B¨¨gles, el pueblo donde se ensayan los cambios sociales de Francia
Desde el matrimonio homosexual a limitar la velocidad en las calles, la ciudad lleva d¨¦cadas implantando medidas pioneras. Ahora quiere ver c¨®mo ser¨ªa aprobar el consumo recreativo de cannabis
Basta con cruzar una avenida para dejar atr¨¢s Burdeos y entrar en B¨¨gles, una localidad de 30.000 habitantes donde el ambiente es m¨¢s propio de un pueblo de provincia. En el mercado local, los vecinos se saludan, se paran a charlar e improvisan planes para la misma tarde: en este caso una reuni¨®n de vecinos con el ayuntamiento, que pretende poner en marcha el primer experimento a nivel nacional para supervisar el consumo recreativo de cannabis, en un plan dise?ado por expertos y vecinos que durar¨¢ cinco a?os. No es la primera vez que esta antigua ciudad industrial, con un pasado obrero muy presente entre los vecinos, llama la atenci¨®n de la prensa nacional con iniciativas que, desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, se adelantan a muchos cambios que a?os m¨¢s tarde se implantan en el resto del pa¨ªs.
¡°Estoy muy orgullosa de vivir en B¨¨gles porque es una ciudad pionera en muchos aspectos¡±, cuenta Catherine, docente jubilada de 68 a?os, que hace sus compras en el mercado local. El 5 de junio de 2004, B¨¨gles atrajo la atenci¨®n medi¨¢tica y la furia de muchos al celebrar la primera boda homosexual de Francia, diez a?os antes de que la ley lo permitiera. Una uni¨®n que fue anulada por la justicia en varias ocasiones y que le cost¨® al entonces alcalde, el medi¨¢tico ecologista No?l Mam¨¨re, una suspensi¨®n de un mes adem¨¢s de una oleada de cartas amenazantes y de manifestaciones, con mensajes que dec¨ªan que aquello equival¨ªa a permitir la zoofilia. Por aquel entonces, Mam¨¨re, candidato a las elecciones presidenciales de 2002 y que a d¨ªa de hoy sigue siendo el ¨²nico ecologista que ha superado en dichos comicios la barrera del 5% de los votos, aguant¨® el tipo de forma estoica y dej¨® para el recuerdo algunas intervenciones m¨ªticas que han inspirado a numerosos concejales y diputados progresistas. ¡°Lo que hacemos hoy es un gesto contra la intolerancia. Corresponde a los pol¨ªticos asumir riesgos. Tengo la conciencia tranquila porque s¨¦ que defendemos una causa justa¡±, dijo tras la boda Mam¨¨re, que ostent¨® el cargo entre 1989 y 2017 y fue tambi¨¦n diputado entre 1997 y 2017.
Vecina de esta localidad gobernada por ecologistas, Catherine achaca este esp¨ªritu de cambio al compromiso de los ciudadanos, acostumbrados a asociarse y organizarse entre ellos. ¡°Creo que la gente est¨¢ muy motivada, es una de las ¨²ltimas ciudades comunistas de Francia, uno de esos lugares donde la colaboraci¨®n de los vecinos importa. Esto es interesante a nivel pol¨ªtico, ya que hay muchas asociaciones y estructuras que permiten mantener ese esp¨ªritu colaborativo¡±, cuenta.
En los ¨²ltimos a?os, B¨¨gles ha seguido estando a la cabeza de iniciativas llamativas. En 2019 se convirti¨® en la primera ciudad de Francia en imponer un l¨ªmite de 30 kil¨®metros por hora a los veh¨ªculos, con el objetivo de mejorar la seguridad en las calles y limitar el ruido y la contaminaci¨®n. El ¨²ltimo paso es ahora con el cannabis.
Un mill¨®n de consumidores diarios
Seg¨²n un informe del Centro Europeo de Drogas y Adicciones de 2022, un 45% de los franceses ha probado el cannabis al menos una vez en su vida, lo que convierte al pa¨ªs en l¨ªder europeo en el consumo de esta droga, por delante de Espa?a e Italia. Adem¨¢s, cuenta con cerca de un mill¨®n de consumidores diarios en Francia, y pese a estar penalizado, las encuestas muestran que la ley no tiene un efecto disuasorio pues el consumo sigue en aumento.
