El Me Too de las estudiantes colombianas
Las denuncias por acoso sexual dentro de los colegios p¨²blicos evidencian la impunidad de la que gozan los maestros, amparados bajo la figura de servidores estatales
Las ni?as colombianas dicen ¡°yo tambi¨¦n¡±. Tambi¨¦n han sido v¨ªctimas de violencia sexual. Son estudiantes que han sido acosadas en el colegio por sus profesores. Ni?as de 13 o 15 a?os han dicho ¡®Me too¡¯, primero en grupos de WhatsApp, luego en p¨²blico. El 8 de marzo, cuando en Colombia las calles estaban repletas de mujeres exigiendo igualdad, la cancha del colegio femenino CEFA, en Medell¨ªn, se llen¨® de ni?as. Hicieron un c¨ªrculo y cantaron Sin miedo, el himno feminista de la mexicana Vivir Quintana: Soy Claudia, soy Esther y soy Teresa. Soy Ingrid, soy Fabiola y soy Valeria. Soy la ni?a que subiste por la fuerza. Era el canto de unas ni?as vestidas con uniformes de colegio que denunciaban a su profesor de educaci¨®n f¨ªsica por acoso sexual. No era la primera vez que dec¨ªan que eran v¨ªctimas de su maestro, pero s¨ª fue la primera vez que sus reclamos se hicieron virales, que por fin las escuchaban. El video de la protesta circul¨® en redes sociales y termin¨® en medios. Tambi¨¦n se hicieron virales las im¨¢genes de la polic¨ªa antimotines que intent¨® frenar la manifestaci¨®n, pero la denuncia ya estaba hecha. El profesor llevaba trabajando 17 a?os en la instituci¨®n a pesar de las quejas en su contra. Esa era una de las injusticias que se?alaban.
Luego fue en Bogot¨¢. Alumnas del colegio Venecia denunciaron no a uno, sino a varios docentes tambi¨¦n por acoso. ¡°Venimos a estudiar, no a ser tocadas¡±, era una de las consignas en la protesta que se vivi¨® en esta instituci¨®n la segunda semana de marzo. Las estudiantes acusaban a varios profesores de haberlas tocado. El pasado martes, la secretar¨ªa de Educaci¨®n de la ciudad le entreg¨® a la Fiscal¨ªa informaci¨®n sobre 163 casos documentados de violencia sexual en instituciones p¨²blicas. La entidad asegur¨® que investigar¨¢n y ¡°habr¨¢ justicia¡±, pero la ley colombiana protege a los maestros de escuelas que no son privadas bajo el fuero de funcionarios p¨²blicos y no se les puede despedir si no hay una condena. Si el colegio quiere, los suspenden, pero siguen pag¨¢ndoles mes a mes o incluso a?os, lo que dure el proceso penal. Esa es otra de las injusticias que las j¨®venes se?alan. Los docentes tienen un r¨¦gimen especial que los ampara laboralmente hasta que las investigaciones en su contra terminen.
De 2018 a febrero de 2022, se registraron en todo el pa¨ªs 876 casos de abusos a estudiantes, seg¨²n el Ministerio de Educaci¨®n. De estos, m¨¢s de 684 siguen en etapa de indagaci¨®n, 65 fueron sancionados y 127 han sido archivados. ¡°En los colegios distritales, los docentes son servidores p¨²blicos y, seg¨²n la ley, tiene que haber una condena para que sean despedidos. Muchos terminan renunciando, pero los que no lo hacen se van a sus casas y siguen recibiendo salario hasta que las investigaciones culminan¡±, explica la abogada Viviana Boh¨®rquez. ¡°Tambi¨¦n ocurre que las instituciones no suspenden a los denunciados a la espera de que la justicia act¨²e y las v¨ªctimas son obligadas a verlos todos los d¨ªas, siguen siendo sus alumnas¡±, se?ala la abogada. Las investigaciones por violencia sexual en Colombia suelen ser lentas y exigen demasiadas pruebas. Y el esquema suele repetirse en muchos casos: la palabra de una ni?a contra la de un profesor, la revictimizaci¨®n y, de nuevo, la injusticia.
