El territorio ind¨ªgena en Am¨¦rica Latina aumenta a peque?os pasos
En los 16 pa¨ªses de la regi¨®n analizados por el informe de ¡®Rights and Resource Initiative¡¯, la superficie destinada a las comunidades ind¨ªgenas y afrodescendientes aument¨® 21 millones de hect¨¢reas en cinco a?os
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Aunque Am¨¦rica Latina ha sido una regi¨®n pionera en reconocer los derechos territoriales de comunidades afrodescendientes, ind¨ªgenas y locales, en los ¨²ltimos a?os se ha ido quedando atr¨¢s. As¨ª lo se?ala el segundo informe ?A qui¨¦n pertenece la tierra del mundo? publicado este jueves por la organizaci¨®n Rights and Resource Initiative (RRI), en el que se explor¨® en 73 pa¨ªses que cubren el 85% de superficie terrestre qu¨¦ porcentaje pertenece a estas comunidades o, en dado caso, ha sido designado a ellas.
Mientras que nivel global entre 2015 y 2020 ¡ªperiodo que evalu¨® el informe¡ª el ¨¢rea total de tierra reconocida bajo figuras comunitarias aument¨® en 102,8 millones de hect¨¢reas, en Am¨¦rica Latina la cifra apenas sum¨® 21 millones de hect¨¢reas. Espec¨ªficamente, en la regi¨®n, las ¨¢reas designadas a comunidades ind¨ªgenas o afro (es decir, que las utilizan, pero no son sus due?as), aument¨® en 4 millones de hect¨¢reas (del 3% en 2015 al 3,2% en 2020), y las tierras de las que s¨ª son due?as estas comunidades crecieron en 17 millones de hect¨¢reas (del 16,7% al 17,6%).
¡°Latinoam¨¦rica avanz¨® mucho en este tema en los a?os 80 y 90¡å, comenta Omaira Bola?os, directora de los programas de Am¨¦rica Latina y Justicia de G¨¦nero de RRI. ¡°Pero, desde entonces, en lo que queda pendiente, la asignaci¨®n de nuevos territorios ind¨ªgenas ha sido muy lenta¡± Incluso, explica que, aunque la cifra global es una buena noticia, ya que hubo un aumento, tambi¨¦n recuerda que ese incremento se debe solo a lo que sucedi¨® en 38 de los 73 pa¨ªses analizados. Muchos de ellos ubicados en ?frica.
Ante esto, Levi Sucre, l¨ªder indigena y representante de la Alianza Global de Comunidades Territoriales, cree tambi¨¦n que se trata de un panorama algo desalentador. ¡°Nos alarma que el reconocimiento de tierras ind¨ªgenas y de comunidades locales est¨¦ estancado porque significa que nuestros bosques est¨¢n vulnerables ante el extractivismo; que nuestras vidas y culturas est¨¢n en riesgo y que toda la humanidad est¨¢ perdiendo el chance de pelear la crisis clim¨¢tica. Los gobiernos contin¨²an haciendo promesas para mitigar el cambio clim¨¢tico hasta el 2030, pero no titulan tierras, siendo que es la manera m¨¢s efectiva y eficiente para proteger los bosques¡±, se?ala.
Con estas nuevas cifras, y seg¨²n el informe de WWI, en los 16 pa¨ªses de Am¨¦rica Latina analizados, alrededor del 79% de la tierra est¨¢ en manos del Estado o de privados, un 18% es propiedad de comunidades afro o ind¨ªgenas, y el 3% ha sido apenas designada para un uso colectivo de estas poblaciones.
?Qu¨¦ est¨¢ pasando en Am¨¦rica Latina?
Seg¨²n el informe, uno de los pa¨ªses que ayud¨® a mejorar el panorama de la regi¨®n en estos a?os fue Panam¨¢. All¨ª, tras el cierre de un caso que lleg¨® a la Corte, se permiti¨® que las comunidades ind¨ªgenas Naso Tj?r se convirtieran en due?as de 160.000 hect¨¢reas de tierra, lo que se convirti¨® en un precedente. ¡°Siempre existi¨® una limitaci¨®n porque se consideraba en Panam¨¢ que en las ¨¢reas protegidas no se pod¨ªa demarcar territorio para pueblo ind¨ªgena¡±, agrega Bola?os. Pero tras esta acci¨®n del Gobierno, que hace este reconocimiento emblem¨¢tico, se deja claro que conservaci¨®n y la presencia de ind¨ªgenas son coherentes. No se limitan y, de hecho, como han demostrado otras investigaciones, donde viven ind¨ªgenas es donde hay menos deforestaci¨®n y mayor biodiversidad¡±, dice la experta.
En otros pa¨ªses, como Guyana, tambi¨¦n se avanz¨®. El pa¨ªs reconoci¨® el ?rea Protegida Amerindia de Kanashen, la primera de este tipo, que cubre el 3% de la superficie de Guyana.
El problema, recalca el informe, es que adem¨¢s de que Am¨¦rica Latina empez¨® a retrasarse en demarcar nuevas ¨¢reas para pueblos afro e ind¨ªgenas, los que ya est¨¢n en pie, por lo menos sobre el papel, viven fuertes amenazas. Uno de los casos m¨¢s sonados fue el de Brasil, cuando el expresidente Jair Bolsonaro recort¨® la financiaci¨®n a la agencia de asuntos ind¨ªgenas del pa¨ªs y emiti¨® una orden que otorgaba al Ministerio de Agricultura de Brasil un mayor poder sobre las tierras ind¨ªgenas. En Per¨², tambi¨¦n apunta el informe, a las comunidades de la Amazonia y los Andes les ha tocado poner demandas para proteger su territorio ante la presi¨®n de compa?¨ªas petoleras y mineras a quienes se les ha dado concesiones a nivel central sin preguntarles nada a las comunidades que habitan el territorio. Un ejemplo que se podr¨ªa citar casi que en cualquier pa¨ªs de Latinoam¨¦rica.
Y es que, como lo dice Bola?os, mientras la regi¨®n siga manteniendo un modelo econ¨®mico basado en el extractivismo de los recursos naturales, siempre habr¨¢ presi¨®n no solo para reconocer nuevos territorios afro e ind¨ªgenas, sino para infliltrar aquellos que ya est¨¢n protegidos bajo esta figura.
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