Barry Jenkins: ¡°La historia de EE UU se ha contado desde un ¨²nico punto de vista demasiado tiempo¡±
El director de ¡®Moonlight¡¯ se estrena en televisi¨®n con la serie ¡®The Underground Railroad¡¯, donde adapta la novela ganadora del Pulitzer de Colson Whitehead
En el Estados Unidos esclavista, el ferrocarril subterr¨¢neo era la red de caminos y vecinos an¨®nimos que ayudaban a los esclavos a huir de sus amos hacia la libertad. En la novela que Colson Whitehead public¨® sobre ello en 2017 y ...
En el Estados Unidos esclavista, el ferrocarril subterr¨¢neo era la red de caminos y vecinos an¨®nimos que ayudaban a los esclavos a huir de sus amos hacia la libertad. En la novela que Colson Whitehead public¨® sobre ello en 2017 y con la que obtuvo los premios Pulitzer y Nacional del Libro, el ferrocarril es literalmente un tren que circula bajo tierra transportando afroamericanos hacia Estados abolicionistas; un toque de magia y esperanza en una historia por lo dem¨¢s deprimentemente realista. Y en The Underground Railroad (El ferrocarril subterr¨¢neo), la serie basada en ese libro que acaba de estrenar Amazon Prime Video, el ferrocarril es el hilo conductor de 10 superlativos cap¨ªtulos con los que el cineasta ganador del Oscar Barry Jenkins (Miami, EE UU, 41 a?os), director de Moonlight y uno de los autores m¨¢s aclamados del audiovisual actual, debuta en la televisi¨®n.
En ellos se cuenta la historia casi m¨ªtica de Cora, una esclava de Georgia que huye de Estado en Estado hacia el norte en lo que es la primera vez que se aborda el trauma de la esclavitud no desde el dolor sino desde el orgullo. Al proyecto, una de las series m¨¢s ambiciosas de los ¨²ltimos a?os, Jenkins le aporta su solemne sensibilidad po¨¦tica, su innegociable ira al hablar de la experiencia negra en Estados Unidos, en el siglo XIX o la era de Black Lives Matter, y su fino estilo visual. El martes, sentado en lo que parec¨ªa un estudio, en su casa, el aclamado cineasta desgran¨® por Zoom el que considera su trabajo m¨¢s importante.
Pregunta. Este proyecto le ha llevado cuatro a?os, casi toda la presidencia de Donald Trump. ?Qu¨¦ le atrajo tanto de ¨¦l?
Respuesta. Siempre hab¨ªa querido usar mi voz para crear algo sobre mis ancestros, los esclavizados. Y cuando era peque?o y me hablaban del ferrocarril subterr¨¢neo, admito, visualizaba afroamericanos en un tren bajo tierra: era m¨¢gico pero era real. No hab¨ªa ido a Nueva York, no sab¨ªa qu¨¦ era el metro. Cuando le¨ª el libro y vi la misma imagen, despert¨® en m¨ª una sensaci¨®n primigenia. Me conect¨® con una idea de ser negro en Estados Unidos que identifiqu¨¦ como orgullo.
P. Ese orgullo se ha convertido en parte clave de la identidad de la serie: la historia no est¨¢ rodada desde el sentimiento de culpa blanco como casi todas las pel¨ªculas de esclavitud, sino que tiene una mirada afroamericana. Es lo que m¨¢s se comenta de ella antes del estreno. ?Le molesta?
R. La historia de Estados Unidos se ha contado durante mucho, demasiado tiempo desde un ¨²nico y particular punto de vista. Es importante que un artista negro recupere ese imaginario y lo someta a su visi¨®n. Es un asunto que me gusta, y no empieza ni acaba conmigo.
P. En Europa no mucha gente se para a pensar si algo tiene mirada blanca o negra. ?Le da miedo que la serie no funcione aqu¨ª?