Esta situaci¨®n llev¨® al alcalde de B¨¨gles, Cl¨¦ment Rossignol-Puech, a lanzar en 2023 un plan junto a soci¨®logos, juristas y terapeutas para llevar a cabo un experimento local que estudie una legalizaci¨®n ordenada del consumo recreativo de marihuana. El plan fue presentado este mi¨¦rcoles a los vecinos y el ayuntamiento debe presentarlo ahora al Gobierno para solicitar su aprobaci¨®n. En una carta enviada hace unos meses, el ministro del Interior, G¨¦rald Darmanin, mostraba su reticencia al respecto al reconocer que ¡°pese al alt¨ªsimo consumo en Francia¡± y el aumento en las ¨²ltimas d¨¦cadas, ¡°es posible invertir la tendencia mediante una estrategia dura de represi¨®n y prevenci¨®n¡±.
Con este experimento, B¨¨gles quiere analizar durante cinco a?os los efectos de una posible legalizaci¨®n en una muestra de cien vecinos ya consumidores, que estar¨¢n seguidos por un consejo cient¨ªfico. ¡°Nuestro objetivo es reducir el riesgo para la salud p¨²blica¡±, se?ala el Presidente de la Federaci¨®n de Adicci¨®n Jean-Michel Delile, que conforma el panel de especialistas. ¡°Cuando comenc¨¦ en este campo hace varias d¨¦cadas, los niveles de tetrahidrocannabinol (THC) eran del 5 o 6 %, hoy la mayor¨ªa del cannabis al que accedemos est¨¢ al 20% o m¨¢s. Es un riesgo para la salud mental y para las adicciones. Este experimento nos permitir¨ªa verificar nuestras hip¨®tesis y ver si las medidas son ¨²tiles para ser implantadas a escala nacional¡±, coment¨® Delile ante los medios.
Precio un 10% inferior al del mercado negro
El plan prev¨¦ adem¨¢s mantener la prohibici¨®n a menores de edad y sus impulsores conf¨ªan en que ayudar¨ªa a desarrollar un nuevo fil¨®n para el sector agr¨ªcola en Francia, l¨ªder europeo en la producci¨®n de c¨¢?amo, que se utiliza en el textil y otras industrias. Para el experimento, un agricultor local plantar¨ªa 600m2 y vender¨ªa el cannabis en puntos espec¨ªficos con un precio un 10% inferior del que propone el mercado negro. ¡°El agricultor obtendr¨ªa beneficios en cualquier caso, es una planta muy rentable¡±, asegura el alcalde, que no llevar¨¢ a cabo el experimento sin la autorizaci¨®n estatal.
El ¨²nico aspecto en el que el experimento no permitir¨¢ explorar los posibles beneficios es en la reducci¨®n del tr¨¢fico de drogas, que ya ha dado lugar a escenas de violencia y crimen en la localidad. Rossignol-Puech est¨¢ convencido de que, aunque el Ejecutivo no apruebe su plan, la presi¨®n local va a ir en aumento ahora que Alemania ha aprobado su legalizaci¨®n y que otras ciudades fronterizas, como Estrasburgo, han abogado tambi¨¦n por seguir el ejemplo alem¨¢n. Pero si el Gobierno lo acepta, B¨¨gles estar¨¢ de nuevo a la cabeza de los experimentos sociales en Francia.
¡°Me gusta que tengamos esa imagen de pioneros. Nos convierte en una ciudad innovadora, que experimenta, y aprecio que lo sea sobre todo en la ecolog¨ªa y en la alimentaci¨®n¡±, dice Nathalie Chevalier, arque¨®loga de 57 a?os y residente en B¨¨gles desde hace veinte. Antes de que la preocupaci¨®n por la seguridad alimentaria se convirtiera en un debate de actualidad, B¨¨gles puso en marcha en 2002 una cocina central que sirve a diario m¨¢s de 2.600 comidas destinadas a los comedores escolares, guarder¨ªas, residencias de ancianos y personal municipal, entre otros.
