Roy Barreras: ¡°Si se aprobara la reforma a la salud de la ministra Corcho, tendr¨ªamos una crisis inmanejable¡±
El presidente del Congreso asegura: ¡°No soy un santista vergonzante; acompa?o a Petro por la paz total¡±
Roy Barreras (Cali, 59 a?os) est¨¢ en todas las discusiones. Es el hombre del momento. Al presidente del Congreso, un escudero del presidente Gustavo Petro, no lo han detenido las quimioterapias a las que se somete para tratar un c¨¢ncer de colon. Tampoco las amenazas que lo han llevado a sacar del pa¨ªs a todos sus familiares. M¨¦dico de profesi¨®n, sigue siendo el eficaz operador pol¨ªtico capaz de empujar las iniciativas del Gobierno, el pegante de la coalici¨®n, aunque en este 2023 ha sido cr¨ªtico de la ministra de Salud, Carolina Corcho, responsable de una controversial reforma al sector que apenas inicia su tr¨¢mite legislativo.
¡°Mi salud es un problema de los m¨¦dicos que me est¨¢n tratando. Mi problema es la agenda legislativa y sacar adelante las reformas sociales que el presidente Petro tiene como mandato popular¡±, dice a EL PA?S en el estudio de su apartamento de varios niveles, salpicado de obras de arte, en el norte de Bogot¨¢. Su agenda es fren¨¦tica. En esta noche de lunes, la v¨ªspera del lanzamiento de su movimiento pol¨ªtico, La Fuerza de la Paz, atiende a otros congresistas, se entrevista con funcionarios y habla por tel¨¦fono con ministros. En la biblioteca sobresalen las biograf¨ªas pol¨ªticas tanto de Petro como del expresidente Juan Manuel Santos.
?¨C?Les encuentra coincidencias?
¡°Una fundamental: su compromiso absoluto con la paz. La raz¨®n por la que yo estoy en esta coalici¨®n de Gobierno del Pacto Hist¨®rico, que es una coalici¨®n de centro izquierda, es la paz¡±, afirma al comienzo de esta entrevista. ¡°Yo defiendo el legado de paz que construimos; fui negociador de paz, autor del marco para la paz, firm¨¦ el acuerdo de paz con las FARC y creo que hay que terminar la paz. De todos los candidatos presidenciales que hubo en el 2022, el ¨²nico que ten¨ªa como prioridad la paz total era Gustavo Petro¡±, a?ade con convicci¨®n.
Pregunta. ?Se siente m¨¢s santista o petrista?
Respuesta. Santista. No soy santista vergonzante, soy un hombre de ideas liberales, de centro. El presidente Petro es el l¨ªder m¨¢s importante de la izquierda probablemente en 200 a?os, el ¨²nico que pudo llevar a la izquierda al poder, pero yo no soy un dirigente de izquierda. El Pacto es una coalici¨®n de centro izquierda, con sectores de centro liberales que yo represento, y sectores de izquierda mayoritarios que encarna el presidente Petro, que m¨¢s all¨¢ de un presidente es la encarnaci¨®n de un reclamo popular justo. Por eso su liderazgo es s¨®lido a pesar de lo que algunos piensen, y se va a mantener el tiempo.
P. El presidente ha convocado a la calle en medio del debate sobre las reformas sociales. ?Es una presi¨®n al Legislativo?
R. Yo no creo. Es una invitaci¨®n bella, y d¨¦jeme usar ese adjetivo. Ha dicho el presidente Petro que se trata de darle voz a los que nunca la han tenido. Y es as¨ª. En Colombia hay 9 millones de v¨ªctimas; hay 3 millones de adultos mayores, de ancianos que no tienen ninguna esperanza de pensi¨®n; hay 7 millones de colombianos desempleados; y hay otros 4 millones de colombianos en miseria, en pobreza extrema. Por supuesto, eso significa que esas personas no tienen vocer¨ªa ni quien las defienda. Y el presidente ha decidido darles la voz, escucharlos. Es un gesto absolutamente sensible. Probablemente lo que le ha faltado a la derecha colombiana es sensibilidad, y a Petro le sobra. La obligaci¨®n del Congreso es escuchar esa voz popular.
P. Usted ha sido cr¨ªtico con la reforma a la salud que promueve la ministra Carolina Corcho, pero estuvo en primera l¨ªnea en el acto en que se present¨® el texto.
