La tormenta perfecta sobre Florida: los huracanes y los bulos causan destrucci¨®n y rechazo al Gobierno
La Agencia Federal de Manejo de Emergencias, FEMA, se ha convertido en el objetivo de la desinformaci¨®n de los republicanos, afectando la labor de los servicios de recuperaci¨®n y exacerbando la polarizaci¨®n
Cuando hay que advertir de que, por favor, no se politicen las cat¨¢strofes naturales, es demasiado tarde. Los bulos y conspiraciones de Donald Trump y los republicanos ¡ªla mayor¨ªa de los cuales logran insertar la inmigraci¨®n como causa de todos los males¡ª se pronuncian estos d¨ªas como verdades en las zonas doblemente afectadas por el combo de huracanes Helene y Milton que azotaron la costa oeste de Florida en las pasadas dos semanas. Aunque este domingo el presidente Joe Biden har¨¢ acto de presencia para ver con sus propios ojos la destrucci¨®n en la zona por la que pas¨® el ojo del hurac¨¢n y mostrar su solidaridad hacia sus compatriotas, la popularidad de su administraci¨®n es especialmente baja por esta zona decididamente republicana y es improbable que la visita pueda cambiar eso.
En una ma?ana quieta despu¨¦s del paso de Milton, a escasos metros de Cayo Siesta, donde el hurac¨¢n de categor¨ªa 3 toc¨® tierra con vientos violentos en la noche del mi¨¦rcoles pasado, una conversaci¨®n casual sobre la vulnerabilidad de la vida cotidiana que se da por sentada se torna pol¨ªtica en un abrir y cerrar de ojos. Ocurre en la fila para desayunar en una cadena de restaurantes especializados en pancakes y que es toda una instituci¨®n norteamericana.
¡°Hemos venido desde un poco lejos porque me dijeron que este es uno de los pocos sitios abiertos¡±, le dice un hombre desconocido de mediana edad a otro, muy cordialmente. ¡°S¨ª, estos suelen abrir siempre, pase lo que pase¡±, contesta el otro, con su atuendo de floridano compuesto por gafas de sol polarizadas posadas sobre la cabeza, pantalones cortos deportivos y chanclas de caucho. ¡°Otra cosa son las gasolineras. No he encontrado ninguna abierta. Es aterrador cuan dependientes somos de la gasolina. Todo se paraliza¡±, y agrega, aparentemente de la nada: ¡°No s¨¦ para qu¨¦ existe FEMA [Agencia Federal de Manejo de Emergencias, por sus siglas en ingl¨¦s]. Deber¨ªamos abolirla¡±.
Como si FEMA pudiera reabastecer las gasolineras, una responsabilidad que recae, como mucho, en el gobierno estatal. Este debe facilitar, a trav¨¦s de un servicio de electricidad estable, que el puerto de Tampa funcione y pueda recibir millones de galones de gasolina para que se llenen tanques, que a su vez se trasladar¨¢n a los puntos de venta que se han quedado sin combustible. Este s¨¢bado ha vuelto la luz en el puerto y las autoridades dicen que para el lunes o el martes las gasolineras de Florida estar¨¢n otra vez a m¨¢xima capacidad.
Pero los dos hombres ignoran este dato. Y tampoco parece importarles demasiado porque la menci¨®n negativa de FEMA le cambia la cara al interlocutor, para bien, pues sabe que est¨¢ hablando con alguien que opina igual que ¨¦l. ¡°Totalmente. Encima con los 20.000 millones de d¨®lares, o no s¨¦ cu¨¢nto que le acaban de entregar a Venezuela¡±, contesta. La conversaci¨®n contin¨²a con unos intercambios m¨¢s en los que las frases como ¡°es una absoluta verg¨¹enza¡±, ¡°ella es lo mismo que ¨¦l¡± [en referencia al presidente Biden y la vicepresidenta y candidata presidencial Kamala Harris], o ¡°est¨¢n entregando el pa¨ªs¡±, generan incuestionable consenso.
Ante la aclaraci¨®n de que no hay ning¨²n fundamento de que FEMA o cualquier instancia del gobierno estadounidense haya dado dinero a las autoridades venezolanas, ambas caras vuelven a cambiar. Se tornan fr¨ªas y recelosas. Los intentos de restablecer la conversaci¨®n en buenos t¨¦rminos son infructuosos y los hombres declinan identificarse para este peri¨®dico.
La secuencia ilustra el principal miedo de que la gente pierda la confianza en las instituciones que est¨¢n ah¨ª para ayudar en los momentos m¨¢s dif¨ªciles. Fue lo que expres¨® la administradora de FEMA, Deanne Criswell, el pasado martes, en la vigilia previa a la llegada de Milton, cuando se pronunci¨® para alertar de los riesgos de los bulos. ¡°Si crea tanto miedo que mi personal no quiere salir al campo, entonces no vamos a estar en una posici¨®n en la que podamos ayudar a la gente... Me preocupa que no soliciten ayuda¡±, agreg¨®.
