Sydney Possuelo: ¡°El blanco se cree m¨¢s listo que el ind¨ªgena porque lleva camisa y pantal¨®n¡±
El explorador m¨¢s premiado de Brasil reflexiona en su casa, a los 82 a?os, sobre su carrera, el oficio, el asesinato de un indigenista y un periodista en Amazonia y Bolsonaro
El brasile?o Sydney Possuelo (Santos Dumont, 82 a?os) ha pasado buena parte de su vida en lo m¨¢s profundo de la selva. Es un indigenista de la vieja escuela, el explorador m¨¢s conocido y premiado de su pa¨ªs. Sigue activo y en una forma envidiable. En su piso de Brasilia, varias figuras de Don Quijote comparten espacio con bellos collares y peines ind¨ªgenas. Junto al sof¨¢, el libro C¨®mo mueren las democracias. Conversamos mientras el experto en ind¨ªgenas Bruno Pereira y el periodista Dom Phillips est¨¢n a¨²n desaparecidos en la Amazonia, horas antes de que el mi¨¦rcoles se localizaran sus cuerpos. Su hijo Orlando, el ¨²nico de los siete que ha seguido sus pasos, coordinaba la b¨²squeda.
Pregunta. ?C¨®mo es la zona?
Respuesta. Para Orlando y para m¨ª, es nuestro ambiente. Pero cuando nos adentramos en la selva nos orientan los pueblos ind¨ªgenas porque ellos conocen aquello en detalle. Es dif¨ªcil por la extensi¨®n, pero les buscan en un tramo de unos 10 kil¨®metros cuadrados donde el r¨ªo da ocho o diez vueltas. Rastreas el cauce central, las orillas, recodos, canales¡ Hubo una inercia inicial (de las autoridades). Orlando esperaba que llegaran (Pereira y Phillips) a las diez (el domingo d¨ªa 5). Como no aparecieron, sali¨® con un grupo ind¨ªgena a ver si se les hab¨ªa roto el motor.
P. Usted conoce muy bien esa regi¨®n, el valle de Yavar¨ª. Hizo una expedici¨®n de 76 d¨ªas.
R. Fueron 110 d¨ªas, no 76. Yo hab¨ªa cerrado el valle, vetamos la pesca, la caza, la extracci¨®n de madera para detener las invasiones. Fue un ¨¦xito. Quer¨ªamos formar a los ind¨ªgenas para que ellos vigilaran. Dos tercios de mis hombres eran ind¨ªgenas, un tercio, blancos. Un d¨ªa pas¨® un grupo de 8-10 personas con familia; tiempo despu¨¦s, un segundo grupo y luego, un tercero. Y pens¨¦: ¡®?Esta gente est¨¢ entrando en el ¨¢rea de los indios flecheros? ?Se habr¨¢n enfrentado?¡¯. Sobrevolamos la zona, pero no ves nada, solo una moqueta verde y parece que all¨ª abajo todo va bien.
P. Y emprendieron la expedici¨®n.
R. Entramos en lanchas, encontramos una pista de aterrizaje del narco que ya no usaba. Pasamos a lanchas a motor m¨¢s peque?as y empezamos a caminar hacia la zona frecuentada por los flecheros. Yo ten¨ªa las coordenadas de GPS de la maloca (choza comunal). Nos acercamos a cuatro kil¨®metros. Buscamos vestigios de violencia o de que los blancos hubieran pasado por all¨ª. Encontramos muchas marcas, pero eran de los flecheros. Para volver construimos dos canoas. Fuera ya de la tierra ind¨ªgena me top¨¦ con una balsa de miner¨ªa y la confisqu¨¦. Causaba mucho da?o ambiental.
P. Su oficio se llamaba sertanista (en portugu¨¦s), ahora se les llama indigenistas.
R. El sertanista es el que vive, conoce y tiene experiencia en el sert?o, que es la gran selva. Brasil tiene 8,5 kil¨®metros cuadrados, en gran parte, porque los sertanistas ampliaron la extensi¨®n territorial junto con los ind¨ªgenas, aunque, al principio, fueron un verdadero flagelo para los ind¨ªgenas, los esclavizaban. El mariscal C¨¢ndido Rondon invierte ese papel, hacia 1910. Fue el primero que, en vez de capturar a los indios, empieza a defenderlos, trabaja en la selva y el sertanista es desde entonces, digamos, amigo de los pueblos ind¨ªgenas.
