Jordi, Pepe y Samantha, jueces de ¡®MasterChef¡¯: de h¨¦roes a villanos
Los tres han pasado de ser los simp¨¢ticos y dicharacheros chefs del principio al tr¨ªo que una parte de este pa¨ªs no soporta
Una sencilla b¨²squeda en Internet sobre los tres jueces del programa MasterChef, emitido por TVE desde hace 11 a?os y producido por Shine Iberia, arroja resultados inquietantes. La receta perfecta de cualquier telefilme de sobremesa: pol¨¦mica, pr¨ªncipes azules que esconden un villano, l¨¢grimas, tensi¨®n y pausas dram¨¢ticas, perdones, tambi¨¦n risas, finales casi felices. Tambi¨¦n su poquito de fascismo, sus momentos virales, ingredientes imprescindibles en cualquier trama de hoy en d¨ªa en busca de un pu?ado de clics. Lo que importa menos, al parecer, es la comida y el camino que lleva de la nevera al plato.
Espa?a necesita malas personas. Jordi Cruz, Pepe Rodr¨ªguez y Samantha Vallejo-N¨¢gera han pasado de ser los simp¨¢ticos y dicharacheros chefs del principio al tr¨ªo que una parte de este pa¨ªs no soporta. Por altivos, por crueles, por fachas. Porque ella le dice a su tercer hijo en Instagram que los chicos bailan con chicas y no con chicos, porque Cruz dijo una vez que no pagaba a sus becarios y porque siempre tiene que haber un Risto Mejide que anime el cotarro y que nos recuerde que a esta vida hemos venido a sufrir. A Rodr¨ªguez pues, a saber, por manchego, por creyente, por no desprenderse de sus compa?eros de viaje.
El caso es que ya hay analistas en este peri¨®dico que han escrito sobre este asunto, sobre c¨®mo lo personal y hasta la sart¨¦n es pol¨ªtica y c¨®mo los valores conservadores se desprenden no precisamente de manera sutil en este programa ¨Dalgunos lo han llamado ¡°Gran Hermano con cacerolas¡±¨D que ya va por la decimotercera edici¨®n. Sobre si todo vale o no para juzgar el trabajo de los concursantes, seas de Fuenlabrada o una actriz con m¨¢s Goyas que entre los tres Estrellas Michelin. Y quiz¨¢ haya que echar la vista atr¨¢s y ver de d¨®nde vienen estas tres personas para hacer una foto completa del asunto. Que todo sea compatible. Que no pase nada.
De todas las biograf¨ªas posibles, la de Samantha Vallejo-N¨¢gera (Madrid, 54 a?os) tiene momentos insuperables. Llam¨® a su empresa de c¨¢tering Samantha de Espa?a muchos a?os antes de que portar una bandera en la mu?eca o en el balc¨®n fuera una declaraci¨®n de principios. Empresa que, por cierto, participa en un programa de contrataci¨®n estable de j¨®venes promovido por la Consejer¨ªa de Econom¨ªa, Empleo y Competitividad de la Comunidad de Madrid y financiado con fondos europeos. Descubri¨® su vocaci¨®n estudiando paisajismo, empez¨® a trabajar despu¨¦s de que se apostara con el due?o del restaurante Horcher que aguantar¨ªa m¨¢s de un d¨ªa en la cocina ¨Dse qued¨® con a?os¨D, hizo pr¨¢cticas en Arzak, mont¨® una empresa de paellas en Nueva York y recorri¨® la ciudad en patines para cocinarlas a domicilio, y tambi¨¦n tuvo como cu?ada a Paulina Rubio. Un detalle familiar que hizo posible que este pa¨ªs observara a la chica dorada cantando achispada de m¨¢s en las fiestas patronales de Pedraza, el pueblo de la infancia de la madrile?a.
