Para romper con el pasado autoritario en Guatemala
Ochenta a?os despu¨¦s, la Revoluci¨®n guatemalteca se mantiene en la historia latinoamericana como un per¨ªodo emblem¨¢tico de profunda transformaci¨®n social y pol¨ªtica
Hay similitudes entre los acontecimientos en Guatemala en 1944 y 2024. En ambos momentos se produjo una movilizaci¨®n generalizada de la sociedad civil, poniendo las aspiraciones democr¨¢ticas de las mayor¨ªas populares contra los intereses arraigados de la minor¨ªa con poder econ¨®mico y pol¨ªtico. En ambos momentos, fuerzas antidemocr¨¢ticas intentaron impedir o revertir el cambio progresista. Ambas situaciones atrajeron una importante atenci¨®n internacional. A pesar de tener roles opuestos, la participaci¨®n de los Estados Unidos en la resoluci¨®n de los eventos hist¨®ricos fue crucial.
Si bien los resultados fueron diferentes¡ªla democracia surgi¨® en 1944, fue derrocada en 1954 y preservada en 2023-2024¡ªambos per¨ªodos ponen de relieve la lucha en curso por la consolidaci¨®n democr¨¢tica en Guatemala y la compleja interacci¨®n de factores nacionales e internacionales que configuran la tumultuosa trayectoria pol¨ªtica del pa¨ªs.
El legado de la Revoluci¨®n guatemalteca es complejo y controvertido. Se la recuerda como un per¨ªodo de progreso democr¨¢tico y reforma social, pero tambi¨¦n como una ¨¦poca de promesas incumplidas y consecuencias tr¨¢gicas. Su influencia en la sociedad guatemalteca es innegable ya que molde¨® el discurso pol¨ªtico, el repertorio contencioso de los movimientos sociales y la memoria colectiva sobre lo que es posible. Sus l¨ªderes, Juan Jos¨¦ Ar¨¦valo Bermejo y Jacobo ?rbenz Guzm¨¢n, son figuras recurrentes en el pante¨®n de ¨ªconos democr¨¢ticos latinoamericanos.
La Revoluci¨®n guatemalteca fue un acontecimiento multifac¨¦tico con profundas ra¨ªces hist¨®ricas. Fue la culminaci¨®n de a?os de opresi¨®n, desigualdad y autoritarismo, combinados con la inspiraci¨®n de acontecimientos internacionales y la movilizaci¨®n de diversos sectores de la sociedad guatemalteca. El florecimiento democr¨¢tico de posguerra trajo consigo una ola de movimientos democr¨¢ticos en toda Am¨¦rica Latina. Guatemala no fue la excepci¨®n, con estudiantes, maestros y j¨®venes oficiales militares uniendo fuerzas para exigir cambios estructurales. Estos movimientos fueron impulsados por la creencia en la posibilidad de una sociedad m¨¢s justa y equitativa. El ascenso del fascismo en Europa y la posterior Segunda Guerra Mundial tuvieron un profundo impacto en los intelectuales y activistas guatemaltecos, quienes vieron la lucha contra la dictadura del General Jorge Ubico, admirador del nacional-socialismo alem¨¢n, como parte de una lucha global por la democracia y los derechos humanos. Adem¨¢s, las luchas ideol¨®gicas de la Guerra Civil Espa?ola, en particular en contra el r¨¦gimen de Francisco Franco, resonaron entre quienes buscaban romper con el pasado dictatorial de Guatemala. Los revolucionarios se inspiraron en los esfuerzos de la Rep¨²blica Espa?ola por desafiar a la Iglesia Cat¨®lica y a la clase terrateniente descendiente de las autoridades coloniales.