R. Voy a contradecirme: s¨ª se est¨¢ hablando demasiado de esto. La serie es, antes que nada, una obra de arte y el punto de vista nunca dicta lo que es una obra, no la hace mejor ni peor. Se pueden hacer cosas con la mirada afroamericana que no funcionen, porque el trabajo no es bueno, porque no tiene integridad, porque le falta un grado de intenci¨®n¡
P. Muchas de las formas de racismo que describe la serie siguen vigentes en EE UU. El rodaje pas¨® por Georgia, por ejemplo, el Estado sure?o que hace cosa de dos meses aprob¨® una ley limitando el voto por correo, lo que silenciar¨¢ sobre todo el voto negro. ?Qu¨¦ puede hacer usted, como afroamericano, ante esos abusos? ?Volver¨ªa a rodar en Georgia?
R. El racismo sigue m¨¢s que vivo en Estados Unidos y en parte es porque no le plantamos cara lo suficiente. Tengo amigos que est¨¢n rodando en Georgia ahora y no pueden irse, casi ser¨ªa como dejar que tu trabajo se vea afectado por esta cosa horrible, como si la ley fuese un castigo. Si yo estuviera empezando de cero, s¨ª, rodar¨ªa en otra parte. Es una cuesti¨®n de importancia extrema: si tuvi¨¦ramos otras leyes en Georgia tendr¨ªamos otro presidente, nada menos. Y eso nos obliga a tomar ciertas decisiones.
No mostrar las ra¨ªces del mal, como el racismo pero no solo, hace que nos disociemos de ¨¦l
P. La novela es hist¨®rica, pero de la misma manera que Cien a?os de soledad es costumbrista. Est¨¢ compuesta de pasajes abstractos y on¨ªricos, toques de realismo m¨¢gico y saltos temporales y de perspectiva. ?C¨®mo enfoc¨® la reescritura?
R. Esta es ya mi tercera adaptaci¨®n, tras Moonlight [que llev¨® al cine una obra de teatro de Tarell Alvin McCraney] y El blues de Beale Street [sobre una novela de James Baldwin]. La primera vez que leo un libro apunto qu¨¦ cosas abstractas me llaman la atenci¨®n, qu¨¦ es lo que me ha provocado im¨¢genes. Ese es el primer paso y es puramente emocional. La segunda lectura es m¨¢s intelectual: busco qu¨¦ funciona en la historia y me enfrento al reto log¨ªstico de ver qu¨¦ puedo filmar. Hay sensaciones que un autor puede transmitir y una c¨¢mara no. Veo qu¨¦ puedo hacer con ellas; si consigo que casen con las del libro, perfecto, si no, debo entender de qu¨¦ manera estoy alterando el conjunto. Solo as¨ª puedo, no digo defender, sino comprender lo que estoy comunic¨¢ndole a otra persona, como mi director de fotograf¨ªa o mi dise?ador de producci¨®n... Por qu¨¦ cada cosa tiene que ser de cierta manera.
P. ?Qu¨¦ tipo de im¨¢genes le salen a usted en este proceso? ?Formas? ?Encuadres?
R. Generalmente movimiento; formas de moverse. Al leer sobre todo una novela que no est¨¦ en primera persona, me suele llegar esa sensaci¨®n de estar casi flotando a trav¨¦s una imagen o una emoci¨®n. Cuando me ocurre, hago un boceto r¨¢pido para recordar la sensaci¨®n que transmite ese movimiento. Por ejemplo, la serie abre con la imagen de Cora [la protagonista, Thuso Mbedu] cayendo en la oscuridad. Fue una imagen que sent¨ª con el libro e inmediatamente supe que la necesitaba.
P. Adem¨¢s del movimiento, de su cine se destaca lo t¨¢ctil. Su forma de filmar seg¨²n qu¨¦ objetos cotidianos o texturas les otorga rasgos surrealistas o incluso espirituales.
