?micron lleva al l¨ªmite a la atenci¨®n primaria
Profesionales de ambulatorios de distintos puntos de Espa?a relatan su d¨ªa a d¨ªa al l¨ªmite y alertan de que la falta de inversi¨®n en estos centros multiplicar¨¢ los problemas de salud en un futuro cercano
A la atenci¨®n primaria la asalt¨® la pandemia cuando ya llevaba a?os quej¨¢ndose de que no pod¨ªa con tanta carga de trabajo y tan poco personal. La ola de recortes sanitarios de hace una d¨¦cada se ceb¨® especialmente con los centros de salud, primera l¨ªnea de batalla contra la enfermedad. Lo que perdi¨® con la austeridad la hermana pobre de la sanidad p¨²blica nunca lo recuper¨®, ni siquiera cuando llegaron los brotes verdes. En 2019, ¨²ltimo dato conocido, Espa?a gastaba en la atenci¨®n primaria 9.874 millones de euros, 541 millones menos que 10 a?os antes. Y entonces lleg¨® el coronavirus y, despu¨¦s, la ¨®micron.
La explosi¨®n inusitada de infecciones m¨¢s leves causada por la variante ha cargado la sexta ola de la pandemia sobre los castigados hombros de la atenci¨®n primaria. Ocho profesionales de ambulatorios de distintos puntos de Espa?a relatan su d¨ªa a d¨ªa al l¨ªmite, lidiando con la falta de m¨¦dicos, el envejecimiento de los pacientes, las nuevas tareas que ha tra¨ªdo la covid o el preocupante abandono de los programas de prevenci¨®n. La debilidad de esta rama sanitaria, advierten, multiplicar¨¢ los problemas de salud en un futuro no muy lejano.
Luz V¨¢zquez, m¨¦dica de familia en Valencia: ¡°Si siguen los recortes, las clases medias se ir¨¢n a los seguros privados¡±
Luz V¨¢zquez, de 33 a?os, es m¨¦dica de familia interina en un centro de salud p¨²blico del ¨¢rea metropolitana de Valencia desde hace tres a?os. Al igual que el resto de sanitarios, acumula un enorme cansancio por la pandemia. ¡°Cuando crees que est¨¢s bien, de repente, otro repunte. Luego viene la calma y otra subida. Ya vamos por la sexta ola y la sensaci¨®n es que no se acaba nunca. Hay compa?eros de baja psicol¨®gica porque no pueden m¨¢s. Y, encima, tienes que escuchar la coletilla: ¡®Es que los de primaria no hacen nada¡±, se lamenta.
V¨¢zquez inicia su jornada laboral antes de las ocho de la ma?ana con una agenda que deber¨ªa ser de 28 pacientes, seg¨²n las sociedades cient¨ªficas y los sindicatos, pero que en realidad acaban siendo, 40, 45 e incluso 50. Son consultas por tel¨¦fono y presenciales, urgencias o visitas a los domicilios de los enfermos que no pueden desplazarse. Y mucha burocracia. A todo ello se a?ade ahora la campa?a de vacunaci¨®n por la covid ¡ªque le pagan aparte¡ª y, con apenas media hora para comer, sale del centro pasadas las cinco y media de la tarde.
La doctora, que dedic¨® cuatro a?os de estudio a la especialidad, considera que esta medicina est¨¢ desprestigiada socialmente, en parte porque arrastra todav¨ªa esa imagen m¨¢s burocr¨¢tica de lo que eran los m¨¦dicos de ambulatorio del tardofranquismo. En realidad, explica, esta rama ha evolucionado ¡°much¨ªsimo¡± y ahora diagnostica, trata, realiza t¨¦cnicas en la consulta¡ ¡°El hospital se ha concebido siempre como el lugar donde est¨¢ la tecnolog¨ªa y es lo que vende. Sin embargo, a nadie le dice mucho si se aumentan las plantillas de los centros de salud. No interesa¡±, opina.
