Wuhan, tercer aniversario: ¡°Es como si mi vida hubiera sido confinada¡±
Retrato de la ciudad china donde se registraron los primeros casos de covid tres a?os despu¨¦s de que las autoridades decretaran su cierre para frenar los contagios
Es una se?ora en¨¦rgica y gritona. Acaba de asestarle unos buenos cortes a la pieza de pescado y ahora se lava las manos agrietadas. Mientras apura el cuenco de comida con unos palillos, cuenta c¨®mo va el negocio: mal, asegura; la gente no tiene dinero para comprar tras los continuos confinamientos. A su espalda, un enorme centollo ¡ªa 540 yuanes el kilo, unos 73 euros¡ª lanza sus patas sobre la pecera para escapar a su suerte. El puesto est¨¢ ubicado en un nuevo emplazamiento para vendedores de productos frescos al norte de la ciudad de Wuhan. Pero antes se encontraba en el mercado de mariscos de Huanan, aquel lugar donde se registraron a finales de 2019 varios casos de un virus desconocido, muy contagioso, que se extendi¨® por el mundo a una velocidad inaudita provocando al menos 6,7 millones de muertos y una emergencia sanitaria global cuya larga sombra alcanza hasta hoy. En cuanto la conversaci¨®n toma esa senda, la mujer se repliega: ¡°Se supone que no puedo hablar con extranjeros¡±.
En esta ciudad, la pandemia es a¨²n material sensible. El mercado fue enseguida cerrado y rodeado por operarios con trajes de protecci¨®n biol¨®gica en una imagen que parec¨ªa irreal, pero pronto tambi¨¦n se extender¨ªa por el globo. A sus vendedores los trasladaron; hay varios de ellos repartidos por dos mercados de la zona norte. Del otro, con decenas de puestos al aire libre donde se vende marisco, pescado e incluso reptiles vivos (tortugas de caparaz¨®n blando), EL PA?S es expulsado despu¨¦s de que unos dependientes avisaran a seguridad.
El mercado de Huanan nunca m¨¢s ser¨ªa reabierto, a pesar de que los investigadores de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), tras su visita en 2021, rebajaran su papel como posible origen de la pandemia. El antiguo recinto est¨¢ vallado, pero ah¨ª sigue, junto a un bloque de viviendas, como una vieja cicatriz, tras unas planchas azules desva¨ªdas y un tramo coronado con una espiral de concertinas. Si uno pasa al lado es probable que ni se entere. Es curioso lo r¨¢pido que pueden volverse an¨®nimas las huellas del desastre.
Las cosas sucedieron a velocidad de v¨¦rtigo. El 31 de diciembre de 2019, China informa a la OMS de la existencia de casos de una neumon¨ªa de causa desconocida en Wuhan, capital de la provincia de Hubei. El mercado afectado, donde se venden pescados y mariscos vivos, se cierra el 1 de enero de 2020 para proceder a su desinfecci¨®n. El 3 de enero de 2020, las autoridades notifican 44 pacientes, 11 de los cuales est¨¢n gravemente enfermos. El 11 de enero se registra la primera muerte. El 13 de enero se confirma un caso en Tailandia, el primero en el extranjero. El 14, la OMS indica que ¡°no ser¨ªa sorprendente¡± que pudiera transmitirse entre humanos. El 20 de enero Pek¨ªn confirma el contagio entre personas. Tres d¨ªas despu¨¦s, el 23 de enero, las autoridades deciden confinar Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes, ante la mirada de asombro del resto de la humanidad.
Este lunes se cumplen tres a?os de aquel encierro que dur¨® 76 d¨ªas y marc¨® para siempre a sus habitantes. ¡°Nadie que no est¨¦ en Wuhan puede comprender lo que estamos pasando quienes nos hallamos en la ciudad¡±, narr¨® Fang Fang (Nanjing, 67 a?os). Esta escritora llev¨® un concienzudo registro de aquel confinamiento que colgaba en Internet y le¨ªan decenas de millones de personas cada jornada, publicado despu¨¦s bajo el t¨ªtulo Diario de Wuhan (Seix Barral, 2020). En ¨¦l, descarga su rabia por el hecho de que las cosas pudieron hacerse de forma distinta, evitando un da?o ¡°devastador¡± si las autoridades no se hubieran empe?ado en ¡°contar solamente noticias positivas y ocultar las negativas, prohibir que la gente diga la verdad¡±.
¡°Los habitantes de Wuhan tenemos una desesperada necesidad de consuelo¡±, escribe justo antes de morir por covid el oftalm¨®logo Li Wenliang, uno de los primeros m¨¦dicos locales en dar la voz de alarma antes de la notificaci¨®n oficial, quien fue amonestado por la polic¨ªa por difundir rumores. ¡°Li Wenliang era simplemente como cualquiera de nosotros, era uno de los nuestros¡±, afirma Fang.