Esta cocina, que en 2025 ser¨¢ trasladada a un espacio m¨¢s grande para poder hacer frente a la creciente demanda, trabaja mayoritariamente con productos bio, locales y de temporada, sin recurrir a conservas o platos preparados, lo que le vali¨® en 2012 la etiqueta de ¡°Territorio Bio comprometido¡±. En 2014, pusieron en marcha un plan de comidas alternativas sin productos c¨¢rneos, que desde 2017 se ofrece sistem¨¢ticamente al menos un d¨ªa a la semana. El ayuntamiento asegura que las solicitudes para men¨²s sin carne aumentan de forma constante y son ideados, como el resto de men¨²s, por nutricionistas. B¨¨gles tambi¨¦n ha sido precursora en la implantaci¨®n del reciclaje de desechos, transformados en abono o utilizados para producir biog¨¢s.
Un pasado obrero y combativo
Situada dentro del ¨¢rea metropolitana de Burdeos, la historia de B¨¨gles est¨¢ muy vinculada a la horticultura, la producci¨®n de vinos, y m¨¢s adelante las plantas de secado de bacalao y la industria. Aunque en las ¨²ltimas d¨¦cadas el dinamismo econ¨®mico proviene de la econom¨ªa verde y de las nuevas empresas digitales, el car¨¢cter obrero de la ciudad sigue marcando a sus vecinos. Entre 1959 y 1989 la ciudad estuvo en manos de los comunistas, siendo gobernada en los setenta por Simone Rossignol, que fue entonces la primera mujer elegida alcaldesa dentro de una de las 28 localidades que componen la aglomeraci¨®n bordelesa. Los ecologistas ostentan el poder desde 1989.
Un pasado pol¨ªtico que contrasta con el de la capital del departamento, Burdeos, que hasta la llegada al poder del ecologista Pierre Hurmic en 2020 estuvo gobernada por los conservadores desde 1947, con Jacques Chaban-Delmas y Alain Jupp¨¦ (ambos llegaron a ocupar cargos de ministros y primer ministro).
¡°Burdeos es una ciudad burguesa, y eso se nota incluso hoy. Hay muchas escuelas privadas car¨ªsimas y comercios a los que no todos pueden acceder. B¨¨gles es una ciudad obrera, aqu¨ª no vivimos de las rentas, mientras que en Burdeos predomina ese pasado colonial, con mucho dinero de las familias que perpet¨²an esa herencia y esos grandes medios¡±, opina Progr¨¨s P¨¦rez, vecino de 68 a?os, descendiente de un refugiado de la guerra civil espa?ola.
Para P¨¦rez, el nuevo alcalde contin¨²a en la l¨ªnea de Mam¨¨re y sus predecesores. ¡°Lo que hace Rossignol ahora con el cannabis ser¨¢ seguramente rechazado, pero servir¨¢ para lanzar el debate al que han invitado a cient¨ªficos y ciudadanos. Hace 50 a?os que reprimimos el cannabis y no funciona. Para que las cosas avancen hace falta gente que quiera que cambien, y nuestros vecinos tienen ese lado asociativo y comprometido¡±, defiende.
¡°Estoy convencido de que las ciudades pueden hacer avanzar muchas cuestiones a escala nacional. La desobediencia civil forma parte del esp¨ªritu ecologista y de nuestro arsenal pol¨ªtico. Cuando uno es alcalde tiene que tener cuidado, pero pensamos que hacen falta avances sociales y humanos y eso pasa tambi¨¦n por los combates locales¡±, explica por su parte el alcalde.
En el pueblo, el debate sobre el cannabis ha provocado menos cismas de los que en su d¨ªa cre¨® el matrimonio homosexual, y aunque muchos son esc¨¦pticos al cambio se han sumado a esta reflexi¨®n colectiva, como el librero Thomas Glorieux, de 38 a?os. ¡°B¨¨gles es la prueba de que se pueden hacer cosas a nivel local. No s¨¦ si estoy a favor de que se legalice el cannabis, pero es interesante que podamos tratar entre nosotros las cuestiones que tienen un impacto en el pueblo. Aunque no salga adelante, es una forma de decir nosotros tambi¨¦n reflexionamos sobre los problemas que nos afectan cada d¨ªa y no esperamos a que nos impongan las medidas desde la capital¡±. En B¨¨gles, los vecinos est¨¢n orgullosos de ir un paso por delante.
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