Reconoce que escasean los m¨¦dicos de familia, en parte, porque las condiciones laborales no son buenas. En otros pa¨ªses, como Francia, ganar¨ªa el doble, pero ¡°no se trata de m¨¢s dinero, sino de mejorar la organizaci¨®n y reducir la presi¨®n asistencial¡±, asegura. Se necesita m¨¢s financiaci¨®n para recursos humanos y materiales y m¨¢s autonom¨ªa de gesti¨®n. ¡°Y que los pol¨ªticos conozcan nuestro trabajo, que no lo conocen¡±, a?ade. ¡°Si supieran lo que hacemos, esta sanidad no se habr¨ªa descapitalizado tanto. Y, si contin¨²an los recortes, llegar¨¢ un momento en que ser¨¢ una medicina de beneficencia y las clases medias se ir¨¢n a los seguros privados¡±, advierte.
Maite Mart¨ªnez, pediatra en Laguna de Duero (Valladolid): ¡°La falta de incentivos no nos permite hacer bien el trabajo¡±
La pediatra vallisoletana Maite Mart¨ªnez, de 56 a?os, lleva 30 en el oficio. Habla con cansancio sobre una dimensi¨®n de la atenci¨®n primaria ¡°no incentivada e invisible¡±. La tambi¨¦n presidenta de la Asociaci¨®n de Pediatr¨ªa de Atenci¨®n Primaria de Castilla y Le¨®n describe un sector en decadencia desde antes de la crisis de 2008, con graves problemas tanto en zonas urbanas como rurales y en las diversas ¨¢reas sanitarias. ¡°Las familias nos echan mucho de menos cuando los ni?os crecen¡±, expone Mart¨ªnez, que se refiere a unas plantillas ¡°envejecidas y sobrecargadas¡±, con un sentir ¡°pesimista¡± porque no aprecian ¡°voluntad¡± en las consejer¨ªas de Sanidad por mejorar la situaci¨®n. ¡°La falta de incentivos no nos permite hacer bien nuestro trabajo¡±, lamenta.
La presi¨®n asistencial, critica, se agrava con las sustituciones a compa?eros ausentes y los escasos reemplazos ante imprevistos. Tambi¨¦n por culpa de la escasez de personal de enfermer¨ªa que d¨¦ soporte a los doctores. Esa exigencia desmedida se traduce en atenciones de unos cuatro minutos por paciente en vez de los ocho deseables. La pediatra de Laguna de Duero (Valladolid) expone que la atenci¨®n primaria no es atractiva ¡°por desconocimiento¡± y que los estudiantes se decantan por la formaci¨®n hospitalaria, m¨¢s a¨²n cuando las condiciones de la sanidad rural tampoco animan a elegir estos consultorios para su aprendizaje.
Mart¨ªnez se?ala que este progresivo desprestigio tambi¨¦n se debe al gasto p¨²blico: ¡°En los a?os ochenta, un 20% de la inversi¨®n reca¨ªa en atenci¨®n primaria y un 54,9% en servicios hospitalarios; en 2014 descend¨ªa la primaria a un 14,6% mientras los hospitales crec¨ªan al 61,4%, todo en plena crisis econ¨®mica¡±. Esta suma de factores negativos la empujan a pronosticarle un ¡°futuro incierto¡± a la pediatr¨ªa en los centros de salud. Los mecanismos para recuperar el inter¨¦s hacia esta especialidad, tan importante para el cuidado infantil, pasan por trazar una estrategia firme que recupere su prestigio y la elaboraci¨®n de planes para elevar la eficacia y la capacidad resolutiva, y que ayuden a que los futuros m¨¦dicos elijan esta especialidad.