R. Es mi obligaci¨®n: los proyectos en Colombia se radican ante el presidente del Congreso. Pero independientemente de eso, mi obligaci¨®n es proteger al presidente Petro. La oposici¨®n se equivoca cuando le apuesta a que fracase. ?l es capaz de canalizar el justo reclamo popular y convertirlo en reformas sociales. Si no hubiese ese liderazgo, ese reclamo popular se desborda como en el estallido social. De manera que hay que apostarle a que al presidente le vaya bien. Y en el caso particular de la reforma a la salud, hay que protegerlo.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. Si se aprobara la propuesta de la ministra Corcho, el pr¨®ximo domingo tendr¨ªamos una crisis de salud p¨²blica inmanejable. Porque usted no puede destruir un sistema sin haber construido el otro. Tiene que haber un cap¨ªtulo de transici¨®n de esa ley; 48 de los 50 millones de colombianos hoy est¨¢n afiliados a las EPS [Entidades Promotoras de Salud]. Yo propuse hace siete a?os, y est¨¢ escrito en la Ley Estatutaria en Salud, de la que soy autor, que las EPS deber¨ªan desaparecer y habr¨ªa que acabar la integraci¨®n vertical y la posici¨®n dominante. Sigo pens¨¢ndolo.
Pero eso no significa que destruyamos el sistema de auditor¨ªas, de informaci¨®n en l¨ªnea, de control de calidad, de experiencia en la administraci¨®n de redes. Las EPS hacen mucho m¨¢s que prestar el servicio. Creo que hay que prohibirles que lo presten, porque no pueden ser juez y parte, pero tienen que transformarse en administradores de r¨¦gimen de beneficios o en gestores de la administraci¨®n para no desperdiciar 30 a?os de experiencia. Ese es mi ¨²nico punto de diferencia con la ministra, una transici¨®n que evite el colapso del sistema y una crisis de salud p¨²blica.
P. El texto de la reforma a la salud no va a ser el que conocemos.
R. Ninguna ley es id¨¦ntica a la que radican los gobiernos. Por supuesto que todo el mundo tendr¨¢ garant¨ªas y se aprobar¨¢ una reforma que le garantice a los colombianos que el sistema mejore, que las citas no se demoren seis meses, que a los trabajadores de la salud les paguen lo justo; pero que sea viable y que tenga un cap¨ªtulo de transici¨®n para que no destruyamos un sistema sin haber construido el otro.
P. Ha calificado de ¡°arrogante¡± y ¡°radical¡± a la ministra Corcho. ?Es la persona adecuada para sacar adelante la reforma?
R. Las decisiones sobre el Gabinete son estrictamente el fuero presidencial, y respeto a las decisiones del presidente.
P. ?Comparte las preocupaciones que Alejandro Gaviria ventil¨® en el Consejo de Ministros?
R. Nosotros tenemos un pensamiento liberal en el sentido de que hay que administrar el Estado en un sistema mixto, p¨²blico-privado, de manera que el Estado garantice la equidad, regule, determine que no haya injusticias, pero aproveche la iniciativa y la experiencia privada para aportar en todos los sectores sociales. Un elemento de uno de los reparos del pensamiento liberal nuestro es que el paciente tiene derecho a escoger. Es un derecho liberal, compatible con la reforma social del presidente Petro.
P. Entiendo entonces que comparte las observaciones del ministro Gaviria.
R. S¨ª, claro. Muchas de ellas. Y las de ministro de Hacienda tambi¨¦n.
P. Pero esas observaciones fueron pr¨¢cticamente ignoradas en el texto que present¨® la ministra.
R. A eso me refer¨ª cuando me preguntaron por la ministra a prop¨®sito de que no escucha. Y creo que deber¨ªa escuchar m¨¢s, porque el tr¨¢mite de cualquier ley exige el consenso. Sobre todo recordando que cuando se es ministro no se puede ser activista, y no se gobierna para la ONG de donde uno proviene, ni para el partido donde uno milita, ni siquiera para la coalici¨®n de Gobierno que nos dio el triunfo, sino para los 50 millones de colombianos. Eso implica escuchar a los otros 40 millones que no estuvieron en la apuesta electoral nuestra.
