del caso, la Fiscal¨ªa dud¨® de su versi¨®n e incluso insinu¨® una posible relaci¨®n sentimental entre ella y una persona recluida en la c¨¢rcel en la que fue raptada. ¡°La b¨²squeda de la verdad de lo sucedido ha sido m¨¢s dolorosa que el mismo secuestro¡±, declar¨® la periodista, que se?ala como responsables de su rapto a una mafia de paramilitares, militares, polic¨ªas y guerrilleros patrocinados por empresarios.
Bedoya ha tenido que relatar ante la Fiscal¨ªa hasta 12 veces lo que sufri¨® el d¨ªa que la secuestraron. Su proceso, sin embargo, todav¨ªa no llega a los autores intelectuales de la agresi¨®n, que involucrar¨ªa a altos mandos de la polic¨ªa. El sistema de judicial colombiano la ha revictimizado y su expediente se habr¨ªa cerrado con total impunidad si en 2012 su caso no hubiese sido declarado crimen de lesa humanidad, al ser considerado parte de un m¨¦todo de guerra con el fin de callar a quienes se atrev¨ªan a narrar el conflicto colombiano.
La Fundaci¨®n para la Libertad de Prensa (FLIP) acompa?a a Bedoya desde 2010 con el prop¨®sito de que su denuncia llegara a una corte internacional ante el poco avance en Colombia. Andr¨¦s Morales, exdirector de la FLIP, recuerda que la primera vez que vio a Bedoya la encontr¨® al borde del llanto en unas escaleras de la Fiscal¨ªa. La hab¨ªan citado para preguntarle si ella ten¨ªa novedades sobre la investigaci¨®n. No hab¨ªa esperanzas, la carpeta con su nombre estaba en un caj¨®n y su avance depend¨ªa solo de lo que ella averiguara.
A pesar de las amenazas, que no han parado nunca, Bedoya decidi¨® quedarse en Colombia. Desde el Choc¨® o los Montes de Mar¨ªa ¡ªzonas abandonadas donde la mayor¨ªa de sus habitantes sufrieron el conflicto armado entre la guerrilla y los paramilitares¡ª, su campa?a No es hora de callar ha servido de altavoz a otras supervivientes de violencia sexual. Ya son cientos las mujeres que han roto el silencio animadas por su ejemplo. La fecha de su secuestro, el 25 de mayo, fue declarado en 2014 el d¨ªa por la dignidad de las v¨ªctimas de violencia sexual en Colombia. El a?o pasado fue galardonada con el Premio Mundial a la Libertad de Prensa de la Unesco.
Cr¨ªmenes contra la prensa
Su voz tambi¨¦n ha sido indispensable para se?alar la falta de disposici¨®n del Estado para atender los cr¨ªmenes contra la prensa. Morales asegura que el caso de Bedoya ha dejado en evidencia la grav¨ªsima vulneraci¨®n a los derechos de las mujeres periodistas. ¡°Hay un desamparo judicial que va m¨¢s all¨¢ de si les dan o no escoltas¡±, dice.
El pasado 23 de marzo, por primera vez, el Estado colombiano reconoci¨® y pidi¨® perd¨®n ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) por su responsabilidad en el crimen y la revictimizaci¨®n que ha tenido que vivir Bedoya durante todos estos a?os. Para la periodista, sin embargo, no es suficiente.¡°Ese perd¨®n parcial que ofreci¨® el Estado colombiano es una bofetada m¨¢s¡±, dijo en una conferencia de prensa, tras la ¨²ltima audiencia en la Corte IDH, que tiene en sus manos responder, despu¨¦s de 20 a?os, al reclamo de justicia de la periodista.
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