Tres a?os despu¨¦s, la escritora no sale de su casa en Wuhan. Tras la repentina reapertura en diciembre, despu¨¦s de m¨¢s de 1.000 d¨ªas de pol¨ªtica antipand¨¦mica en China, el pa¨ªs ha sufrido un tsunami de coronavirus que ha dejado decenas de miles de fallecidos. Y ella, que no est¨¢ vacunada, tiene diabetes y ¡°el coraz¨®n no muy bien¡±, teme que le afecte el virus. ¡°En el ¨²ltimo mes, muchos amigos y familiares a mi alrededor han muerto de la infecci¨®n, lo cual me angustia¡±, escribe en respuesta a preguntas de EL PA?S. (En China, la inmunizaci¨®n ha ido por detr¨¢s de otros lugares, como la Uni¨®n Europea, especialmente entre mayores y personas vulnerables).
Fang se declara ¡°totalmente contraria a los testeos masivos y la continua expansi¨®n de los confinamientos¡± que han marcado al pa¨ªs en los ¨²ltimos tiempos. Las pr¨¢cticas de ¡°contenci¨®n y control¡±, prosigue, en muchos casos han divergido ¡°de la raz¨®n y el sentido com¨²n¡±. ¡°Reabrir era imprescindible¡±, dice. Pero considera que, sin preparaci¨®n, el giro en la pol¨ªtica sanitaria en el fr¨ªo del invierno ha causado una tragedia. ¡°Muchas personas han muerto este enero por falta de medicamentos¡±. Los hospitales se han visto colapsados. Los crematorios no pod¨ªan quemar todos los cuerpos. ¡°Hab¨ªa esquelas por todas partes. Ha sido deplorable¡±. Pero muchos de los infectados, cuenta, ya se han recuperado. ¡°Est¨¢n empezando a salir, las calles casi han recuperado su vida cotidiana¡±.
En Wuhan, igual que en el resto de China, la ola de covid se ha extendido como el fuego en un monte seco. Un estudio de la Universidad de Pek¨ªn calcula que en poco m¨¢s de un mes se han infectado unos 900 millones de personas, casi dos tercios del pa¨ªs. La mayor parte de los entrevistados cuentan que han pasado el virus en diciembre. Y durante los d¨ªas previos al A?o Nuevo Lunar ¡ªcelebrado el domingo¡ª la ciudad bulle de gente, se escuchan petardos y los restaurantes se muestran plet¨®ricos. Es la primera vez en tres a?os que se celebra sin restricciones la fiesta m¨¢s importante del calendario chino.
Pero el camino, estos largos tres a?os, ha sido duro para muchos. ¡°Es como si mi vida hubiera sido confinada¡±, dice con un caf¨¦ latte en la mano Jessica Wang, seud¨®nimo de una wuhanesa de 29 a?os que ha sufrido la incertidumbre del tira y afloja con los continuos cierres y cambios de pol¨ªticas. Siente que ni su vida ni su carrera han progresado en este tiempo. ¡°He estado atrapada aqu¨ª¡±. Su familia, con restaurantes y hoteles, ha sufrido el torniquete econ¨®mico, aunque tambi¨¦n han sido contratados por las autoridades para servir comida a los hospitales y dar cobijo a infectados en cuarentena.
Con la ola de salida, el padre de Wang enferm¨® de covid y empeor¨® a los pocos d¨ªas. Tuvo que ser ingresado cuando apenas hab¨ªa camas en los hospitales. Tampoco hab¨ªa f¨¢rmacos. La hija se vio obligada a buscar debajo de las piedras inmunoglobulina, seg¨²n cuenta. Ha acabado pagando el equivalente a unos 5.700 euros por un tratamiento de una semana, adem¨¢s de la cama, algo m¨¢s de 1.300 euros. El padre ha salido vivo. Tampoco estaba vacunado. ¡°Por la diabetes¡±, dice la hija. Al hablar con ella, da la sensaci¨®n de que siente que algo no encaja. ¡°Llevamos tres a?os siguiendo las normas y ahora tenemos que sufrir. ?Qu¨¦ sentido tiene todo esto?¡±.
¡ª?Crees que el 2023 ser¨¢ mejor?
¡ªNo lo creo.