Con las protestas que se han hecho visibles en las redes sociales se han conocido casos en los que las estudiantes son expulsadas y obligadas a buscar otro colegio porque sus denuncias no son por violaciones y la justicia desestima los comportamientos que no incluyen penetraci¨®n. Que los profesores las toquen, las inviten a salir o las persigan en redes sociales y les llenen sus buzones de mensajes con palabras que no son propias de un profesor a una alumna no son suficientes para que pierdan su lugar en la instituci¨®n. ¡°El abuso sexual en el colegio adem¨¢s de impactar sus vidas, tiene un efecto negativo en sus desempe?os acad¨¦micos. Se genera un ambiente de des¨¢nimo, de miedo. Muchas ni?as decididen no volver a clases¡±, dice Boh¨®rquez. Conseguir un cupo en un colegio p¨²blico en Colombia no es f¨¢cil y tener que abandonarlo e interrumpir sus ciclos escolares por denuncias que son ignoradas es otra de las injusticias.
Las protestas de las ¨²ltimas semanas y de las que vendr¨¢n -en Medell¨ªn ya han anunciado m¨¢s plantones- han alertado a las autoridades sobre una violencia que exige medidas, m¨¢s all¨¢ de llevar los casos a la Fiscal¨ªa. ¡°Es un problema institucional, no es de ahora, es de siempre, y su soluci¨®n no debe dejarse solo en manos de la Fiscal¨ªa porque hay actos que no est¨¢n configurados penalmente¡±, explica la concejala de Medell¨ªn, Dora Saldarriaga, del movimiento pol¨ªtico Estamos Listas. Los procesos judiciales, que dif¨ªcilmente se resuelven r¨¢pidamente, no han sido efectivos para frenar el abuso de los docentes hacia sus alumnas. Las autoridades lo saben. Esta semana, la concejala Saldarriaga socializ¨® ante el pleno del Concejo de su ciudad un proyecto para prevenir, atender y erradicar el acoso sexual en esa ciudad. El documento enumera los comportamientos de docentes -normalizados casi siempre- que son violencia sexual, as¨ª muchos no est¨¦n escritos en el c¨®digo penal. Se?ala el acercamiento corporal sin consentimiento de manera espont¨¢nea y permanente, el uso de expresiones, orales o escritas, de naturaleza sexual, los favores sexuales a cambio de un trato preferencial.
La iniciativa pide que los reclamos de las menores se traten con perspectiva de g¨¦nero, que se analice contextualmente la situaci¨®n de las mujeres y no se olviden las jerarqu¨ªas culturales naturalizadas entre hombres y mujeres. Saldarriga, que adem¨¢s es abogada, ha estudiado la situaci¨®n en su ciudad. A ella acuden las j¨®venes que quieren romper el silencio. ¡°A los docentes o los suspenden o los trasladan. Hemos evidenciado que muchos casos [en Medell¨ªn] estaban archivados¡±, cuenta. ¡°Es muy grave que las mujeres conf¨ªen m¨¢s en las redes sociales que en la institucionalidad. No ha habido voluntad pol¨ªtica para intervenir cuando se hacen este tipo de denuncias¡±, asegura Saldarriaga, que ha pedido un debate de control pol¨ªtico en Medell¨ªn sobre las rutas de atenci¨®n para el acoso en la ciudad. En Bogot¨¢, las autoridades tambi¨¦n est¨¢n trabajando en un proyecto de ley para atender la demanda de justicia de las estudiantes. La iniciativa contempla la terminaci¨®n del contrato por parte de las instituciones con el docente se?alado, pero si hay m¨¢s de una queja. En el caso de Medell¨ªn eran m¨¢s de 200 estudiantes que dec¨ªan ser v¨ªctimas de su profesor de deportes y nunca haber sido escuchadas. Sus reclamos en p¨²blico han obligado a las autoridades a atender un problema del que hasta ahora no se hablaba en Colombia.
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