Del fiscal Barbosa o el esoterismo
Las especulaciones sobre qui¨¦n es el ¡®official #3¡ä sobornado por el Grupo Aval y Odebrecht hace ver a Colombia como un pa¨ªs atrapado en un gigantesco tarot o en una carta astral
S¨¦ que lo que voy a decir a continuaci¨®n har¨¢ que muchos me detesten, pero ah¨ª va: el esoterismo es una farsa. No hay nada m¨¢s lamentable que aquellos que prefieren echarle la culpa a ¨¢ngeles y santos o planetas y estrellas sobre el devenir de la vida y sus altibajos. Si hay algo que la ciencia y los cient¨ªficos nos han demostrado, desde que la Ilustraci¨®n opac¨® los tiempos de la superstici¨®n, es que todo es comprobable y demostrable sobre la base de la indagaci¨®n y la evidencia. Funciona as¨ª para la ciencia como para la justicia, aunque muchos prefieran quedarse con las ilusiones basadas en relatos fant¨¢sticos en vez de hacer caso a la certeza que los argumentos ofrecen.
Podr¨ªa escribir p¨¢ginas enteras sobre la m¨¢s reciente excusa que los astr¨®logos (y reitero: dije astr¨®logos y no astr¨®nomos) encontraron para decir que nuestra vida est¨¢ bajo la influencia de los planetas y las estrellas: el nov¨ªsimo embeleco de Mercurio retr¨®grado. Pero no tiene sentido hacer una pausa para intentar convencer a aquellos que decidieron creer en la magia y no en lo comprobable que su razonamiento carece de argumentos. Como dice el fil¨®sofo Daniel Dennett: ¡°no hay forma decente para decirle a alguien que ha entregado su vida a una ilusi¨®n¡±, as¨ª que no me voy a desgastar.
Sin embargo, como aqu¨ª no vinimos a hablar de metaf¨ªsica, sino de asuntos terrenales, me voy a detener en la gran apuesta esot¨¦rica del fiscal general de la naci¨®n, Francisco Barbosa, y el esc¨¢ndalo Odebrecht-Aval que en las ¨²ltimas semanas dej¨® en evidencia, gracias a la justicia de los Estados Unidos, que el mayor banquero de Colombia (con su anuencia o no) estuvo metido en un entramado de repugnante corrupci¨®n que lleg¨® a las m¨¢s altas esferas del poder.
Mucho se ha especulado sobre el nombre del que en los expedientes del Departamento de Justicia de los Estados Unidos aparece como ¡°official #3¡å y quien ser¨ªa un encumbrado funcionario del gobierno de Juan Manuel Santos y receptor de m¨¢s de tres millones de d¨®lares en sobornos del consorcio de la Ruta del Sol. Se habla de ministros y superministros. De asesores o de altos consejeros. Hay quienes incluso han dicho que el tal ¡°official #3¡å es Juan Manuel Santos. Pero m¨¢s all¨¢ de la especulaci¨®n no hay nada.
Es como si Colombia y su justicia estuvieran atrapados en un gigantesco tarot o una inconmensurable carta astral sobre los cuales se puede discurrir sobre posibles protagonistas, pero donde nunca se lograr¨¢ tener certeza de nada. Es el absurdo de una justicia esot¨¦rica en la que nunca ser¨¢ posible explicar aquello que ha de permanecer oculto.
Sin embargo, el fiscal Barbosa y sus investigadores tienen una herramienta que hasta ahora pareciera no haber sido invocada: la carta rogatoria.
Esta herramienta, reconocida por el ordenamiento internacional, permite que una autoridad judicial, en el marco de un proceso, solicite a su hom¨®logo de otro pa¨ªs la informaci¨®n pertinente sobre un caso respecto al cual se est¨¢ adelantando una investigaci¨®n. ?No aplica esto para este repugnante esc¨¢ndalo? ?Si los otros ¡°official¡± ya est¨¢n en la c¨¢rcel, el #3 por qu¨¦ no ha de responder ante un juez en Colombia? ?O ser¨¢ que el fiscal Barbosa prefiere que sigamos adivinando en lugar de hacer verdadera justicia?
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