Miriam Rodr¨ªguez, enfermera a domicilio en Vigo: ¡°Si tuvi¨¦ramos tiempo, podr¨ªamos hacer maravillas¡±
Cuando hace una d¨¦cada la gallega Miriam Rodr¨ªguez empez¨® a ser enfermera en atenci¨®n primaria tras 20 a?os trabajando como auxiliar, era anecd¨®tico atender a un paciente centenario. ¡°Ahora tengo de 103 a?os, de 104 y hasta de 107. Es lo m¨¢s normal¡±, sostiene. Ese envejecimiento acelerado ha multiplicado la asistencia a domicilio de personas que no pueden desplazarse, pero Rodr¨ªguez denuncia que los medios resultan cada vez m¨¢s insuficientes.
En Galicia, hasta que en la pandemia la Xunta les facilit¨® taxis, las enfermeras acud¨ªan a los hogares de sus pacientes a pie, en autob¨²s o en su coche particular, ¡°a todo correr¡± y lidiando con los atascos, la falta de aparcamiento, las multas y los accidentes. Les pagan 52 euros al mes para cubrir estos gastos, tengan que ir a un domicilio ¡°o a 35, da igual¡±. Y tienen que compaginarlo con las consultas en el centro de salud, donde sus ausencias, con la falta de plantilla que sufren, son un problema.
¡°No tienes tiempo para dedicarte a los pacientes como quisieras, es inviable¡±, se queja Rodr¨ªguez. ¡°Y es una pena porque en los domicilios se detectan muchas cosas si tienes tiempo para hablar con la gente¡±. Se refiere esta enfermera del ambulatorio L¨®pez Mora de Vigo a que su labor no es solo curar, sino tambi¨¦n impartir educaci¨®n sanitaria a los cuidadores de mayores y dependientes para que puedan detectar problemas a tiempo y prevenirlos: ¡°Si tuvi¨¦ramos tiempo para hacer bien esa labor, ser¨ªa a la larga muy beneficioso, porque habr¨ªa menos demanda en el futuro. Si no, ante cualquier duda la gente se asusta y acude a ti por cosas que no son urgentes¡±.
Rodr¨ªguez defiende que, ¡°con m¨¢s tiempo, podr¨ªan hacer maravillas¡± para darles una mejor vida a las personas mayores, aligerar la demanda asistencial haciendo prevenci¨®n y combatir la epidemia de la soledad. ¡°Pero se necesita personal¡±, incide. ¡°La atenci¨®n primaria est¨¢ totalmente abandonada y cada vez hay m¨¢s carga de trabajo. No conseguimos asumir todo lo que tenemos¡±.
Rafael Garz¨®n, auxiliar administrativo en Bilbao: ¡°He visto a muchos compa?eros llorar en el mostrador¡±
Rafael Garz¨®n, de 57 a?os, es auxiliar administrativo en el ambulatorio de Rekalde, en Bilbao, un barrio popular y envejecido donde la demanda asistencial es muy alta. ¡°Estamos resolviendo un mont¨®n de temas administrativos ajenos a la salud y cada vez con menos personal sanitario y con m¨¢s carga de trabajo para nosotros¡±, explica. En su ambulatorio hay 17 m¨¦dicos con cupos de 1.500 tarjetas sanitarias cada uno. ¡°Eso es un enorme trabajo para los m¨¦dicos y tambi¨¦n para los administrativos¡±, se?ala. ¡°No da el mismo trabajo un cupo de 1.500 personas de barrios j¨®venes o con mucho poder adquisitivo con acceso a la sanidad privada que en nuestro caso¡±.
Garz¨®n se siente sobrepasado y denuncia que la falta de personal los aboca a una atenci¨®n ¡°deficiente¡±. ¡°Queremos ser buenos profesionales, pero no nos dejan¡± lamenta. ¡°Han dejado escapar 4.000 refuerzos [el Servicio Vasco de Salud rescindi¨® los contratos de unos 4.000 profesionales tras el verano] que ya hab¨ªan aprendido. En vez de dejarlos para darnos un respiro, en estas fechas estamos a dos velas¡±. En el centro de salud de Garz¨®n afrontan un ¡°aluvi¨®n de demandas tanto presenciales como telef¨®nicas¡±: ¡°No paras y no atiendes igual. He visto compa?eros y compa?eras llorar en el mostrador por no poder atender a la gente¡±.