Llamarla pija es reduccionista, al igual que llamarla facha porque su abuelo fue un militar franquista o por conversar en uno de los programas con Juan Garc¨ªa Gallardo, vicepresidente de Castilla y Le¨®n y de VOX, se antoja torp¨®n y algo cojo. ¡°Lo suyo es totalmente vocacional. Tiene una energ¨ªa impresionante y es generosa, una loca divertida¡±, dice de ella una de las personas del equipo inicial de MasterChef, que advierte de que el presentador que proyecta una imagen m¨¢s pasota de los tres es justo el que m¨¢s manda.
Su nombre es Pepe Rodr¨ªguez y naci¨® en Madrid en 1968. Un currante del que dicen que casi siempre se est¨¢ quejando, un tipo con sentido del humor, que se define como ¡°uno m¨¢s¡±, aunque no todos tengan una estrella Michelin en su restaurante, en este caso El Boh¨ªo de Illescas (Toledo), que abri¨® su abuela Valentina en 1934. Y tampoco tantos hayan presentado las Campanadas en TVE, como hizo en 2014 y 2016, junto a su compa?ero televisivo Jordi Cruz y Anne Igartiburu. ¡°Se meti¨® en la cocina para no acabar siendo un delincuente¡±, bromea la entrevistada que prefiere no decir su nombre. Rodr¨ªguez lo mismo te canta los cuartos que te anuncia pastas Gallo, tuvo como maestro a Mart¨ªn Berasategui, habla de su fe cat¨®lica con naturalidad y sin tapujos y desde que era adolescente ejerce el voluntariado con j¨®venes vulnerables.
Jordi Cruz (Manresa, 45 a?os) no parece el tipo m¨¢s simp¨¢tico del planeta, pero a lo mejor no hace falta. Es el ganador m¨¢s joven de una estrella Michelin en Espa?a (con solo 24 a?os) y el segundo m¨¢s joven del mundo en la historia de este galard¨®n. Ya lleva tres en su restaurante ABaC en Barcelona y, lejos de su compa?ero Pepe, al que parece irle bien con lo que ya tiene, dicen de Cruz que siempre quiere m¨¢s, y que siempre quiere hacerlo todo bien. Lo de estos dos, desde aquel primer encuentro en la feria Madrid Fusi¨®n, fue un flechazo instant¨¢neo, un respeto y complicidad mutuo que los que trabajan en el programa dice que se mantiene imperturbable.
Cruz, portada de la revista Men¡¯s Health tras perder nueve kilos, forma parte de ese grupo numeroso de espa?oles amantes de la combinaci¨®n camiseta con americana y declar¨® en noviembre de 2023, tras perder una de las tres estrellas de su restaurante Angle: ¡°Este a?o la estrella es mi peque [¡] Ya est¨¢, yo no necesito que me den nada, que me quiten las tres, no pasa nada, estoy feliz¡±.
¡°La televisi¨®n no te cambia, te descubre. Los tres han pasado de dar de comer a 150 comensales a las audiencias millonarias y la clave de su ¨¦xito es que son verdad. Hoy todo el mundo opina y todo el mundo sabe, pero si eres tonto no es de ahora, es de antes¡±, explica una de las personas que form¨® parte de los inicios del concurso. Defiende el trabajo de los jueces y critica la sobreactuaci¨®n de los cr¨ªticos. ¡°Es imposible hacer tres horas de programa y medir todo lo que dices no vaya a ser que alguien se ofenda. ?Tiene que ser Jordi el que d¨¦ clases en televisi¨®n sobre salud mental? No, ¨¦l est¨¢ ah¨ª para otra cosa. Si no te gusta, cambia de canal. Si en un bar dices lo que te da la gana, en la tele tiene que ser igual¡±, a?ade.
?En la tele p¨²blica tambi¨¦n? ?En un programa emitido y producido con el dinero de los impuestos? ?Acaso es Espa?a la misma que en 2013, cuando empez¨® a emitirse el programa? ?Acaso vale todo en la tele? ?Y en un bar? A saber.
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