Los irlandeses dicen no a la reforma constitucional que eliminaba la protecci¨®n de ¡°la mujer en la casa¡±
Una campa?a confusa y tibia propicia una derrota al Gobierno, que tampoco saca adelante una definici¨®n de familia m¨¢s amplia que la del matrimonio
Los irlandeses han dado una bofetada en la cara a su Gobierno y de paso se la han dado a s¨ª mismos. Una mayor¨ªa de votantes ha rechazado, en el refer¨¦ndum celebrado este viernes, las dos reformas constitucionales que pretend¨ªan eliminar las referencias en el texto al papel de ¡°la mujer en la casa¡± y una estrecha definici¨®n de la familia que solo contemplaba al matrimonio.
La participaci¨®n ha sido muy baja. Apenas ha llegado al 45%, un reflejo de la confusi¨®n y apat¨ªa con que los ciudadanos han seguido este debate. En la primera de las dos reformas propuestas cuyas papeletas se han contado, la de la familia, el ¡®no¡¯ ha tenido un respaldo apabullante, de m¨¢s del 67,69%, frente a un 32,31% de apoyo al ¡®s¨ª'. A¨²n ha sido peor el resultado de la segunda propuesta, que eliminaba la referencia de la ¡°mujer en casa¡±. Un 73,09% de los irlandeses ha rechazado el cambio. Solo un 26,07% lo ha respaldado.
Cuando pierdes una consulta ¡°tan estrepitosamente y por tan amplio margen¡± la conclusi¨®n es que mucha gente ¡°no entendi¨® lo que estaba en juego, y yo soy claramente uno de ellos¡±, admit¨ªa el primer ministro irland¨¦s, Leo Varadkar, cuando los primeros recuentos anticipaban una derrota sin paliativos para el Gobierno.
El 8 de marzo de 2023, la Asamblea de Ciudadanos, un cuerpo colegiado y constituyente, formado por representantes de los partidos pol¨ªticos y ciudadanos elegidos al azar, que atiende y ofrece recomendaciones sobre posibles cambios o a?adidos a la Constituci¨®n, propuso introducir finalmente la idea de igualdad de g¨¦nero en el texto.
La Constituci¨®n de la Rep¨²blica, aprobada a mediados de 1937 y enmendada en decenas de ocasiones, mantiene hasta hoy los rescoldos de un catolicismo intransigente, aunque el pa¨ªs se haya alejado ya de su pasado con avances sociales como el aborto, el divorcio o el matrimonio homosexual.
El Gobierno se puso manos a la obra, con la intenci¨®n de celebrar un refer¨¦ndum un a?o despu¨¦s, y de hacerlo coincidir de nuevo con el D¨ªa Internacional de la Mujer.
Pero los recelos con que se miraban entre s¨ª los diferentes partidos nacionalistas tradicionales ¨DFianna Fail, Fine Gael y Sinn F¨¦in, tres palos del mismo ¨¢rbol, ligeramente m¨¢s a la derecha o la izquierda¨D descafein¨® el debate desde el primer minuto.
El Gobierno no hizo la campa?a explicativa necesaria; las dudas y confusiones legales generadas por las propuestas despistaron a los votantes; los cambios en el texto inicial, para atemperar el lenguaje, acabaron dando un tono rancio y conservador a lo que pretend¨ªa ser una decisi¨®n progresista.
Las dos reformas constitucionales propuestas afectaban a tres apartados de un art¨ªculo concreto. La llamada ¡°enmienda sobre los cuidados de asistencia¡± (the care amendment), sin duda la m¨¢s ofensiva para los grupos feministas, pretend¨ªa cambiar el actual texto para eliminar la referencia al papel exclusivo de la mujer en casa, como proveedora fundamental de esa asistencia.
Este es el texto original:
¡°Art¨ªculo 41.2.1?
En concreto, el Estado reconoce que, al centrar su vida dentro de la casa, la mujer da al Estado un apoyo sin el cual no podr¨ªa alcanzarse el bien com¨²n.
Art¨ªculo 41.2.2?
El Estado trabajar¨¢, de ese modo, para asegurar que las madres no se vean obligadas por necesidad econ¨®mica a tener que trabajar, en detrimento de sus obligaciones en el hogar.
El nuevo texto propuesto, ahora rechazado, quedaba as¨ª:
¡°Art¨ªculo 42B
El Estado reconoce que la provisi¨®n de asistencia por parte de miembros de una familia hacia otros miembros de esa misma familia, por raz¨®n del v¨ªnculo que existe entre ellos, ofrece a la Sociedad un apoyo sin el cual no podr¨ªa alcanzarse el bien com¨²n. De tal modo, [el Estado] se esforzar¨¢ en apoyar la prestaci¨®n de esa asistencia¡±.
La modificaci¨®n segu¨ªa presentando la atenci¨®n a los dependientes como un apoyo al Estado y una responsabilidad de los miembros de la familia, y no como una prestaci¨®n social exigible al Gobierno.
La acomodaci¨®n a la nueva realidad social de Irlanda que pretende la propuesta de reforma constitucional obliga tambi¨¦n a construir una nueva definici¨®n legal de familia que no se circunscriba al del mero matrimonio. Para dar una idea del anacronismo de la carta magna basta recordar que Irlanda aprob¨® en 2015 el matrimonio homosexual.
La llamada ¡°enmienda de la familia¡± (the family amendment) persegu¨ªa ampliar ese concepto.
El texto actual dice:
Art¨ªculo 41.1
El Estado reconoce a la Familia como la unidad grupal primaria y fundamental de la Sociedad, y como una instituci¨®n moral que posee derechos inalienables e imprescriptibles, superiores y previos a cualquier norma del derecho positivo.
El texto propuesto modificaba unas pocas palabras del anterior, pero cambiaba de ese modo notablemente su esp¨ªritu. Aun as¨ª, no ha convencido a los irlandeses, que lo han rechazado. Esta era la propuesta tumbada:
Art¨ªculo 41.1
El Estado reconoce a la Familia, ya est¨¦ basada en el matrimonio o en otra relaci¨®n duradera, como la unidad grupal primaria y fundamental de la Sociedad, y como una instituci¨®n moral que posee derechos inalienables e imprescriptibles, superiores y previos a cualquier norma del derecho positivo.
La noci¨®n de una relaci¨®n duradera, tan ambig¨¹a como interpretable, permiti¨® a los detractores de la reforma sembrar el debate de dudas legales sobre los derechos adquiridos, por ejemplo, por una pareja ocasional, en detrimento de la pareja de toda la vida.
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