Cada uno tiene su propio relato de estos tres a?os. Un artista que ronda los 50 dice que ha sido un ¡°per¨ªodo en blanco¡± que lo ha dejado ¡°entumecido¡± y sin la urgencia de crear. Define los c¨®digos QR, el sistema de vigilancia ultratecnol¨®gica que han aplicado las autoridades, como un laberinto. ¡°Una tecnolog¨ªa avanzada y muy moderna, pero usada por unos l¨ªderes premodernos¡±. Admira a quienes salieron a protestar a finales de noviembre. ?l no lo hizo porque tiene familia. Es ¡°optimista¡± con 2023.
Tras la entrevista, recibir¨¢ una llamada de las autoridades preguntando sobre su encuentro con un medio extranjero. Con otra entrevistada ser¨¢ a¨²n peor: recibe esa misma llamada mientras tiene lugar la entrevista en la que uno de los puntos centrales ser¨¢ precisamente c¨®mo Pek¨ªn ha elevado el nivel de vigilancia durante estos tres a?os. Ella recuerda un momento de irrealidad, con todos los vecinos de un bloque acudiendo en fila para hacerse una PCR ¡°como si fueran cuerpos muertos siguiendo las instrucciones del Gobierno en una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n. Daba miedo¡±.
¡°El impacto ha sido inmenso¡±, dice Zhu Ning, de 51 a?os, due?o de Vox, una peque?a y conocida sala de conciertos vinculada a la escena punk, que ha logrado sobrevivir gracias a una escuela de m¨²sica y el alquiler de locales de ensayo. ¡°Si no hay espect¨¢culos, no hay ingresos¡±, agrega. Y ha habido pocos: sol¨ªan programar unos 200 al a?o. En 2020, solo hubo unos 40. En 2021, lograron recuperarse hasta los 120. El 2022, cuenta Zhu, ni lo han calculado. ¡°Ha sido un asco¡±. Dice que no ha notado en las letras de las bandas locales el zarpazo de la covid. Pero hay una explicaci¨®n: ¡°Todo lo que se cante tiene que ser aprobado por las autoridades¡±. Cree que quiz¨¢ ese sentimiento se refleje en el futuro. Tambi¨¦n es optimista con 2023. Pero cree que llevar¨¢ varios a?os recuperar lo perdido.
Carrie, una joven de 26 a?os, dice que para ella en general han sido tres buenos a?os. Termin¨® la carrera (que estudiaba en Australia) de forma remota desde Wuhan. Ha pasado por un empleo en la Universidad, ha sido vendedora de ropa femenina en Douyin (nombre de TikTok en China) y ahora est¨¢ empleada en una firma de inversi¨®n y contin¨²a alimentando un canal de v¨ªdeos de deportes. Reconoce, en cualquier caso, que han sido a?os duros f¨ªsica, mental y econ¨®micamente para muchos. ¡°Definitivamente, estamos en otra fase¡±, cuenta echando un vistazo alrededor en un restaurante abarrotado. ¡°Hay una nueva esperanza¡±. Y, hacia el final de la conversaci¨®n, afirma con rotundidad que fueron los estadounidenses quienes trajeron el virus a la ciudad durante los juegos ol¨ªmpicos militares celebrados en Wuhan en octubre de 2019.
Esta teor¨ªa infundada fue apuntalada en 2020 mediante una insinuaci¨®n sin pruebas de Zhao Lijian, entonces portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino. ¡°?Cu¨¢ndo empez¨® el paciente cero en EE UU? ?Cu¨¢ntas personas est¨¢n infectadas? ?C¨®mo se llaman los hospitales? Podr¨ªa ser el ej¨¦rcito de EE UU quien llev¨® la epidemia a Wuhan. [¡] EE UU nos debe una explicaci¨®n¡±. Carrie cree que la potencia dominante en los pr¨®ximos a?os ser¨¢ la que fije c¨®mo fue el origen de la pandemia.
¡°Ahora todo el mundo est¨¢ contento¡±, dice un local en una tienda de alcohol y tabaco ubicada frente al hospital de Leishenshan, uno de los dos que fueron levantados en Wuhan en un suspiro para hacer frente al estallido. Es otra de esas cicatrices casi olvidadas. Ahora tiene aspecto de abandonado; tras la verja, el suelo se ve surcado de maleza y varias construcciones parecen apuntaladas. El hombre del local, que vive en los edificios de enfrente, ofrece un cigarrillo, t¨¦ y un rato de charla. Asegura que hay un proyecto para demolerlo y convertirlo en viviendas (noticias locales solo afirman que fue construido en una zona residencial). ¡°Miramos con optimismo a 2023¡å, dice. Es la primera vez en tres a?os que se va a juntar con la familia para el A?o Nuevo. Conf¨ªa en que vuelvan los extranjeros porque eso supondr¨¢ dinero. Y tambi¨¦n pregunta: ¡°?Crees que la covid-19 fue creada por los americanos?¡±.
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