El derrocamiento de Ubico en junio de 1944, tras protestas y huelgas masivas, cre¨® una oportunidad pol¨ªtica para la reforma. Este acontecimiento marc¨® el inicio de los Diez A?os de Primavera y prepar¨® el terreno para los acontecimientos posteriores de la Revoluci¨®n de Octubre con el derrocamiento del sucesor de Ubico, el general Federico Ponce Vaides, lo que solidific¨® el movimiento revolucionario y condujo al establecimiento de un Gobierno democr¨¢tico bajo Ar¨¦valo Bermejo. Este acontecimiento aliment¨® a¨²n m¨¢s las esperanzas de una Guatemala m¨¢s justa y equitativa. En aquel entonces, los estudiantes universitarios desempe?aron un papel crucial en el inicio de la revoluci¨®n. Sus protestas y manifestaciones desafiaron la autoridad de Ubico y crearon un clima de disenso. Continuaron activos durante toda la revoluci¨®n, presionando por reformas m¨¢s radicales. El crecimiento de los sindicatos en la d¨¦cada de a?os cuarenta, particularmente en las plantaciones de la United Fruit Company, dio a los trabajadores una plataforma para exigir mejores salarios y condiciones laborales. Su activismo puso en primer plano la cuesti¨®n de la soberan¨ªa nacional y el poder de las empresas extranjeras. Si bien se debate el alcance de la participaci¨®n ind¨ªgena en la revoluci¨®n, algunas comunidades, como Chupol, participaron activamente en movimientos revolucionarios. Sus demandas de reforma agraria y justicia social desafiaron el orden social existente y contribuyeron al impulso de la revoluci¨®n.
La revoluci¨®n trajo consigo importantes cambios democr¨¢ticos. Se introdujo el sufragio casi universal, lo que ampli¨® los derechos de voto para toda la poblaci¨®n. Se comenzaron a celebrar elecciones libres, lo que marc¨® un cambio respecto del r¨¦gimen autoritario anterior. Hubo un esfuerzo concertado en mejorar las condiciones de vida de los guatemaltecos, construyendo centros de salud para mejorar el acceso a la atenci¨®n m¨¦dica, aumentando la financiaci¨®n de la educaci¨®n, ampliando las oportunidades educativas e introdujendo programas de seguridad social.
La revoluci¨®n hizo esfuerzos para abordar la marginaci¨®n de la poblaci¨®n ind¨ªgena de Guatemala. Se abolieron las duras leyes de vagancia que obligaban a los ind¨ªgenas a trabajar para los terratenientes. La reforma agraria de 1952, durante el Gobierno de ?rbenz Guzm¨¢n, benefici¨® especialmente a las familias ind¨ªgenas, mejorando significativamente sus niveles de vida. Hoy en d¨ªa, es sabido que la reforma agraria fue lo que comenz¨® el intervencionismo estadounidenses que culmin¨® en el golpe de 1954.
Pero los intentos de la Revoluci¨®n guatemalteca de modernizar la agricultura ind¨ªgena y promover la conservaci¨®n llevaron a varias consecuencias no deseadas a pesar de las mejores intenciones de los responsables de las pol¨ªticas. Los esfuerzos de modernizaci¨®n, sumados a la escasez de tierras, intensificaron los mismos problemas que pretend¨ªan abordar. Los funcionarios cre¨ªan que la producci¨®n ind¨ªgena de ma¨ªz, o milpa, conduc¨ªa a la deforestaci¨®n y la erosi¨®n del suelo. El gobierno revolucionario subestim¨® la sofisticaci¨®n del sistema de milpa, priorizando la resiliencia a largo plazo por sobre los rendimientos m¨¢ximos. Los responsables de las pol¨ªticas abogaron por el monocultivo y las nuevas tecnolog¨ªas sin abordar la distribuci¨®n desigual de la tierra, la causa fundamental de los problemas ambientales. Esto y el r¨¢pido crecimiento demogr¨¢fico obligaron a muchos campesinos a acortar los per¨ªodos de barbecho, lo que llev¨® a una disminuci¨®n de los rendimientos y agrav¨® los problemas ambientales.
El discurso conservacionista utilizado para justificar la reforma agraria expuso contradicciones en el enfoque del Gobierno. Mientras que la deforestaci¨®n de las tierras altas se consideraba un signo de atraso, la tala de ¨¢rboles en la costa se celebraba como un progreso. Esto revel¨® los sesgos raciales y de clase inherentes a la agenda de modernizaci¨®n. Aunque la reforma agraria pretend¨ªa empoderar a los agricultores ind¨ªgenas, muchas veces termin¨® desplaz¨¢ndolos. La r¨¢pida redistribuci¨®n de tierras sobrepas¨® los recursos del gobierno, dejando a muchos campesinos sin el apoyo financiero y t¨¦cnico que necesitaban para establecer granjas modernas. En consecuencia, algunos se vieron obligados a abandonar sus tierras reci¨¦n adquiridas y buscar trabajo en las plantaciones, perpetuando el mismo sistema laboral que la revoluci¨®n pretend¨ªa desmantelar.
