Nuevos aires para la integraci¨®n de Am¨¦rica Latina y el Caribe
No podemos abordar la integraci¨®n latinoamericana y caribe?a de manera aislada o haciendo la guerra por cuenta propia. Necesitamos poner en valor los beneficios de una regi¨®n cohesionada
La integraci¨®n latinoamericana es uno de los anhelos m¨¢s presentes en el imaginario de la regi¨®n. A lo largo de la historia, fue una idea rom¨¢ntica que estuvo cerca de tocar tierra, pero ha sido un camino dif¨ªcil, con innumerables obst¨¢culos en la v¨ªa, con puentes sin construir y fronteras por unir.
Existen grandes d¨¦ficits en financiaci¨®n de infraestructuras: mientras que la inversi¨®n en infraestructura de transporte en la OCDE (Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos) alcanza los 505 d¨®lares per c¨¢pita al a?o, el promedio para los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe es de 87 d¨®lares. Estas cifras muestran las oportunidades de desarrollo que estamos dejando escapar, y reflejan la deuda hist¨®rica que tenemos con las aspiraciones de la regi¨®n.
Pero han llegado a la regi¨®n nuevos aires que pueden darle la vuelta a esta inercia y lograr que la integraci¨®n de Am¨¦rica Latina y el Caribe se convierta en un motor de crecimiento econ¨®mico, de bienestar social, de una mayor competitividad y de liderazgos m¨¢s trascendentes en tendencias globales como la transformaci¨®n digital, el cambio clim¨¢tico, la seguridad alimentaria o los flujos migratorios.
Estos aires se originaron en mayo de este a?o, cuando se anunci¨® el Consenso de Brasilia y desde CAF-banco de desarrollo de Am¨¦rica Latina y el Caribe comenzamos a trabajar con el Gobierno de Brasil y el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Econ¨®mico y Social). A esta iniciativa se sumaron el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y Fonplata, instituciones financieras regionales, en una muestra de que el trabajo colaborativo es necesario para lograr el desarrollo sostenible de Am¨¦rica Latina y el Caribe.
El resultado es la movilizaci¨®n de hasta 10.000 millones de d¨®lares en proyectos de integraci¨®n estrat¨¦gicos, de los cuales 3.000 millones de d¨®lares los aportar¨¢ CAF. Se trata de un esfuerzo colectivo entre pa¨ªses y organismos internacionales para reflotar iniciativas de integraci¨®n e impulsar proyectos de infraestructura que faciliten el comercio y los servicios entre los pa¨ªses de Suram¨¦rica. Estos fondos se enmarcan en la iniciativa Rutas de Integraci¨®n, firmada en R¨ªo de Janeiro en presencia de Lula da Silva.
Solo bajo este lente colaborativo lograremos superar las grandes brechas que tenemos en relaci¨®n a otras regiones. Por ejemplo, desde mediados de la d¨¦cada de los noventa, solo el 15% de las exportaciones de Am¨¦rica Latina y el Caribe provienen del comercio intrarregional, mientras que en Europa suponen el 60%, en Am¨¦rica del Norte el 45% y en el Este y Sudeste de Asia el 35%.
Uno de los principales obst¨¢culos tiene que ver con la geograf¨ªa: somos sierra, desierto, p¨¢ramo, Andes, glaciares, Caribe y Pac¨ªfico. El salto en materia de integraci¨®n solo es posible con m¨¢s y mejor infraestructura f¨ªsica, energ¨¦tica y digital. En materia energ¨¦tica, por ejemplo, a pesar de tener una importante capacidad de producci¨®n de energ¨ªa, no hemos logrado conectar a Suram¨¦rica con Mesoam¨¦rica y tampoco con el Caribe.
Otro reto est¨¢ en la reducci¨®n de los costos log¨ªsticos. Los camiones, por ejemplo, no ruedan a la velocidad promedio global: en Europa van a 80 km/h, y en Am¨¦rica Latina y el Caribe a 18 km/h. Tambi¨¦n estamos condicionados por los actuales procesos y din¨¢micas de comercio intrarregional, como un M¨¦xico muy conectado a Estados Unidos en el norte, un Brasil que puede abrirse m¨¢s a la regi¨®n, y pa¨ªses peque?os y grandes que deben conectarse m¨¢s y mejor.
La situaci¨®n en las fronteras (barreras arancelarias y no arancelarias) es otro de los cuellos de botella de la integraci¨®n. En Argentina, Brasil, Chile o Colombia, los costos de medidas t¨¦cnicas, como las sanitarias y fitosanitarias o los requerimientos de etiquetado, equivalen a aranceles de entre 4% y 6%. Adem¨¢s, en la mayor¨ªa de los pasos fronterizos en Am¨¦rica del Sur opera un doble control documental y de inspecci¨®n que incrementa los tiempos y costos de cruzar las fronteras.
No podemos abordar la integraci¨®n latinoamericana y caribe?a de manera aislada o haciendo la guerra por cuenta propia. Necesitamos visiones y voces multidimensionales que nos ayuden a entender mejor y poner en valor los beneficios de una regi¨®n cohesionada, coordinada y unida por el bienestar econ¨®mico y social de los latinoamericanos y caribe?os.
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