Atrac¨®n de tele (anal¨®gica) veraniega
No hay vacaciones sin relajaci¨®n de costumbres. El criterio tambi¨¦n descansa en agosto, tanto el de los programadores como el de los espectadores
Cada verano me sacudo la posmodernidad y retrocedo a un estado premoderno, casi reaccionario. Cuesta acostumbrarse, es como ba?arse en agua fr¨ªa, pero una vez dentro, el cuerpo ya no quiere otra cosa. Poco a poco, el dedo recuerda el tacto del mando a distancia. Acostumbrado a ir arriba y abajo por los men¨²s de las plataformas, cuesta pulsar los botones de los n¨²meros, pero reconforta comprobar que no se han borrado. Ah¨ª est¨¢n, donde han estado siempre, La 1, La 2, Antena 3, Cuatro, Telecinco, La Sexta y, para los que siempre prueban las especialidades locales, el canal auton¨®mico que corresponda. A los pocos minutos, el dedo pasa de una a otra como cuando las teles eran tontas y las llam¨¢bamos as¨ª, cajas tontas, y no smart tv. Si nos acomodamos bien en el sof¨¢, estaremos listos para explorar ese territorio de refrito, mediocridad y horterismo llamado tele (anal¨®gica) de verano.
No hay vacaciones sin relajaci¨®n de costumbres. El criterio tambi¨¦n descansa en agosto, tanto el de los programadores como el de los espectadores. Ya nos pasamos el a?o curioseando en las plataformas, perdidos en la oferta inabarcable de las series, puntuando, jerarquizando, valorando y poni¨¦ndonos exigentes hasta con la BBC. Si en verano bebemos con gusto el tinto de ¨ªdem, aceptamos como paella el arroz con ojos del chiringuito (llamado as¨ª, con ojos, porque de las gambas solo se ven las cabezas) y nos paseamos por el pueblo en bermudas y camisas floreadas que causan ataques de epilepsia, debemos ser coherentes con nuestros h¨¢bitos televisivos, sobre todo si estamos fuera de casa y el apartamento de vacaciones no tiene wifi ni recordamos la contrase?a de Disney+.
No recomiendo empezar el ejercicio por la ma?ana, pero all¨¢ cada cual. En general, la franja ma?anera del verano es como la de cualquier otra estaci¨®n del a?o, pero con otros bustos y unos tertulianos que fingen que les importa la actualidad mientras miran la hora en el m¨®vil para calcular cu¨¢nto queda para irse a la playa. En Al rojo vivo, en Espejo p¨²blico, en La hora de la 1 y en Ya es mediod¨ªa se sienten fuera de estaci¨®n. Se saben ins¨ªpidos, como los melones en febrero. El ¨²nico que mantiene su vigencia estacional es Alfonso Ar¨²s, que en verano le pone el apellido Fresh a su exitoso Aruser@s, como un intento de hacer pasar por fresca la mercanc¨ªa recalentada que lleva sirviendo desde principios de los a?os noventa, cuando en vez de v¨ªdeos caseros de TikTok los emit¨ªa de VHS. Ar¨²s es, junto al Tour de Francia (y, en otro tono, Jordi Hurtado), lo ¨²nico eterno de la tele, y eso es porque se adelant¨® a todos y entendi¨® que el mundo del futuro estaba lleno de se?ores d¨¢ndose tortazos en patinete y gatitos monos jugando con calcetines.
Echar la siesta con los S¨¢lvame frutales que dominan Telecinco se me antoja dif¨ªcil. Ni el Naranja, ni el Lim¨®n ni el Sand¨ªa, pese a lo fresquito de este ¨²ltimo, me combinan bien con el sopor de despu¨¦s de comer, que pide paso a una buena sesi¨®n de culebrones turcos en Antena 3. Amar es para siempre no es turco, pero le falta poco y funciona bien como pr¨®logo de Tierra amarga, esa Dinast¨ªa en Anatolia que, a su vez, deja el cuerpo listo para las horas m¨¢gicas y rentables que suceden a los informativos de la noche.
Es ah¨ª cuando el verano se espesa, cuando la pereza de los programadores se concreta en refritos rotulados como ¡°lo mejor de¡± los programas estrella. El Gran Wyoming y Pablo Motos reinan como fantasmas de las primaveras, inviernos y oto?os pasados. No son sus mejores momentos, sino escenas cortadas al azar, como si alguien hubiese enchufado el modo aleatorio del Spotify. El buen zapeador sabe que no hay que quedarse mucho en estos remixes, a riesgo de descubrir que tanto Wyoming como Motos llevan recitando las mismas frases treinta a?os y apenas se distinguen de Alfonso Ar¨²s. Antes de que eso suceda, y el bucle grabado rompa el encanto de unos programas que se benefician de la sensaci¨®n de directo (aunque sea falso y grabado por la tarde), el dedo debe saltar a otros canales.
En mi caso, me gusta visitar La 2, que a esas horas se transforma en una sucursal de la RAI, con sus Montalbano y sus Pizzofalcone. Calor y tempo del mezzogiorno que combinan bien con el clima veraniego. M¨¢s entretenidas que la freak parade de First Dates en Cuatro o lo que sea que programe La 1 (seguramente, un Comando actualidad repetido que escenifica la esencia del verano: actualidad caducada).
Digerida la cena y atontado el l¨®bulo frontal por tantas horas de exposici¨®n a la tele anal¨®gica, pasadas las once de la noche llega el momento de los valientes. El dedo del zapeador se atreve entonces a explorar las regiones m¨¢s infames de la TDT, esos canales cuyos nombres se parecen y se confunden (unos pertenecen a Atresmedia y otros a Mediaset, pero que me aspen si s¨¦ cu¨¢les son de qui¨¦n: Nova, Mega, Neox, Energy, Divinity, Be Mad, etc¨¦tera). All¨ª se refugian los realities m¨¢s cutres y escatol¨®gicos de la tele internacional, demostrando que el extranjero no es una tierra ilustrada y libre, sino que est¨¢ poblada por b¨ªpedos tan holgazanes y mirones como los ib¨¦ricos. Tambi¨¦n brillan las reposiciones de programas espa?oles, como En el punto de mira, con investigaciones pasad¨ªsimas de fecha en la que los culpables ya han cumplido condena.
Si sintiera culpa, ese ser¨ªa mi placer culpable, pero es placer a secas, puro rebozo en el lado m¨¢s miserable del ser humano. Recomiendo especialmente DKiss, genuino gabinete de los horrores m¨¦dicos, con maravillas como Diagn¨®sticos extraordinarios, Belleza en crisis o Mi secreto al desnudo, obras solo aptas para quienes a?oran el programa En buenas manos de la primera Antena 3, con el doctor Beltr¨¢n. Lo mejor es alternar esta tele gore con las reposiciones de Cu¨¦ntame de Clan o de La que se avecina en Factor¨ªa de Ficci¨®n. No conviene fondear mucho rato en la parte profunda de la TDT, pues al incauto le pueden dar las claras entre extraterrestres, cr¨ªmenes sin resolver y operaciones desastrosas de cirug¨ªa est¨¦tica. La TDT de madrugada no es para esp¨ªritus fr¨¢giles, como no lo es esa tele de chanclas y programas recalentados que engullimos en verano como si fueran calamares del chiringuito. Pueden pasarse en el consumo, pueden ser acr¨ªticos, pero tengan claro que, en septiembre, les tocar¨¢ sanarse con una dieta estricta de BBC y HBO para perder los kilos cat¨®dicos de m¨¢s.
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