Garz¨®n se siente ¡°indignado, cabreado, enfadado¡±. La consejera vasca de Salud, Gotzone Sagardui, ya reconoci¨® que la atenci¨®n primaria estaba desbordada y suspendi¨® el seguimiento de los enfermos cr¨®nicos para priorizar la asistencia a los agudos y a los infectados por covid. ¡°Estamos desbordados y no hemos cerrado ni un solo d¨ªa desde que se declar¨® la pandemia¡±, explica este auxiliar administrativo. Con el crecimiento imparable del flujo de trabajo para los empleados del centro de salud, los pacientes tambi¨¦n se enfadan: ¡°Hay personas m¨¢s enfadas que nosotros y con raz¨®n, porque un d¨ªa les atiende un m¨¦dico y al d¨ªa siguiente, otro. En cada cambio nos toca a nosotros dar la cara¡±.
Carmen Mosquera, exjefa de servicio en A Guarda (Pontevedra): ¡°No se puede gestionar la miseria¡±
Carmen Mosquera, de 60 a?os, fue jefa de servicio de tres centros de salud y un Punto de Atenci¨®n Continuada de la comarca gallega del Baixo Mi?o, fronteriza con Portugal, entre 2010 y 2018. ¡°Viv¨ª el austericidio¡±, sentencia para referirse a la ¨¦poca de recortes sanitarios que sembr¨® los problemas que hoy atenazan la atenci¨®n primaria. Recuerda que la Consejer¨ªa de Sanidad de la Xunta congel¨® las contrataciones y dej¨® de sustituir a los trabajadores sanitarios que se jubilaban, ca¨ªan enfermos o se iban de vacaciones. Mosquera se pas¨® a?os cuadrando turnos de trabajo imposibles, con sus compa?eros saturados de trabajo y la gerencia del ¨¢rea sanitaria ignorando sus quejas, alertas y peticiones: ¡°Entonces ya advertimos de que, si segu¨ªamos as¨ª, ¨ªbamos a tener un problema de falta de m¨¦dicos¡±.
Mosquera fue uno de los 25 jefes de servicio de atenci¨®n primaria del ¨¢rea de Vigo que dimitieron en bloque en 2018 en protesta por la falta de medios en sus centros de salud, que la Xunta no remedi¨® cuando se super¨® la recesi¨®n econ¨®mica. ¡°No se puede gestionar la miseria, yo hac¨ªa encaje de bolillos¡±, rememora. ¡°Para cubrir las ausencias, depend¨ªa de la buena voluntad de los compa?eros, de pedirles favores para que prolongaran su jornada. Por un lado, la gerencia [del ¨¢rea sanitaria] te exprime y, por otro, acabas siendo mal visto por tus compa?eros, que te acusan de hacerles el juego a los de arriba¡±.
En el centro de salud de A Guarda, donde ejerce como pediatra, solo cinco m¨¦dicos de familia atienden ocho cupos de 1.300 cartillas cada uno. Se ven abocados a hacer prolongaciones de jornada que llegan a las 10 horas. Hay tres plazas de facultativo sin cubrir. Cuesta encontrar un doctor dispuesto a irse a trabajar a un peque?o pueblo con el hospital m¨¢s cercano a 60 kil¨®metros y unas condiciones laborales sin ning¨²n incentivo y con dificultades de conciliaci¨®n familiar. Mosquera reclama que la Administraci¨®n ofrezca m¨¢s sueldo y ventajas en la carrera profesional a los m¨¦dicos que acepten trabajar en ambulatorios de lugares apartados. ¡°Lo mejor que tenemos es el compa?erismo¡±, subraya. ¡°La gente es tan colaboradora que a veces pienso que es perjudicial. Arriba quiz¨¢s nos dejan as¨ª porque ven que nos vamos arreglando¡¡±.