Este viernes, el presidente Biden aprob¨® la declaraci¨®n de Desastre Mayor para Florida, la cual habilita la asistencia federal para la recuperaci¨®n de las zonas afectadas por Milton y Helene. A partir de los 20.000 millones de d¨®lares ¡ªprobablemente de aqu¨ª sac¨® la cifra el comensal¡ª que FEMA tiene de presupuesto para el a?o fiscal que comenz¨® este mes, la asistencia puede incluir subvenciones para alojamiento temporal y reparaci¨®n de viviendas, pr¨¦stamos de bajo coste para cubrir p¨¦rdidas de bienes no asegurados y otros programas para ayudar a particulares y propietarios de empresas. Adem¨¢s, durante un periodo de 90 d¨ªas desde el comienzo de la emergencia, el apoyo para la retirada de escombros y las medidas de protecci¨®n, incluida la ayuda federal directa, tambi¨¦n est¨¢ autorizada.
Pero, bien sea por una sencilla falta de informaci¨®n o por la desinformaci¨®n y los bulos, la gente, en general, no lo sabe. Sue Paddock, mujer retirada de St. Petersburg, asegura que no sabe a qui¨¦n debe llamar para que se lleven los escombros que est¨¢n amontonados enfrente de su casa desde el paso de Helene. En los barrios m¨¢s pobres de la misma ciudad, los residentes no saben exactamente a qui¨¦n deben llamar para recibir ayuda para sus insumos b¨¢sicos. Y en Sarasota, m¨¢s al sur y cerca de donde los vientos de Milton fueron m¨¢s potentes, los due?os de varios negocios que sufrieron da?os dicen que ni van a tratar de contactar con FEMA: ¡°no nos van a ayudar, entonces, ?para qu¨¦?¡±. A la larga, lo m¨¢s probable es que la realidad se imponga y que la gente termine acudiendo a donde debe para solicitar ayuda. Criswell ya dijo que los sheriffs y las autoridades locales est¨¢n ayudando a revertir la narrativa.
Biden se pasear¨¢ este domingo por las calles destrozadas de la zona, hablar¨¢ de la resiliencia de los floridanos y de c¨®mo saldr¨¢n adelante a punta de solidaridad y esfuerzo. Tambi¨¦n continuar¨¢, como lo ha hecho en¨¦rgicamente toda esta semana, rebatiendo bulos. Y a pesar de que acusa a los republicanos de politizar la cat¨¢strofe, de cierta manera, mucho m¨¢s sutil y colateral, ¨¦l tambi¨¦n lo hace con su presencia.
Tampoco es el primero. Desde que la manera en que FEMA y en particular George W. Bush reaccion¨® ante la devastaci¨®n de Katrina en 2005 ¡ªcuando vol¨® por encima de Nueva Orleans mientras viajaba de Texas a Washington, pero no par¨®, y no fue hasta varios d¨ªas despu¨¦s a la ciudad que hab¨ªa sufrido la cat¨¢strofe natural m¨¢s mortal en la historia del pa¨ªs¡ª le atest¨® un golpe pol¨ªtico severo, los pol¨ªticos y presidentes de Estados Unidos han aprendido la lecci¨®n. Barack Obama, por ejemplo, se anot¨® importantes puntos en 2012 cuando fue a Nueva York despu¨¦s de la tormenta Sandy a solo una semana de resultar reelegido: el 15% de los votantes citaron su respuesta al hurac¨¢n como el factor decisivo para su elecci¨®n.
Este a?o, sin embargo, con unas elecciones apretadas como pocas en la historia a menos de un mes, el da?o o beneficio pol¨ªtico es menos claro. Aunque los republicanos han usado la cat¨¢strofe in¨¦dita del golpe de dos huracanes en dos semanas para airear algunas de sus conspiraciones m¨¢s estramb¨®ticas ¡ªcomo que los dem¨®cratas pueden controlar el clima o que le niegan asistencia a las zonas rurales de Carolina del Norte para torpedear el voto marcadamente republicano de aquellos parajes¡ª el resultado no ha sido convencer a indecisos o dem¨®cratas a votar por Trump; estos votantes saben perfectamente que todos esos bulos son mentira. En cambio, s¨ª han impactado negativamente en la labor inmediata de los servicios de emergencia y pol¨ªticamente solo calan en las bases del movimiento en apoyo al expresidente, que se energizan en las conspiraciones que cada vez surgen m¨¢s seguido y m¨¢s potentes.
Pero las encuestas, al igual que desde hace meses, no se mueven. En Florida siguen a favor del republicano a casi ocho puntos de Harris. En todo el pa¨ªs, el empate es claro. Aparentemente inmunes a los factores externos, las divisiones en el pa¨ªs est¨¢n marcadas y las elecciones est¨¢n encaminadas a ser lo m¨¢s parecido posible a tirar una moneda al aire.
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