R. Mi abuela era caribe?a, de Bahamas, y all¨ª hay como una m¨ªstica de vud¨² muy metida en la cultura. Recuerdo que guardaba un bote bajo la cama, el cual ten¨ªa dentro un penique y un poco de agua o algo similar. Siempre nos dec¨ªa: ¡°No toqu¨¦is el bote, no toqu¨¦is el bote¡±. Nunca supe m¨¢s. No esperaba ver a mi abuela levitar o que cayese un rayo sobre el tejado, pero entend¨ªa que era una cuesti¨®n muy emocional. Hab¨ªa volcado algo sobre ese ritual y ese bote. Eso se me qued¨®: se puede sacar magia de los objetos cotidianos, las cosas que tocas, y esa magia es que les otorgas significado.
P. La serie, pese a ser optimista muy en el fondo, tiene varias escenas de violencia extrema contra afroamericanos. ?Fue un rodaje duro?
R. Una serie se hace con mucha, mucha gente y muy poco tiempo. Al menos, las escenas m¨¢s repugnantes se rodaban solo en un d¨ªa. Lo duro era saber que estas cosas pasaron de verdad en esta tierra, que pis¨¢bamos terreno que seguramente habr¨ªa visto salvajadas similares. Eso requiere un ejercicio mental constante: recuerdas que esto no es real, que es un actor con un arn¨¦s, que no est¨¢ colgado por los brazos sobre un fuego.
P. La historia se sustenta pr¨¢cticamente sobre un binomio: la esclava que huye y el cazaesclavoscazaesclavos que la persigue (Joel Edgerton). Este ¨²ltimo usted lo desarrolla notablemente con respecto a la novela. Le achaca una infancia id¨ªlica.
R. No mostrar las ra¨ªces del mal, como el racismo pero no solo, hace que nos disociemos de ¨¦l, que nos parezca que no es nuestra responsabilidad, que su creaci¨®n no va con nosotros. Era importante revelar m¨¢s que un malo malvado: hab¨ªa que contar c¨®mo lleg¨® a ser la persona que es. Y esto ni le redime ni obliga a nadie a empatizar con ¨¦l. Le hace m¨¢s atroz, si acaso, porque contaba con ejemplos que imitar a su alrededor.
P. Quien no tuvo una infancia id¨ªlica es Cora, la antigua esclava, alguien tremendamente traumatizada por el hecho de que su madre huyera de la plantaci¨®n cuando era peque?a.
R. Cora es una persona que empieza la serie enfadada, desesperanzada. La ¨²nica persona que siempre, siempre deber¨ªa haber estado ah¨ª cuid¨¢ndola, demostrando que vale la pena, la dej¨® tirada. Esa sensaci¨®n la conozco. Me crie con la sensaci¨®n de que mi madre [drogadicta en un barrio pobre de Miami] me hab¨ªa abandonado. Me gusta que Cora sea as¨ª porque sin ese rasgo, esta ser¨ªa solo una serie sobre una esclava que huye de la esclavitud, algo que ya hemos visto. Cora huye, s¨ª, pero adem¨¢s est¨¢ construida sobre el abandono, lo cual lo entiende cualquiera, no solo quien haya sido abandonado por su madre.
P. ?Ha visto Malcolm y Marie, la pel¨ªcula del creador de Euphoria, Sam Levinson, donde se habla de usted?
R. Me lo ense?¨® Sam, hablamos de ello, y no me pareci¨® cruel. Me pareci¨® una afirmaci¨®n cuestionable, pero todo debe ser cuestionado. En Twitter fue una gran pol¨¦mica [un personaje muy pretencioso afirma que fue la heterosexualidad de Jenkins lo que hizo que Moonlight, una historia gay, resultara universal], lo que me dej¨® sin palabras. Estaba en boca de Malcolm, un personaje muy jodido. No s¨¦ qu¨¦ problema hay.
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