Si bien las pol¨ªticas de Ar¨¦valo y Herrera reflejan algunos de los principios de reforma democr¨¢tica y social de la Revoluci¨®n de 1944, su enfoque es en general m¨¢s moderado y opera dentro de las limitaciones de las realidades pol¨ªticas y econ¨®micas actuales de Guatemala. El gobierno enfrenta desaf¨ªos similares en t¨¦rminos de oposici¨®n de intereses arraigados, pero difiere en su enfoque econ¨®mico y en sus relaciones internacionales.
A diferencia del Gobierno revolucionario de su padre, el Gobierno del presidente actual Bernardo Ar¨¦valo de Le¨®n y Herrera Aguilar, quienes asumieron el cargo en 2024 luego de una intentona golpista por socavar su victoria electoral, han propuesto varias pol¨ªticas que reflejan y divergen de los principios de la revoluci¨®n. El fuerte ¨¦nfasis de Ar¨¦valo en la lucha contra la corrupci¨®n se hace eco del objetivo de la Revoluci¨®n de 1944 de limpiar el Gobierno y promover la transparencia luego de la dictadura de ubiquista. Los esfuerzos del gobierno en curso por fortalecer las instituciones democr¨¢ticas y resistir los intentos de socavar el proceso electoral resuenan con el impulso de la revoluci¨®n a la gobernabilidad democr¨¢tica. Si bien el progreso ha sido limitado, las promesas de campa?a de Ar¨¦valo de abordar la desigualdad y la pobreza se alinean con la agenda social del per¨ªodo revolucionario.
Es muy temprano para especular c¨®mo se recordar¨¢ el gobierno de Ar¨¦valo de Le¨®n y Herrera Aguilar. Para romper con el pasado autoritario de una vez por todas, una lecci¨®n clave es la importancia de implementar reformas de manera gradual e inclusiva. La revoluci¨®n de 1944-1954 introdujo cambios radicales que amenazaron intereses arraigados y que, en ¨²ltima instancia, provocaron una reacci¨®n violenta. Cualquiera dir¨ªa que el gobierno de hoy deber¨ªa apuntar a reformas graduales y constantes que involucren a m¨¢s partes interesadas y eviten alienar a los grupos poderosos demasiado r¨¢pido. Pero hoy en Guatemala, la reforma judicial es impostergable. Se debe implementar un proceso transparente de selecci¨®n del fiscal general y otros fiscales clave para asegurarse que el Ministerio P¨²blico sea imparcial, creando mecanismos para asegurar la independencia de los fiscales frente a influencias pol¨ªticas. Establecer un proceso de selecci¨®n basado en el m¨¦rito para los jueces de todos los niveles e implementar medidas para proteger a los jueces de la intimidaci¨®n y la presi¨®n pol¨ªtica es urgente. La reforma del sistema electoral, que implica fortalecer la independencia y la capacidad del Tribunal Supremo Electoral e implementar salvaguardas contra el fraude y la manipulaci¨®n electoral, tambi¨¦n debe de ser objetivo promovido por el gobierno. Todo esto apunta a un cambio de fondo: la reforma constitucional.
Al aprender tanto de los ¨¦xitos como de los fracasos del per¨ªodo revolucionario de 1944-1954, el Gobierno de Ar¨¦valo de Le¨®n y Herrera Aguilar tiene la oportunidad de consolidar los logros democr¨¢ticos y resistir las tendencias autoritarias que han plagado el pasado de Guatemala. La clave est¨¢ en equilibrar el cambio progresista con la estabilidad pol¨ªtica, al tiempo que se construyen instituciones s¨®lidas y se cultiva una amplia base de apoyo popular. Est¨¢n a tiempo.
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