P. Acabar con las EPS no parece un clamor popular. El 63% de los consultados en la encuesta de la ANDI se mostr¨® en desacuerdo¡
R. Las familias colombianas tienen preguntas. Si ma?ana un hijo se fractura un tobillo montando en patines, o al abuelo le da un dolor que puede ser un infarto, o a la mam¨¢ le da un dolor abdominal que puede ser una apendicitis, hoy 48 millones llaman a su EPS. Y mal que bien alguien les contesta. Si desaparecen las EPS, ?a qui¨¦n llaman? ?Al centro de salud que no se ha construido? ?al hospital que est¨¢ quebrado? ?al alcalde del municipio a ver si les consigue una cita? ?Con qui¨¦n, si el prestador privado tampoco va a estar porque nadie le garantiza el pago? Es un asunto de experiencia y calidad en la administraci¨®n del sistema. Por eso las familias colombianas saben que lo que est¨¢ en riesgo es su vida, y no quieren cambios bruscos.
P. ?Son excesivas las facultades extraordinarias que solicita el presidente en el proyecto?
R. Todos los presidentes solicitan facultades extraordinarias, pero cuando el Congreso cumple con su deber, la mayor¨ªa de esas facultades resultan innecesarias.
P. ?Cu¨¢l va a ser la l¨ªnea de La Fuerza de La Paz, el flamante movimiento pol¨ªtico que encabeza?
R. La l¨ªnea pol¨ªtica que tenemos hace 16 a?os: la defensa de la soluci¨®n dialogada a los conflictos. A todos los conflictos, no solo los armados sino los sociales. La paz es la condici¨®n necesaria para que haya un Estado social de derecho. Colombia tiene m¨²ltiples liderazgos de centro, moderados, capaces de conducir el cambio hacia reformas viables sin necesidad de caer en los extremos. No es muy taquillera la moderaci¨®n porque no es apasionada, pero las pasiones extremas siempre han llevado a liderazgos fracasados, donde finalmente se excluye a la mitad del pa¨ªs.
P. ?Su movimiento ser¨¢ entonces m¨¢s plural que las izquierdas reunidas en el Pacto Hist¨®rico?
R. Somos parte del Pacto Hist¨®rico, es una coalici¨®n de centroizquierda que tiene siete partidos. Seis son de izquierda. La ¨²nica fuerza pol¨ªtica que es de centro liberal es La Fuerza de la Paz, pero somos fundadores del Pacto. El propio Petro recorri¨® Colombia con las banderas liberales y habl¨® de Gait¨¢n, de Gal¨¢n, de L¨®pez Pumarejo, de Lleras Restrepo, de Uribe Uribe. Es decir, los liberales tambi¨¦n ganamos la Presidencia de la Rep¨²blica en el Pacto.
P. Tambi¨¦n viene el proyecto de ley de sometimiento, que usted ha considerado una prioridad.
R. Ese es un buen texto, una ley en la que podemos confiar los colombianos. Fue fruto de m¨²ltiples reuniones de trabajo y de eliminar algunas propuestas que, a mi juicio, resultaban claramente inconvenientes, como ofrecerle a los narcos que fueran a la JEP o la impunidad total o la negaci¨®n de la extradici¨®n. Nada de eso qued¨® en la ley. Qued¨® clara una l¨ªnea roja, y es que las organizaciones criminales dedicadas al narcotr¨¢fico tienen una oportunidad para recuperar sus vidas y sus familias someti¨¦ndose a la justicia penal ordinaria. En cambio, las organizaciones que tienen origen pol¨ªtico, las insurgencias como el ELN, tienen otro camino que es la justicia transicional. Esa divisi¨®n era fundamental.
P. ?Las disidencias del Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia deben someterse a la justicia o negociar un acuerdo de paz?
R. Hay una diferencia entre los desertores y los disidentes. Los disidentes son aquellos que nunca firmaron el acuerdo, que est¨¢n bajo el mando de alias Mordisco y se hacen llamar Estado Mayor. Esos tienen la oportunidad de ir a formas de justicia transicional. Creo que hay que darle una oportunidad de sometimiento a la justicia y de reincorporaci¨®n a la sociedad a lo que llaman la Segunda Marquetalia, los desertores del proceso de paz. Seguramente eso exigir¨¢ un tratamiento legal adicional a la ley de sometimiento. En mi opini¨®n, la Ley de Justicia y Paz puede ser el camino.
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