Jos¨¦ ?ngel Campanario, coordinador covid en Sevilla: ¡°En esta ola hacemos m¨¢s con la misma plantilla insuficiente¡±
En el centro de salud de Tomares (Sevilla) donde ejerce Jos¨¦ ?ngel Campanario, los trabajadores han pasado del miedo a la covid al respeto, pero hay algo de lo que no se libran: el agotamiento. ¡°Ya no tenemos el miedo inicial, cuando no conoc¨ªamos los efectos secundarios ni ten¨ªamos protecci¨®n, pero estamos muy cansados¡±, reconoce Campanario, de 52 a?os, coordinador de Cuidados de la Unidad de Gesti¨®n Cl¨ªnica del centro y de la vacunaci¨®n y el seguimiento de pacientes covid.
Desde que estall¨® la pandemia, ¨¦l, como el resto de los 16 enfermeros del centro, no han parado. ¡°Nosotros hemos hecho trabajo presencial desde el primer momento, porque las anal¨ªticas, primero, y despu¨¦s las vacunas no se pueden poner a distancia¡±, explica. La sexta ola los ha obligado a complementar las tareas de asistencia ordinaria, en las que ya incluyen la vacunaci¨®n, con el tener que responsabilizarse otra vez del rastreo de contactos. ¡°Se han retomado las consultas presenciales, pero en esta sexta ola no se ha aplicado ning¨²n plan de contingencia, por lo que desde la atenci¨®n primaria hacemos m¨¢s, con la misma plantilla, que ya era insuficiente antes de la pandemia¡±, alerta Campanario. ¡°Y, adem¨¢s, no solo con nuestros usuarios; tambi¨¦n atendemos a los de la privada, porque all¨ª no se vacuna¡±, abunda.
En octubre, la Junta de Andaluc¨ªa cre¨® una consulta de acogida donde los enfermeros son los encargados de disociar los casos sin cita previa que requieren atenci¨®n m¨¦dica de los que pueden volver a sus casas. ¡°En nuestro centro no ha sido muy efectivo, porque la mayor¨ªa de los casos se derivan a los m¨¦dicos, luego no supone una descarga de trabajo, y, adem¨¢s, como hay mucha rotaci¨®n de puestos en enfermer¨ªa, hay que estar continuamente formando a los que llegan¡±, sostiene.
Los trabajadores de la atenci¨®n primaria suman al agotamiento acumulado la tensi¨®n por ver que en esta sexta ola no se est¨¢n adoptando medidas contundentes para frenar la presi¨®n. ¡°Estamos ya muy saturados y estamos viendo c¨®mo sube la incidencia y no hay medidas restrictivas ni se aplican planes de contingencia para mejorar la situaci¨®n del sistema sanitario¡±, protesta Campanario. Con todo, tiene clara la importancia de su funci¨®n. ¡°Tenemos la responsabilidad de liderar el equipo de profesionales para que entre todos podamos vencer a este monstruo de la pandemia y no morir en el intento. Cuidando a nuestro equipo, cuidamos con seguridad a nuestros usuarios¡±.
Elena de Val Llorente, MIR en Madrid: ¡°Es dif¨ªcil conocer bien a tus pacientes yendo de un centro a otro¡±
Elena de Val Llorente, de 28 a?os, siempre tuvo claro que quer¨ªa ser m¨¦dica. Pura vocaci¨®n, desde que era muy peque?a. Con 24 a?os se gradu¨® en la Universidad Europea de Madrid y con 25 entr¨® como residente en el Hospital Infanta Sof¨ªa de San Sebasti¨¢n de los Reyes (Madrid), donde se est¨¢ especializando en medicina familiar. A solo seis meses del t¨¦rmino de su formaci¨®n, tiene claro que su decisi¨®n ha sido un acierto. ¡°Es una especialidad que engloba todas las ¨¢reas de la medicina. Cuando voy a trabajar no s¨¦ si me va a tocar activar un c¨®digo ictus, suturar una herida o consolar a alguien que ha perdido a un ser querido. Y hay que estar a la altura en cualquiera de las situaciones¡±, reflexiona.