P. De su generaci¨®n a la de Pereira, ?los peligros han cambiado mucho?
R. Empec¨¦ a los 17 a?os, con los hermanos Vilas Boas. Ahora son los mismos peligros, pero exacerbados por la protecci¨®n del Estado, del presidente de la Rep¨²blica, a los invasores de tierras, a los que destruyen el medio ambiente. Lo peor es que ha transformado las instituciones de defensa de la fauna, la flora y los ind¨ªgenas en instituciones contrarias a esos intereses. El medio ambiente y los ind¨ªgenas son los m¨¢s perjudicados por estos cuatro a?os de (Jair) Bolsonaro. Nunca en la historia el Gobierno ha tenido acciones tan contrarias a los pueblos ind¨ªgenas. Menciono mucho una declaraci¨®n de Bolsonaro, que dijo que ¡°la caballer¨ªa norteamericana hizo un gran trabajo al matar a todos los ind¨ªgenas. Ya no tienen ese problema. Aqu¨ª, en Brasil, la caballer¨ªa no hizo su trabajo porque no mat¨® todos¡±. Es una burla y una agresi¨®n.
P. Usted devolvi¨® la medalla al m¨¦rito indigenista en marzo, cuando Bolsonaro se la concedi¨® a s¨ª mismo.
R. La ten¨ªa desde hace 35 a?os. Aquello fue una bofetada a los pueblos ind¨ªgenas. La medalla es para los que dedican su vida a demarcar tierras, a la salud, la educaci¨®n, a los que los defienden, no a un hombre que ha estado contra ellos toda su vida. Fue una pantomima. Coopt¨® a unos ind¨ªgenas para darle un aire de veracidad.
P. ?Por qu¨¦ proteger a los ind¨ªgenas?
R. Porque desde que llegamos aqu¨ª los blancos, la sociedad cristiana occidental, se mueven en una b¨²squeda permanente de b¨²squeda de tierras, bienes, minerales, riquezas y lucro. Especialmente, lucro.
P. ?Es importante trabajar en la selva y en los despachos?
R. Creo que se complementan. Fui presidente de la Funai (la Fundaci¨®n Nacional del Indio, creada para proteger a los nativos) durante dos a?os, me sacaron de la selva para venir en Brasilia. La gente no sabe que demarcar tierras ind¨ªgenas requiere informes de etn¨®logos, antrop¨®logos, sertanistas y t¨¦cnicos varios. Tienes que probar que habitaron la tierra, durante cu¨¢ntos a?os, que no la abandonaron. La gente habla de ellos como si no tuvieran historia. Simplemente, porque no tienen libros o van desnudos. El blanco lo mira con superioridad, se cree m¨¢s listo porque lleva pantal¨®n y camisa. Es una visi¨®n distorsionada. Los blancos tambi¨¦n se saludan civilizadamente en la ONU y luego se bombardean.
P. ?Cu¨¢l es su momento m¨¢s feliz en la jungla, con los ind¨ªgenas?
R. Mire, voy a ser muy honesto. Mis momentos de felicidad completa no depend¨ªan de otras personas, ni blancos ni indios. Es un estado interno.
P. ?A qu¨¦ obedece esa conexi¨®n tan fuerte con el bosque tropical?
R. Mire, la selva no es f¨¢cil, especialmente, porque soy de ciudad. Necesitas motivos distintos a los que mueven a los de ciudad, comer bien, dormir bien, un ba?o calentito, esas comodidades. Porque las expediciones son meses sin eso. La gente se cree que tomar un avi¨®n, luego un barco, visitar una comunidad ind¨ªgena y volver es una expedici¨®n. Eso para nosotros es un paseo. Otra cosa es vivir y sobrevivir con lo que te ofrece la naturaleza, un asunto serio.
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