As¨ª funciona el Libro de Familia en la era digital
Desde principios de este mes, y despu¨¦s de 10 a?os de la aprobaci¨®n de la ley, el documento f¨ªsico se sustituye por un registro electr¨®nico individual v¨¢lido para toda Espa?a
Con hojas grapadas. A veces con tinta emborronada y con una caligraf¨ªa de dudosa legibilidad. Otras, perdido en alg¨²n caj¨®n del que nunca regres¨®. El Libro de Familia f¨ªsico, en papel, ha sido una instituci¨®n centenaria en las casas espa?olas. Ha sido porque, desde el pasado 1 de mayo, el documento se ha sustituido por un sistema de registro electr¨®nico individual. Cada ciudadano recibe un c¨®digo personal ¡ªuna secuencia alfanum¨¦rica aleatoria¡ª cuando nace, que sirve para formalizar todos los tr¨¢mites del Registro Civil, desde la inscripci¨®n en el propio libro hasta cambios de nombre y apellidos o en el estado civil.
Aunque la entrada en vigor llega en 2021, la aprobaci¨®n de la ley viene de una d¨¦cada atr¨¢s, cuando la nueva norma especificaba que se prescindir¨ªa del Libro de Familia al perder su sentido ¡°dentro del modelo moderno que se ha configurado en la presente legislaci¨®n¡±. Despu¨¦s de 10 a?os, al inscribir al reci¨¦n nacido obtendremos un documento en PDF con su informaci¨®n, que queda registrada en una base de datos v¨¢lida para toda Espa?a y act¨²a como su predecesor f¨ªsico. El archivo digital cuenta con plena validez a la hora de solicitar guarder¨ªas o formalizar cualquiera de los tr¨¢mites para los que antes requer¨ªamos el libro.
La transformaci¨®n no llega ¨²nicamente al documento. Debido a una de las ¨²ltimas modificaciones en la ley, la Administraci¨®n crea un Registro Civil ¨²nico en vez del sistema actual, que incorporaba desde el central hasta los municipales delegados. Incluso las cuatro secciones que integraban el organismo ¡ªnacimientos, matrimonios, defunciones y tutelas¡ª estar¨¢n unificadas. Y siempre bajo el paraguas de la digitalizaci¨®n. El Gobierno ha reiterado en numerosas ocasiones, como recoge en su denominado Plan Espa?a Digital 2025, su voluntad de introducir nuevas tecnolog¨ªas en las instituciones y organismos p¨²blicos para adecuarse a al realidad del siglo XXI, especialmente acelerada en el ¨²ltimo a?o y medio por la crisis del coronavirus.
Como explica Carina Lopes, responsable del think tank de Digital Future Society, si la pandemia se ha caracterizado por algo en concreto ha sido por la digitalizaci¨®n de los procesos administrativos. En Espa?a, el papeleo con Hacienda, con Trabajo o con los servicios sociales ha encontrado cierta agilidad de la mano de internet. Pero esto no significa que el camino est¨¦ recorrido. Todav¨ªa falta un buen trecho para llegar al nivel de transformaci¨®n de referentes como Chile, Estados Unidos, China y Estonia. ¡°Espa?a est¨¢ bien posicionado con respecto al n¨²mero de servicios digitalizados en el sector p¨²blico. Otra discusi¨®n es si son suficientes o son los correctos. A¨²n quedan proyectos y oportunidades en la Administraci¨®n¡±, sostiene Lopes.
Un experto en transformaci¨®n digital como Bernardo Hern¨¢ndez muestra mayor contundencia en las cr¨ªticas. Ve retrasado al Estado, por detr¨¢s de la sociedad en asuntos digitales. ¡°Cuando puedes firmar documentos con Verisign y verificar tu identidad con procesos de machine learning, ?qu¨¦ sentido tiene que lleves certificados f¨ªsicos a cuatro ventanillas?¡±, lamenta. De acuerdo con los resultados del ?ndice de Gobierno Digital 2020, elaborado por la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), Espa?a ocupa el s¨¦ptimo puesto como pa¨ªs con un mejor gobierno digital entre los 33 pa¨ªses analizados. ¡°La solidez de las infraestructuras de comunicaci¨®n y la alta penetraci¨®n de Internet en la sociedad contribuyen a que los servicios p¨²blicos digitales espa?oles se sit¨²en en buen lugar¡±, apunta el estudio.
Falta de continuidad pol¨ªtica
La continuidad durante las legislaturas, un proyecto alejado de las visiones partidistas, resulta crucial para avanzar en la transformaci¨®n de la Administraci¨®n. Se necesita una determinaci¨®n pol¨ªtica f¨¦rrea continuada en el tiempo. Hern¨¢ndez argumenta que, si Espa?a lograra este compromiso a largo plazo, existen dos factores que lastrar¨ªan dicha evoluci¨®n. Uno se refiere al legado de la estructura actual. ¡°A veces es imposible evolucionar unos sistemas arcaicos hacia la nube o la inteligencia artificial. Las nuevas tecnolog¨ªas son insuficientes y toca replantear el sistema en su conjunto¡±, comenta.
El otro factor al que alude es la complejidad de la estructura administrativa. Para sacar el m¨¢ximo provecho de las herramientas digitales, necesitamos econom¨ªas de escala. Y, en opini¨®n de Hern¨¢ndez, la descentralizaci¨®n va en sentido opuesto a este crecimiento exponencial. Tanto por las disonancias que genera en el proceso de toma de decisiones como para adoptar tecnolog¨ªas ¨²nicas. ¡°Pongamos el ejemplo de la Justicia, que est¨¢ delegada. Te encuentras con 17 tipos diferentes, con lo que cuesta integrar una hoja de ruta concreta. Para m¨ª, Espa?a est¨¢ suspensa en digitalizaci¨®n. Llevamos 20 a?os sin buenas inversiones¡±, zanja.
El nuevo Libro de Familia muestra la realidad hacia la que se encaminan los servicios p¨²blicos, al margen del retraso evidente en su adopci¨®n. Lopes entiende que, en todo lo relacionado con la identidad digital, el margen de mejora es abismal, sobre todo de cara a simplificar los procesos burocr¨¢ticos. ¡°Hay tr¨¢mites que requieren presencialidad porque necesitas asegurarte de que eres la persona que dices ser. Un buen servicio digital de identificaci¨®n reducir¨ªa estos tr¨¢mites a una gesti¨®n en una aplicaci¨®n o con el m¨®vil¡±, advierte.
Caben pocas dudas de la innovaci¨®n que la Administraci¨®n puede albergar hoy en d¨ªa con la ayuda de las nuevas tecnolog¨ªas. La digitalizaci¨®n afecta a todos los sectores, incluido el p¨²blico; y su aceleraci¨®n no se detiene. Pa¨ªses como Holanda y Reino Unido ya se atreven a buscar los l¨ªmites sociales. Conocer hasta qu¨¦ punto los ciudadanos est¨¢n dispuestos a emplear determinadas soluciones en su relaci¨®n con el Estado. ¡°Juegan con lo socialmente aceptable en torno a inteligencia artificial, big data o automatizaci¨®n. Espa?a no ha llegado tan lejos, al menos por el momento¡±, concluye Lopes.
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