Adem¨¢s del trabajo en el hospital, De Val completa su formaci¨®n en el centro de salud de Embarcaciones de Tres Cantos, un municipio al norte de Madrid, donde est¨¢ aprendiendo qu¨¦ significa trabajar en atenci¨®n primaria. Con la pandemia de por medio, en el ambulatorio han tenido que aumentar la carga de trabajo para gestionar las nuevas necesidades sin dejar de lado a los pacientes que requieren revisiones peri¨®dicas.
Lo que m¨¢s le gusta de su especialidad es el trato con los pacientes: ¡°En medicina de familia se hace mucha prevenci¨®n primaria. Es muy satisfactorio conseguir que un fumador deje el tabaco o que un obeso pierda peso, pero es importante crear un v¨ªnculo con tu cupo de pacientes y conocerlos bien para conseguirlo¡±. En su opini¨®n, garantizar este trato de calidad en las grandes ciudades es m¨¢s complicado. ¡°Es dif¨ªcil llegar a conocer bien a tus pacientes si te tienes que desplazar continuamente de un centro de salud a otro porque no tienes un contrato laboral estable¡±, afirma. Cuando acabe su residencia en el Hospital Infanta Sof¨ªa le gustar¨ªa trabajar en un centro de salud de un pueblo en el norte de Madrid para poder dedicarse a la medicina rural, donde el menor volumen de pacientes le permitir¨ªa ofrecer un trato m¨¢s cercano.
Lorena Villa, enfermera de programas de prevenci¨®n: ¡°La desatenci¨®n de los pacientes cr¨®nicos afectar¨¢ al sistema¡±
Hay una frase que el consejero de Salud de la Generalitat de Catalu?a, Josep Maria Argimon, ha repetido a lo largo de toda la pandemia: ¡°La soluci¨®n a la crisis sanitaria no est¨¢ en los profesionales sanitarios, sino en cada uno de nosotros¡±. Lorena Villa, enfermera de 35 a?os, coincide con esta idea. ¡°El autocuidado es una medida importante en la promoci¨®n de salud, donde inciden diversos factores individuales y comunitarios¡±, reivindica. Villa resume las dificultades del sistema sanitario para atender el auge desbocado de los usuarios con sintomatolog¨ªa covid: faltan manos y aumentan los pacientes. ¡°Si el sistema sanitario fuera robusto, no se habr¨ªan desasistido algunos programas de promoci¨®n de la salud en escuelas o centros c¨ªvicos, ni se habr¨ªan reducido las visitas a los pacientes cr¨®nicos¡±, apunta.
Una de las principales preocupaciones de los profesionales es el impacto que las sucesivas olas tienen en la salud de los usuarios con patolog¨ªas cr¨®nicas y, en consecuencia, en el sistema en general. ¡°La falta de tiempo implica que no se visite lo necesario, que algunas patolog¨ªas puedan exacerbar y que al final estas personas requieran m¨¢s consultas¡±, refleja. ¡°Su salud empeora y el sistema sufre a¨²n m¨¢s. Es una rueda¡±. Villa admite que en los periodos de calma entre olas se observan unos resultados peores. ¡°La promoci¨®n de la salud es invisible: no se ve, pero s¨ª que est¨¢¡±, reivindica, ¡°y no tener educaci¨®n para la salud repercute muy negativamente en el bienestar de la poblaci¨®n¡±.
La promoci¨®n se inicia en edades infantiles y la pandemia ha impactado en los programas escolares, que no se pueden desarrollar de forma ¡±id¨®nea¡±. En su zona de influencia, en Castelldefels (Barcelona), los sanitarios visitaban los colegios para atender las dudas de j¨®venes y adolescentes. Pero aquellas visitas presenciales pasaron a ser telem¨¢ticas: ¡°Se atienden sus dudas, pero se minimiza la calidad; y en estas edades se tratan temas importantes como la sexualidad y la drogodependencia¡±.
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